
Capítulo 16
Días después...
Miré el cielo tras la ventana, y aún recostada en la cama, busqué las nubes que insistían en aparecer. Acaricié a mi hijo y solo pensé en él.
Me sentía mejor, pero ya no podía hacer movimientos, ni fuerzas innecesarias, de modo, que ya no podía regresar al lugar secreto por el bienestar de mi hijo. Me puse triste de tan solo pensar en aquello, pero la salud de mi bebe era más importante que nada.
Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. para mirar aquellas nubes, que insistían en llamar mi atención.
Corrió hasta mi casa, tocó el timbre y esperó a que alguien saliera...
Mi padre al verlo se quedó sin habla. No podía creer que se tratara de Joey.
Él lo saludó con cortesía y amabilidad.
_ Hola ¿Qué tal señor, Alejandro?
_ ¡Es usted Joey!, pero se suponía que jamás regresará a este país.
_ Hubo algunos cambios de planes en la gira. Necesito ver a Stephanie, por favor.
_ Lo siento, pero no podrá verla.
_ Pero ¿Por qué no señor? No sabe cuánto he extrañado a su hija. He venido hasta aquí únicamente para verla y llevármela conmigo.
_... Es que eso será imposible, Joey.
_ No me importa si su esposa se molesta porque he regresado por su hija, pero, por favor, no me niegue el verla. Sé todo el daño que le causé, pero yo la amo y estoy dispuesto a lo que sea para que ella vuelva a estar conmigo. Por eso he regresado.
_ Lo que ocurre es que mi hija ya no vive aquí con nosotros.
_ ¿Qué? Pero ¿Dónde está viviendo ahora? – preguntó con extrañeza.
_ Lo siento, pero no puedo decirle más.
_ ¡¿Cómo que no puede decirme?! ¡Usted está ocultándome algo más y le exijo saber de qué se trata!
Mi padre nervioso, y sin saber qué hacer, lo miró y pensó en aquella verdad.
_ Hace algunos meses atrás, mi hija tomó la decisión de irse a vivir con su abuela, Nina, a la ciudad de Santa Filomena.
_ Ahora entiendo porque jamás respondió mis cartas, porque nunca supo de ellas. - miró serio y molesto a mi padre.
_ De veras lo siento mucho, Joey. Yo no sabía de las existencias de esas cartas, hasta la última que usted le envió.
_ ¿Y por qué Stephanie se marchó tan repentinamente de esta casa? - preguntó serio y sospechoso.
_ Porque ella está embarazada, Joey. – sus ojos brillaron de alegría.
_ ¿Qué? Stephanie está embarazada...
_ Pero ese hijo afortunadamente no es suyo, Joey.
Él la miró con enfado y mi madre le sonrió con burla, lo que mi padre no le agradó.
_ ¿De qué estás hablando ahora, Lucrecia?
_ Solo digo la verdad, Alejandro.
_ Mentira. Usted y yo sabemos perfectamente que la verdad es otra.
_ ¡Ay por favor! Yo no creo que, a su edad, usted tenga las capacidades suficientes para ser el padre de ese niño.
_...
Herido, mi madre lo miró con una sonrisa de ironía y Joey la miró en seco.
_ No tengo porque escuchar sus insultos, señora. Mejor explíqueme ¿Por qué no le entregó todas las cartas que yo le escribí a Stephanie?
_ ¿Cree que yo sería capaz de entregarle esas cartas a mi hija y así arruinarle su felicidad? Que ahora si tiene junto a su novio...
Él se quedó sin palabras y solo pensando en mí, y en nosotros, no se permitió creer en semejante mentira y mi madre volvió a sonreírle con mofa.
_ No ¡Esa es otra de sus mentiras! ¡Stephanie no tiene a otro hombre!
Le gritó alterado pensando en mí y mi madre se largó a reír.
_ Es cierto, Joey. Mi hija se olvidó por completo de usted y ahora está con alguien que, si se merece y que producto de esa relación, ella tendrá un bebe. Así que no insista. Aléjese de ella...
_...
