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6

Cuando nuestros labios se encuentran me doy cuenta de lo mucho que lo he necesitado. Lo empujo dentro de su casa y la puerta se cierra de un golpe tras mi espalda. Hyunjin está sorprendido pero se pierde en el beso al igual que yo; muerde mis labios y roza mi lengua con la suya, causándome escalofríos. Prácticamente le arranco su camisa de satén, rasgando la fina tela con mis uñas en el proceso. Su pecho desnudo queda al descubierto, iluminado por las llamas del hogar. Me tomo unos segundos para admirar sus pectorales firmes, y su abdomen que parece esculpido en el más fino marfil. Beso su pecho y muerdo uno de sus pezones, y Hyunjin gruñe de placer. Mis labios ascienden hasta su cuello e intento morderlo, pero me detiene.

-Paciencia, pequeño Felix-me dice mientras acaricia mi rostro con sus manos-. Todo es mejor si sabes esperar, ¿acaso no has aprendido de la última vez?

Le respondo con otro beso hambriento, y hyunjin me sostiene en sus brazos. Todo mi cuerpo se siente en paz por una fracción de segundos, invadido por su calor y su aroma. Puedo oír su corazón bombeando sangre contra mi pecho, y eso me enloquece.

-¿Quieres mi sangre, o quieres que te folle? -suspira contra mis labios. El susurro ronco de su voz va directo a mi polla.

-Ambas -respondo con una sonrisa arrogante.

-Chico codicioso -ríe, luego toma mi mano y me guía hasta su dormitorio.

Es la primera vez que me encuentro aquí; es una habitación con dos grandes ventanales y cortinas de terciopelo azul petróleo. La luz de la luna se filtra por ellos e ilumina una enorme cama con dosel neo-barroco.

-¿No se filtra la luz del sol cuando duermes aquí? -pregunto con algo de curiosidad.

-No uso esta cama para dormir -responde abrazándome por detrás y mordiendo mi lóbulo derecho. Giro para encontrar su labios con los míos. Hyunjin muerde mis labios y me arroja de espaldas sobre su cama. Una risa débil escapa de mí mientras él me despoja de mis ropas con una prisa amenazante.

-Eres tan delicioso, Felix. Se me pone dura tan sólo mirarte -suspira contra mi piel enardecida. Se inclina sobre mí y besa mi pecho, mi estómago y mi entrepierna. Lo veo arrodillarse, con los muslos a ambos lados de mi cuerpo, y se quita el cinturón con un movimiento lento.

-¿Vas a azotarme de nuevo? -pregunto con un leve escalofrío.

-¿Eso quieres? -me pregunta en forma enigmática.

-Pues... me ha gustado -respondo con algo de vergüenza.

-No hay de qué avergonzarse -Hyunjin se inclina y besa mis labios-. Ser dominado por la persona correcta puede ser muy placentero.

-Pero yo...

-Ya sé, ya sé. No serás mi vástago -ríe por lo bajo y me besa de nuevo. Sus dedos acarician el contorno de mi barbilla con dulzura-. De todas maneras, no voy a azotarte esta noche.

Yo dejo escapar un ruido de protesta y muerdo sus labios.

-La repetición es aburrida, precioso. Esta noche tengo otra cosa en mente -susurra contra mis labios, y todo mi cuerpo se retuerce con anticipación.

Toma mis manos y me obliga a alzar los brazos por encima de mi cabeza, luego los ata a la cama con su cinturón. El nudo sujeta mis dos muñecas de manera firme pero sin provocar dolor.

-Me gusta verte así, indefenso -suspira mientras acaricia mi pecho con sus dedos. Yo siento un escalofrío desde la punta de mis pies hasta mi cabeza.

Hyunjin se inclina sobre mí y besa mi cuello, sus labios me hacen gemir de placer. Muerde con delicadeza la suave piel entre mi cuello y mi hombro y durante unos breves segundos yo me ilusiono con que beberá mi sangre. Pero no lo hace, su mordida es muy superficial y sutil, ni siquiera utiliza sus colmillos. Una breve desilusión se apodera de mí; realmente deseo que me muerda.

¿Por qué? ¿Por qué estoy tan dispuesto a entregar mi sangre? Ni siquiera quiero pensar la respuesta...

