Se hizo de tarde, Joey seguía trabajando en los asuntos de sus canciones, y después de que pasamos ese grato momento, no quise volver a interrumpirlo y lo dejé que trabajara tranquilo.

<< Pobrecito mi Joey. Debe de estar tan cansado. >>

Eso pensé mientras trataba de ordenar lo que podía en la casa.

Me acerqué al espejo y me miré en él. Volví a pensar en Joey y me llené de dicha al verme embarazada de él, con mi barriga a punto de estallar y recordé lo bella que él me encontraba así y me reí de felicidad.

Quise prepararle algo rico y con cariño para compensarle toda su tarde de trabajo.

El reloj marcó las siete en punto y fui a buscarlo para avisarle de que la cena estaba lista.

_ ¿Puedo pasar, amado mío?

_ Por supuesto, mi Stephanie...

Lo vi que aún seguía escribiendo frente a su notebook y me quedé en la puerta. Lo miré y amé demasiado.

Joey se volteó y me vio parada en la puerta y me sonrió con dulzura. Yo también le sonreí.

_ Disculpa que te moleste, esposo mío.

_ Tú nunca eres una molestia para mí, mi bella niña. - Me miró con destellos de pie a cabeza.

_ Sé que has estado trabajando mucho toda la tarde y quise prepararte una torta de chocolate para endulzar y celebrar tus logros.

_ ¿Una torta de chocolate para mí? – sonrió tierno.

_ Si cariño.

_ ¡Gracias! Que dulce y linda eres, niña mía. – me reí con pudor.

_ Ya está lista para que vayas a probarla.

_ ¡Genial! ¡Vamos entonces ahora mismo, cariño!

Cerró de inmediato y con entusiasmo su notebook y caminó rápido hasta la puerta. Olvidó que yo no podía caminar a prisa, como él.

Despistado, volteó a mirarme y me sonrió apenado. Yo detrás de él le sonreí.

_ Discúlpame, preciosa. Olvidé que no puedes caminar rápido como yo.

_ Jejeje, tranquilo. Ahora vamos para que pruebes como quedó mi torta. - acarició mi rostro.

_ Eres tan linda y dulce, Stephanie.

_ Oh, mi Joey.

Tomé su brazo para caminar con menos dificultad. Nos sonreímos y comencé a caminar. Él, tierno, siguió mis lentos pasos y caminamos así juntos, yo tomada de su brazo. Joey me miró y tomó mi mano con cariño.

Se sentó en el comedor y me esperó con ansias, mientras yo fui a buscar la torta a la cocina.

_ Ya mi amor. Aquí esta. – deseoso por darle una probada, me miró y me sonrió con amor y ternura.

_ Espero que te guste, amor mío. La hice con mucho amor y cariño para ti.

_ Por supuesto que me va a gustar, cariño, está hecha con tus propias manos. – le sonreí y le demostré una vez más todo mi amor por él. Joey lo sabía y me miró perdidamente enamorado.

Le partí un pedazo en el plato. Él la probó, y yo ansiosa, quería saber si le había gustado.

_ ¿Cómo está, mi amor? ¿Te gustó? – volvió a sonreírme.

_ Está deliciosa, mi amor. Te quedó para chuparse los dedos.

_ Eso me alegra mucho, mi amor. Quiere decir que no será la primera y última vez que haga tortas. – me miró encantado.

_ Eres tan tierna y atenta conmigo, amor mío. Jamás creí, ni pensé que me harías algo tan delicioso como una torta de chocolate.

_ Me alegra tanto que, si te haya gustado, Joey. - le dije feliz y me senté a su lado.

_ ¡Está tan deliciosa! Eres tan tierna, mi bella niña. Te amo demasiado. – acarició mi mejilla y yo me cautivé una vez por su dulce actitud. Me acerqué más a él y lo abrasé con mimo.

Estaba demasiado feliz de que le haya gustado, lo que le había cocinado con tanto amor y cariño.

Él, tierno, me cargó en sus brazos y me meció lento, solo amándome y sintiéndose muy feliz por todo aquello.

Nos dimos un pequeño beso con lengua y luego seguimos disfrutando, juntos, de la torta.

_ Creo que más te amo.

_ Y yo a ti, mi amor...