Ella sin darse cuenta, mi padre entró a la casa a buscar algo con urgencia...
Joey no lo podía creer, y destrozado, desvió la mirada triste, desesperado y traicionado.
La miró con odio y se fue a su auto lleno de enfado. Solo pensó en aquello.
<< No es posible. >>
<< Stephanie no puede estar con otro hombre y que... >>
Mi madre lo vio acabado y volvió a sonreír. Pensó en mí con envida.
<< Ahora sí que no regresaras con ella, Joey. >>
<< No. >>
<< Mi torpe "hija" no puede tener a un hombre como tú. No se lo merece, al igual que tú no te la mereces a ella...>>
Satisfecha de lo que había hecho, se entró a la casa y mi padre corrió tras él.
_ ¡Joey! ¡Espera! ¡Espera!
Él volteó a mirarlo...
_ Siento tanto todo esto, muchacho.
_ Sé que ese hijo es mío, señor. Yo lo sé.
Mi padre le entregó las cartas en su mano y Joey las miró serio y luego, molesto, miró a mi padre.
_ Son tuyas... De verdad disculpa por todo esto. No entiendo porque mi mujer se comporta así contigo.
_ Gracias...
Solo dijo y le dio una pequeña sonrisa.
_ Solo usted puede ayudarme. Dígame, por favor, donde está viviendo ella...
Mi padre le mencionó la dirección, Joey le agradeció y se marchó rápidamente en su auto.
Mi madre, tras la ventana, no comprendió que pasaba y esperó a que mi padre entrara a la casa...
_ ¿Por qué rayos le entregaste las cartas, Alejandro?
_ Porque son suyas. No puedo creer lo grosera que fuiste con ese pobre hombre, que aún sigue enamorado de nuestra hija y que solo vino a buscarla. Ambos se siguen queriendo, Lucrecia.
_ ¡No! Yo jamás aprobaré que ese hombre se case con Stephanie ¡Jamás!
_ Pero él es el padre de tu nieto, Lucrecia.
_ Eso está por verse querido esposo. Ahora dime tú ¿Qué fue lo que le dijiste?
_ Nada, solo le devolví sus cartas...
_ Espero que no le hayas dicho la dirección en donde está viviendo mi desalmada "hija" ...
Condujo a toda velocidad. Solo pensó en aquello y recordó las veces que hicimos el amor.
<< Mi amada, Stephanie. >>
<< Estás embarazada. >>
<< Vas a tener un hijo mío. Solo mío. >>
Volvió de esos dulces recuerdos y apresuró la velocidad. Anheló con todo su corazón el volver a verme cuanto antes.
Bajé lentamente las escaleras y fui al jardín trasero para aprovechar el día tan lindo que había.
La monotonía me había absorbido otra vez. Lo único que sobresalía de esa monotonía era sentir a su bebe dentro de mí, y a menudo cuando lo sentía moverse, sonreía y pensaba en él con todo mi amor.
<< Ya nada tiene sentido, excepto este hijo tuyo, amor mío. >>
Me senté en el asiento colgante y solté un suspiro de aburrimiento.
Miré el jardín y sentí otra dulce patadita, de nuestro bebe, y sonreí con dicha.
_ Mi niño lindo...
Le hice cariño, sonriendo, y recordé la noche en que estuvimos juntos por última vez.
Sopló un fresco viento, y un poco agotada, le tejía un suéter, de lana, a mi bebe querido.
Mi abuela me vio en el asiento colgante y sonrió frente a mi embarazo tan avanzado, y se me acercó.
_ ¿Necesitas alguna cosa, hija?
_ No, Nina, gracias. Así estoy muy bien. - le sonreí.
_ Veo que le estás tejiendo un suéter al bebe. Te va a quedar muy bonito. – dijo tierna y entusiasta.
_ Si. Ojalá que me quede muy bonito para él.
_ Sin duda te quedará precioso, hija ¿Quieres que te prepare una leche caliente?
_ Ya Nina. Me encantaría mucho. Gracias por estar siempre ayudándome y por haberme recibido en tu casa.
