13 ORDEN CORROMPIDA
Llegando a la habitación escucho como suena la puerta abriéndose, todo el miedo en mi lo concentra mi cuerpo quiero moverme, quiero irme, quiero escapar en este momento, pero ya estoy a punto de recibir mi merecido, sus manos frías sostienen mis caderas las cuales intentan no moverse mucho, de un golpe siento como caigo al piso mis manos aterrizan mi caída, un olor a rosas viene a mis fosas nasales.
Observo el piso no tengo valor para mirarlo a los ojos, Alex va y cierra la puerta de un solo golpe, mi respiración comienza a agitarse, miro al frente y ahí está el en un posición tan arrogante, retrocedí un poco sentada en el suelo hasta llegar a chocar con una pared del cuarto.
- Al parecer alguien tiene miedo ¿no es así? - Alex.
(No me puedo retratar, ¡Natalia vamos pon la cara al frente y no dejes que su forma de ser él te consuma!)
- ¿Quién te tendría miedo? - Natalia.
- ¡Valla cambias de ideas!, pero yo fui muy claro, sumisa. - Alex.
- ¡Tu no me puedes prohibir con quien puedo estar y con quien no! - Natalia.
- ¡Eso es lo que tú crees! - Alex.
Embestida viene hacia mí, agachándose a la misma altura que yo me encuentro, sus labios y los míos están a un centímetro de tocarse.
- Dime, ¿por qué eres tan terca y desobediente? - Alex.
- A mí nadie me va a dominar y menos un engreído como tú. - Natalia.
- Hay, Natalia enserio ¿piensas que por que te trato bien siempre seré así?, déjame decirte que nunca voy a hacer diferente con ninguna sumisa y menos con una nueva como tú. - Alex.
- Se supone que no besabas a tu sumisas, el idiota eres tú. - Natalia.
Coje mis muñecas de una manera tan brusca y rápida que no alcanzo a reaccionar, las empuja hacia la pared, frunzo un poco mi ceño lo miro a los ojos con una mirada retadora, toma mi mentó con su mano.
- Que te quede claro que el único que te puedo tocar. Soy yo y nadie más me va a quitar lo que es lo mío. - Alex.
Aprieta mi mentó poco a poco hasta que me empieza a doler, tengo tantas ganas de matarlo a golpes, como él me va a decir eso si solo soy una de cuantas sumisas, mi mirada no quita los ojos de el no digo nada, diríji mi mentó al lado derecho y lo suelta bruscamente.
- Es hora de una buena lección testaruda. - Alex.
Sube mi cuerpo al ritmo de mis muñecas teniéndome con su mano, pasa su lengua por mi mejilla y suelta mis manos, una mesa muy grande nos rodea, se dirije hacia allá y toma el mismo collar con el que estaba en los pasillos, solo me quedo mirando la enorme mesa con muchos objetos que desconozco.
- ¡Ponte esto y no quiero una sola palabra que salga de tu boca! - Alex.
Tengo tanta rabia que solo quiero provocarlo más, me acerco despacio quiero saber a qué punto llegara su paciencia, bostezo y tomo el collar, lo observo es bonito un collar negro con un corazón en la mitad también tiene para engancharlo con una correa o cadena, coloco el collar en mi cuello me siento rara con él, solo me cruzo de brazos y levanto un poco mi ceño.
- Y sin palabras, solo con tu forma demuestras una manera tan grosera ante tu amo Natalia. ¡Ponte de rodillas ahora! - Alex.
(¡Es un idiota!, no, no, no, no seguiré sus tonta ordenes, ¿¡por qué le tendría que tener miedo a un estúpido como el!?)
Camino hacia el me voy agachando lentamente, pero me detengo y me levanto bruscamente, coloco un pie al frente de Alex acercando mi rostro, mi sonrisa se nota, no voy a obedecer sus reglas, esta vez yo soy quien lo provoque.
- ¡Estas muerta, sumisa! - Alex.
Con su mano agarra mi cabello con fuerza y me obliga a ponerme en el suelo, solo me quejo por jalar mi cabello, su zapato lo pone en toda mi cara ¡haciéndome ver como una maldita perra!, me siento tan humillada. ¿Pero me excita la idea de que yo esté en suelo como una verdadera sumisa?
