Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 60: "Despedidas"


—Lo llevaré hasta Bariloche —Dimitri tomó a Alexander entre sus brazos.

Ámbar no podía dejar de llorar. No podía creer que Alexander hubiera perdido su inmortalidad por su culpa. Se sentía terrible.

—Estás herido, Elenis —intervino Abraham—. Te acompañaré.

Entre ambos inmortales, lo sostuvieron y se lo llevaron lejos de la Asamblea.

—Tranquila —Elohim se acercó a Ámbar—. Fue su decisión. Él ya no quería formar parte del Cielo.

—Él siempre dejó que su subjetividad le nublara el juicio —explicó Namael—. Sabemos que sería un alivio para él abandonar sus tareas de Emisario.

—El último espíritu que trajo debería haber tenido un juicio estricto —explicó el ángel negro Jequn—. Sin embargo, nos insistió en que revisáramos su conducta, ya que no era un mal hombre. El alma reencarnaría, pero Alex quería que fuera feliz en el Cielo ¿Pueden creerlo?

¿Se referían a Mateo Pérez?

—Al final lo enviamos al Paraíso —intervino Raguel.

Ámbar aún no estaba en paz con el asunto de Alexander.

—¿Y cómo sé que no van a atacarlo? ¿Cómo puede estar a salvo? —sollozó la humana de aura púrpura.

El dolor estaba carcomiéndola por dentro, y la simple idea de que alguien pudiera lastimar a Alex la aterrorizaba.

—Porque nos ocuparemos inmediatamente de quienes podrían herirlo, calma —la voz de Raguel sonaba suave y tranquilizadora—. Ahora debemos encargarnos de ti.

Elhoim le alcanzó un brazalete de plata con rubíes a Namael. También una aguja de diez centímetros de color dorada.

—Hay que clavarle esta aguja en el índice derecho y dejar caer tres gotas sobre la pulsera. Luego, debe colocársela y tendrá que usarla para siempre.

—¿Y si me la quieren robar? —Ámbar sabía que no era una gran idea usar piedras preciosas en Buenos Aires.

—Estará pegada a vos por el resto de tu vida. Aunque intenten quitártela, no podrán. Si te cortaran el brazo, el brazalete se movería a otra parte de tu cuerpo —explicó Elhoim—. Esta es la más avanzada tecnología Celestial.

La escritora tragó saliva. No le gustaba la idea de estar atada de por vida a un objeto.

—Estarás bien, Ámbar —intervino Samantha, alentándola.

Boyer permitió que le clavaran la aguja —a pesar de que los pinchazos fueron dolorosos—, mancharan la pulsera con tres gotas y luego se la colocaran en la muñeca derecha. Le entregaron una venda y un desinfectante para su herida.

—Necesito un espejo —musitó de pronto.

Los ángeles le hicieron seña a un Emisario novato, quien corrió para buscar un espejo y colocarlo frente a Ámbar.

La intención de la escritora no era observar su rostro sucio y lastimado, sino utilizar la piedra que le había dado Alexander.

La sacó de su bolsillo y la apretó en la palma de su mano. De esa forma, pudo ver en el espejo que su aura ahora proyectaba un precioso color verde esmeralda.

—El verde está asociado a personas compasivas y espirituales, pero no cuenta con la fuerza del violeta. Tampoco tiene el tinte de la muerte —explicó un ángel dorado.

Ámbar se alegró tanto de que su alma ya no fuera púrpura, que sintió ganas de llorar una vez más.

Al final, se había quejado de que la piedra no le había servido, pero ahora le había encontrado un uso: había visto que su futuro dejaría de ser violeta.

De ahora en más, su color favorito sería el verde.

—¡Ese tono te queda hermoso! —exclamó Samantha con entusiasmo.

Le sonrió a la fantasma con agradecimiento.

—Es hora de irse —comentó Namael de repente—. Raguel ¿Podrás escoltar a Samantha hasta el paraíso?

—Por supuesto. Esta fantasma ha sido de gran ayuda, por lo tanto, no tiene por qué cumplir las misiones que le habíamos impuesto meses atrás. Vamos al Edén Celestial, jovencita.

A pesar de que había sido ella misma quien había pedido que su amiga fuera al Paraíso, Boyer no pudo evitar sentir un nudo en la garganta.

