38. Broma de mal gusto
Steven
Al fin me puedo relajar, logramos resolver los problemas más importantes para salvar a la empresa, ya que lo que queda se va a ir resolviendo en el camino.
Le digo a mi secretaria que se vaya a su casa, por hoy ya no hay nada más que hacer, le escribo a Madelen para invitarla a cenar, el cual acepta.
Estoy terminando de recoger todo cuando escucho que abren la puerta, pensé que mi secretaria ya se había ido, cuando me doy la vuelta quedó sorprendido, hay una mujer que nunca había visto, o por lo menos no que recuerde, en mi oficina sonriéndome coqueta.
—¿Quién eres y qué haces aquí? —pregunto preparado para llamar a seguridad.
—Estoy aquí para que juguemos un rato —se abre un poco el vestido que tiene puesto.
—Seguro que se equivocó, es mejor que por favor se vaya, de lo contrario me veré obligado a llamar a seguridad —le advierto, no me gusta para nada lo que está sucediendo.
—¿Eres Steven cierto? —se relame los labios y se suelta el cabello, cayendo en cascada sobre sus hombros.
—Sí, pero yo no la he llamado ni siquiera la conozco, por favor váyase —le vuelvo a pedir.
Niega con su cabeza, se da la vuelta y cierra con seguro la puerta, luego la veo quitarse el cinturón de su vestido, era lo único que lo mantenía en su lugar, lo deja caer al suelo quedando en ropa interior.
"Esto debe ser una broma de muy mal gusto".
—Vístase y salga de mi oficina ahora —levantó la voz y marcó la extensión del departamento de seguridad. Suena ocupado.
Camina seductora hacia mí, con una sonrisa maquiavélica en su rostro.
—No me iré de aquí sin que antes juguemos un poco, mira que compré está lencería especialmente para ti.
Rodea mi cuello con sus brazos y se restriega a mi cuerpo en un intento de despertar mis deseos. La sujeto de los brazos intentando alejarla de mí, pero aprieta su agarre impidiéndolo.
De un momento a otro me besa y deja caer todo el peso de su cuerpo sobre el mío haciendo que terminemos acostado sobre el escritorio, ella se acomoda sin dejar de besarme. Pasa su mano por mi abdomen y baja poco a poco, siento que baja el cierre de mi pantalón.
Esto hace que me enojé y de un solo empujón la logró quitar de mí, ella cae al suelo dándose un fuerte golpe en la parte baja de la espalda lo que hace que se queje del dolor.
—Eres un bruto y un animal, ¿cómo te atreves a lanzarme al suelo así? me has hecho daño —grita enojada.
Llora colocando su mano en la parte de atrás de su espalda, busco su vestido y lo colocó sobre sus hombros.
—Esto te lo has buscado tú, te advertí que no lo hicieras y seguiste adelante, así que no me culpes.
—Yo no hago este tipo de trabajo para todo el mundo, ¿qué te costaba seguirme el juego por un rato más? tampoco era que me iba a acostar contigo —un par de lágrimas salen de sus ojos.
—¿Quién te mandó a que hiciera esto para mí? —le pregunto sin tener ni la más remota idea del genio.
—La persona que me contrató es anónima, mis clientes no suelen dar su identificación, solo me contactan, hacen un depósito a mi cuenta y luego yo voy a hacer el trabajo y nada más —se encoge de hombros como si esto fuera una broma inofensiva.
—Bueno, vamos a llevarte al hospital para que te revisen ese golpe, tampoco soy un animal para dejarte ir así.
—¡Oh gracias, que caballero eres! —el sarcasmo en su tono de voz es irritante
Le envío un mensaje a Madelen diciéndole que no voy a poder ir a la cena, le pido que me disculpe y que mañana le cuento lo que sucedió.
Llevo a la extraña chica hasta el hospital y espero pacientemente que la atiendan, la chequeen y le hagan los exámenes pertinentes para saber que el golpe no pasó a mayores.
Después de más de una hora de espera al fin el doctor nos avisa que le dará el alta, tan solo fue un golpe nada más. Le manda una crema qué se debe de colocar cada vez que sienta dolor, será más que suficiente para solucionar el problema.
—¿Quieres que te lleve a algún lugar? —le pregunto por educación.
—Déjame en la empresa, ahí está mi carro, con lo que me colocaron en el hospital para el dolor será suficiente para poder manejar hasta casa, no vivo muy lejos —me indica.
—¿Estás segura que es buena idea que manejes así? yo te puedo llevar hasta tu casa, no tengo problema.
—¿Estás seguro? creo que ya te metí en un gran lío.
—No te preocupes, no es así.
Ella finalmente me da la dirección de su casa y la llevó hasta el sitio, realmente no quedaba muy lejos de la empresa, pero me hace sentir más seguro el que la haya dejado en su casa.
