39. Noche de chicas, problema resuelto
Madelen
Salgo de la oficina de Steven sintiendo un dolor insoportable, con el temor de volver a ese bucle del tiempo qué tanto me costó salir.
Llegó el ascensor y aprieto el botón repetidas veces sintiendo ese nudo en mi garganta a punto de estallar, respiro hondo una y otra vez no quiero ser la comidilla de los empleados una vez más.
Me colocó mis lentes oscuros y trato de tapar con mi cabello la cara, ocultando todo lo posible las marcas que está dejando el llanto y el dolor que siento en mi rostro.
Salgo de la empresa y me voy para la casa, en el camino me comunico con Valeria para qué recoja a la niña y se quede con ella la tarde, sin darle ninguna explicación, ni esperar a que se despida para colgar. Apago el teléfono y lo meto en mi cartera, no quiero saber nada de nadie.
Entro a la casa, dejó mi chaqueta junto a mi cartera en el mueble de la sala y subo hasta mi cuarto, me despojo de la ropa y me lanzo en la cama dejando soltar el dolor y desahogarme para luego pensar en lo que voy a hacer.
Tengo los ojos hinchados de tanto llorar, siento que nuevamente me he quedado sin lágrimas.
—¿Amiga qué haces?
Escucho a Rosmery entrar a mi habitación. Me quita la cobija de la cara y niega mientras que ve el desastre en el que me he convertido.
—Otra vez Rosmery, todo se está repitiendo otra vez —me lanzó a sus brazos.
Siento que he retrocedido en el tiempo, que estoy en su casa hecha un mar de lágrimas contándole todo lo sucedido con Elvis.
—Pía me llamó y me contó que te ha llegado a la pastelería un sobre con varias fotos de Steven con una mujer en su oficina. Creo que he sido la responsable de eso, recuerda que le revele a Elvis tu compromiso y conociéndolo cómo lo conozco, todo esto fue una jugarreta de él.
—Amiga, lo que más me duele no es lo que me mostraron esa foto, sino que yo le pregunté a él que había pasado, él me dijo que se había encontrado con una amiga a las afueras de la empresa, pero resulta de que él no conoce a esa mujer y no se la encontró afuera de la empresa, fue dentro de su oficina. Me mintió, no fue sincero conmigo —le explico.
—¿Le preguntaste a él porque no te contó toda la verdad cuando se lo preguntaste?
—Me dijo algo de que estaba investigando quién era esa mujer, al parecer dos de sus empleados la dejaron entrar —me encojo de hombros sin darle mucha importancia. Eso no lo justifica.
—¿Te das cuenta de que no te mintió con descaro o con malicia? solo lo hizo para tener tiempo de investigar lo que realmente había pasado. Recuerda lo que me prometiste, de darte una oportunidad real. No dejes que tu pasado perjudique tu presente, Steven no es Elvis, déjalo que él investigue, que consiga las pruebas necesarias. Luego tú las ves, la analizas y tomas una decisión. Además de que tienes una amiga abogada, podemos denunciar a Elvis por daños y perjuicios.
—No sé Rosmery, tampoco puedo echarle la culpa a Elvis de todo lo malo que me pase con Steven, ¿realmente crees que él tenga algo que ver en todo esto? —Me cuesta un poco creer eso.
—¿Cuánto tiempo tienes de relación con Steven? qué casualidad que hasta ahora, que ustedes se comprometen esto sucede. Cuando un hombre es infiel lo es desde el principio, si el tuviese la costumbre de tener a cuántas zorras le dé la gana en su oficina, en su apartamento o en cualquier otro lugar ya tú te habrías dado cuenta. Ese tipo de información que ha llegado a tus manos no es gracias a una casualidad o el hada madrina. Alguien planificó todo eso y Pilar no fue.
—De todos modos Steven ya está investigando, algo debe de conseguir qué esclarezca lo sucedido.
Suena el timbre de la casa y Rosmery baja para saber quién es, mientras que yo busco algo que ponerme.
Me colocó un vestido y bajo para saber quién ha llegado, para mí sorpresa está Valeria aquí, ha traído unas botellas de vino y algo para picar.
—Me enteré que hay una crisis y lo mejor para solucionarlo es una noche de chicas, creo que he traído todo para ello —me muestra las cosas que compro.
Me acerco a ella dándole un fuerte abrazo, me conmueve el que esté aquí apoyándome en este momento.
—Gracias por estar aquí.
Valeria y Rosmery se encargan de servir las copas y colocar los aperitivos en bandejas, entre las tres llevamos todo a mi habitación y comenzamos la tertulia.
—Pónganme al día, solo sé que te llegaron unas fotos de Steven con una chica.
—Cómo le comenté a Rosmery, lo que me molestó, lo que me tiene mal no es el hecho de que estuvo con una mujer en la oficina sino que yo le había preguntado a él que había sucedido, porque ya habíamos quedado que íbamos a cenar juntos, y resulta que me dice que se consiguió una amiga a las afueras de la empresa qué torpemente se cayó y la tuvo que llevar al hospital de emergencia. Resulta que esa supuesta amiga es realmente una desconocida y no la consiguió fuera de la empresa sino en su oficina. Me mintió.
—Steven está investigando quién es esa mujer y quién la envió, supongo que sabiendo lo sucedido entre Elvis y Madelen, quería juntar todas las pruebas para hablarlo con ella, pero como nuestra amiga aún tiene traumas no superados, ve a Elvis reflejado en Steven —expresa Rosmery interrumpiéndome.
—Es solo que no quiero volver a caer en este círculo vicioso y qué mi historia vuelva a repetirse. En el pasado fue muy difícil aceptar lo que Elvis me hacía y darme cuenta qué uno solo no puede hacer el trabajo de dos y que incluso un hijo no mantiene a una pareja unida.
—Te comprendo perfectamente Madelen y lo sabes. Mi anterior matrimonio fue así, con la única diferencia de que fue la pérdida de mi bebé lo que reveló toda la verdad, no solamente tuve que superar la muerte de mi hijo sino también la ruptura de mi matrimonio. Dure años en terapia y al principio fueron pasos muy pequeños lo que daba, ocasiones parecía que daba uno pero retrocedía tres, hasta que llegó a mi vida tu padre y lo cambió todo —nos cuenta, transmitiéndonos el dolor y ese desazón que deja una pérdida como esa.
—¿Cómo fue ese nuevo comienzo para ti? —le pregunta Rosmery.
—Muy difícil para mí y de tu padre requirió mucha paciencia, hasta que finalmente lo logré —le es imposible ocultar ese brillo en sus ojos— hoy día estoy agradecida a la vida, a Dios y a tu padre por su paciencia y por amarme con todas mis inseguridades, aún lucho con ellos, pero cada día que pasa es un poco más sencillo.
—¿Lo ves Madelen? tú también puedes hacerlo sí te lo propones, porque Steven ya te ha demostrado más de una vez que está dispuesto a luchar por ti y tú ¿estás dispuesta a luchar por él y por lo que están a punto de comenzar? —pregunta llenando mi copa otra vez.
—Si, estoy dispuesta.
—Recuerda un paso a la vez, aunque sientas que retrocedes tres —recalca Valeria.
La noche la pasamos genial, nos tomamos toda la botella de vino y comemos hasta caer en la cama sin poder mantener los ojos abiertos ni un minuto más.
Las tres nos levantamos a mitad de mañana, no puedo creer que a estas alturas de mi vida haya hecho este desmadre, pero necesitaba solo preocuparme por mí y dejar fluir las emociones.
Cuando salgo del baño, Valeria ya tiene el desayuno listo y nos sentamos las tres a comer.
—Tu papá me ha dicho que ha llevado a la niña al colegio, si quieres puedo ir a buscarla así puedes pasar por la oficina de Steven y resolver tus asuntos —me ofrece Valeria.
—Eso es una fabulosa idea Valeria, —interviene mi amiga, apoyando la idea de Valeria— ya usted dreno las emociones, aclaro las ideas, es momento de agarrar el toro por los cachos y enfrentarse a lo que se tenga que enfrentar. Steven es un chico que vale oro, no lo dejes escapar —aconseja.
—Muchas gracias chicas, no sé qué sería de mí sin ustedes, son el ancla que necesito en mi vida para mantenerme en puerto seguro.
—Nada que agradecer, solo queremos que seas feliz y que tengas la vida que te mereces —Valeria me da un pequeño abrazo que me reconforta.
—Basta de tanta cháchara, levántense y pongan a trabajar esos pies —Rosmery nos apremia.
Iba a agarrar las llaves de mi carro, pero Rosmery se interpone y me dice que me llevara hasta la empresa y que procure salir de allí con él.
Rosmery no tiene reparo.
Dejamos primero a Valeria en el restaurante de papa ya que todavía falta una hora para que mi pequeña salga de clases y de allí Rosmery me lleva hasta la empresa.
—Que tengas una buena reconciliación —se despide mi gran amiga estacionando el carro frente a la empresa para que baje.
Me detengo unos segundos en la puerta sintiendo la ansiedad recorriendo por mi cuerpo, las imágenes de todas aquellas veces en la que estuve en esta posición gracias a Elvis vienen a mi mente una tras otra.
Cierro los ojos y respiro profundo. Sacudo esas imágenes de mi cabeza y doy un paso al frente, camino hasta la oficina de mi prometido.
—Buenos días señora —me saluda la secretaría de Steven— el señor se encuentra solo.
—Gracias.
Tocó una vez la puerta y entró, Steven se sorprende al verme, se levanta enseguida de su asiento acercándose a donde estoy, cierro la puerta para tener privacidad.
—Esperaba poder verte en la noche, pero me alegra que estés aquí —es lo primero que dice al llegar a donde estoy.
Está nervioso, no se atreve a tocarme.
—Lo siento. Creo que fui un poco exagerada el día de ayer al reaccionar cómo lo hice, debí haberte dado la oportunidad de que me explicaras bien lo que había sucedido, pero dejé que mi pasado influyera en mi presente y reaccionara de la peor manera —me disculpo.
—Lo importante es que estás aquí dispuesta a escucharme y eso te lo agradezco —toma mi mano mientras la acaricia con el pulgar.
Me enternece la forma en que actúa, doy el primer paso y me acerco más a él buscando que me abrace, él lo hace sin dudar.
—¿Lograste averiguar quién es esa mujer y él porque hizo lo que hizo? —le pregunto, la tensión se ha disipado.
—Era secretaria de Elvis y fue despedida, el motivo no sale en el expediente, pero me imagino por qué fue.
Se acerca a su escritorio buscando unos papeles, me los muestra, al detallarla la reconozco, fue la primera amante que le conocí, si es que mi memoria no me falla.
—Más que su secretaria era su amante, ahora la recuerdo —le devuelvo el expediente.
—Esto confirma mis sospechas, Elvis tuvo que ver en todo esto, la mente maestra.
Guarda todo en su lugar, me ofrece café y nos sentamos en los muebles que están a un lado de la oficina.
—Rosmery piensa lo mismo. Después que llegamos de viaje, ella fue junto con Óscar a casa de los padres de Pilar, donde dieron la noticia de que ella y Elvis tendrán un bebé —empiezo a contarle el posible detonante de este problema— Pilar hizo un comentario que molestó a mi amiga y ella soltó nuestro compromiso, quizás esa sea la razón qué motivó a Elvis hacernos está mala jugada.
—Ahora qué me cuentas ese detalle todo tiene sentido, sin duda alguna fue él quien preparó todo esto. A pesar de mi esfuerzo por limpiar la empresa, Elvis sigue teniendo perros falderos que hacen lo que él les pide.
—No puedo creer lo bajo que ha caído, no imaginé que llegara a tanto.
—Ya no le demos más importancia de la que merece. Lo importante es que me creas, yo no tuve nada que ver con esa chica, la única que me importa eres tú —me acerca a su cuerpo abrazándome.
—Lo sé, discúlpame por dudar de ti. Es que todos esos recuerdos y sentimientos emergieron y no los pude controlar.
—Ahora que hemos arreglado todo, ¿qué te parece si sellamos está reconciliación de la mejor manera? —sugiere, moviendo sus cejas de arriba abajo repetidamente.
—Eso suena genial —le doy un beso en los labios.
Escuchamos unos toques en la puerta, es su secretaria avisándole que en diez minutos tiene una reunión con un cliente y se retira dejándonos solos otra vez.
—Tengo esa reunión y por el resto de la tarde no hay más nada importante ¿podrías esperarme para luego irnos juntos a almorzar? —sugiere.
—No tengo problema, las chicas se están encargando de mi hija y de la pastelería, tengo el día libre.
—Gracias, ya regreso contigo.
Se va hasta su escritorio, teclea algo en su laptop y se coloca un pequeño micrófono en su corbata. Unos minutos después, escucho toda la reunión desde donde estoy sentada.
Pensaba que mis clientes son un dolor de cabeza y que ponían mi paciencia al límite, pero este cliente se lleva el premio mayor. A pesar de lo grosero y altanero, Steven logra su objetivo, acuerdan otra reunión para finiquitar los detalles de la nueva construcción.
—Lamento aburrirte por treinta minutos. Ya nos podemos ir —Steven apaga su laptop y recoge sus cosas.
—No me he aburrido, me ha gustado verte trabajar.
Salimos de la oficina y la secretaria se despide de nosotros con mucho respeto. Salimos de la empresa y nos dirigimos al restaurante de mi padre, quería ir a otro lado, pero Steven insiste que ese es el lugar ideal.
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Es todo por hoy.
Espero que les guste este maratón y me dejen saber que opinan de lo que han leído hasta ahora. Así como ustedes se emocionan con los capítulos, yo me emociono con cada uno de sus comentarios.
En cuanto me sienta mejor, hago otro maratón.
💕
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