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Capítulo 38: "Jerarquías".

Buenos Aires, marzo de 2019.

—Busquen algo que le pertenezca a Mía Loncar.

—Murió hace casi doscientos años, Beatriz... y era hija única. Habría que averiguar si su padre donó sus cosas a una caridad o si se las quedaron los parientes lejanos.

—Háganlo. También averigüen quiénes son los Celestiales que están escondiendo información a los suyos.

—No será fácil hacerlo...

—No dije que lo fuera, pero esto es de vital importancia para poder segregar a nuestros enemigos. Ahora ¡A trabajar!


Jerusalén, 1790.

Hubo una reunión de Emisarios en el Monte de los Olivos, en donde el alma destinada favorita de Dios, Jesús, solía ir a rezar. Era uno de los Cinco Lugares Sagrados en la Tierra.

Noah llegó tarde culpa de Alexander. Samaras lo había invitado a un burdel —si Dimitri se llegaba a enterar, los mataría a ambos—, y habían tenido relaciones sexuales con diferentes prostitutas. Alexander disfrutaba de la compañía masculina también, pero Noah, sólo de la femenina.

Aún tenía el perfume de una mujer mestiza (hija de una esclava y un noble), impregnado en su piel.

—Espero que te haya gustado el pago por tu ayuda —le había dicho Samaras.

Siempre estaba ayudándolo para obtener pagos inútiles. Estaba tan agotado, pero no era capaz de negarse. Temía que el Emisario de rango inferior pudiera descuidar sus almas. Y luego de todo lo que había sucedido con las marionetas demoníacas y las brujas durante los siglos diecisiete y dieciocho, no podían darse el lujo de descuidar ningún detalle.

Especialmente, luego de la muerte de su mentor Domingo Gori.

—Olés a colonia barata —Ismael, uno de los Emisarios de Nivel Superior y favorito de los ángeles, se acercó a Noah. Él vestía el atuendo tradicional de Jerusalén, a diferencia de Elenis, quien llevaba puesta ropa europea—. Estuviste divirtiéndote ¿No? —sonrió de forma socarrona—. ¿Dónde está tu primo?

—Está llegando ¿Para qué nos reunimos los Emisarios de niveles dos y tres en este lugar?

—Dios tiene nuevas misiones. Las repartiremos cuando estén todos presentes, y hablaremos de nuevas estrategias de protección de las almas ¿De acuerdo?

¿Nuevas estrategias?

—¿Los ángeles han inventado algún amuleto innovador?

—No, están los elementos celestiales de siempre. Sin embargo, podemos usar los mismos objetos de manera más eficiente. Lo hablaremos cuando estén todos presentes.


Buenos Aires, 9 de junio de 2019.

Alexander condujo hasta la vivienda de Ámbar. Se sentía miserable, pero sabía que verla sería un consuelo, a pesar de todo.

Como era la hora del almuerzo, llevó empanadas y una Coca Cola.

Tocó timbre, y ella lo recibió. Vestía un conjunto deportivo negro, una bufanda gris y se veía más delgada y ojerosa ¿Estaba conciliando el sueño últimamente? ¿Cómo se encontraba? Parecía que hacía un siglo que no hablaba con ella.

—Hola, Ámbar ¿Cómo estás?

—Pensé que no teníamos que vernos mucho... ¿Recordás lo que hablamos por teléfono?

—Cambio de planes.

Apareció Samantha detrás de ella.

—¡Tengo lápida! —exclamó, alegre—. ¡Ámbar consiguió que me hicieran una!

Tenía un corazón enorme. Alexander cada día se sentía más atraído hacia ella.

La escritora de Booknet asintió, e hizo un gesto con la mano para que Alex pasara a su vivienda.

No se veía para nada animada, como cuando él la había conocido. Había pasado por muchas cosas en un lapsus muy breve de tiempo.

—¿Ya almorzaste? Traje gaseosas y empanadas.

