Rosas con nombres
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El ruido de la licuadora me obliga a levantarme de la cama, me cepillo rápidamente y salgo a ver quién es capaz de robarme el descanso.
Cuando miro es mamá, haciendo batido de melón para complacer a la pequeña Mercy.
- Madre, es necesario hacer tanto ruido?
- Florian, ya son las 9:00 a.m. qué culpa tengo?
- Tienes razón madre, disculpa por cuestionarte.
- Tranquilo mi hijo, quieres un poco?
- Pensé que no lo preguntarías, por supuesto que quiero.
Luego de terminar el batido, le doy un beso a mamá y me voy para el cuarto a beber algo de whisky que me queda.
Recuerdo que debo cortarme el cabello para estar presentable para Carolina, salgo un momento con ambivalencias en mi interior, no sabia qué respuesta me tendría mi amada.
Luego de dos horas, iba de camino a casa, con la mente llena de incertidumbres, en el camino un típico vendedor de rosas se cruza en mi camino, y me ofrece un ramo, me niego a colaborar con ese tipo, y actúo con cierta emergencia para huir de él.
Llego sin prestar atención al almuerzo, me meto al baño, mientras pienso en todo lo que representa Carolina en mi vida. Empiezo alistarme con la ropa que mejor me presenta, me baño nuevamente al ponerme mi mejor perfume, me cepillo tres veces, me peino de diferente manera a ver cuál me luce, me siento nervioso, llevo una hora y media haciendo esta tontería, no sé qué me sucede.
Ya se acercaba la hora y como de costumbre quería sorprenderla al llegar primero, me tomo un vaso de whisky para calmar los nervios y estar preparado para la decisión. En el camino nuevamente me encuentro aquél tipo con sus ventas de rosas, me insiste en todo el camino, mencionandome que necesita dinero para su familia que lo ayudara. En mi interior no me interesaba lo que mencionaba, no era mi problema, pero quizás un ramo de rosas ayudarían a cambiar o fortalecer la decisión de mi amada.
Llegando al lugar de encuentro, pienso en que las rosas son muy común y que debía modificarla para un momento como el que ocurriría. Aprovecho el tiempo que estoy solo para escribir su nombre en cada pétalo de la rosa, de diferente tamaño, oscuro, tinta, formas, horizontales, verticales, algunos se entienden y otros no, pero lo más importante con diferentes sentimientos.
Llega su presencia sigilosa, reflejando la venida de la muerte, así de fría, calmada, silenciosa, misteriosa, sorprendente, inspiradora, valiente, honesta, respetuosa, justa, condescendiente, salvadora, ausente y de repente presente; Ambas las he esperado.
Mientras la miro, pienso el el color de sus ojos, en cómo habrá adquirido tantas belleza, es imparable.
Conversamos de todo, estábamos tan a gusto, hasta que llegamos al momento de hablar de nosotros, en ese instante empezaron a renacer los nervios y esa sensación de miedo, a la vez no quería que llegáramos hablar sobre eso, pero también es cierto que quería saber su respuesta, para saber qué sentido tendría mi vida.
-Florian -me dice Carolina.
-Dime mujer?
-Sobre tu propuesta he preferido dejarte una carta.
-¿Una Carta? -Le pregunto.
-Sí, no tengo la valentía para decírtelo aquí presente.
Antes de irse me deja la carta con un beso en la mejilla.
Mientras se marcha quedo pensando que tanto suspenso trajo su presencia para dejarme con otro suspenso en su ausencia.
Al llegar a casa abro la carta y su respuesta estaba ahí de color rojo.
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De regreso a la rutina al día siguiente, me levanto y lo primero que hago es voltearme a mirar la carta y confirmar si lo que había visto la noche anterior era cierto o todo se trataba de un simple sueño como la mayoría de las cosas que me sucedían.
Al mirar por segunda vez el color rojo, doy un grito ensordecedor que provoca las visitas a mi cuarto, mamá me pregunta qué me sucede y le digo que no es nada que puede estar tranquila, que solo fue un grito que a veces debemos hacer para sentir que estamos vivos.
Luego de que cierran la puerta y se marchan e mi habitación, busco en mis cajones cigarros para tener compañía con quien disfrutar el hermoso día, mientras he perdido la cuenta pienso en ella, en que debo volver a verla, no importa que no haya una cita planificada, sé adónde vive y ahí me tendría presente el día de mañana, ya que quede el día de hoy en pasarla en familia..
Mi amor era tan intenso, que quizás no podría comprenderse y no lograría ser un símbolo de pertenencia para la humanidad, y no cambiaria la manera de pensar sobre el amor en la actualidad, pero de algo puedo estar seguro, que mi amor hacia Carolina podría ser el inicio de un nuevo hombre no sé si para bien o para mal, el amor puede convertirte en cualquier ser luego del final, yo me conformo con saber que el resultado tendrá su nombre.
El amor es subjetivo, puede verse de tantas formas, que nunca sabrás cuantos tipos de amores podrás encontrarte antes de que te atrape la muerte, hemos de saber que no existe un ideal de lo que es el sentimiento que nace del corazón, seria egoísta tener una ideología de cómo debe ser, estaríamos quitándonos la libertad de conocer nuevas almas.
Tantos tipos de amores han existido en la historia, desde la mitología griega donde Orfeo camino el inframundo para rescatar a la hermosa Eurídice, y solo con una mirada basto para perderla; O en la filosofía entre la relaciones abiertas que existían entre Jean-Paul Sartre y Simone De Beauvoir; En el arte con amor destructivo entre Frida Khalo y Diego Rivera; El amor suicida entre los poetas Alfonsina Storni y Horacio Quiroga; En la música el amor inmortal de Ludwig Van Beethoven, que aún se desconoce; El amor libre que brindaba Diomedez Díaz; El final trágico que tuvo la relación entre Romeo y Julieta escrito por William Shakespeare; El amor incomprendido de Juan Pablo Castel hacia María Iribarne, escrito en el túnel de Ernesto Sábato; o el ideal distinto que tenían Percy Bysshe Shelley y María Godwin.
Todas estas historias han tenido un amor diferente al ideal que hemos creado, y mi amor hacia aquella dama no era la excepción. Me preparo a escribir una carta para sorprenderla el día de mañana, y pienso en volver a regarle unas rosas ya que al parecer me dieron algo de suerte, pero ahora en cada pétalo escribiría su nombre adornado con mis sentimientos que viven desde que apareció en mis sueños.
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Nuevamente me encuentro con el crepúsculo en mi ventana, y la maquina del corazón que late y aún me confirma que estoy vivo, salgo de mi cuarto y juego con la pequeña Mercy, hablo con mi hermano Aleck sobre el futbol y la manera en que iba evolucionando nuestras vidas.
Volteo y miro a mi madre, una mujer tan cariñosa y hermosa, que me a enseñado a todo lo bueno aunque poco lo practico en mi vida, si he caído en los vicios han sido por mis decisiones jamás porque ella estuviera de acuerdo, es una mujer ejemplar que estoy seguro que si lo pretende podría llegar a ser santa, pero es tan humilde que jamás se sentiría merecedora, pero yo que no tengo nada de humildad estoy seguro que no hay mejor prospecto a serlo que mi madre.
Luego de compartir tiempo con mi familia, empiezo a alistarme para salir a ver a mi amada, ya no aguantaba las ganas de verla, era necesario hacerlo ya, ahora no solo vería a la mujer que me roba los suspiros que ya han fallecido y reencarnan, sino que iba a ver a mi novia.
Llevo la carta y compro un ramo de rosas, me siento en un bar a escribir en cada pétalo su nombre y en ello penetro mis sentimientos. Lo sé, es el lugar adecuado para inspirarme y convertirme por unos minutos en Rulfo. El humo del cigarro, la sinfonía suave y delicada cuando se bebe una cerveza, y las mujeres que rodean como Hidra, para vengarse del próximo Heracles.
Llego a su casa y me recibe su padre, con la voz temblorosa pregunto por Carolina, pero en ese momento ella aparece antes de que su padre respondiera. Nos quedamos fuera conversando, ella estaba muy tímida y yo me encontraba algo torpe con el habla, le entrego la carta y las rosas y ella emocionada me da un abrazo, en ese momento sentí que estaba siendo sostenido por una dama que nunca debió ser de este mundo, sino únicamente del cielo y que yo siendo un hombre merecedor de la muerte estaba también mereciendo la vida.
Me quede mucho tiempo admirando su belleza, necesitaba convertir mi memoria en un daguerrotipo que guardara para siempre sus ojos y sonrisa. Luego de conversar durante unas horas, de hacerla reír con unos chistes en lo que me sentía ridículo y admirarla hasta que el tiempo me lo permitiera, me dispongo a marcharme y ahora le devuelvo el abrazo acompañado de un beso que me hacia rozar los labios que por tanto tiempo espere y experimento en mi corazón la esperanza de otra vida, como la que tienen los cristianos en Dios.
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