Me sorprendo lo tarde qué es al ver la hora, me voy a la casa pensando en darme una buena ducha, al fin voy a poder descansar y también en lo mucho que lamento no haber podido compartir esta noche con Madelen.
Antes de quedar dormido, le mando un mensaje a Madelen de buenas noches.
Apenas despierto lo primero que hago es llamar a mi prometida para darle los buenos días, en ese momento ella aprovecha de preguntarme qué fue lo que me pasó anoche, no sé si ser sincero con ella y contarle la verdad sea lo mejor, creo que se vería muy extraño el intentar contarle lo que realmente pasó por teléfono.
—Es solo que saliendo de la oficina me encontré con una vieja amiga, y antes de que ella se fuera se ha caído, no ha dejado de ser la torpe de siempre, dándose un mal golpe en la parte baja de la espalda y no podía sencillamente dejarla allí e irme contigo a cenar, así que la lleve hasta el hospital para que la chequearan —una verdad a medias.
—Pobrecita y ¿ya ella está bien?
—Sí, sí, realmente fue más el susto qué el daño que se causó, tan solo fue un golpe.
—¡Qué alivio!
Me hace sentir muy mal el que ella se preocupe por esa completa desconocida.
—¿Me permites recompensarte hoy en la noche?
—Eso suena muy comprometedor, hablaré con Valeria para ver si Alana puede pasar la noche con ellos y así podremos tener la casa para nosotros dos.
—Si es así entonces sacaré todas mis ideas y las pondré en marcha, esta noche solo para ti. Nos vemos por la noche.
—Hasta la noche, te amo.
Odio mentirle, sé que lo peor que se puede hacer en una relación es mentirle a la pareja, más en las circunstancias en las que me encuentro y con los antecedentes que ella tiene, eso sería cuchillo para mi garganta, pero no encontré otra explicación para darle cuándo ni yo mismo comprendo como esa mujer sabía de mí y quién podría haberme jugado está muy mala broma.
Solo me queda pedir al cielo que Madelen nunca se entere.
Llegó a la empresa y lo primero que hago es ir al departamento de seguridad. Con lo sucedido en la empresa, la seguridad ha aumentado, así que no comprendo cómo es posible que esa desconocida llegara a mi oficina sin ser vista.
—Buenos días —saludo al personal.
Llegué justo a tiempo, están haciendo cambio de guardia, lo más probable es que aún esté aquí la persona que la dejó entrar.
—Buenos días, ¿se le ofrece algo?
—Sí. Anoche una mujer desconocida entró a mi oficina, quiero saber cómo pudo ser eso posible si se ha reforzado la seguridad, creo que las instrucciones fueron claras —los observo uno a uno.
—Fui yo quien la dejó entrar señor —da un paso al frente un chico de unos veinte años. Está nervioso— uno de los muchachos de limpieza me pidió el favor de dejar entrar a su prima, que sería rápido, solo mientras él recogía los implementos de limpieza y se cambiaba. Veinte minutos después lo vi salir.
—Me tendieron una trampa con esa mujer, más le vale que esto no pase a mayores —le hago saber bastante molesto— venga conmigo, quiero que identifique al supuesto primo.
Lo llevo conmigo al departamento de aseo, para tratar de esclarecer todo lo antes posible, hoy tengo que contarle toda la verdad a Madelen antes de que se entere por otro medio.
—Buenos días, —observo a todo el personal y solo hay un hombre, el resto son mujeres— supongo que eres tú el que pidió el favor de dejar entrar a la prima —volteo hacia él vigilante, con un movimiento de cabeza me indica que es así.
—Sí señor, he sido yo —tartamudea por los nervios.
—La reunión con los jefes de cada departamento ha sido clara ¿me equivoco? —Dirijo la mirada a la jefa del departamento— entonces, ¿cómo es posible que algo como esto ocurra? si esto llega a traer problemas, ustedes tres serán los afectados ¿entendido? —los señalo y los nervios incrementan.
—Lo siento señor, ¿podría hablar con usted en privado y explicar el por qué lo hice? —me pide el supuesto primo de la chica.
—Vamos a mi oficina, algo me dice que esto será interesante de escuchar. Los demás retomen su labor, si algo así vuelve a ocurrir, serán despedidos inmediatamente, incluyendo a la jefa o jefe de departamento.
Me doy media vuelta y me voy a mi oficina seguido por el empleado responsable de todo este lío. Lo hago pasar y me ubico detrás de mi escritorio, esperando a que él empiece su explicación.
—Ayer en la tarde recibí una llamada amenazando a mi familia si no hacía lo que me pedían, en ese momento me encontraba almorzando y de regreso me robaron el teléfono, así que si venía con usted o con seguridad, ¿cómo lo explicaría? además que tenían a mi familia en la mira, tenía miedo.
—Buscaré el modo de averiguar si lo que me dices es cierto, de lo contrario tendrás que dar la siguiente explicación a la policía y no a mí, ve a trabajar y nunca en tu vida vuelvas hacer algo así de estúpido.