Sus labios descienden por mi pecho y mi corazón se acelera. Los latidos resuenan en mi miembro erecto y desesperado por algo de atención. Hyunjin encuentra uno de mis pezones con sus labios y se dedica a torturarlo. Lo besa, lo succiona, lo lame, y de mí escapan los gemidos más desvergonzados. Siento el calor subir por mi rostro, y ahora sus dientes están aprisionando mi pezón inflamado. Es un equilibrio perfecto entre el dolor y el placer, como sólo la mano de Hyunjin puede dominarlos.

Tan sólo desearía que me tocara la polla, que me la bese, o me la chupe con la misma devoción que castiga mi tetilla. Cuando el calor en mi rostro me está agobiando, cambia de pezón. Dejo escapar otro gemido agónico y algo de pre-semen escapa de mi miembro.

-¡Por favor, Hyunjin! ¡Por favor...! -suplico entre sollozos.

-Por favor ¿qué? -pregunta luego de separar sus labios y dientes de mi piel.

-Fóllame... te necesito -balbuceo.

-Pero creí que deseabas mi sangre... -responde a modo de burla. Sus labios descienden por mi estómago y mis caderas, cada roce de sus labios y lengua me hace estremecer. No soporto más las pulsaciones furiosas de mi propio miembro; por más ridículo que suene, siento que moriré si no me toca pronto.

Y lo hace; Hyunjin se inclina con su cabeza entre mis piernas, y sujeta la base de mi polla con mano firme. Me retuerzo bajo su tacto.

-Debes decidirte, mi Felix ¿quieres mi sangre o que te folle? -insiste Hyunjin. Desde esta su lengua a lo largo de mi polla, en dirección ascendente, y envuelve la punta entre sus labios húmedos. Yo me estremezco de placer, restringido por las ataduras en mis manos y puedo no emitir respuesta. Sólo escapa de mi garganta unos gemidos
lastimosos.

Hyunjin toma mi polla en su boca y su cabeza comienza a subir y bajar rápidamente. Es un ritmo tan rápido y voraz que apenas puedo tolerarlo. Siento su lengua juguetear alrededor de mi grosor, y sus manos sujetan mis testículos con firmeza. Esa misma firmeza retrasa mi orgasmo, y aumenta también mi frustración. Me gustaría tener las manos libres para empujar su cabeza cada vez más profundo, obligándolo a atragantarse con mi erección. Pero no puedo; por más que me retuerza, el nudo del cinturón no se afloja. Siento a Hyunjin sofocarse con mi miembro en su garganta y temo que me correré en cualquier segundo, pero él se aparta en el momento justo.

Con el rostro enrojecido y la saliva chorreando por sus labios húmedos, Hyunjin se aparta de mi polla. Se quita los pantalones con movimientos rápidos y urgentes, y al fin yo lo veo completamente desnudo. Un suspiro de sorpresa escapa de mi boca; jamás he visto un cuerpo más hermoso. Si antes deseaba tener las manos libres para acariciar ese pecho firme y ese abdomen plano, ahora me muero por tener esa polla larga y dura entre mis dedos. Su erección es enorme y amenazante, con delicadas venas azuladas en la superficie. Hyunjin sonríe, orgulloso, y se coloca a horcajadas sobre mi pecho. Tengo sus muslos a ambos lados de mi pecho y su entrepierna contra mi cara.

Instintivamente abro la boca para recibir su polla dura, y Hyunjin me sujeta con fuerza del pelo para embestir mejor en mi garganta.

Me folla la boca con una energía brutal, desesperada, dominante. Su mano se aferra a mi cabello y sus caderas embisten hacia adelante y atrás enterrándose hasta el fondo de mi garganta. Me atraganto con su miembro y la saliva chorrea por mi boca. Hace una pausa para permitirme respirar y las lágrimas se deslizan por mis mejillas, aun así quiero más, necesito más. Hwang vuelve a meter su polla en mi boca y yo dejo que la folle, con mis manos atadas al dosel de su cama y mi miembro pulsando fuera de control.

-Así es... chico obediente -gruñe entre estocadas con su erección palpitando sobre mi lengua y llenando mi boca-. ¿Ya has tomado una decisión?

Pero no puedo responder, no con su polla embistiendo cada vez más rápido en mí.

-Oh, pobrecito... no puedes responder con mi polla en tu boca -insiste y retira su polla de mi boca. Yo aprovecho para tomar un respiro hondo y mi propia saliva chorrea hacia mi pecho.

-¿Quieres... que... te... folle... o quieres... mi sangre...? -pregunta Hyunjin, y entre palabra y palabra, entierra su miembro hasta el fondo de mi garganta con un solo movimiento.