Samantha se despidió de Ámbar moviendo la mano con alegría. Se veía emocionada.

—Nos veremos en el Paraíso, amiga. Cuidate mucho y disfrutá de la vida. No dejes escapar a Alexander.

Ámbar asintió y sonrió. Trató de contener sus emociones.

—Te extrañaré. Prometo ir a dejarte flores al cementerio. Vos también cuídate mucho y no hagas lío en el Paraíso.

—No te preocupes por eso ¡Adiós! —se despidió rápido porque Sam tampoco disfrutaba de las despedidas.

—¡Sé feliz! —dejó escapar unas lágrimas—. ¡Adiós!

Sintió un vacío en el pecho al ver que el espíritu que la había acompañado durante estos meses estaba alejándose cada vez más de ella.

Ojalá que en su próxima vida pueda hacer música y le toque una buena familia. Extrañaré sus constantes interrupciones y su ruidoso tono de voz.

Estaba llorando. Su vida había cambiado tanto desde el día en que la había conocido...

Un ángel blanco se acercó hasta Ámbar, interrumpiendo sus pensamientos. Ella no pudo evitar recordar al ángel que había visto morir, y se estremeció.

—Vamos a casa, Ámbar Boyer. Esta guerra ha terminado para usted.


* * *


—Contacten a Chloe Samaras y averiguen por el paradero de Beatriz Glinda, o pídanle una muestra de sangre para rastrearla. Cuando demos con esa bruja, localizaremos a Luzbel —anunció Namael—. Cuando encontremos al Demonio, destrozaremos ese aparato maligno.

—Sí, señor.

A los ángeles les costaría adaptarse a los cambios, especialmente al hecho de que el Reino de los Cielos había dejado de ser una monarquía, pensó el líder rojo.

—¿Qué pasará con Alexander Samaras? —inquirió Poyel de repente.

—Estará bajo nuestra protección hasta que acabemos con los Demoníacos que lo amenazan.

—Excelente —asintió Poyel—. Ahora ¿No deberíamos organizar el ataque sorpresa?

—Sí. Debemos organizar el ataque, hablar de los artefactos que confiscaremos y de lo que haremos con Noah Elenis cuando lo hallemos ¿Sugerencias?


* * *


Dimitri, Chloe y Abraham esperaron durante horas que Alexander despertara. Mientras, los Emisarios ayudaron a la exbruja para que el cuerpo de Alysa no se desintegrara.

—Jamás hubiera imaginado que terminaría ayudando a una bruja... —comentó David, sintiéndose algo incómodo por la presencia de Chloe.

—Ya no soy una bruja, Emisario —la menor de las Samaras se veía súper triste, ojerosa y exhausta—. Estás ayudando a una humana que perdió a su hermana en la guerra —luego se volvió hacia Dimitri—. Alexander ¿Realmente quería volver a ser humano? ¿O tomó esa decisión bajo la presión Celestial?

—Ya te lo expliqué varias veces: sí. Entiendo su forma de pensar: está cansado de las guerras y necesita descansar. Él mismo dijo que la venganza sólo provocó tragedias, y tiene razón.

—Todos hemos perdido a seres queridos en estas batallas —los ojos de Chloe se llenaron de lágrimas—. Pero estoy de acuerdo con que la venganza ya no tiene sentido... —hizo una breve pausa y preguntó—: Vos asesinaste a Amon ¿Verdad?

¿Amon? ¿El Cazador del tatuaje?

Dimitri lo recordó enseguida.

—Sí... antes de morir dijo tu nombre. No sabía que se refería a vos. Lo siento —se encogió de hombros.

La bruja no contuvo las lágrimas.

—Ese chico me gustaba. No era un asesino cruel, y comprendía mi historia. Me comprendía y me escuchaba...

—Lo siento. Lo siento de verdad —se encogió de hombros—. Esta guerra debe terminar.

—Ya está. Yo también he cometido pecados imperdonables... he sido cómplice de la muerte de la novia de mi hermano.

—¿Mía Loncar? ¿Sabías que Noah la asesinó?

—Sí. También sabía que Beatriz se robó su cuerpo y usó su sangre para diferentes hechizos. No tengo idea de qué habrá hecho con los restos de su cadáver.