_ Lo haría una y mil veces para que estés bien y feliz, hija.
_ Mi Nina querida...
Mi abuela me sonrió, acarició mi cabeza y fue a prepararme el vaso con leche...
Estacionó su auto frente a la casa. Se bajó y tocó el timbre...
Escuchó el timbre desde la cocina y mi abuela fue a ver de quien se trataba...
Vio a un tipo alto, y de cabello cobrizo, parado junto a la puerta y mi abuela se le acercó.
_ Buenas tardes, señora.
_ Buenas tardes ¿En qué lo puedo ayudar?
_ ¿Aquí vive Stephanie Bossi?
_ Si, ella vive aquí ¿Quién la busca?
_ Joey Tempest...
Sonrió de extremo a extremo al saber que yo me encontraba en esa casa y mi abuela se sorprendió Recordó el retrato que yo había dibujado de él y lo miró nerviosa.
_...Lo siento, pero ella no se encuentra por el momento.
_ Señora, sé que no es cierto lo que acaba de decirme. Necesito ver a Stephanie, por favor.
_ Pero se suponía que usted jamás regresaría. Mi nieta ha sufrido mucho por su culpa. No creo que le haga bien el volver a verlo después de tanto tiempo.
_ No me la niegue por favor. Lo único que deseo es verla. Saber cómo está ella y mi hijo.
Sorprendida y nerviosa, mi abuela le abrió la puerta y lo hizo pasar.
Joey caminó con ella y ansió verme con todo su amor.
_ ¿Dónde está ella?
_ En el jardín trasero. Está descansando sobre el asiento colgante.
Él sonrió y mi abuela le indicó a donde quedaba el jardín trasero...
Tejía concentrada el suéter y sentí moverse otra vez a mi hijo. Sonreí y le hice cariño con dicha.
Salió al jardín trasero y me vio sentada, tejiendo y acariciando a nuestro bebe con alegría y me observó deslumbrado por mi avanzado embarazo.
<< ¡Oh dios! >>
<< Luce hermosa. >>
Creí que vendría mi abuela con mi vaso de leche y me volteé y quedé sin aliento al verlo a él, parado frente a mí.
<< ¡No es posible! >>
<< ¡Joey! >>
Me coloqué rápidamente de pie y lo miré sorprendida. Toqué a nuestro hijo y Joey me observó y luego miró mi enorme barriga y sonrió con destellos. Se acercó a mí, y yo impresionada, no podía creer que él estaba ahí conmigo...
_ Hola, hermosa...
Me sonrió así tan dulce y tierno, como siempre lo había sido y yo lo miré más impresionada y no pude más.
_ Joey... Mi Joey...
Solo alcancé a coordinar y me desmayé ante él y Joey me tomó rápidamente en sus brazos, antes que yo cayera al suelo.
_ Mi amor. Solo soy yo. Despierta, por favor, hermosa...
Me cargó en sus brazos y me llevó a la casa.
Mi abuela me vio desmayada en sus brazos y se preocupó.
_ ¡¿Qué le pasó?!
_ Se desmayó de la impresión.
_ Oh. Cielo santo.
_ ¿Dónde queda su habitación?
_ Allá al fondo del pasillo. Lo acompaño.
_ No, yo puedo sólo. Gracias...
Pretendía y quería estar a solas conmigo y en eso mi abuela no pudo interferir.
Entró a mi habitación cargándome en sus brazos y me recostó en la cama. Me miró preocupado y trató de despertarme. Acarició mi mejilla.
_ Vamos cariño, despierta por favor. No me hagas esto, hermosa.
Yo aún inconsciente, él me miró perdidamente por mi embarazo tan avanzado y acercó su nariz junto a la mía.
Soltó un suspiro.
_ Cariño, mírame, por favor. Soy yo. He regresado solo por ti.
Acarició mi rostro, me miró con locura y luego miró el corazón que colgaba de mi cuello; lo tomó y recordó aquella noche que me lo regaló. Vio que yo si lo usaba, como signo de nuestro amor, volvió a mirarme perdidamente y me besó con todos sus anhelos.
