37. Nuevo plan
Elvis
Ya todos los invitados se han ido, la tuvimos que llevar a su habitación, mientras que su mamá le prepara un té para que calme sus nervios. Agarro mis cosas y me voy al baño alargando el momento lo más posible, de seguro tendremos una discusión.
—Tómate todo el té hija, eso te ayudará con los nervios.
Al salir del baño me encuentro con mi suegra en la habitación dándole el té a Pilar.
—Esa mujer junto con su amiga merecen el infierno, son una cuerda de envidiosas que no pueden soportar que tenga un momento de alegría, siempre buscan el modo de arruinármelo —habla con amargura y rabia.
—De las malas decisiones no se pueden esperar buenos resultados, te lo advertí y no me escuchaste —le recrimina su madre.
—Ya mamá, no empieces ¿o es que se te olvida que estoy embarazada? ¿Es qué quieres colocarle la cereza al pastel para que yo terminara de perder a mi bebé? —enfrenta a su madre, haciendo que cierre la boca.
—Lo mejor será acostarnos —intervengo, no quiero terminar en el hospital— ya mañana todos tendremos mejor ánimo para conversar al respecto, no le den tanta importancia a esto y sigamos con lo nuestro.
—¡No puedo creer que la defiendas!
—No la defiendo Pilar, solo veo por ti y mi hijo o hija, no quiero que les pase nada malo.
—Tienes razón Elvis, descansen. Que pasen una feliz noche.
Mi suegra sale de la habitación dejándome solo con Pilar, espero a que ella termine su té y colocó la taza vacía en la mesita de noche, me acomodo en la cama junto a ella, apagando la lámpara a mi lado.
—Espero que ahora que ella está comprometida tú aceptes que entre tú y ella ya no va a pasar nada, supéralo, aunque en realidad no entiendo cuál es tu obsesión con ella. La tuviste, la dejaste por mí y ahora la quieres de vuelta, realmente no te entiendo.
—Ya duérmete Pilar, realmente estoy cansado y no quiero discutir contigo.
—Ese es tu problema Elvis, no hablas, no sé lo que realmente quieres, aunque dudo que tú mismo lo sepas, pero sabes tengo sentimientos, me duele ver que estás conmigo y la deseas a ella, ¿no entiendo porque me buscaste? ¿por qué me pediste que me casara contigo si aún la amas a ella?
—Porque pensaba que ella era una más de mí larga lista, que lo que sentía por ella era solamente cariño y nada más. Toda mi vida he tenido compañeras de cama y nada más, no conocía el amor y me negaba a aceptar los sentimientos que tenía por ella, una cosa era estar casado y otra muy distinta es amar a alguien. —trago grueso, sintiendo la opresión en mi pecho— Porque ese sentimiento te amarra, te ata a una persona, te condena para finalmente matarte de la forma más cruel y dolorosa, por eso hice todo lo que hice, pero muy tarde comprendí mi gravísimo error.
—Bien tarde te diste cuenta, porque ahora que se va a casar no hay nada que puedas hacer. Te daré el tiempo para que sufras tu duelo, pero espero que termine antes de que esté bebé nazca, porque no voy a permitir que nos abandones cómo lo hiciste con ella.
—Ya duérmete Pilar, feliz noche.
Me doy la vuelta dándole la espalda y la escucho resoplar, me cuesta quedarme dormido, hasta que finalmente lo logró.
Me despierto y al ver la hora me doy cuenta que es un poco tarde, de un salto me levanto de la cama y me alisto para ir a trabajar. Pilar ya se encuentra despierta.
—Buenos días amor —me saluda Pilar con cariño, como hace tiempo atrás.
—Buenos días, se me hizo tarde, permiso.
Paso por su lado entrando al baño. Me aseo y salgo a la habitación para vestirme, una vez listo, salgo de la habitación y me toca desayunar en la oficina.
—Buenos días Elvis, no vas a desayunar con nosotras.
—Lo lamento, me quedé dormido y ya voy tarde, haré lo posible por llegar temprano para cenar con ustedes.
Mis suegros me ven con mala cara desaprobando mi comportamiento, pero nunca me ha importado lo que piensen los demás de mí y no voy a empezar ahora.
Para completar mi comienzo de día, consigo un atasco, al parecer ha ocurrido un accidente o algo así, cómo puedo agarró el retorno y tomo otra vía es más larga, pero no me llevará tanto tiempo cómo quedarme en la cola a esperar que se quite el atasco.
Las palabras de Rosmery se repiten en mi cabeza "Madelen y Steven se han comprometido".
No puede ser posible.