—Todavía no, aunque no tengo mucha hambre...

—Tenés que comer —Alex dejó las cosas sobre la mesa—. Estás muy delgada.

—No puedo comer ni dormir últimamente —suspiró, y abrió la caja de empanadas—. Sentate y hablemos un poco.

—¿Tenés algún plan para mañana, por tu cumpleaños?

—Realmente no. Quizás vengan mis amigas a visitarme por la tarde.

—¿Querés que cenemos a la noche?

—¿En serio podemos vernos?

—Por ahora, sí.

Se veía desconfiada.

—¿No estás ocupado por tu labor de inmortal?

—Mateo Pérez falleció. Él era mi alma destinada. Ahora tengo unos días libres...

Hasta que le designaran a alguien más.

Mientras esa persona no fuera ella...

—¿Falleció? —Ámbar abrió los ojos como platos—. ¡Pobre su familia!

—Su esposa y su hijo heredarán sus bienes y asignarán a alguien para que se encargue de la empresa. Supongo que Matías ascenderá.

—Ojalá le vaya muy bien —se notaba que poco le importaba de su exmarido.

—Ámbar... —él quería decirle que quería pedirles a los inmortales que dejaran que cuidara de ella, que la protegiera, pero tenía miedo de cómo eso podía repercutir en las decisiones Celestiales. Lo que acabó diciendo, fue lo siguiente—: ¿Querés que nos vayamos de viaje? Podemos ir a donde vos quieras. Me gustaría que estés lejos de Buenos Aires por un tiempo —en donde había demasiados trabajadores Demoníacos para su gusto.

Recordó que Dimitri le había contado que un Cazador había llegado tarde a lo de Mateo, y se le puso la piel de gallina. También pensó en el demonio de bajo rango que había atrapado Noah frente a la casa de Ámbar, el rastro de fuego en su vivienda aquella noche de marzo y en la intervención de sus hermanas.

—Si te soy sincera, no estoy de ánimos. No estoy de ánimos para mantener una relación y mucho menos, para un viaje.

—Jamás te presionaría, sólo fue una sugerencia —le alcanzó una empanada—. Comé. Mañana a la noche ¿Querés que cenemos?

Ámbar asintió.

—¿Qué te gustaría comer?

—No tengo mucha hambre, pero... ¿Sushi?

—Sushi con vino tinto. Sé que te gusta el Malbec, pero ¿Alguna marca en específico?

—Mientras no sea vino de cajita, todo bien... —esbozó media sonrisa.

¿Había sonreído?

—Tranquila, yo me encargaré de la comida ¿Vos hacés el postre?

—Está bien. Haré un postre para comer con vos y una torta para celebrar a la tarde con mis amigas. Soy consciente de que a pesar de que sean tiempos difíciles, la vida sigue.

Terminaron hablando durante un largo rato, incluyendo el tema de las velas y las hermanas Samaras. A pesar de todo, Alexander logró que Ámbar se sintiera un poco menos desdichada. Disfrutaba tanto de la compañía de un inmortal, que no podía evitar pensar que estaba un poco loca.

—De un modo u otro, estoy en peligro —concluyó la escritora de Booknet—, por lo tanto ¿No podrías decirme la verdad?

Samantha espió por detrás de la puerta. Ámbar extrañaba la privacidad que solía tener antes de toda aquella locura sobrenatural.

—Ya que no hemos podido recuperar el libro porque no he encontrado a mis hermanas, te contaré todo.

—¿Todo? —su corazón se llenó de ilusión.

—Todo ¿Hasta dónde has leído?

—Sólo el principio: que Adán y Eva fueron los primeros ángeles...

—Ángeles rojos. Se veían como personas, pero con alas. Hay ilustraciones de ellos —buscó en su celular—. Aquí.

Tanto la mujer como el hombre tenían piel cobriza, cabello negro y vello en todas partes del cuerpo. De su espalda, brotaban alas de plumas rojas y brillantes.