A Dimitri le revolvía el estómago que hablara con tanta naturalidad de semejante profanación a un cuerpo humano. Le llevaría mucho tiempo dejar de lado sus prejuicios hacia algunos Demoníacos.

—Miren —Abraham señaló al ex Emisario.

Chloe le prestó atención a su hermano, quien se movió en la cama.

—Creo que está por despertar —soltó la "bruja".

Dicho y hecho.

Alexander abrió los ojos. Chilló de dolor y se tomó el pecho con ambas manos. Abraham y Dimitri fueron a socorrerlo, mientras Chloe buscó un vaso de agua para convidarle a su hermano.

—¿Estás bien? —su superior le pasó un trapo húmedo por el rostro.

—Duele... duele horrible tener corazón... —balbuceó Alexander, pero se esforzó para sentarse—. Pero necesito que le hagamos el funeral a Aly —escaneó la habitación con la mirada, y frunció el entrecejo—. ¿Dónde está Ámbar?

—En Buenos Aires. Está a salvo, no te preocupes.

Alexander asintió, e intentó pararse.

—No te esfuerces... —lo regañó su hermana.

—Necesito que hagamos el funeral. La enterraremos aquí en el patio. Le haremos una lápida y rezaremos...

—Está todo listo, Alex. Sólo te estábamos esperando. Calma —Chloe tenía los ojos llenos de lágrimas—. Por cierto ¿Puedo quedarme aquí para siempre?

La pregunta lo pilló por sorpresa.

—¿No querés venir a Buenos Aires conmigo?

—No. Aquí está Aly. Quiero estar para siempre con ella. Además, Bariloche me recuerda al pueblo donde nacimos: allí también había bosques nevados ¿Recuerdas?

A Alexander se le llenaron los ojos de lágrimas. Asintió.

—Aceptaré tu decisión, hermana. Podés encargarte de algunas tareas de mi fábrica si te apetece. Jamás te faltará la comida.

—Muchas gracias, hermano —luego miró a Abraham—. Necesito que encuentren a Beatriz Glinda, a Juan Tadeo y a Noah Elenis. Si no lo hacen, no podré dormir en paz. Les diré sus potenciales escondites y cómo encontrarlos.

David asintió.

Dimitri intervino.

—Gracias por la información, Chloe. Llevemos a cabo el funeral de tu hermana, y luego hablaremos de ello —después se volvió hacia Alexander—. ¿Te ayudamos a prepararte?

—Sí...

—Esperen —Abraham miró fijamente al ex Emisario Samaras—. Quería disculparme contigo, Alexander. Yo he ayudado a confiscar el cuerpo de Mía en aquel entonces, y realmente creí que había sido asesinada por un arma negra. Fui un inepto al dejar el cadáver sin supervisión...

—Eso es historia pasada. Ahora sabemos quién fue el asesino —Alexander hizo una mueca de dolor. Dimitri no sabía si era por el asunto de Mía o por el hecho de que ahora tenía corazón.

—Lo sé, pero quería disculparme por mi error y por haberte juzgado mal. La mayoría de los ángeles y Emisarios los tenían en la mira a Dimitri y a ti, cuando en realidad siempre fueron los más sinceros de todos los Celestiales.

—Ya está. Hemos vivido rodeados de mentiras. Mentiras de los Celestiales y mentiras de los Demoníacos —Samaras se tomó el pecho. Dimitri volvió a pasarle un trapo húmedo por el rostro, para quitarle el sudor provocado por el esfuerzo—. Lo importante es que ahora sé qué pasó con Mía y con mis padres. Lamentablemente, para llegar a eso tuve que perder otra vez a mi hermana... —se le llenaron los ojos de lágrimas.

Chloe estaba llorando. Tomó la mano del ex Emisario y musitó:

—No esperemos más. Hagamos ahora el funeral.


* * *


Abraham llamó a un ángel negro: Muriel. Éste subió al Cielo y le avisó a Poyel. Poyel se acercó hasta Namael.

—David averiguó cómo encontrar a los Demoníacos.

—Excelente.

El líder rojo se puso de pie. Miró a su alrededor: los Celestiales se veían tristes, cansados y débiles, pero confiados. Ahora confiaban en el Cielo. Se sentían cómodos con humanos a su alrededor, y hasta incluso habían sugerido que prepararan Emisarias para las nuevas labores de Dios.