Rosmery nunca le ha caído bien Pilar, desde el mismo instante que se enteró que engañaba a Madelen con ella le ha hecho la cruz, ni siquiera porque es la prima de Óscar ha bajado la guardia, todo lo contrario, cada vez que tiene la oportunidad le echa en cara el daño que le hizo a Madelen, aunque a decir verdad, el único culpable de ese daño es sido yo.
Llegó a la oficina y por más que intentó no logró concentrarme, pareciera que mi cerebro lo han cambiado por una grabadora y lo único grabado en él son las palabras de Rosmery.
—Amigo ¿te pasa algo? —entra Patricio viendo todo el desastre esparcido por el suelo.
—Es solo que no logro concentrarme. Aunque he logrado mi objetivo aquí, en lo personal todo se me está yendo al retrete —paso ambas manos por mi cara frustrado.
—El karma es una mierda y tú lo sabes mejor que nadie. Uno no se va de este mundo sin pagarlas.
—Así parece, lo estoy pagando con creces.
—No me dejes con la curiosidad, ¿qué te pasó ahora? —se sienta, poniéndose cómodo para escuchar mi tortura.
—Madelen se va a casar con Steven, el ex de Pilar.
—¿Es una broma acaso? Se han intercambiado las parejas, nunca había conocido un caso cercano, de verdad que me sorprende, pero ¿cuál es el problema con eso? pensé que lo tuyo con Pilar va en serio, están casados al fin y al cabo, y a la espera de un bebé.
—Que soy un grandísimo idiota, es eso, siempre quise vengarme de mis padres y para eso les lleve la contraria en todo sin darme cuenta que en el proceso estaba lastimando a la mujer que realmente amo, pero hasta ahora me doy cuenta, a pesar de que me lo advirtieron —le aclaro el panorama completo.
—El típico cuento del casanova que se revuelca con cuánta mujer se le pasa por el frente y resulta que a la que verdaderamente ama la deja perder. Esto es una verdadera mierda.
—Como tú mismo lo dijiste, mi karma, me toca pagar todas las que hice.
—Pero amigo, te recuerdo que ella aún no está casada, no todo está perdido.
—Ella me odia, si no fuese porque tenemos una hija en común te aseguro que ella se hubiese mudado de aquí y ni siquiera me dirigiría la palabra.
—Solo es una mujer dolida, fuiste su esposo y la conoce bien, debes de saber qué cosas la conquistan, eso es algo que Steven no sabe, además de las cosas que ella odia. Utiliza esa información a tu favor y separarlos. Arregla este mierdero y recupérala.
—Eres un genio ¿lo sabías?
Después de esa brillante idea, me concentro en todo lo que voy a hacer, cobraré algunos favores que me deben y empezaré el plan, los voy a separar cueste lo que cueste y le demostraré que esta vez estoy dispuesto a darlo todo por ella.
—¿Alo? ¿Quién habla?
—Hola Carol cariño, es Elvis McCarthy, ¿Me recuerdas?
—¿Cómo olvidarlo? ¿Cómo supo que regrese?
—Yo siempre me entero de todo. Necesito cobrar mi favor urgentemente.
—Si es que estas urgido por una compañera para esta noche, lo siento, pero ya no ando con eso, además de que sé que se volvió a casar, finalmente logró lo que quería, destruir su matrimonio.
—Realmente las cosas no son así, exactamente. No necesito de tu compañía, sino que es para un buen amigo mío, está por casarse y le quiero jugar una broma.
Miento. Es la única manera en que acepte.
—Ya veo, ¿a dónde se supone que debo ir a empezar la fiesta?
—Está trabajando en la compañía, en mi antigua oficina, se llama Steven ¿puedes ir esta misma tarde? hablaré con uno de los chicos de limpieza para que entres sin problemas.
—Tendré que mover algunas cosas pendientes, pero con tal de no tener deudas contigo, lo que sea, cuenta conmigo para esta tarde.
—Perfecto, me llamas al terminar por favor.
La primera parte de mi plan está resuelta, ahora vamos al segundo. Llamó a uno de los chicos del servicio de la empresa de mi padre y le cuento lo que debe de hacer con lujo de detalles, al principio se niega, entonces le recuerdo lo que descubrí que él hacía hace unos años atrás y le hago saber que aún tengo en mi poder las pruebas que lo inculpan, acepta de inmediato.
Ahora solamente me queda esperar a que las piezas de mi juego entren en acción.
Mi humor mejora considerablemente, después de lo que hice mi mente se despeja y puedo continuar en mi labor, terminando cada uno de mis pendientes.
Aún es muy temprano para regresar a casa, así que se me ocurre la idea de pasar por una pastelería famosa y comprarle un dulce a Pilar, quizás con eso se le endulce un poco su estado de ánimo.
Llego a la pastelería de Madelen y Pía me ve llegar, enseguida se acerca a mí con el ceño fruncido, dispuesta a pelear conmigo.