Correspondí a su beso, nos besamos y yo abrí lentamente los ojos.
_... Joey...
Susurré y le sonreí con emoción. Él acarició mi mejilla con cariño.
_ Sí mi amor, soy yo. Te dije que regresaría y ahora estoy aquí contigo. – me puse a llorar.
_ Mi Joey. Eres tú. Creí que nunca volvería a verte, amor mío. - lo abrasé fuerte y él me abrazó y acarició mi cabello.
_ Pero ya estoy aquí y nadie me va a alejar de tu lado, mi amor.
_ Mí amado, Joey.
Me miró tierno, y aún yo llorando, besé sus labios y él volvió a abrazarme y nos recostamos suavemente en mi cama.
_ Este hijo es tuyo, Joey...
_ Shuuu.
Acarició mi rostro, pero yo con emoción le insistí.
_ Tú eres el padre de este hijo, Joey. Tú mi amor. – me sonrió dulce y enamorado.
_ Lo sé, amor mío.
Le sonreí con mis ojos cubiertos de lágrimas y tomé su mano y la coloqué en mi barriga. Él miró a nuestro hijo y me sonrió.
Me sentí inmensamente feliz.
_ Te amo demasiado.
Acarició a nuestro hijo y yo le sonreí.
_ Yo también te amo. Con toda mi alma.
Él volvió a besarme, y sentí su cálida mano acariciar a nuestro bebe.
Al cabo de besarnos, Joey me miró con intensidad. Yo toqué su nariz y acaricié su rostro.
Me recargué del respaldo de la cama y él me abrazó y tomó mi mano.
_ ¿Cómo llegaste hasta aquí, mi amor? ¿Quién te lo dijo?
_ Llegué hoy de Francia, fui a tu antiguo hogar y tuve una pequeña discusión con tu madre.
_ ¿Con mi madre?
_ Sí, bueno ya sabes, pero quien fue que me dijo de cómo encontrarte fue tu padre. Al principio no me quería decir la verdad de porque te habías ido así tan repentinamente de tu casa y comprendí porque nunca me respondiste las cartas que te escribí. – más me sorprendí.
_ ¿Cartas? ¿Me escribiste cartas?
_ Si. Te las envié a tu antiguo hogar, pensando y creyendo que aún vivías ahí, pero tu madre las tomó y nunca te hizo saber de ellas.
_ ¡¿Mi madre fue capaz de hacer eso?!
_ Por desgracia sí.
_ ¿Qué hizo con todas ellas?
_ Tú padre me las entregó...
Lo miré sin palabras y él sacó las cartas de su bolsillo. Me las entregó y yo las miré sorprendida y con amor.
_ Por dios...
_ Tu padre fue quien me contó de tu embarazo, pero tu madre me dijo que yo no era el padre y que tenías a otro hombre...
Serio, desvió la mirada algo triste. No pude concebir la maldad que ella había inventado de mí para separarme de Joey y más la detesté.
_ ¡¿Cómo fue capaz de inventar esa mentira?! ¡No lo puedo soportar!
_ Tu madre nunca ha aceptado que un viejo, como yo, se haya interesado en ti. - dijo serio y acabado.
_ No, no digas eso mi amor. Yo te quiero y te amo. Para mí eres lo más importante y lo sabes.
Besó mi frente y yo besé sus labios largamente.
Me abrazó fuerte y a mí de pronto me rondó una duda. Tomé su mano.
_ ¿Dudaste de que este hijo fuera tuyo?
_ No mi amor, nunca lo dudé. Cuando tu padre me dijo que estabas embarazada, supe de inmediato que ese hijo era mío.
_ ¿En serio Joey? – mis ojos brillaron.
_ Mi amor. Sé que ese hijo que estás esperando es mío, por tu dulce y puro amor. Te me entregaste a mí y solo a mí, hermosa y fue lo más maravilloso que pude recibir de ti. Ahora me darás este bebe.
Me miró perdidamente enamorado y recordó esas noches en que hicimos el amor. Yo lo miré con destellos y el corazón me brincó de amor.