Namael no pudo evitar preguntarse: ¿A Dios le gustaría esto? ¿Aceptaría que los humanos y los Celestiales se vincularan? ¿Aceptaría cambios en las reglas Divinas? ¿Le molestaría que incluyeran mujeres y homosexuales en su plantel de trabajadores?

—Pónganse manos a la obra —intervino Raguel—. Traigan a Noah Elenis, preferentemente vivo. También recluten potenciales Emisarios y Emisarias.

Namael sonrió. No sólo se sentía aliviado por compartir la carga Celestial, sino también por los cambios. Las innovaciones traerían paz y prosperidad, estaba seguro de ello.



12 de agosto de 2019. Buenos Aires.

Con mucha tristeza, Alexander se despidió de su hermana y viajó a Buenos Aires. Seguía en contacto con Dimitri, quien le contó que harían una emboscada sorpresa en el desierto del Sahara. Le daba miedo por su amigo, pero no había nada que pudiera hacer por él.

Pasó por su casa antes de visitar a Ámbar, y se deshizo de todos aquellos objetos que podrían haber sido contaminados por la Bruja Glinda. También sacó a la calle su colección de reliquias que Noah siempre había admirado ¿Para qué querría conservar todas esas cosas, si ya no era inmortal?

Luego, se preparó para sorprender a su humana favorita.

Cierto, él ahora también era humano. Le costaba asimilarlo aún. Su cuerpo estaba adaptándose a la falta de fuerza y a su corazón. Su ruidoso órgano que bombeaba sangre por todo su cuerpo.

Mientras se bañaba, observó sus tatuajes, sus cicatrices y su hombro izquierdo, el cual había sanado más lento porque había perdido la inmortalidad.

—Aly, sobreviví —musitó, y dejó que sus lágrimas se mezclaran con el agua de la ducha.

Más tarde, condujo hasta la vivienda de Ámbar, y fue testigo de cómo la escritora le revoleaba una almohada por la cabeza a su exmarido. Sólo vio su brazo por la ventana, fue muy cómico.

Alexander no se entrometió. Si Boyer había logrado escapar del mismo Demonio en persona, no debía preocuparse por un simple humano.

Cuando Greco se marchó, el ex Emisario tocó timbre. Apenas le abrió la puerta, se sorprendió.

No había perdido la capacidad de leer las auras, pero lo que le llamaba la atención era el color verde esmeralda. Un verde que le quedaba hermoso.

Ella lo abrazó con fuerza.

—Te he extrañado ¿Cómo estás? ¿Estás herido? —lo escaneó con la mirada para asegurarse de que estuviera bien. Su gesto le pareció tierno.

—Estoy bien, aunque tengo muchas emociones encontradas. Perder a mi hermana fue tan doloroso como cuando vi morir a mis padres a los veinte años —se encogió de hombros. Pensar en Aly le causaba una tristeza demasiado profunda y ganas de llorar—, pero me han dado una oportunidad de vivir. Vos ¿Estás bien?

Ámbar asintió, y parecía a punto de echarse a llorar.

—El verde te queda hermoso ¿Sabías? Resalta tu color de ojos.

Ella sonrió y le acarició el rostro.

—A vos te queda hermosa la humanidad.

No pudo evitar sentirse conmovido ¿Acaso merecía el amor de una persona como ella, luego de todo lo que había sufrido por su culpa?

Se inclinó para intentar besarle los labios... pero alguien los interrumpió.

De repente, apareció Zeus en escena, y se subió a su espalda. Ronroneaba, y se veía más que contento de volver a ver a su dueño.

—Yo también te he extrañado —le rascó las orejas.

—Vamos adentro, tenemos mucho de qué hablar —Ámbar lo arrastró hacia el interior de la vivienda.

—Es cierto. Tenés que contarme todo, incluyendo el asunto de Sam y el de tu aura verde... —miró la muñeca derecha de su humana favorita, y vio un brazalete con rubíes.

—Vos también —se sentó en la mesa de la cocina y se puso a cebar mate—. Debés contarme qué carajo te pasó en Bariloche... y si siempre lo supiste.

Los ojos de Ámbar brillaban con intensidad.

—Si supe ¿Qué cosa?

