Madelen

Steven estaciona frente a la casa, baja de la camioneta y me abre la puerta, me acompaña hasta la casa y nos detenemos justo en la entrada.

—Agradezco mucho todo lo que hiciste para mí, hoy fue un día muy especial. Gracias.

—No tienes nada que agradecer, es algo que quise hacer para ti y esto solo es el comienzo. Ahora te dejo para que descanses y tomes una decisión con respecto a mañana, realmente me gustaría que me acompañaras. Que tengas una feliz noche.

Steven se despide dándome un beso en la comisura de mis labios, haciendo que los nervios surjan nuevamente como si fuese una muchachita qué se está enamorando por primera vez. Lo veo marcharse en su carro y entró a la casa llevándome un gran susto.

—¿Rosmery qué haces aquí? ¡Qué susto me has dado! —coloco mi mano sobre mi pecho sintiendo los latidos de mi corazón acelerados.

—¿Desde cuándo ustedes dos están saliendo? —Pregunta asombrada— Me voy un par de semanas de viaje y hasta novio tienes, aunque me alegro mucho por ti, al fin te decidiste a retomar tu vida personal.

—No te hagas ilusiones, tan solo fue una cita.

Dejo mi cartera en el mueble de la sala, notando varias envolturas de chocolate y una botella de Smirnoff de Manzana empezada, me acerco a la mesa sirviendo un poco, lo voy a necesitar con ella aquí.

—Yo creo que fue más que una simple cita, no has dejado de sonreír y tener esa mirada de enamorada, confiésalo de una vez —se sienta en la mesita frente a mí— admítelo, te gusta Steven más de lo que te gustaría reconocer.

—Cómo no tener está sonrisa y está mirada si me llevo a almorzar, no fue nada del otro mundo realmente, pero después de eso me llevó al río Ontario e hicimos el recorrido ¿sabes lo que eso significa?

—¿Me estás hablando en serio? ¿Tienes idea de lo mucho que cuesta conseguir una reservación para hacer ese tour, además de lo que cuesta? no es algo que cualquier persona pueda costear.

—¿De verdad es tan costoso así?

—Pues déjame decirte que sí, un recorrido simple cuesta como tres meses de mi sueldo y tú sabes que yo no tengo un mal salario, sí añadido a eso se detuvieron en mar abierto a contemplar el atardecer, los dejan manipular las velas, dirigir el velero e incluso disparar el cañón también tiene un costo adicional.

—Hasta tomamos champán durante el recorrido —le cuento preocupada, tengo que averiguar cuanto gasto.

—Lo que le faltó fue proponerte matrimonio. Steven no se anda por las ramas, desde la primera cita ha botado la casa por la ventana.

—Por un momento pensé que lo haría, todo era tan hermoso, tan espectacular que tenía miedo de voltear a verlo no fuera que me lo encontrará arrodillado con un hermoso anillo en su mano —le confieso.

—Ese hombre te quiere mucho, no cualquiera haría algo como eso y ¿después que hicieron?

—Cuándo bajamos del velero me vendó los ojos y me llevó al otro lado del muelle, dónde están los restaurantes, resulta que organizó una cena sumamente romántica habían velas y flores, todo estaba hermoso.

—Eres una suertuda amiga, ¿sabes lo difícil que es conseguir un hombre qué se esmere en enamorarlo a uno de esa manera?

—Eso no es nada, me compró un boleto para ir mañana a visitar a sus padres.

—Supongo qué vas a ir, después de todo lo que hizo por ti, lo mínimo que puedes hacer es complacerlo y acompañarlo.

—Realmente no lo sé, recuerda que cuando Elvis estaba en este mismo proceso, también fue muy cariñoso, detallista y halagador, aunque él tenía mala fama con las chicas, nunca hizo nada que me demostrará lo contrario y fíjate cómo terminó todo.

—Páralo ahí Madelen, no puedes comparar a esos hombres, es como que si intentarás comparar el día con la noche, todavía tienes tus miedo y con mucha razón, pero Steven siempre ha mostrado una postura firme en cuanto a sus sentimientos para contigo y a diferencia de Elvis, no ha tenido mala fama de andar de mujer en mujer, además que sus padres si te quieren.

—Lo que pasa es que no quiero enamorarme otra vez y salir herida, además de que está Alana de por medio, ella se encariña muy rápido con las personas y tú lo sabes, sí por alguna razón mi relación con Steven llega a su fin, ella también se verá afectada.

—No tomes a la niña de excusa, fácilmente puedes marcar una distancia entre la niña y Steven. Puedes buscar la manera de salir con él únicamente los fines de semana, solo cuando las cosas realmente vayan a un plano más serio, puedes incluir a la niña.

—Bueno, para eso falta mucho, apenas hoy fui a la primera cita y quiero tomarme las cosas con calma para que todo funcione bien.

—Vamos a tu habitación —agarra la botella de Smirnoff y los vasos.

—Pensé que nos íbamos a quedar hasta tarde conversando como siempre hacemos.