_ De lo que si dudé fue cuando tu mamá me dijo que tenías a otro hombre, pero al verte tan dichosa así en tu dulce espera y tejiendo para nuestro hijo, comprobé que todo era otra mentira de ella y te amé más que antes.
_ Yo nunca he dejado de amarte Joey, ni por ningún segundo y ahora que estoy esperando este hijo tuyo, siento que te amo mucho más.
_ Mi niña hermosa. Ven aquí...
Volvió a abrazarme y yo sentí su calor junto al mío y sonreí de emoción.
_ Perdóname por haber dudado de ti, hermosa.
Sonreí a su espalda y se la acaricié con cariño.
_ Claro que te perdono mi amor. - me sonrió y acarició mi mejilla.
_ Te amo.
Mi abuela tocó a la puerta y ambos nos sonreímos.
_ Hija ¿Puedo pasar?
_ Si Nina, adelante...
Ella nos vio abrazados.
_ ¿Cómo te sientes? ¿Ya estás mejor, hija?
_ Si, Nina. Ya me siento mejor, más ahora. - miré a Joey con una sonrisa.
_ Qué bueno hija, pero ahora le voy a pedir a usted que se retire. – Joey frunció el ceño y yo me angustié.
_ ¿Qué? ¡No! No quiero que Joey se vaya. - él tomó mi mano.
_ Tranquila mi amor, no te altares. - miró serio a mi abuela.
_ Lo siento hija, pero es por tu bien. Es mejor que este hombre se vaya. No puede quedarse por más tiempo aquí. – más me angustié.
_ ¡No! ¿No lo entiendes, Nina? Joey, mi amor. No te vayas, por favor. – pensé que se iría y sostuve su mano con desesperación.
_ Tranquila, amor mío. No me iré, no sin ti.
Me sentí mal y solté un quejido tocando a nuestro hijo. Joey preocupado me sostuvo en sus brazos.
_ Tranquila, mi vida. No te angusties, por favor.
Volví a sentirme protegida en sus brazos y él me miró con ternura. Luego miró a mi abuela en seco.
_ ¿Le parece mejor que hablemos afuera señora, Nina? – ella lo miró y él le hizo una seña que era lo mejor por mi estado y ella accedió.
_ Está bien...
Yo lo miré a punto de llorar y él me dio un dulce y pequeño beso en los labios.
_ Tranquila. Te prometo que volveré en seguida. Ahora descansa sí.
_ Ok...
Me ayudó a recostarme en la cama y yo solo lo miré y él salió de mi habitación, junto con mi abuela...
_ Si pretende que cambie de opinión, con respecto a mi nieta, está muy equivocado.
_ Creo que usted no me ha entendido. Yo he venido a llevarme a Stephanie conmigo y no me iré sin ella.
_ ¿Qué está diciendo? Mi nieta no puede irse con usted.
_ No me importa lo que usted piense, pero su nieta y yo nos amamos y nadie impedirá que volvamos a estar juntos. Con permiso...
Entró nuevamente a mi habitación y mi abuela quedó sin palabras.
Yo lo miré y Joey se me acercó. Acarició mi rostro.
_ ¿Cómo te sientes, hermosa?
_ Mejor, pero ¿Qué pasó? ¿Qué tenías que conversar con mi abuela, que yo no podía escuchar? – tomó mi mano.
_ Le dije que, hoy mismo, te llevaré conmigo.
_ Yo me quiero ir contigo, Joey. Solo quiero estar a tu lado.
Le dije a punto de llorar y lo abrasé con todo mi amor. Él me abrazó fuerte, con todo su cariño.
_ Escúchame, hermosa. No me voy a ir sin ti. He regresado para estar contigo. Estoy enamorado de ti, Stephanie. Te amo tanto, o quizás, más que antes y nadie me va a alejar de ti.
_ Yo también te amo, mi Joey.
Sostuvo mi rostro lleno de lágrimas, me sonrió dulce y me besó apasionadamente y nos abrazamos otra vez muy fuerte.
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