No sé qué les pasa a las mujeres hoy día que cada vez que me ven lo que quieren es discutir conmigo, ¡qué rápido cambian los tiempos! Antes cuando una chica me veía lo único que quería era llevarme a su cama o meterse a la mía, ahora provocó el efecto contrario.
—¿Se puede saber qué haces aquí? —se cruza de brazos molesta, impidiendo mi camino al mostrador.
—Vengo por un dulce para mi esposa, por si no lo sabes, voy a ser papá nuevamente, Pilar está embarazada y últimamente anda con antojos de melocotón ¿tendrás algún dulce qué me recomiendes?
Me mira con sospecha, pero igual se va detrás del mostrador y me saca tres tipos de dulce de melocotón diferente, le pido uno de cada uno y me lo envuelve para regalo.
Justo en el momento en que estoy pagando, sale Madelen a conversar con Pía cuando me ve se queda en el sitio sorprendida.
—Hola Elvis —logra decir sin poder salir del asombro.
—Hola Madelen, ya se me había olvidado lo bien que te sienta el compromiso, felicidades por ello —las palabras me saben a vinagre.
—Gracias —responde confundida.
—¿Acaso está mal que tu ex te felicité por tu compromiso? deberías alegrarte por no ser una piedra de tropiezo en tu camino, ya que él será quien pase tiempo con mi pequeña y viva bajo el mismo techo.
—Eso lo que me sorprende, desde que te enteraste que salía con Steven has buscado la forma de sabotearlo todo, hasta mi mamá se puso de tu lado para ello, así que el que ahora vengas aquí con la excusa de comprar un dulce y felicitarme... realmente me sorprende, espero que eso sea una muestra de que realmente estás cambiando.
—Hasta el más malo merece la oportunidad de redimirse, ¿no crees?
—No soy quien para juzgarte y decirte lo que puedes o no hacer, solo espero que lo hagas con la intención correcta —su semblante cambia, se muestra más tranquila y segura de sí misma.
—Ya debo irme, mi esposa debe estar esperándome con sus dulces, que tengan una feliz tarde.
Salgo de la pastelería sintiendo la adrenalina de ver los resultados de mi plan. Ni se imagina lo que le espera, la felicidad siempre resulta ser corta y dolorosa.
Llegó a la casa y encuentro a mis suegros junto a Pilar sentados en la sala, después de un corto saludo dejó sobre las piernas de mi esposa la caja de dulces, al principio tiene una sonrisa radiante, pero al ver el logo de la caja su sonrisa se borra enseguida.
—¿No pudiste aguantarte cierto? Fuiste a verla.
Se pone de pie haciendo que los dulces caigan al suelo, cómo la caja continúa cerrada, por lo menos los dulces no terminan esparcidos. Mi suegra agarra la caja dejándola a un lado.
—Te escuché esta mañana decir que querías comer melocotón y la mejor pastelería en todo Toronto, aunque no te guste, es la de ella. Solo quería comprarte un buen dulce, pero ya veo que para la próxima iré a cualquier pastelería y te los compraré allí, pero después no te quejes de que el dulce no estaba bueno o si te cae mal.
Subo las escaleras yendo a la habitación. Dejo mi maletín a un lado y empiezo a deshacerme de la ropa, creo que lo mejor en este momento es salir a correr un rato, eso siempre ayuda para liberar la tensión.
—¿A dónde vas Elvis? —me pregunta Pilar al verme bajar las escaleras. Tiene los ojos rojos.
—Voy a correr, no te preocupes Madelen no va a venir conmigo ni ninguna otra mujer —le contesto sin detenerme ante su evidente llanto.
No soporto cuando intenta manipularme de esa manera.
Coloco mi lista de música y empiezo a correr.
A medida que voy corriendo, voy aumentando la velocidad, hasta que mis piernas empiezan a doler y mi respiración se agita tanto que me cuesta respirar, me detengo y me siento en uno de los banquitos de la plaza. Veo la hora, en este momento debería estar Carol haciendo su parte del trato, espero que todo salga de acuerdo al plan o mejor.
"Steven, ni te imaginas el problema que te vas a meter. Pagarás el haberte atravesado en mi camino".
Me levanto y continúo mi carrera de regreso a casa.
Todo está en silencio, me voy a la habitación encontrando a Pilar sentada en la cama leyendo un libro. Agarro mi toalla y me voy al baño, necesito una ducha con urgencia. Al verme salir, cierra el libro y quita la cobija de mi lado de la cama.
—Quiero disculparme contigo por mi comportamiento, me causa cierta inseguridad el que estés con Madelen, sé que es tonto, pero es algo que no puedo evitar —agarra mi mano y besa mi mejilla.
—Gracias por disculparte.
Le doy un beso en los labios y nos acostamos, como hacíamos un año atrás.
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