2
Nos escabullimos en el callejón detrás del club como dos bestias en celo. Mi espalda choca contra la pared húmeda de ladrillo desnudo, y siento algo similar al dolor humano. Pero lo ignoro rápidamente cuando siento los labios del muchacho en mi cuello. Sus manos se deslizan por mi pecho, por debajo de mi camiseta.
-Tu piel está fría... -suspira algo sorprendido.
Y es verdad, si bien por dentro estoy ardiendo. No tengo las fuerzas para inventar alguna excusa, tengo demasiada hambre y no puedo quitarme de la cabeza al vampiro del club. Así que silencio al muchacho con un beso rabioso, mordiendo de nuevo su labio inferior y deleitándome con las débiles gotas de sangre que brotan de
él. Se aparta con algo de dolor, y sus manos van directas a mi polla. Mientras mi cabeza da vueltas por el aroma de su piel, él abre mis cierre y libera mi polla con dedos hábiles. Envuelve mi erección con su mano y comienza a masturbarme. No recuerdo cuándo fue la última vez que me han hecho esto, durante las décadas
pasadas, mi único placer se limitó a beber sangre. Y muchas veces, ni siquiera humana.
Muerdo sus labios de nuevo mientras su mano se mueve más rápido y más fuerte alrededor de mi polla. Cuanto más crece mi excitación, más voraz es mi hambre. Pero debo conformarme con las escasas gotas de sangre que brotan de sus labios: si me dejo llevar probablemente lo desangraría. Y no quiero asesinarlo. Sólo quiero robarle
algo de su deliciosa sangre.
Mierda, no puedo quitarme al vampiro de pelo rubio de la cabeza.
El joven rubio, cuyo nombre ya he olvidado, se arrodilla frente a mí. Besa la punta de mi polla dura mientras sus manos me acarician. Sus labios y lengua se sienten fogosos contra mi piel. Deposita besos torpes a lo largo de mi polla, y luego la engulle de un solo movimiento veloz. Me estremezco, igual que como hacía en vida cuando
alguien me la chupaba. Y el chico es muy talentoso chupándola, pero yo no dejo de pensar en esos ojos helados y esa sonrisa enigmática. Como me gustaría que fuera el tipo del club el que me la esté chupando ahora ¡eso sí que sería inaudito! Un vampiro ancestral chupándosela a un neonato en un callejón sucio, arrodillado frente a él
como una zorra. Aunque a decir verdad, me excita mucho más lo contrario; yo a la merced de aquel inmortal tan atractivo, tan dominante. Arrodillarme frente a ese cuerpo helado y alto, chupársela, besarlo, morderlo, hacer todo lo que él me ordene cual putita obediente. ¡Acaso los vampiros pueden follar entre sí! Tal vez... ¡hay tanto que no sé! ¡Diez minutos atrás ignoraba que todavía se me pudiera poner dura!
Mi euforia estalla en un segundo, y todo mi cuerpo enardece. De pronto, mi piel indiano se siente tan fría. Siento mi corazón golpear contra mis costillas a un ritmo furioso, igual que cuando estaba vivo. La boca caliente y suave del muchacho es una bendición; traga mi miembro cada vez más profundo, y los sonidos que hace al
atragantarse son deliciosos. Enredo mis dedos en su cabello dorado y empujo su rostro sin piedad, enterrando mi polla en lo más profundo de su garganta. Las lágrimas corrían por sus mejillas rojas y la saliva chorrea por la comisura de su boca. Lo dejo libre para que respire, él se toma una pausa para recuperar su aliento y
dibujar círculos en mis testículos con su lengua. Realmente es muy talentoso...
-¿Te gusta esto? -me pregunta mientras me masturba durante unos segundos. Yo no puedo responderle; apenas puedo respirar.
Miro hacia abajo y encuentro sus ojos verdes resplandeciendo, sus labios hinchados y su rostro enrojecido. Parece un ángel; un ángel que ha descendido del cielo para chuparme la polla. Escupe sobre ella con toda prisa y vuelve a metérsela en la boca a un ritmo tan veloz como placentero. Todo mi cuerpo se estremece, y siento genuino terror por perder control y asesinar al muchacho.
Mi polla está vibrando dentro de su boca, anunciando un orgasmo inminente. Pero no quiero que todo culmine tan rápido. Quiero beber su sangre pero también quiero follarlo. Tal vez eso me ayude a calmarme un poco. Lo jalo de sus cabellos dorados y lo obligo a ponerse de pie. Nos besamos fugazmente, y yo aprovecho para saborear
unas gotas de la sangre de su lengua. El chilla de dolor, y yo giro su cuerpo contra la pared. Debo controlar mi fuerza vampírica para no romperle un hueso, y me temo que mientras más crece mi lujuria, más me cuesta dominarme. Su mejilla golpea contra el ladrillo con suavidad, y el gime de gusto. Bajo sus pantalones y dejo su hermoso trasero al descubierto. La luz de la luna hace que su piel desnuda luzca casi tan fantasmal como la mía. Acaricio sus nalgas y me arrodillo frente a ellas, las beso y las muerdo, tratando de olvidar mi deseo inhumano de desangrar al muchacho. Y de olvidar al vampiro del club...
El chico arquea su espalda contra la pared, dejando su entrada expuesta. Entierro mi rostro entre sus nalgas y la lamo con frenesí. Los gemidos del muchacho alimentan mi locura; lamo, beso y chupo su entrada hasta que está chorreante y dilatado. Me ayudo con mis dedos para abrirlo, y el chico se deshace frente a mí.
-Fóllame, Felix , fóllame -me suplica con lágrimas en sus ojos, y mi polla está palpitando entre mis piernas.
Me incorporo, algo mareado por el hambre que me consume, y penetro al muchacho con un movimiento brusco. El chilla de dolor y se sostiene con ambas manos contra la pared. Yo me aferro de su cintura y embisto. Trato de no ser muy bruto, pero el deseo bulle a través de mí. Había olvidado lo bien que se siente follar a alguien aunque sea en un callejón con un desconocido cuyo nombre no recuerdo. Su cuerpo está caliente, su interior ajustado. Entro y salgo de él con movimientos cada vez más salvajes y el placer me ciega.
Mi polla late con furia, envuelta por sus ardidos músculos internos. El chico solloza mi nombre y me suplica por más. Mis pulsaciones se tornan más rápidas y violentas, y mi eyaculación es inevitable. Oigo al chico gritar mientras mi semen lo desborda, pero yo no me siento satisfecho. Todo mi cuerpo vibra de placer, hasta el último de mis músculos es sacudido por el placer. Pero al mismo tiempo, mi hambre es peor que nunca.
El aroma de su piel sobrecoge; puedo oír cómo late su corazón a un ritmo acelerado, y es la invitación más deliciosa que he recibido. Puedo oler su sangre, la oigo correr por sus venas y hundo mis colmillos en la pálida curva de su cuello. El muchacho gime sorprendido, pero no lucha. Saboreo su sangre mientras mi polla sigue vibrando en su interior. Bebo y bebo, embriagándome en el placer. Sujeto su torso con ambas manos y no lo dejo escapar, el chico rubio comienza a sacudirse pero no es rival para mí.
Mientras sigo bebiendo, puedo oír como el latido de su corazón se ralentiza, puedo oler su miedo. Pero aun así, no puedo dejar de beber. Sé que debo hacerlo, o el muchacho morirá pronto en mis brazos. No deseo matarlo, pero no puedo dejar de beber. No he saboreado algo tan delicioso en años, y ahora no puedo dejarlo ir.
Hasta que algo nos interrumpe.
Una mano con la fuerza de una tonelada de hierro y fría como un témpano de hielo me sujeta de la nuca. Me aparta con violencia del chico, el cual cae al piso. Está inconsciente, pero aún respira. Sin embargo, que me hayan interrumpido en medio del frenesí ha desatado mi furia. Cuando giro para enfrentar al extraño, con todo mi cuerpo enardecido de rabia y hambre, encuentro al vampiro del club.
-¿Qué mierda has hecho? -gritó, aunque su presencia me amedrenta. Automáticamente bajo la cabeza ante sus ojos de hielo.
-Le he salvado la vida a este chico -me responde con una voz grave y musical. Se arrodilla frente al muchacho con movimientos delicados y revisa su pulso-. Se pondrá bien, sólo ha sido un susto.
Todo mi cuerpo está temblando de rabia. Parece que toda la sangre que he bebido no ha logrado tranquilizarme. Ni siquiera reparo en lo demente que es desafiar a un vampiro de jerarquía, así que me abalanzo sobre él, furioso. Quiero golpearlo, quiero castigarlo por haber interrumpido mi encuentro con el chico, mi alimentación, y por ser tan jodidamente irresistible. Por supuesto, él tiene la fuerza y agilidad para detener mi ataque. Me sujeta del cuello y está a punto de asfixiarme sin el menor esfuerzo. Me alza del suelo utilizando sólo una mano. Nuestros ojos se encuentran, y mientras el aire se me está acabando, mi polla se pone dura de nuevo.
-¡Malcriado y desobediente! -el vampiro sonríe, y mi miembro comienza a palpitar con más fuerza-. Debo enseñarte algo de disciplina.
Y con un movimiento veloz, despega del piso y nos elevamos por los cielos. Todo el tiempo sujeta mi cuello con su mano derecha, mientras nos alzamos más arriba de los rascacielos. Todavía puedo saborear la sangre en mi boca, y aun así me siento más hambriento que nunca. Cuando estoy a punto de desvanecerme, aterrizamos en la terraza de un rascacielos. El vampiro suelta mi cuello y mi cuerpo cae en un rincón, cubierto de sudor frío y temblando.
-¿Quién eres? -me pregunta con voz firme.
-Felix, Lee Felix -respondo mientras recupero mi aliento. Nadie me ha preguntado mi nombre en décadas y pronunciarlo me desconcierta un poco. Alzo la vista y estudio la figura frente a mí; se ve imponente con el viento nocturno ondeando su camisa púrpura, y la luna otorgándole destellos azulados a su rostro perfecto. Sus ojos brillan como dos joyas en la oscuridad.
-Felix -repite, deleitando su lengua en cada sílaba. Jamás mi nombre se ha oído tan seductor-. Jamás he oído hablar de ti. Eres joven para merodear solo ¿quién es tu Amo?
-No tengo Amo, ni pertenezco a ningún Clan -le digo. Recuerdo que todavía tengo la cremallera del pantalón bajada y mi polla semidura al aire. La vuelvo a guardar con una actitud vergonzosa y el vampiro sonríe.
-¿Por qué? -me pregunta con una curiosidad que parece genuina. Da un paso hacia mí y el aroma a almizcle de su piel me enloquece.
-¡Porque no! -gruño rabioso, y me pongo de pie. Aun así, el otro vampiro me lleva una cabeza de alto. Su presencia es imponente con su rostro que parece cincelado en le más puro marfil, con rasgos inmaculados. Siento que otro escalofrío me recorre, tal vez por mi nueva hambre no saciada.
-Pues, has estado cazando en mi territorio, Lee Felix eso viola todos los acuerdos. Si tuvieras un Amo, yo debería hablar de esto con él para que te castigue apropiadamente, o en su defecto, con el Clan al cual perteneces... pero si eres un solitario...
Habla con tono pausado, y con una dulzura que me hace olvidar que me está amenazando. Da otro paso hacia mí y sujeta mi barbilla con sus dedos delgados. Su piel se siente ardiente contra la mía, como si recién se hubiera alimentado.