-Quiero... que me folles -aúllo desesperado cuando por fin libera mi boca. Apenas puedo respirar normalmente, mi pecho sube y baja y el dolor de mi miembro irradia por todo mi cuerpo. No alcanzo a recuperar mi aliento cuando Hyunjin ya ha desatado el nudo de mis muñecas. Mis manos están finalmente libres para recorrer cada rincón del cuerpo escultural de Hyunjin, pero él me toma del tobillo y me gira sobre mi estómago con un solo movimiento. Me acomodo sobre mis rodillas y manos sobre su cama, y lo siento escupir en mi entrada. Me toma de la cintura y me penetra de un solo empujón brutal. Chillo de dolor, pero también de gozo; siento que he deseado esto por siglos y siglos. Finalmente Hyunjin está dentro de mí y yo sonrío como un idiota contra sus almohadas.

Empuja a un ritmo urgente pero pausado, sin lastimarme. Lo siento en lo más profundo de mi ser y mis músculos internos vibran asfixiando su polla dura a un ritmo delicioso. Pero a pesar del placer que me provoca sentirme lleno por Hyunjin, recuerdo que mi polla necesita atención. Está latiendo entre mis piernas mientras
Hyunjin me penetra cada vez más rápido y profundo. La envuelvo con mi mano y comienzo a masturbarme mientras él me folla. Hasta que él se da cuenta de esto y me agarra de la muñeca. Me obliga a soltar mi propio miembro y reemplaza mi mano con la suya. Grito de placer cuando él me masturba a la vez que me folla.

Siento su abdomen rozar mi espalda mientras empuja cada vez más rápido. Siento su aliento cálido en mi oído y su mano acaricia mi polla a un ritmo frenético, sincronizándose con sus embestidas.

-Lixie... vamos... córrete por mí... -suspira en mi oído, y su polla llega a lugares que jamás imaginé que existían. Un último roce de su mano y el semen escapa de mí con una furia devastadora. Todo mi cuerpo se endurece y se tensa de placer, sólo para rendirme al gozo dos segundos después. He hecho un desastre en sus sábanas, y mis
músculos internos están vibrando a un ritmo tan salvaje que provocan el orgasmo de Hyunjin. Lo oigo gruñir y el semen brota de su polla en mi interior. Gimo mientras me llena, y el líquido caliente desborda de mí y resbala por mis muslos mientras él da las últimas estocadas erráticas.

Me desplomo sobre su cama boca abajo, y siento su peso sobre mi cuerpo. Ambos estamos rendidos y saciados. Su polla aún está latiendo con suavidad en mi interior mientras yo recupero mi aliento. Ambos tenemos nuestros cuerpos inmortales cubiertos de una fina capa de sudor muy humana. Con un movimiento perezoso Hyunjin retira su miembro de mi interior, y yo sonrío al sentir su semen resbalando fuera de mí de manera obscena. Hyunjin me toma entre sus brazos y yo lo beso. Su respiración también está agitada mientras nuestros labios se saborean el uno al otro, agotados.

El vampiro besa mi cuello y mi rostro queda enterrado en su perfumado cabello rubio. Cierro mis ojos y me entrego al aroma de su piel y a sus labios en mi carne.

-Ahora bebe de mí -susurra en mi oído. Y es tanto una orden como una suplica.

He quedado tan satisfecho con mi eyaculación que me olvido de mi sed de sangre. Hundo mis colmillos en su cuello fantasmal y bebo, bebo hasta saciarme mientras el latir de su corazón retumba en mi cabeza como un martillo. Hyunjin gime de placer mientras yo bebo su sangre, de la misma manera que gemía mientras me follaba. Bebo hasta quedar saciado, hasta que siento que el placer va a enloquecerme. Luego me vuelvo a desplomar entre sus fuertes brazos y él me arrulla con dulzura.

Descanso mi cabeza sobre su pecho, y su corazón retumba muy suavemente. Puedo oír la sangre corriendo por sus venas a un ritmo cada vez más lento, más pausado. Su piel se torna fría poco a poco pero su abrazo es igual de reconfortante. Sus labios besan mi frente y sus dedos juegan con mi cabello.

-Jin... -le pregunto al cabo de unos largos minutos-. ¿Por qué nunca bebes de mi sangre? ¿Es así como funciona?

Mi pregunta parece sorprenderlo, y yo temo haberlo ofendido.

-¿No te apetece? -vuelvo a preguntar, tratando de salvar la situación.