—Wow, estoy impresionada... jamás había visto criaturas tan magníficas.

—Adán y Eva son de la misma etnia que Jesús de Nazareth, el alma destinada más famosa que jamás existió. Creo que es la raza favorita de Dios.

—No entiendo ¿Por qué los blancos dominan el mundo, entonces?

—Porque Dios puede crear, pero no puede controlar a sus creaciones —suspiró—, de lo contrario, Luzbel no habría asesinado a Adán y Eva. En ese entonces, el cielo estuvo de luto siete años.

—Es muy curioso... Por lo que leí en el libro, los humanos no descendemos de ellos, sino de la evolución.

—Así es. Por lo tanto, no todo lo que está escrito en la Biblia es correcto, especialmente en lo relacionado a los tiempos en los que sucedieron ciertos eventos.

—¿Por qué Dios creó a los Ángeles? ¿Cuándo?

—No hay un dato exacto, aunque sí hay especulaciones. Se cree que hace miles de años. Lo hizo porque necesitaba ayuda y se sentía solo —hizo una pequeña pausa—. Hay muchas cosas que nos faltan saber sobre la Tierra y sobre el Cielo, Ámbar. Pero puedo decirte lo que sí sé: hay diferentes categorías de ángeles. Adán y Eva eran rojos, al igual que Namael y Raguel: son los que emiten órdenes, juicios y funcionan como "puente" de poder entre Dios y los demás inmortales. Sólo Dios limita su magia.

>>De las costillas de los ángeles rojos, nacieron los dorados, quienes son los "organizadores" del cielo. Sin embargo, su poder de decisión es limitado en comparación a los rojos, ya que toman responsabilidades más "triviales", por ejemplo, programar las fechas de muerte de algunas personas.

>>De las costillas de los dorados nacieron los ángeles plateados. Ellos llevan a cabo labores rutinarias dentro del cielo: acompañamiento de almas, creación de infraestructura, amuletos, armas, entre otros. Son fuertes y poderosos, pero prácticamente no toman decisiones celestiales.

>>Por último, nacieron los ángeles blancos y negros. Son los únicos que pisan la Tierra y se encargan de los trabajos sucios de Dios. Son hábiles voladores y superfuertes.

—Hay algo que no entiendo ¿Qué poder tienen los ángeles?

—El poder de los rojos es prácticamente infinito, ya que proviene directamente de Dios. Obviamente, tienen limitaciones, pero pueden volar, tienen súper fuerza, pueden teletransportarse e incluso utilizar "magia blanca" y alquimia, la cual tiene que ver con la transmutación de la materia.

—¿Pueden trasmutar cosas?

—Sí. Y personas. Es el proceso que utilizan para crear Emisarios, por ejemplo.

—¿Los ángeles rojos crean Emisarios? —aquello parecía una locura.

—Sí, se apoderan del corazón humano y lo convierten en energía divina. Es esa energía divina lo que permite que nos mantengamos jóvenes por siglos.

—Tengo una duda... si un Emisario quiere abandonar su deber ¿Puede hacerlo?

—¿Querés saber si podemos volver a ser humanos? Realmente no lo sé. Hasta los poderes de Dios tienen limitaciones, especialmente relacionadas con la vida y la muerte.

—¿No has escuchado de algún caso así?

—Realmente no, pero soy un Emisario relativamente joven y de bajo rango.

—¿Bajo rango?