El hombre sale disparado, aún pálido del susto. Todavía hay algo que no me cuadra, hay algo en esa mujer que me resulta familiar. Llamo al departamento de seguridad y les pido que me envien el video de seguridad de anoche, les digo la hora en que esa mujer entró, para que sean más exactos.
Una hora después me avisan que ya me han enviado el archivo, busco el video y lo pongo a reproducir. Veo el momento exacto en que entra a la empresa y es llevada al ascensor, cuando llega a mi piso, ella se dirige a mi oficina sin ser escoltada, ella sabía dónde encontrarme ¿cómo es eso posible? la única manera es que ella haya venido anteriormente o en el pasado era empleada de aquí.
Saco una foto y la envió a recursos humanos, para que busquen si esa mujer ha trabajado aquí o si ha sido cliente nuestro.
Para matar el tiempo, junto a mi secretaria nos ponemos a trabajar duro, le pido que me ayude con las reuniones pendientes, los contratos y todo lo que tenemos para hoy, de ese modo terminar temprano.
Por primera vez le pido consejos para una noche especial, ella me da varias ideas bastante útiles. Llamó a una floristería para que me tengan un arreglo preparado y también contactó a Pía para que me tenga una caja de fresas con chocolates lista.
Por suerte la última vez que me quedé con Madelen en la casa, ella me dio una copia de las llaves, así que podré llegar a la casa antes para arreglar todo y sorprenderla, cuando ella llegue a su casa.
Ya falta poco para salir del trabajo, llamo a recursos humanos para saber si ya me tienen la información que les pedí, me informa que aún están en eso, la chica encargada de archivar los expedientes es nueva. Cuelgo la llamada.
Escucho que abren la puerta con brusquedad y la cierran sin ningún cuidado, Madelen entra a mi oficina hecha una furia, ha estado llorando.
—Mi amor ¿qué te ha pasado? ¿Por qué estás así? —me acerco a ella preocupado.
—¿Con que te encontraste con una amiga a las afueras de la empresa? —Me lanza unas fotos, dónde sale esa mujer aquí en mi oficina en el momento en que los dos caemos acostados sobre mi escritorio— ¿me podrías explicar qué significa entonces esas fotos?
Me quedó pasmado en el sitio procesando todo, ¡no puedo creer que esto haya llegado a manos de Madelen! Lo único que puede significar es que esto fue algo cuidadosamente planeado para causar una separación entre nosotros.
El primer responsable de esto puede ser Elvis.
—Precisamente por eso fue que no te conté toda la verdad, todo me pareció sumamente extraño ya que no cuento con amigos a los que les guste hacerme este tipo de bromas pesadas, solo quería evitar un problema innecesario entre nosotros.
—¿Acaso te das cuenta de la gravedad de todo esto?, ¿sabes cuántas veces yo encontré a Elvis con mujeres en su oficina? Lo menos que esperaba de ti era que me dijeras la verdad, si alguna vez algo como esto sucedía —su voz se quiebra debido al llanto.
—Yo no conozco a esa mujer, primera vez que la veía, solo me dijo que la contrataron para hacer esta broma y la única razón por la cual no fui fue porque cuando ella me puso en esa posición —señaló la foto donde aparecemos los dos en mi escritorio— la empuje tan fuerte qué cayó al suelo golpeándose en la parte baja de la espalda.
—¿Tienes idea de cuántas veces he tenido que estar en esta posición? No quiero volver a ser la estúpida a la que engañan todo el tiempo —se aleja de mí evitando que la toque.
—Yo no tengo nada con esa mujer, nunca lo haría. Te amo —la rabia y la impotencia me empiezan a nublar el juicio— estoy investigando todo lo sucedido, ya sé quiénes fueron los dos empleados que la dejaron entrar.
—Me mentiste Steven de lo que realmente pasó anoche y eso es lo que realmente me duele —se gira hacia mí, sus ojos están llenos de decepción— lo mejor será que no vayas a esta noche para la casa, necesito estar un tiempo a solas para calmarme y asimilar todo esto.
—No Madelen, hay una persona detrás de todo esto que quiere separarnos ¿le darás el gusto? —le hago entender lo que realmente sucede.
—No estoy disolviendo nuestro compromiso, solamente te estoy pidiendo tiempo para asimilarlo y calmarme, para que después podamos hablar y resolver esto juntos. Yo también te amo.
La veo salir sintiendo las ganas de ir tras ella y besarla hasta que comprenda que yo nunca le haría lo mismo que le hizo Elvis, pero también sé que lo mejor es darle tiempo para que ella dijera todo esto y se calme.
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¿Qué opinan de la verdad a medias que le dio Steven a Madelen?
¿Estará Madelen exagerando con su reacción?
Un capítulo más y nos despedimos por hoy.
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