17
- ¡Ahh~! -gemí en alto. No podía parar, y cada vez que veía a Yami a los ojos entendí que no me iba a dejar libre.
Su miembro da golpes directos en el límite y siento que no voy a poder aguantar. Perdí la noción del tiempo. Solo podía pensar en como entraba y salía de mí ferozmente. Creo que incluso le llegué a arañar un poco la espalda. Mi interior está lleno; está sería la tercera vez que se corre en mi interior.
El dolor de un inicio se perdio con el pasó de los segundos, sumergiéndome en sus besos, caricias y embestidas. Se supone que es un vampiro pero no ha tocado mi cuello en ninguno momento. Cada vez que lo besaba con pasión podía sentir sus colmillos asomándose y chocando con mi dentadura, pero no me hizo nada. Sus manos eran las que hacían todo el trabajo para complacerme.
- Yugi~ -gimió cerca de mi rostro. Cruzó miradas con él y no dudo en besarlo. Estoy por llegar al clímax.
Sonará sucio, pero escuchar los rechinidos de la cama solo me hace entender la fuerza que está ejerciendo en mi interior.
"Ha crecido...", pienso inconscientemente.
- ¡Yami~! -gemí y me corrí de forma inevitable, al mismo tiempo que él se desbordaba dentro de mi, soltando un gruñido.
Intente recuperar el aire, pero el inmediatamente apresó su boca a la mía. Correspondí sin dudarlo. Este beso era más tierno que los anteriores. Se separó despacio de mí y sus dedos acariciaron mi pómulo. Me sonrojé sin poder evitarlo. "Que resistente eres Yugi.", me recrimine, y aparte la vista a un lado. Sin embargo, no podía seguir ocultando nada.
- Por lo visto si me extrañaste. -Dijo, y sentí como empezó a salir de mí. Ahogué un gemido en mi garganta al sentir la separación de su cuerpo.
- Sí... -musite. - Lo admito. Pero sí sabes lo que acabamos de hacer, ¿no?
Carcajeo un poco.
- ¿Te refieres a que fuimos incestuosos? -preguntó incrédulo.
- Obviamente.
- Lo sé. -dijo y lo vi reincorporarse hasta quedar sentado en el borde de la cama. Su espalda tenía un contorno muy resaltante en su torso marcado. No lo recordaba así.
Hubo un momento de silencio, podía ver que estaba tratando de reflexionar sobre algo, y no sé de qué.
- Yugi, escúchame, ¿Sí?
- ¿Mh? -Lo miré, aún acostado en la cama. Estaba algo cansado como para levantarme.
- No pienses que creo que Atem es mentiroso. -Pausó. - No. Nunca lo fue. Él siempre fue muy sincero conmigo. -sonrió con nostalgia, apoyando el codo en la rodilla, y su mano en su mejilla. - Uno de los tantos motivos que me enamoraron de él. No creo que me mienta con algo como esto... que al parecer tengo un hijo. -Pausó nuevamente, se le ve pensativo. Suspira lentamente y veo que gira su cabeza en mi dirección. - Solo quiero decirte que... si hubiera sabido de ante mano, jamás te habría abandonado, Yugi.
Escuchaba perplejo.
- No soy de las personas que evaden responsabilidades. Es descarado a mi opinión.
- ¿Entonces... no te fuiste por abandonar la responsabilidad?
- Tengo muchos años de vida, Yugi. Eso me sirvió para pensar muchas cosas. Es cierto que de joven si fui muy huraño y hasta despectivo -decía y frotaba su cien con los dedos -. Pero cambie y, en cierta parte fue gracias a Atem. Por eso quiero pedirte un pequeño favor.
Lo miré confuso y me reincorporé en la cama.
- ¿Un favor?
- Sí. -se acomodo sobre la cama para dirigirse a mí. Me entró la curiosidad. - Quiero resolver todo este dilema. Quiero ver si de verdad... eres mi hijo.
- ¿Dudas de mi... mamá?
- No. Solo me gustaría poder hablar con él entre todos. Sé lo que me dirá, pero igual me gustaría resolver todo. Y al final tendrás la decisión final.
- ¿Decisión final?
- Si al final quieres estar conmigo. -dijo suave y directo.
Abrí los ojos y en el fondo me entró miedo. Fui un imbécil al dejarme llevar por un deseo carnal que evidentemente desee, pero es algo que todavía me entra en duda de cierto modo. No sé a quién creer: A Yami o mi mamá. No sé quién de los dos tiene la razón. Y me aterra saber que de verdad Yami es mi padre...
- Cuando termines tu primer año y salgas de vacaciones regresemos a Transilvania. Podrás visitar a tu madre y de pasó podremos hablar juntos para resolver el dilema. ¿Qué dices?
Mis dedos se aferraron al cubre cama debajo de las sábanas. En el fondo no quiero, pero no tengo de otro modo de desmentir esto... porque si llegase a ser mentira que Yami es mi padre... ¿Podré estar con él tranquilamente...?
Me mostré inseguro. La verdad es que la incertidumbre me fue muy útil cuando me decidí a besarlo de nuevo. Ahora esa misma incertidumbre me está poniendo entre la espada y la pared. Miró a Yami a los ojos, y entiendo que esto no solo es por mí. Es por los dos.
Suspiró rendido, y aceptó que no tengo más opciones.
- Está bien. Regresaremos cuando inicien mis vacaciones de verano.
Él me sonrió y se acercó para abrazarme. Creo que se dio cuenta de que me siento nervioso. Aceptó su envolvimiento y me aferró a su espalda, donde siento las ligeras partes hundidas donde enterré mis uñas, cerrando los ojos con mis labios en su hombro, intentando ocultar la pena.
- Tranquilo. Siempre podemos hacerlo en secreto si todo resulta ser verdad.
- Sí... -digo embobado... hasta que proceso lo que dijo.
"¡¿Qué?!", pienso abriendo los ojos de golpe, y le doy un lapo en la cabeza.
- Payaso. -escupo, frunciendo un poco el ceño.
Mató el momento...
Él solo bufó riendo bajo en mi cuello.
- Pensé que habías madurado. Pero sigues siendo el mismo estudiante problemático.
- Soy estudiante, pero ya no soy problemático. -reiteró separándome un poco de él para verlo. Solo me topó con una sonrisa en su rostro y unos ojos brillosos.
- Solo bromeo. -y acarició su mejilla, y se desvaneció su sonrisa. - Solo quiero que estés tranquilo. Todo se resolverá. Lo prometo.
Dudé en un inicio, calmándome , pero tenía razón.
- Te creo.
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