-Si eres un solitario, entonces me corresponde a mi castigarte -sentencia con una sonrisa que me estremece, pero no de miedo.
-No soporto el suspenso, ¡si vas a matarme, hazlo de una vez! -gruñó entre dientes.
-¿Por qué? Si justamente el suspenso es algo tan... delicioso -el vampiro acaricia mi barbilla con su pulgar, y ese contacto tan sutil enciende todo mi cuerpo-. Pero no tengo la menor intención de asesinarte, querido Felix. A pesar de que has invadido mi propiedad.
De pronto, siento que me fallan las rodillas. Creo que me voy a desvanecer gracias al aroma de su piel y esa voz tan grave. Lo único que me sostiene es su mano acariciando mi rostro, y la fuerza de mi propia erección.
-¿Quién eres? -pregunto con la respiración entrecortada.
-¿No sabes quién soy? ¡Realmente nadie te ha enseñado nada! -responde con un evidente orgullo herido-. Soy el vampiro Hyunjin, Hwang Hyunjin.
Ese nombre debería significar algo, obviamente. Por como sus labios se regodean de orgullo al identificarse, y como sus ojos de hielo resplandecen cual fuego. Pero soy un extraño en mi propio mundo, y ese nombre lo único que significa para mí es hambre. De todas las sensaciones que me están haciendo temblar en este preciso instante.
-La sangre de ese chico no ha sido suficiente, a pesar de que casi lo matas. ¿Tienes hambre? -dice Hyunjin .
-Sí -respondo entre jadeos. No puedo soportarlo. Se que soy inmortal que hay limitadas maneras de asesinarme, y aun así, estoy convencido de que voy a morir en esta terraza.
-Sé lo que se siente -Hyunjin da otro paso hacia mí y ahora su aroma me sobrecoge. Su aliento cálido roza mi rostro, y su voz me arrulla. Cierro los ojos-. Todo tu cuerpo aúlla de dolor, sientes como si la mismísima muerte te estuviera estrujando en sus manos huesudas. Cada segundo es una agonía exquisita...
Mi cuerpo se afloja, y Hyunjin me sostiene en sus brazos para que no caiga.
-¿Quieres beber de mí? -el hombre susurra en mi oído.
-Pero... creí que beber la sangre de otro vampiro era un delito -balbuceo contra la piel de su cuello. Me siento tan seguro aquí, entre sus brazos.
-Lo es. También cazar en el territorio de otro, pero eso no te ha importado -Hyunjin aparta el cabello de mi rostro con una dulzura inesperada en sus dedos delgados. Yo sólo tengo ojos para sus labios-. No le diré a nadie.
Estrecha nuestro abrazo, hasta que nuestros cuerpos forman uno solo. En ese cobijo de calor me siento deliciosamente perdido. La curva entre su hombro y su cuello está al alcance de mis labios. Puedo olor su deliciosa sangre palpitando por la vena de su cuello blancuzco, y mi polla se retuerce bajo mis ropas.
-Bebe... -me invita una vez más, y su voz en mi oído me estremece de placer.
-¿Por qué estás haciendo esto? -balbuceo contra su piel.
-No quiero que mueras -me responde con otro arrullo-. Ahora bebe.
A pesar de mi desesperación, me tomo unos segundos para deslizar mis labios por su cuello, y para absorber el aroma de su piel con todos mis sentidos. Cuando hundo mis colmillos en su piel fantasmal, Hyunjin deja escapar un gruñido de placer. Es lo más sexy que he oído en toda mi vida, y mi polla se endurece contra su cuerpo. Creo
que él también está duro, pero me desconcentro cuando el sabor de su sangre invade mi boca. Es lo mejor que he saboreado en décadas; pura, espesa, dulce, caliente. Con cada trago mi furia estalla entre mis piernas, bebo con urgencia mientras me aferro a su espalda y Hyunjin acaricia mi cabello con sus dedos.
Durante unos escasos minutos, todo es el más puro éxtasis. No hay más hambre, ni más sed, ni más dolor. Sólo existen los brazos de Hyunjin y el dulce sabor de su sangre. Sólo existe el gozo. Yo mismo me pierdo en el mar de sensaciones, en la amplitud desbordada de todos mis sentidos.
-Suficiente -ordena Hyunjin en mi oído. Pero mis labios se niegan a abandonar su cuello. Sigo bebiendo como si mi vida dependiera de ello.
-¡Suficiente! -ruge Hyunjin , y me aparta de un empujón. Su fuerza me arroja al piso y en aquel momento noto que me he corrido en seco. Me pongo de pie con mis piernas aún algo temblorosas. Finalmente, el dolor ha desaparecido. La fuerza de mis músculos se siente renovada y mis sentidos más despiertos que nunca. Por una vez en décadas me siento verdaderamente saciado.
-¿Nunca habías probado sangre vampírica antes? -sonríe Hyunjin mientras se acomoda el cuello de su camisa. En cuestión de segundos, las heridas que han dejado mis colmillos en su piel se desvanecen, como si nunca hubieran estado allí. - Lo entiendo; para muchos es un tabú; compartir la sangre entre nosotros. Pero no te preocupes, será nuestro pequeño secreto. Tampoco diré a nadie lo del club.
-¿Y qué quieres a cambio? -pregunto mientras mi miembro aún está cosquilleando bajo mi ropa.
-Eres muy joven y bonito para ser tan cínico -responde Hyunjin , arqueando sus cejas oscuras.
-Soy lo suficientemente inteligente para no confiar en un vampiro -respondo con mis fuerzas renovadas.
-Pero tú eres un vampiro -Hyunjin da otro paso hacia mí, con una sonrisa tan extasiada como curiosa. Luego su rostro se torna serio-. ¿Acaso te han convertido en contra de tu voluntad?
Sus ojos de hielo se sienten como un puñal contra mi pecho. Me limito a asentir con la cabeza. No importa que tan potente sea la sangre de Hyunjin , no tengo deseos de hablar de mi nacimiento.
-Lo siento mucho. Ese sí que es un crimen imperdonable -otra vez, su pesar suena genuino.
-¿Y a ti que te importa?
-Pues, a mí también me han convertido en contra de mi voluntad, hace unos siglos atrás -responde con una sonrisa amarga.
Hyunjin se acerca a mí, y yo me estremezco de nuevo. Acaricia mi rostro, con su mano y yo me quedo inmóvil, deseando beber de él una vez más. Creo que nunca, ni en mi vida humana ni vampírica, el deseo por otro hombre ha ardido de una forma tan intensa en mi interior.
-Pobre y hermoso Felix . Se lo que se siente deambular sin un Amo, sin conocer las reglas, como una oveja descarriada -dice con voz hipnótica de tenor. Cierro mis ojos cuando sus dedos acarician mis labios con suavidad-. Yo podría ser tu Amo, podría enseñarte todo lo que necesitas saber. Y tú podrías beber de mi sangre cada vez que lo desees.
Tal oferta hace que mi cabeza de vueltas; mi polla se pone dura de tan sólo imaginar el sabor de la sangre de Hyunjin una vez más en mi lengua.
Pero no puedo ser tan idiota...
-No necesito un Amo -respondo mientras me alejo de sus caricias-. No quiero un Amo.
-De acuerdo. Aún con trescientos años de edad, no soy contrincante para la tozudez de la juventud -sonríe Hyunjin con una frustración evidente-. Pero si alguna vez cambias de parecer, te estaré esperando. Vivo pasando la intersección entre el cementerio y la Parroquia de San Ignacio. Créeme, reconocerás mi casa cuando la veas.
¿Qué mierda significaba eso? Abro mi boca para hablar pero Hyunjin ya se ha desvanecido por los aires, dejándome solo.
Solo, pero con muchos interrogantes en mi cabeza, un hambre recién nacido y una erección dura como una roca.
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