
Anita
Jueves 14 de diciembre ,1998
Yo vivía en un pequeño vecindario poblado mayormente por varones y parejas envejecientes. Era una vida...normal, donde los momentos felices aparecían como relámpagos y los momentos melancólicos se me grababan como truenos.
Tenía solo 7 años cuando una chica se mudó a mi comunidad. Tenía rizos rubios que reflejaban el sol, se la pasaba jugando a las escondidas cerca de mi casa con dos chicos que parecían de mi edad y yo no se si era su felicidad o la forma que su carísma sobresalía de el pueblo tan monótono; pero había algo en ella que me intimidaba.
Todos los días, yo me trepaba en una silla y me asomaba por la ventana de el garaje, esperando para observarla jugar a escondidas y pelota con los chicos. Era algo que yo no podía hacer por mis padres sobreprotectores.
Escuche un grito de mi madre en la sala acompañado por un gran estillo que sonaba como cristales destrozados, lo que me hizo avanzar hacia los pasillos.
-¡Mamá!
Mi madre estaba paralizada,temblando con enojo por lo causado.
-¡Niños torpes! de todas las casas decidieron dañar la mía.
Una pelota se ubicaba en el piso rodeada por pedazos de nuestra ventana cual ahora permanecía rota.
-Disculpa señora se nos fue la mano, mi abuelo sabe arreglar ventanas el podría repararla,lo siento..
Yo no veía quien hablaba porque me escondía detrás de el mueble pero la voz era femenina y delicada.
Me asomé en curiosidad y ví la chica con los rizos.
-Te la dejaré pasar, pero tengan más cuidado y no te preocupes, de alguna manera yo le pondré un parcho y la ventana se mantendrá bien.
-¿Segura señora?
preguntó uno de los varones.
-Segura.¡vayan y jueguen pero lejos de aquí!
Los ví huir de la casa de manera desesperada.Mi madre era otro ser que intimidaba.
Te debes estar preguntando porque.
Yo siempre he sentido un miedo inexplicable al acercarme a las personas. Ya que a esa temprana edad de 7 ya mis compañeros de clase me insultaban y juzgaban por mi pelo oscuro y ojos marrones. Yo nunca lograba ser parte de los grandes circulos de amistades que reían,gozaban y hablaban. Se me hacia dificil comunicar libremente, me asombraba como esa gente podía hablar sin errores,como si leyeran versos de grandes obras. Yo al contrario, nunca supe como iniciar conversaciones porque mi cerebro se bloqueaba. Nadie se acercaba a mi porque me enojaba facilmente y era plenamente aburrida. Habían días que yo regresaba de la escuela con las medias todas sucias y mi ropa toda cubierta en lodo y mami me regañaba y me decía cosas como "puerca,salvaje,descuidada" entre otros.
Pero no pude culpar a mami. Ella solo pensaba que yo regresaba de la escuela así por jugar con mis amigos y yo nunca estaba preparada para confesarle la causa verdadera porque sus enojos y gritos me causaban sentimientos de aislamiento.
En casos así, yo siempre terminaba cayendo a sollozos en mi cuarto,desahogarme en mi diario:
"Hoy en la hora de receso, Caleb me robo el bulto mientras almorzaba y me lo hechó en el zafacón. Cuando fui a buscarlo Efraín me dijo que me lo había escondido. ¡Estupidos! ¡Estúpidos nenes idiotas! ¡los odio! justo cuando fui a buscarlo Efraín me lo sacó de el zafacon y me lo devolvió lleno de basura. Apestaba mucho y cuando le iva a decir gracias me miró con cara de pena falsa y me empujó al charco se lodo. Caleb, Efraín y el resto de sus amigos me aguantaron y me enseñaban gongolíes y me ponían pasto en la trenza que mamí me hizo con mucho amor. No me gusta mi escuela mucho pero mami trabaja día y noche y no quiero molestarla."
Al desahogarme colocaba mi diario en el almacén y me acostaba a dormir y olvidar.
Deseaba ser como la chica de los rizos rubios, los chicos la trataban como princesa. Siempre la dejaban salir a compartir. Era todo lo que yo soñaba ser y eso,
me intimidaba.
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