—Hay tres niveles: Bajo (uno), Medio (dos) y Superior (tres). Los Emisarios de nivel bajo tenemos pase libre al cielo, al infierno, al purgatorio, a los lugares sagrados, etcétera, excepto al paraíso (ningún Emisario ha ido jamás). Podemos leer las auras, transportar almas por medio de transmutación, somos fuertes —por eso le había dolido tanto el puñetazo a Matías—, y somos capaces de hacernos invisibles al ojo humano. Generalmente nos dejan a cargo de las tareas más desagradables. Los Emisarios de nivel Medio, como Noah (el primo de Dimitri) hacen lo mismo que los bajos, pero pueden teletransportarse y no les tocan las tareas más cansadoras. Los Emisarios de nivel Superior como Dimitri son más fuertes, eligen misiones y también comparten tareas con los ángeles blancos y negros.

>>Es importante aclarar que nosotros no podemos hacer magia blanca como los ángeles, porque somos humanos. Distinto es el caso de los Demoníacos.

—Esto es demasiada información. Creo que tendré que anotarlo en algún lado para no olvidarlo —atinó a buscar un cuaderno, pero él hizo un gesto negativo con la cabeza.

—Será mejor que no quede evidencia de nuestras conversaciones ¿No te gustaría saber sobre las almas destinadas?

—Sí —un tema que la aterrorizaba.

—Son las almas que reencarnan. Dios las necesita. Él las elige para que compartan el paraíso y los misterios del mismo. También las escoge para diferentes roles. Si las almas no reencarnaran, sus futuras generaciones espirituales se irían debilitando al perder espiritualidad ¿Me explico? Reencarnando mantienen su valor espiritual.

—Entiendo, aunque el concepto es algo confuso ¿Qué rol juegan acá las auras púrpuras?

—Las almas púrpuras son especiales, porque tienen mayor poder espiritual. Jesús de Nazareth tenía alma púrpura... y ¿Sabés qué? Él no resucitó, sino que fue leyenda porque reencarnó tres días después de su crucifixión.

—Murió a los treinta y tres años y tres meses de vida —comentó—, pobre tipo ¡Era apenas unos meses mayor que yo!

—Pobre, ha sufrido mucho... —Alexander se encogió de hombros.

Su expresión de dolor la hizo caer en cuenta de algo: ella mañana iba a cumplir treinta y tres años, y su aura era púrpura.

De repente, tuvo un mal presentimiento, y se le hizo un nudo en el estómago. Empezó a temblar.

Alexander lo percibió, y la tomó de las manos.

—No permitiré que nadie te haga daño. Lo prometo. Vos vivirás hasta ser viejita y tener muchas arrugas.

—Te lastimaron gravemente... no estás en condiciones de hacer esa promesa —se estremeció.

—Vayámonos entonces.

—Todavía no. Tengo asuntos que resolver en Buenos Aires y no puedo dejar mi vida de lado... además, vos sos un Emisario de bajo rango y no podés elegir tu misión.

—Aprendés rápido... Ámbar ¿Qué tal si te cuento lo que está pasando con los Demoníacos? Quizás podrías llegar a una conclusión o inspirarme.

Le comentó lo de sus padres, lo de Mía Loncar y el arma negra. También le explicó lo de la falta de registros y también lo extraño era que todos los sucesos se conectaran con él.

Ámbar se quedó pensativa unos instantes.

—Primero: tenés que averiguar con exactitud quiénes son tus amigos y quiénes, tus enemigos. Segundo: tenés que encontrar cuanto antes a tus hermanas. Tercero: hay que investigar cuáles son las intenciones de Luzbel. Si nos enteramos de su objetivo, quizás sea más fácil deducir qué es lo que está pasando. Lo que te dijo el Cazador puede que lo haya hecho con la intención de confundirte, pero no sabemos si es verdad o no. No deberíamos descartar ninguna teoría.

—Tenés razón. Ahora mismo debería ir a por mis hermanas. No descansaré hasta encontrarlas.

—Me parece bien... y tené cuidado. Seguramente están vigilándote.

—Lo sé. Samantha se quedará con vos y me avisará si algo malo pasara. Por favor, cuídate —le dio un beso en la frente—. No dudes en usar la daga si la necesitás.


¡Muchas gracias por leer!

Sofi.

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