- ¡Me vas a escuchar no quiero más quejidos tuyos, ni tus estúpidas miradas, me vas a obedecer porque yo lo digo y si pensaste que me provocabas bien, lo lograste, pero deberías lamentarlo niña tonta, la que va a terminar jodida eres tú!, ahora quiero que te agaches y pongas tus palmas de las manos en la rodillas. - Alex.
Lo habría logrado provocar ¿pero qué consecuencias tendrá esto?, quito su zapato de mi cara me levante agachada y puse las palmas de mis manos en mis rodillas, sentirme humillada me excita y como mi amo me trata, mi entrepierna lo demuestra. Me estoy mojando, agarra de la mesa un látigo no tan pequeño ni tan grande son de varias tiras de cuero, con su mano pega pequeños golpes en su palma de la mano con el cuero.
(¡No esto no me puede pasar a mí!, ¡mierda no debí tomar la grandiosa idea de provocarlo!)
- Quiero que cuentes los azotes que te daré, cada uno lo dirás en voz alta, sin ningún quejido entendiste. Son quince, cinco por no venir aquí cuando se te ordeno, tu comportamiento y diez por corromper mi orden. - Alex.
Esas palabras de él ponen mi piel de gallina, mi espalda recibe una electricidad extraña y a la vez excitante, las palmas de mis manos están cerradas no quiero recibir un azote en ellas, las abro despacio hasta que quedan expuestas, mi nariz aumenta la respiración y en mi cuerpo siento excitación a la vez miedo, el pasa su mano en mi espalda eso me hace estremecerme un poco, siento como de su fuerza rasga mi camisa quedando expuesta mi espalda.
- ¡Mirada al frente ahora!, ¡sumisa! - Alex.
(Ahora me arrepiento de provocarlo. ¡Mierda!)
Levanto mi mirada hacia al frente escucho como azota el piso, ¿me intenta meter miedo a mí? ¡pues ya lo tengo!, no me puedo concentrar escucho como la madera suena el cuero, me estresa que intente ponerme nerviosa, sin percatarme siento como el cuero azota mi espalda de manera inmediata sale un quejido mío.
- ¡TE DIJE QUE SIN QUEJARTE NATALIA! - Alex.
Otro azote viene a mi sostuve ese chillido, paso saliva. Nunca había sentido un dolor tan grande como el que estoy recibiendo, mis manos tiemblan, intento que de mi boca no salga ni una palabra, no alcanzo a mirar Alex, pero si veo como sus venas se marcan del golpe.
- ¡Cuenta testaruda! - Alex.
- Tres. - Natalia.
- ¿Tres estas segura?, apenas vamos uno. - Alex.
- Uno. - Natalia.
- ¿Uno qué? - Alex.
- ¡Uno! Mi señor. - Natalia.
Ahora viene uno a las palmas de mis manos, quiero cerrar mis manos, pero sé que si lo hago volvería a mi cuenta de nuevo, contengo mi respiración, quiero que esto acabe ahora, pero si apenas comenzamos.
- ¡Dos amo! - Natalia.
- ¡Muy bien! sigue así sumisa. - Alex.
El cuero rosa mis brazos, hasta llegar a pegar otro azote en mis brazos eso me hace estremecerme aún más, pero no debe salir ningún quejido o lamento de mí.
- ¡Tres. Mi señor! - Natalia.
- ¡Me encanta verte así!, Natalia. - Alex.
Dos azotes vienen a mi espalda iba a agachar la cabeza cuando el tercero viene de golpe a mis manos, cierro mis ojos muy fuerte siento que se me saldrá el corazón en cualquier momento.
- ¡Seis. Amo! - Natalia.
- ¿¡Que pasa, no aguantas más!?, quiero ver que me supliques y llores, quiero que me ruegues. - Alex.
¡Que está diciendo!, ¿¡quiere que yo le suplique que pare!?, ¿¡quiere verme sufrir, que clase de loco piensa esto!?, siento como todo mi cuerpo tiembla, mi espalda, manos y brazos arden, calmo mi respiración, cinco azotes vienen a mí. Ya mi cuerpo no aguanta ¡pero no voy a rogar! no quiero quedar como la humillada, aunque ya lo soy, ¿por qué me excita esto?, ¿me gusta que me azoten con un látigo de cuero?