—Lo haremos —voltea a verme al pie de las escaleras— mientras te ayudo a empacar tus cosas para irte de viaje mañana.

—Aún no he decidido si voy a ir —me quejo ante su insistencia.

Rosmery no me presta atención, sencillamente se va escaleras arriba hasta mi habitación.

Me voy a la cocina por un poco de agua y a ver si quedan algunos aperitivos, esta noche será larga.

Al entrar a mi habitación encuentro mi maleta abierta en la cama y ella con ropa en sus manos decidiendo entre dos vestidos, uno es rojo me llega hasta la mitad del muslo y un profundo escote en la parte de adelante en forma de V. En su otra mano tiene un vestido floreado, vaporoso, es largo con la espalda descubierta.

—Deja esos vestidos, no creas que llevaré eso para allá.

—¿por qué no? Por cierto necesitas comprar lencería, esa que tienes allí necesita reemplazo ¿a qué hora es el vuelo?

—Creo que es a las nueve ¿por qué?

—¡Qué lástima! no nos da tiempo a que te compres algo sexy.

Ya es medianoche y Rosmery se encargó de preparar la maleta, aunque solo vamos a durar allá hasta el día siguiente en la tarde, mi amiga ha empacado ropa suficiente como para estar allá toda una semana.

—Ahora vamos a acostarnos a dormir, debo dejarte en el aeropuerto a las ocho y media, últimamente ha habido mucho tráfico, así que deberíamos de ir saliendo de aquí a las ocho de la mañana.

—Voy a tener que preguntarle a Óscar que te está haciendo, porque te has vuelto más loca de lo normal.

—No te hagas la tonta, tú sabes muy bien que todos los tornillos se me zafaron y se perdieron.

La manera tan fresca en como ella dice lo loca que está me hace reír a carcajadas, esto es lo que más me gusta de estar con mi amiga, me hace reír y olvidar los problemas por un rato, además de que me anima a aventurarme, si la decisión de ir a visitar a los padres de Steven dependiera solo de mí, no iría, lo que pasó con Elvis me dañó de una manera que nunca me lo hubiese imaginado.

La alarma del teléfono de Rosmery nos hace despertar, colocó la almohada en mi cabeza intentando dormir un poco más, hasta que siento que me quitan la cobija de golpe y me agarran de los tobillos jalándome, me agarró justo a tiempo antes de caer de la cama.

—¡Oye suéltame! me vas a hacer caer de la cama.

—Entonces levántate ya y ve a ducharte, mientras tanto prepararé algo para desayunar, aunque lo más seguro es que él te invité a comer algo.

Rosmery sale de la habitación dejándome sola, a un lado de la cama ya me ha dejado la ropa, es un vestido color rosa cruzado al frente junto con unas sandalias doradas de suela corrida y un conjunto de ropa interior del mismo color del vestido, un poco sexy.

Sin pensarlo mucho me voy al baño asearme, para luego vestirme, ella se ha tomado esta tarea muy a pecho, he decidido seguirle el juego.

Cuando salgo del baño me visto y agarró mi teléfono informando a Pía que hoy estaré de viaje, cuándo envío el mensaje, entra Rosmery a la habitación con el desayuno listo, lo deja a un lado en la cama y entra al baño.

Para desayunar ha preparado emparedado de jamón, jugo de naranja y un café negro. Me tomo mi tiempo para desayunar y luego me siento junto al espejo para arreglar mi cabello y hacerme un maquillaje ligero.

—¿Eso es todo lo que te vas a arreglar? Esmérate un poquito más, no vas a hacer un simple viaje, vas a pasar el fin de semana con el hombre que va a ser tu esposo y vas a estar en la casa de tus futuros suegros.

—No empieces Rosmery, termínate de arreglar que ya es casi la hora de salir, o no vamos a llegar a tiempo.

—¡Qué aguafiestas eres! para nada me esmere en escogerte ese increíble atuendo.

Mientras espero a que Rosmery se termine de arreglar, verifico si tengo todo en mi cartera, justo a la hora acordada vamos saliendo de la casa.

Rosmery estaciona frente a la puerta de entrada del aeropuerto y me ayuda a bajar la maleta, justo en ese momento se estaciona un taxi detrás de nosotras, del cual baja Steven sorprendido, al parecer no esperaba que me decidiera ir con él.

—Buenos días chicas, me alegra mucho que te decidieras a ir conmigo —su sonrisa es de oreja a oreja, sus ojos se achican un poco.

—Me debes una, futuro cuñado —dice eso último con énfasis— no te imaginas lo mucho que me costó convencerla, los dejo, que tengan un feliz viaje.

—Gracias por la ayuda, nos vemos pronto.

Rosmery se monta rápido en su carro y desaparece de mi vista, la quiero matar por lo que ha hecho.

Steven solo lleva un bolso en el hombro, así que agarra mi maleta, lo que lo sorprendió un poco al ver el tamaño, con su mano libre agarra la mía y caminamos juntos al interior del aeropuerto.

—Estás hermosa.

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¡Hoy tendremos maratón!

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