07
Yoon Gi y yo hicimos un "piedra, papel, tijeras" para ver quién se escondía y quién debía buscar.
—Me tocó esconderme—dije un poco nervioso.
—Que suerte tienes. Contaré hasta treinta, tú corre a esconderte mientras.
Yoon Gi se puso contra la pared, con sus dos manos tapando sus ojos y empezó a contar en voz alta.
—Uno, dos, tres...
Entonces yo no supe bien qué hacer. Miré hacia todos lados y me alejé corriendo del cuarto, del pasillo...
Pasé por varias salas y acabé por meterme a unos baños. Estaban un poco lejos de donde Yoon Gi estaba contando, había corrido mucho y no supe en qué dirección.
Ese hospital era de verdad muy grande. Empecé a tener miedo. No había nadie.
Pasaron muchos minutos, creo que hasta una hora, y empecé a sollozar. Me había ido muy lejos... No tenía a nadie cerca.
¿Por qué ese hospital estaba tan vacío? Era como de una película de terror.
—Mamá...
Me senté en la esquina del baño, abracé mis rodillas y empecé a llorar.
—Quiero ir a casa...
Yo nunca había jugado con nadie a las escondidas. No sabía si tenía que alejarme mucho o poco, no sabía las reglas. Sólo quise jugar porque Yoon Gi parecía un chico simpático, pero creo que ahora no pienso lo mismo.
Después de un rato limpiando mis lágrimas, alguien entró al baño.
—¡Jungkook!
Era mamá.
—Cariño, no llores, ya estoy aquí.
Me levanté enseguida y corrí a abrazarla. Nunca me sentí tan feliz de tenerla a mi lado. Pero ¿cómo me encontró?
Limpió mis lágrimas con sus dedos y besó mi frente. Cuando miré hacia la puerta, Yoon Gi estaba de pie, sus ojos se veían llorosos. Apretaba los pantalones de su pijama con sus puños y me miraba con culpa.
—Lo siento...—dijo y rompió a llorar—No...no sabía que estabas aquí. Te busqué por todos lados y yo... tuve que buscar a tu mamá porque me puse nervioso...
—Ya, Yoon Gi, ven aquí.
Mamá extendió su mano para que finalmente Yoon Gi la tomara. Ella lo acercó hasta mí y él acabó abrazándome con fuerza.
En ese momento me latió muy rápido el corazón. Era la primera vez que un niño me abrazaba.
—¡Perdón! —me dijo Yoon Gi apretándome más fuerte.
Mis manos se movieron hacia su delgada espalda y acabé por abrazarlo también. Que tontos fuimos ambos...
Mamá se quedó mirándonos, con una sonrisa triste.
La próxima vez, jugaríamos a otra cosa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro