Mi catastrófica vida empezó a ir mal desde mi nacimiento, pero era un bebé que no tenía conocimiento de lo absurdo que es quedarse al lado de una persona que destruye tu vida, tu entorno y aún así jura amarte con su alma.

Mi madre si.

No puedo culparla, papá la saco de su país natal prometiendole flores y amor infinito, la trajo a Italia y luego la trato como el peor virus que pueda existir. Aún y cuando yo era un bebé.

Mi infancia fue decadente, mamá se convirtió en empleada doméstica y yo estaba siempre a su lado.

Papá se convirtió en un alcohólico.

Crecí siendo el fiel testigo de lo que el amor materno puede ser, mi madre, mi ángel, mi fiel salvadora. Veló por mi seguridad, por mi bienestar y jamás me abandono, aún y cuando la bestía de mi padre subió a un nivel de alcoholismo.

Empezó a pegarle.

Podía oír sus reclamos, odiaba que mi madre se rebajará a ese nivel y fuera la burla de las mujeres de ese círculo social, porque segun el ellos solo veían las acciones de ella y nunca las de el.

Pura mierda.

Nunca la oí gritar, nunca se quejo incluso tapaba sus desgracias con mucho maquillaje, mi mamá estaba en un país que no era el suyo no sabía defenderse y estaba bajo el mando de ese animal.

Odie el alcohol porque creía que era el culpable de aquel estado deplorable en el que papá se consumía cada vez que llegaba a casa.

Sentí que nos odiaba.

Pero sobrio nos juraba amarnos y nos consentía.

Lo odie aún más por jugar con los sentimientos de mi mamá.

Empecé a crecer, pronto comencé la escuela y mi vida empeoró aún más, fui el centro de burlas, de risas y el bullying más aterrador de mi existencia por tener rasgos asiáticos, por no ser un italiano puro, por ser hijo de mi mamá.

Pero cada vez que llegaba a casa tenia que sacudir mi uniforme, cubrir mis raspones y decirle que habia sido un gran día.

Cada día era peor que el otro.

La secundaria calmo el mar de angustia, seguían habiendo burlas, todo hasta que mi físico empezó a relucir, era un adolescente italiano con los rasgos de mi madre y eso realmente me salvó. Las chicas empezaron a acercarse y poco a poco forme mi propio grupo.

Yo era popular y aclamado en ese entonces.

Me concentre en mejorar mi físico cada día, tratando de ignorar el maltrato a mi madre, el alcohólico de mi padre y toda la mierda que se vivía detras de esas paredes que conformaban "mi hogar".

Y cuando me acostumbré a una doble vida, cuando sentía que quedaría por siempre atrapado en esa cuerda tambaleante, llegó ella.

Victoria.

La mujer más bonita que mis ojos hayan visto, piel tan clara como porcelana y una larga cabellera negra, una sonrisa deslumbrante y piernas largas.

Mis días empezaron a resumirse en admirarla a lo lejos, a elogiarla en mis pensamientos, a desearla a mi lado.

Victoria realmente me gustaba.

La primer vez que me acerque a ella fue un intento de cordialidad, era más pequeña que yo y no alcanzaba un libro de la estantería, así que ví la oportunidad.

Jamás imaginé que el brillo de su mirada estuviera acompañado de algo más y con ello la destrucción misma de mi vida.

Lamento cualquier error.