- ¡Diez. Mi señor! - Natalia.
- ¡Lo haces muy bien!, solo te quedan cinco sumisa. - Alex.
¡Cinco!, ya mi cuerpo no aguantaría tanto dolor, solo quiero caer al piso y no sentir ardor en mi piel, un azote llega a mi brazo derecho me duele, pero no tanto como el segundo en mi espalda y el tercero en mis muñecas, solo quedan dos pero las lágrimas en mis ojos empiezan a salir se escurren por mis mejillas rojas, el penúltimo azote viene a mis manos, arde demasiado y el ultimo se dirije a mi espalda que lo grito.
- ¡QUINCE. AMO! - Natalia.
- ¡Suplica Natalia! - Alex.
- ¡Por favor! ¡Mi amo! ¡No me azotes! ¡Más! - Natalia.
- Puedes descansar. - Alex.
Jadeo esas palabras en mi boca, siento como puedo descansar, mi cabeza, mis manos las observo están completamente rojas y con un poco de marcas, tiemblan mis brazos y mis manos, me observo en un espejo y tengo toda mi espalda marcada, me duele al moverme. ¡Es un idiota!, ¿¡cómo quiere que le suplique mi sufrimiento!?, ¿por qué yo? ¡no tiene a Raquel!, ¿por qué me excita esto?
Levanto mi mirada y a Alex no lo veo ¿se ha ido sin decirme nada?, me levanto y veo una puerta abierta, ¿acaso tiene un sótano en esta habitación?
Bajo, nunca había visto un sótano en un cuarto, es grande muy amplio tiene otra cama, mucho más grande que la de arriba, aros colgados en el techo, una jaula, collares, cadenas, esposas, objetos con formas extrañas, látigos y colas de perros, escucho como cierran la puerta del sótano con llave, ¿quede aquí con el?, el solo sonríe plácidamente y masoquista, trae en mano una ropa y una correa.
- Todavía no hemos acabado. Si apenas empezamos sumisa. - Alex.
- ¿Qué es eso. Amo? - Natalia.
- Esto es un traje para ti y esto es para que pueda llevarte como a mí se me antoje, me encanta que me llames como debes. Ponte esto ahora. - Alex.
Lencería negra, bonitos detalles trae bragas e interiores del mismo color una tela muy suave, detalle definidos, me desnudo me duele la espalda, salen leves quejidos, me coloco la lencería. Me gusta las tirantas que lleva son hermosas, Alex solo me observa se acerca a mi despacio su mano fría pasa por mis mejillas rojas tomando mi rostro, acerca sus labios a los míos, volteo la cara.
- ¿No besabas a tus sumisas? - Natalia.
- ¿Luego?, si tú eres exclusiva. - Alex.
- Solo soy una sumisa de muchas, además tienes a Raquel, no debería estar ella aquí que en mi lugar. - Natalia.
- ¿Y quién te dijo eso, el pecoso?, jajaja, Natalia el hecho que Raquel y yo tengamos algo no se significa que estamos juntos. - Alex.
Sus manos pasan por mi espalda ardida, sus dedos rosan suave por esa zona, ¿Cómo puede ser que yo sea su preferida? si Raquel es su novia ¿yo por qué?, ¿qué tengo yo?, se acerca a mi oído.
- ¿Así que no te gusta prestar tus juguetes? - Natalia.
- ~Mucho menos mi preferido.~ - Alex.
Así que, para él, ¿soy importante?, este tipo de vez de responderme preguntas me sale con mas, se aleja de mi oído, Alex va a su equipo de sonido y busca una canción, miro el lugar nunca lo había visto.
- Sumisa quiero que vengas aquí gateando, como buena niña que eres. - Alex.
Lo miro no quiero más azotes, me agacho tomo un suspiro y camino hacia él, con su tonta sonrisa maldita me recibe con una correa, llegando a donde ¡mi gran amo!, me pone la correa de color negro me levanta bruscamente, protesto y recibo un azote en mi nalga.
- ¡Ponte en cuatro, obedece! - Alex.
Jala la correa y caigo en mis manos azotadas me arden al tocar el suelo, me quejo del dolor y una gran nalgada viene a mí con fuerza, gimo del golpe voltee a verlo, tiene un gran bulto en su pantalón, roza sus dedos por mis nalgas bajando cuidadosamente a mi zona depilada, sus dedos rozan mi feminidad, esto hace que me moje más de lo que ya estoy, gimo por su rose de dedos.
- ¡Valla sí que esta perrita está muy mojada!, dime te gusta que te humillen, ¿verdad? Natalia.- Alex.
Paro de gemir y el jala mi correa con fuerza hacia él, nuestras miradas chocan sus labios me tientan a besarlo alejo mi mirada, el sigue con sus dedos tocando mi intimida, mi sexo está muy excitado al igual que yo, mete uno de sus dedos en mi muerdo mi labio inferior quiero que siga, estoy sintiendo placer ,entra otro dedo en mí, sus movimientos son placenteros hasta que para en seco.
- Dime te excita que te humillen y que te traten lo que eres ¿no? - Alex.
- Claro que no. - Natalia.
- Porque lo niegas a ti misma, si tú y yo sabemos que te gusta estar en esta posición. - Alex.
- ¿Y cómo te enteraste de que yo estaba en la biblioteca?, si tu estabas ocupados con las demás sumisas. - Natalia.
- Que ingenua eres. Yo tengo ojos por todo lado Natalia. - Alex.
En ese momento recuerdo quien me había visto, así que si, Raquel fue la que le dijo a Alex, alejo mi rostro, pero el jala la correa.
- Ven vamos, no he acabado contigo. - Alex.
Jala de la correa tengo que ir a su paso, me duele mi cuerpo de los azotes, sigo caminando en cuatro hasta que llegamos a la cama, me sube jalándome, me nalguea para que me ponga en cuatro, gimo de mi nalgueada. Alex va por algo, pero me da la orden de no mirar.
- Bueno llego el momento que más anhelo. - Alex.
Voltee a mirar y veo la forma de un trompo al final tiene algo brillante, es morado me iba a quitar de la posición en la que estoy, pero Alex sostiene con fuerza mi correa.
- ¿Qué es eso? - Natalia.
- Esto es un juguete que te va a gustar, es un plug, ¿no sabes qué es? - Alex.
- No hasta ahora que lo veo. Espera eso va en mi. - Natalia.
- Trasero si, se te vera muy lindo. Además, tú tienes un castigo. - Alex.
Yo jamás me he metido algo por ahí, además era virgen pensé que esa zona era prohibida, no lo voy a hacer, ¡claro que no!, nunca me he metido algo por ahí.
- Yo no. - Natalia.
- ¿Quieres más azotes? - Alex.
- ¡No!, ¡por favor no más azotes! - Natalia.
- ¿Estas suplicando testaruda? - Alex.
Solo maldigo entre dientes y bajo mi mirada, no respondo.
- ¿Tan rápido y suplicando?, pon bien tus nalgas si no quieres azotes. - Alex.
Tiene templada la correa siento un hormigueo en mi vientre, abro mis piernas poco a poco hasta que Alex toco mi trasero, solo me mira con una sonrisa pícara, el solo se acerca con el objeto en mano, ¿no le puso lubricante?, sostengo mi culo y sentí la punta del plug frio queriendo entrar, estoy muy tensa, me dio una nalgueada para que me relaje. Mete el plug rápido, eso hace que grite, el me tapa la boca mientras se acomoda.
- ¿Te dolió?, no hemos acabado. - Alex.
Siento como mi trasero me duele no puedo moverme, me duele cada movimiento.
- ¡Amo. Por favor. Sácalo! - Natalia.
- ¡No!, tienes que aprender a obedecer a tu amo. - Alex.
Me levanto de mi posición, sigo con el dolor mis piernas tiemblan, ¡quiero que esto acabe ahora! no quiero más castigos. El reproductor de música reproduce una canción, parece rock las melodías, es una buena canción fuerte y la vez suave, Alex suelta mi correa y se acerca a mi despacio.
(¿¡Tiene gemidos la canción!?)
- Te encanta verme arder, pero es mi turno ahora Natalia. - Alex.
No entiendo las palabras de Alex ¿me gusta verlo arde?, embestida toma mi cuello y me acorrala hacia la pared, sus manos clavadas rodean mi cuello, pasa suave su mano derecha hacia mis mejillas, me gusta lo que está haciendo Alex, mi intimida se siente mojada y apretada, lo miro directamente a sus ojos, esos ojos cafés me atraen placer, sus labios rosados me tientan a besarlo. Un atentado que quiero comentarlo ahora y que nadie se estere, la lujuria en mi aumenta.
(¡Natalia no!, no caigas en su trampa, ¡no lo hagas!, tú sabes muy bien...~pero quiero cometerlo.~)
Don't lie to me.
Oh baby, I've been thinking about it.
you know that I've been dreaming about it.
I'm gonna teach you some tricks.
Solo observo sus labios, la respiración de los dos aumenta la canción sigue en movimiento tiene la melodía tiene lo que la lujuria de los dos desea, levanto mi ceja sus labios se acercan a los míos nuestros ojos se miran fijamente por unos segundo mis labios están cerca a los de él, no podemos evitarlo tenemos química y eso nadie lo puede detener, él me toma de mis mejillas y me besa bruscamente.
Los besos apasionados aumentan, sus besos pasan por mi cuello se convierten en mordidas suaves pero excitantes, gimo por su recorrido en mi cuerpo, no podemos detener este sentimiento, esta lujuria que los dos sentimos.
Headlight, hold tight (no, no, no, no).
Oh baby, you know I've been thinking about it.
You know that I've been dreaming about it.
Caímos en la cama, mi cabello ya está desorganizado, sus mordidas se convierten besos con lengua, mis manos agarran su espalda, la excitación se extiende al sentir su legua pasar por mi abdomen, sus manos bajan por mis muslos llevando a tocar mi zona mojada gimo, como mueve sus dedos circulares en mi intimida introduce sus dos dedos dentro de mí, moviéndolos exquisitamente que no puedo para de gemir, mis manos sostienen fuerte las sábanas.
You know the deal.
Don't make any promises, promises.
Vuelven nuestro besos apasionados con fuerza y pasión, nos quitamos la ropa, parecemos dos amantes a punto de hacer el amor, me volteo quedando con el trasero al aire, el baja su bóxer y su miembro rebota, la tiene bastante dura embestida introduce su gran amigo en mi demasiado fuerte, sus embestidas son fuertes y deliciosas no paro de gemir, es tanto el placer que quiero gritarlo, me duele pero me encanta esto, saca y mete con fuerza, no paro de mojarme, mis gemidos aumentan. Alex me tapa la boca y su movimiento se vuelve más brusco.
Got me flying high.
Right where you want me to.
Watch it, watch me burn.
Right where you want me to.
Cada vez la velocidad aumenta y sus embestidas son muy bruscas hasta el punto de que quiero llegar a mi orgasmo, quiero sentir todo de Alex en mí, quiero ser yo su llegada, me duelen mis piernas, mi sexo y mi cola, sus movimientos son demasiados fuertes para mi gimo como una loca con la boca tapada, de tanto placer volteo mis ojos en blanco jamás me había sentido tan excitada como estoy ahora.
Dim the light, my lullaby.
Touch me now, stop pretending.
Fuck it, watch me burn.
- ¡Dilo, maldita sea! - Alex.
- ¡Por favor! ¡Déjame llegar! ¡TE LO SUPLICO! - Natalia.
Alex aumenta la velocidad, sus embestidas van cada vez más rápido, afuera y a dentro, nuestros gemidos llenan la habitación con la música, hasta el punto de que los dos llegamos. Un gran gemido sale de mí, y Alex se contrajo dentro de mi en su orgasmo. Caigo a la cama, me tiemblan las piernas, mi cabello esta húmedo, no puedo moverme me duele mi intimida y trasero, Alex saco el plug, doy un gran quejido muy fuerte, mi respiración esta agitada, mis brazos parecen gelatina y estoy muerta.
- Espero que no vuelvas a ser caprichosa. Testaruda. - Alex.
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