33
Mis ojos querían salirse de sus cuencas. No sabía si ponerme a llorar o si debería quedarme pasmado por lo que decían las hojas que me dio Mahad.
—Negativo... —musitó.
Yami tenía la misma expresión que yo, pero al instante su rostro se mostró aliviado. No podía creerlo.
—Exactamente —dijo Mahad, quitándose unos guantes quirurgicos manchados de sangre—. Por fortuna, logré encontrar unos registros que tenía sobre ti, en caso de que Atem pudiera contactarme de nuevo por si necesitaba mi ayuda.
—¿De verdad no soy el padre de Yugi? —preguntó Yami, como si no pudiera creerlo todavía.
—No —respondió, y votó los guantes en un tacho de basura a su lado—. En esa hoja está escrito todo el desglose del ADN de Yugi. Y en ningún momento encontré relación con tu sangre Yami, y mucho menos tienen el mismo olor.
Yami volteó a verme sonriendo con alivio y salté a sus brazos para abrazarlo. Al instante lo sentí aferrar sus dedos en mi cuerpo.
—Gracias por ayudar, Mahad —dijo Yami.
Pero este frunció levemente el ceño.
—¿Y cómo le dirás esto a Atem? —inquirió serio.
Al escuchar su nombre, recordé a mi madre y se me esfumó la sonrisa. ¿Cómo podría explicarle esto?, ¿Cómo decirle que fue engañado por tanto tiempo?
—¿Y tú? —preguntó Mahad, mirándome a mí—. ¿Ya planeaste desde el principio lo que le ibas a decir o cómo lo harías?
No pude evitar encogerme de hombros.
—Tranquilo, Mahad. Ya lo hemos planeado.
—¿Están seguros?
Yami y yo asentimos.
—Sí —dije—. Sé que no será muy fácil, pero estoy dispuesto a decírselo y a apoyarlo, porque en serio lo quiero.
Mahad se quedó mirándonos a los dos, y hubo algo en sus ojos que me hizo comprenderlo. Tragué en seco y proseguí:
—¿Te preocupa mi madre? —pregunté.
Al verse al descubierto, Mahad suspiró y se levantó de su asiento para recoger todo lo que había sobre la mesa.
—La sangre de un vampiro sigue siendo un misterio, incluso en la actualidad por los médicos como yo. Y no es tan fácil de entender —explicó, votando todo al toche de basura—. Solo no quiero que tenga más motivos para sentirse abrumado en su vida. No quisiera que cambie para mal con esta noticia. Primero su familia lo rechaza por su condición, luego tuvo que escapar de casa, después tuvo un hijo con un ser sobrenatural que estuvo rozando la muerte, y ahora se enterará que su hijo no es de la persona que él creía. Solo me da algo de tristeza que muy pocas cosas en su vida hayan sido normales o alegres.
Escuchar a Mahad me hizo darme cuenta de que tenía razón, pero en el fondo no puedo evitar sentirme mal también porque acepté hacerme está prueba con el afán de saber si podía o no estar con Yami, en lugar de pensar en el bien de mi madre. La ligera culpa me invade y hace que me duela de cierta forma el estómago. Me siento algo egoísta, pero a la vez no.
—Gracias por preocuparte, Mahad —dije—. Entiendo a lo que quieres llegar, y sé que el que se entere de esto no será nada fácil, pero tiene que saberlo.
—¿Para qué? —inquirió serio nuevamente—. ¿Solo para que te permita estar con él? —dijo mirando a Yami de reojo.
Mi cuerpo se tensó inevitablemente.
—Lo siento, niño. Pero en lo personal suena algo desagradable.
—Mahad —aseveró la voz.
Alcé la mirada, y vi como Yami lo amenazaba con la mirada. Mahad tampoco se dejó intimidar.
—Basta.
—Di lo que quieras —espetó serio, con sus ojos brillando bajo la tenue luz de la sala—. No me importa si los dos terminan juntos. He visto peores cosas en este mundo. Pero no me forzarás a que esto no me desagrade.
Yami frunció levemente el ceño, y yo, no pude evitar sentirme mal por dentro.
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