-No, no es eso -ríe Hyunjin con ojos cansados-. Me apetece muchísimo. Pero... no creo que te gustaría el resultado.

-¿Cuál resultado?

-Bueno... -suspira-. Si tu bebes de mi sangre, y yo de la tuya entonces habremos sellado un pacto. Seríamos Amo y Vástago, y tú no dejas de repetirme que no quieres eso.

Hyunjin me mira durante unos segundos con sus ojos llenos de esperanza. Esperanza que yo me apuro a destruir.

-No, no lo quiero -murmuro, no muy convencido-. ¿Has tenido muchos de esos? ¿Vástagos?

-No, ninguno de hecho - sonríe ante mi expresión de asombro-. He bebido de otros inmortales, y otros han bebido de mí a lo largo de los siglos. Pero nunca he sido el Amo formal de nadie.

-¡Oh, vamos! -refunfuño-. Eso es algo difícil de creer.

-¡Pero es cierto! -insiste de lo más divertido-. No es un vínculo para tomarse a la ligera. Por más que muchos vampiros lo consideren algo inmoral y sucio, es uno de los lazos más sublimes y sagrados que puede haber entre dos hijos de la noche.

-¿Qué puede tener de sagrado ser el esclavo de alguien? -protesto.

Hyunjin se queda pensativo unos minutos. Luego se muerde el labio y continúa.

-Cuando yo te azoto, o te ato, o te domino ¿lo disfrutas? -me pregunta.

-Sabes que sí. No me hagas decirlo -protesto entre sus brazos.

-¿Por qué te da vergüenza admitirlo? No hay nada malo en ello. ¿Alguna vez te he lastimado, o rebajado mientras hacíamos estas cosas? ¿Te has sentido que eras menos que yo?

-No -respondo.

-Porque no lo eres. Es tan sólo un juego que nos brinda placer a ambos. Es una relación de Amo y Vástago es lo mismo. El Vástago se entrega a su Amo voluntariamente, y encuentra liberación en ceder el control. Y el Amo tiene la responsabilidad de cuidar al vástago más que a su propia vida. Ambos se enriquecen de su relación, en sus respectivos roles.

Sus palabras aceleran el latido de mi corazón de nuevo, como si estuviera vivo. Sus ojos de hielo están fijos en los míos, con un dejo de desesperación. Su mirada es tan intensa que me veo obligado a romper el contacto visual. Hyunjin me sujeta la barbilla con suavidad y me obliga a mirarlo.

-¿O me vas a decir que no encuentras placer en entregarte? -me pregunta.

-Lo encuentro. Pero... -la voz me tiembla tanto como el cuerpo. -...es muy peligroso ¿sabes? Perder la libertad...

-No perderías nada. Ambos ganaríamos -insiste-. Yo sería tuyo, y tú serías mío. Pero al mismo tiempo, seríamos libres. Yo te enseñaría todo lo que quieras saber del submundo, y pasaremos la eternidad así abrazados, bebiendo el uno del otro hasta saciarnos.

De tan sólo pensar en algo así, mi polla comienza a cosquillear de nuevo. Hyunjin sujeta mi rostro con ambas manos y se adelanta para besar mis labios. Esos labios que yo no dejo de imaginar en mi cuello, drenándome de mi propia sangre. Pero al mismo tiempo, el miedo me obliga a esquivar su boca. Cuando vuelvo a mirar sus ojos, veo dolor en ellos. Un dolor que me quita el aliento y me hace doler el pecho.

Pero si he sobrevivido tantos años, es gracias a que estuve solo. Sin depender de nadie.

-Pronto será de día -dice con un hilo de voz-. Tal vez deberías volver a tu refugio- Si te quedas aquí, Felix, no podré soportar la tentación de beber de ti.

Jamás había oído un dolor tan palpable en un vampiro. Es un pesar tan humano que me dan ganas de llorar. Pero en su lugar, me pongo de pie y busco mis ropas del piso.

-Y tal vez sería mejor no volvernos a ver -sentencia desde la cama.

-Entiendo -respondo-. Creo que sería lo mejor.

Para cuando termino de vestirme, el dolor en mi pecho es insoportable. Se siente mil veces más punzante y agudo que la sed de sangre. Mi cuerpo ya está frío de nuevo, como si no hubiera bebido en años, pero mi corazón duele como si mis costillas hubieran sido abiertas de par en par. Mis rodillas están débiles mientras me dirijo a la
puerta.

-Adiós, Felix- murmura Hyunjin.


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