Capitulo Uno.
Llantos de un recién nacido era lo que se escuchaba en aquella mansión que estaba ubicada en el casco antiguo de esa preciosa aldea, aquella familia de influyentes aristócratas había tenido a su primogénito la madre lloraba de alegría por concebir a tan precioso retoño algunas sirvientas estaban ayudando a su señora, tomaron al bebe para limpiarlo y vestirlo con ropas abrigadas pero con un toque suave en ellas por los evidentes delicados huesos de la criatura recién nacida, con cuidado le entregaron a ese pequeño ser a su madre la mujer apreciaba lo lindo y frágil que era su hijo las muchachas de servicio notificaron al padre del nacimiento del pequeño... con euforia pero algo de nerviosismo aquel noble entro en la habitación donde su amada familia estaba esperando su llegada, de inmediato noto a su adorada esposa recostada en la cama con un pequeño ser entre sus brazos con pasos nerviosos comenzó a acercarse hacia su familia.
-Hola...- dijo en un susurro casi inaudible pero que se logró oír por la cercanía en la que se encontraba – ¿Cómo te sientes?- pregunto con voz relajada no debía alterar a su hijo y esposa.
-Estoy bien pero algo cansada- miraba a su cónyuge con ojos cansados luego acerco un poco a ese pequeño ser que estaba cargando –Mira es nuestro hijo-
-...- sus manos estaban temblando no quería que se le cayera de los brazos pero al momento de tenerlo ese miedo se desvaneció –Es muy hermoso... un niño realmente precioso-
-¿Cómo lo llamaremos?- pregunto la dama con voz realmente cansada.
-Encre... si así te llamaras mi hijo amado-
-Es prefecto, lo educare y formare para que sea todo un caballero-
El noble conmovido por todas esas cosas tan preciosas que pasaban en su vida se acostó junto a su mujer con el niño entre brazos ese momento fue muy especial ya que se decían palabras muy bonitas, los que ahora eran padres debían cuidar a ese pequeño bebe y lo harían... los años pasaron en aquel pueblo, todo para esa familia era perfecto criaron a su amado hijo llenándolo de dotes especiales que le brindaban hermosura a su personalidad amable e inocente, ese joven ahora tenía 18 años se encontraba en la sala de la mansión estaba dibujando en una libreta que siempre cargaba consigo, amaba poder crear distintas cosas en ese cuadernillo cada curva y color formaran una historia en el papel blanco.
Se levantó del asiento donde reposaba para poder apreciar como siempre el anochecer amaba poder ver los colores tan hermosos del crepúsculo... pero algo obstruía su vista siempre se podía apreciar a lo lejos una estructura antigua un castillo sombrío que tal vez en antaño su belleza pudo ser extraordinaria, Encre también podía ser muy curioso al respecto de sus alrededores aunque no lo pareciera tenia intriga por saber que había dentro de dicha estructura... como siempre se podía apreciar el sonido de las campanas del pueblo que avisaban a los habitantes que ya era hora de irse a sus hogares, el esqueleto albino observaba como las personas corrían por las calles desesperadas por llegar a la seguridad de sus moradas... los pensamientos del joven fueron interrumpidos por el llamado de una sirvienta que le indico que ya era hora de cenar, otro día podría imaginarse las cosas que podrían haber en ese castillo.
Mientras en ese castillo oscuro y deprimente donde la luz del sol no llegaba se encontraba una silueta siniestra descansando sobre su trono con una copa vacía en su mano derecha, él anhelaba beber sangre en esos momentos el salón del trono tenia detalles infernales junto con decoraciones góticas que daban un toque perverso a ese lugar, ese vampiro detecto la presencia de intrusos que trataban de forcejear la entrada hacia la sala del trono cosa que consiguieron tirando la puerta abajo, mostrando a caballeros con propósitos de destruir al rey vampiro para siempre, este solo formo una sonrisa perversa en su rostro para levantarse y caminar hacia esos guardias desafortunados que osaron entrar en sus dominios.
-¡Quietos, muchachos tenemos que ser cuidadosos!- dijo el primer guardia que se encontraba en frente de los otros.
-¡Podemos con él... solo hay que confiar en Dios!- decía el que se encontraba a la izquierda.
-¡Que Dios nos proteja!- predicaba el más temeroso debía confiar en sus creencias.
-...- coloco la copa en frente de él, mientras la inclinaba un poco para demostrar que estaba vacía, luego una sonrisa que enseñaba sus colmillos se apreció en su rostro –Que oportuna coincidencia... ¡me muero por un poco de sangre!-
Después de eso los caballeros desenvainaron sus espadas para comenzar una batalla con el demonio que estaba en frente de ellos, uno ataco tratando de herir al vampiro pero Fallacy contraataco de inmediato tirando la espada al suelo, luego el otro caballero trato de proteger a su compañero pero este fue empujado con mucha fuerza provocando que se estrellara contra una pared dejándolo casi inconsciente por la contusión que le provoco ese golpe tan fuerte, el vampiro aprovecho esto para otorgarle un golpe mortal a uno de los intrusos agarrándolo del cuello para clavarle los colmillos y matarlo de inmediato, el polvo de ese guardia se esparcía por toda la habitación.
Solo quedaban dos el caballero que aún estaba de pie solo sentía pavor en todo su ser al ver como morían lentamente el vampiro inhalo ese sentimiento que solo le divertía para poder jugar con su presa... este trato de defenderse de los golpes rápidos y agiles que provenían de Fallacy pero cada uno de estos solo lo entorpecían cada vez que trataba de resistirse a su crudo final, el rey ya arto de todo esto tomo la espada que había caído al suelo para asestarle un golpe mortal a ese infortunado, luego bebió de su sangre para lanzarlo bruscamente al suelo ese líquido rojo salpicaba en el suelo dejándolo de un color carmín.
Solo quedaba uno... el ultimo de esos caballeros incompetentes se arrastraba por el suelo dejando un rastro de sangre con una cruz en su mano derecha recitando una plegaria para tratar de salvar su vida pero poco a poco esa esperanza se fue marchitando al ver como el rey vampiro se acercaba lentamente, como último recurso la cruz que tenía en sus manos se la mostro al demonio sin dejar de repetir ese cantico, Fallacy solo lo miro fríamente para acto seguido tomar ese instrumento absurdo de protección y lanzarlo al suelo... el caballero quedo atónito ya que la cruz no le hizo absolutamente nada el rey lo tomo de la cabeza para romperle el cuello luego bebió la sangre dejándolo totalmente seco... un silencio sepulcral era lo único que se lograba escuchar el vampiro que realizo toda esa matanza se hallaba parado en el centro del salón cubierto de sangre, tenía una mirada vacía... no sentía nada... hasta que escucho como una voz conocida preguntaba algo alterado que fue lo que paso por ver como todo el lugar yacía destrozado.
-¡Que fue lo que paso aquí!- sus cuencas se abrieron totalmente por ver a su señor en ese estado... una matanza sangrienta era lo que se podía percibir.
-Nada...- dijo con un tono frio e inquietante camino lentamente en dirección donde su más confiado sirviente se encontraba –Solo limpia este desastre antes de que mi hijo lo vea-
-Si señor, como ordene el rey- realizo una reverencia para así llamar a varias sirvientas y comenzar con la limpieza toda la sala del trono.
El vampiro se desplazaba tranquilamente por los pasillos del castillo empapado de sangre las sirvientas lo miraban despavoridas pero cuando sentían las cuencas de su amo desviaban la mirada disimulando estar realizando sus tareas, las muchachas lo miraban de reojo tratando de evitarle lo más que podían no querían toparse en el camino del rey y enfrentarse a las consecuencias de ser la siguiente presa del demonio... Fallacy entro en el baño de su habitación de inmediato comenzó a desvestirse necesitaba bañarse para quitarse el exceso de ese delicioso néctar rojo que en estos momentos cubría sus huesos color ébano luego de terminar se vistió con sus típicas ropas que podrían ser antiguas pero para ese vampiro eran simplemente cómodas en una fracción de segundo vio por la ventana de su habitación, últimamente esos días se tornaron aburridos en el castillo, él quería diversión así que decidió esperar a que obscureciera más para salir a extender sus alas y tal vez encontrar algo divertido en los caminos que se dirigían al pueblo... como deseaba tener algo interesante entre sus garras y poder divertirse largas horas con eso o alguien.
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