—Que Mía y yo éramos la misma persona —su tono de voz denotaba que estaba celosa.

Él no quería que ella sufriera, por lo tanto, fue sincero:

—No son la misma persona, sino el mismo espíritu. Y no, pensé que su alma había muerto... pero mi hermana cambió la bala para que ella pudiera reencarnar. Esto es algo que no saben los Celestiales, y tampoco tienen por qué enterarse. Están acostumbrados a los misterios —tomó una bocanada de aire—. Me enamoré de vos por tu forma de ser. No sos como Mía, siempre te lo dije: sos generosa, desconfiada, astuta y divertida... —la tomó de la mano—. A pesar de todo lo que nos ha sucedido, me alegra mucho ya no ser inmortal... así puedo morir a tu lado. Sos la mujer de mi vida. Te amo, y siempre voy a amarte.

Los ojos de Ámbar se llenaron de lágrimas.

—No quiero que mueras, idiota. Quiero que vivas conmigo, en nuestra casa.

—¿Nuestra?

—Sí, si la mitad es tuya.

—Fue un regalo...

—No importa. Quiero que te quedes conmigo, y que hagamos cosas divertidas juntos. Deseo viajar. Me gustaría también que me ayudaras a escribir una novela sobre amantes inmortales ¿Te parece? —le estaba diciendo claramente que quería una vida a su lado, y nada le parecía más emocionante en el mundo—. Bueno, aunque antes tendría que ponerme a terminar mis trabajos atrasados. Los de la editorial están furiosos conmigo —resopló—. En fin. Los dos seremos humanos que pueden ver fantasmas, ángeles y demonios, pero que siempre estarán el uno para el otro.

Sentía una mezcla abrumadora de emociones en su estómago. Apretó con fuerza la mano de Ámbar.

—Acepto. Quiero esa vida a tu lado. Esta vida y las que siguen.

Ella sonrió con melancolía. Se veía ojerosa y cansada. Seguramente estaba sufriendo de estrés postraumático también.

—Bueno, para vivir a mi lado, tenés que empezar a contármelo todo. Ya mismo —revoleó los ojos, y apartó la mano para cebar un mate—. ¿Por qué carajos me dejaste sola en la cabaña ese día?

—Porque Alysa había aparecido allí. Me mostró sus recuerdos, y ahora te los relataré uno por uno... pero antes de empezar ¿Por qué estaba tu ex allí afuera?

—¿Lo viste? —se sorprendió—. ¿Por qué no dijiste nada?

—¿Qué podría hacer? Heriste de gravedad a un Cazador famoso. Con ayuda, escapaste de Luzbel. Enfrentaste a Namael con la cabeza en alto. Por lo tanto, no tendrías por qué temerle a un humano.

—Buen punto —asintió con la cabeza—. Matías vino a pedirme otra oportunidad. Le dije que su tren ya había pasado, y lo saqué cagando ¡Hasta quería regalarme plata por mi cumpleaños atrasado!

—Dos meses atrasado ¿Piensa que puede comprarte con dinero? Qué imbécil.

—Sí, un imbécil... y hablando de cumpleaños ¿Cómo empezarás a contar tu edad?

—En febrero cumpliré treinta y seis.

—Tramposo. Trescientos ochenta y nueve serán en realidad. Sos tres siglos y medio mayor que yo.

—Bueno, en realidad, bien oíste que Namael dijo que tu alma tiene miles de años...

—No cuenta —Ámbar revoleó los ojos—. Y no nos distraigamos más. Contame tu historia... que, hasta que no me lo digas todo, yo no te explicaré esto —y señaló su brazalete.

—Es un trato —ella siempre lo hacía sentir mejor. Era increíble—. Bueno, esa mañana fría de julio, recibí una llamada telefónica...



¡Muchas gracias por haber leído! ¿Les gustó la historia? 

La primera idea para "Mi amante inmortal" se me ocurrió en 2021, pero no la desarrollé hasta marzo del 2022 y la finalicé en noviembre de ese mismo año. Tuve que releerla muchas veces para que no se me escapara ningún detalle. Me ha costado mucho trabajo, pero amo escribir. Recién este año me animé a subirla a Wattpad.

Cuéntenme, ¿cuál fue su personaje favorito y por qué?

A continuación, subiré el epílogo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro