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Muerto por el amor

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Me levanto contento, ya no me incomodaba el resplandor del sol entrando en mi habitación y provocando que de vuelta en la cama hasta que logra torturarme y levantarme, lo primero que hago es escribir el nombre de Carolina en mi libreta donde anoto todo lo bueno que sucede cada día, y eso que no he escrito mucho, la mayoría de veces suceden cosas que no espero y pocos agradables.

Salgo a ver a mamá, la veo sollozando, desconsolada y no sé en el momento qué hacer, me pregunto si he hecho algo mal, si no he sido digno de su amor, me acerco a ver qué le puede ocurrir no era una persona que mostrara tristeza y cuando lo hacia te rompía el alma. Le pregunto:
-Te sucede algo madre?
-No, Florián no es nada.
- Puedes confiar en mí.
-Y lo hago hijo -Respondió Gris.
Aunque no me quiso decir, yo sabia que la razón era que hoy estaría de aniversario con Alphonse o mi padre, como fuese no entendía por qué aún lo extrañaba, su corazón había decidí amar a otra, pero a mi madre el corazón no le dio esa opción.

Salgo a la universidad, y despejo un poco la mente, siento que estoy perdiendo la razón, todo lo que tenga buen color, forma, esplendor, sabor, aroma, gustos, me recuerda a Carolina Castillo. Quizás no estoy preparado para la clase, no me encuentro concentrado pero era el deber y tenia que aguantar un par de horas y lo peor aguantar unos que otros seres rechazables.

Me la he pasado evocando su sonrisa, que juega con el viento hasta acariciar mi mente, provocando lucidez en medio de tanta oscuridad que se guarda en mi interior, mi alma atormentada ha encontrado en ella la señal para poder ser liberada del mar inmenso que me ahoga sin merecerlo. Al llegar a casa, me dispongo a escribirle, llevo esta libreta de todo lo que he vivido desde que apareció en mi vida por medio de los sueños, entiendo lo importante que puede ser tener algo que me haga recordarla por si algún día pierdo la partida con la mentalidad que me sigue, deseo que algún día ella lo lea y aporte sus conclusiones, también espero que lea todos los versos que estoy dispuesto a entregarle hasta que la inspiración no de para más. Decido ir a verla, necesitaba verla nuevamente solo ha pasado un día pero yo siento que ha pasado una eternidad, no debería saberlo no quiero que se asuste, he pasado el resto de mi vida sin tenerla y ahora debía aprovechar pasar el tiempo que me queda de vida con ella, antes que me lleve la muerte.

Al llegar a su casa, sale David, su hermano mirándome y entendiendo a qué se debía mi visita y sin mencionar una sola palabra llama a la hermosa Carolina. Ella me ve y me da un abrazo y luego en el silencio inspirador que hace a las aves cantar, me acerco a sus labios para volver a probar el néctar de la mortalidad, luego de unos segundos sé que de asistir al infierno no me habré perdido conocer el cielo. Las horas pasaban rápido como era de esperarse, y ya era hora de la despedida, le dijo que volvería a visitarla mañana y ella asintiendo con la cabeza me confirmo que así seria.

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Mientras leo una novela y sostengo un cigarro a buena mañana, pienso en qué debería hacer hoy para sorprender a Carolina, me dispongo a escribirle unas cuantas páginas, espero que le agrade y lo considera como si fuese una obra maestra de la literatura. Ya he llevado una hora escribiendo creo que ya debería parar, y descansar un poco la mente.

Desearía ir al bar a tomar algo de whisky, pero he luchado conmigo mismo para no asistir a tal tentación diabólica, no lo digo por el alcohol que quede claro, es por aquella mujer que logra conmigo lo que se le ocurra con solo girar y clavarme su mirada. Me he pregunto qué es de ella, pero enseguida siento que estoy traicionando a mi amor si tengo mis pensamientos en otra mujer y hago un ejercicio para cambiar su imagen por el de el cuervo que me visita de noche y la sombra fría que se acerca sigilosamente hasta que la presiento y en medio del silencio se va alejando, entendiendo que aún no ha llegado el día pero que me observa cada cierto tiempo.

Ya ha llegado la hora y voy en camino a ver un día más a mi amada, le llevo las cartas y también una pulsera que compre en el camino, en el transcurso veo todo positivo, no me detengo a criticar nada, ni a una fanática religiosa que observo debatiendo con otra de su mismo nivel, en otro instante me hubiese detenido a destrozar argumentos sin base pero no tengo tiempo para eso. Con una sonrisa ya me recibe aquella mujer afuera de su casa, le entrego la pulsera y las cartas, su cara era de impresión y quizás pensaba que estaba loco. Me dice:
- 8 cartas me has hecho?
- No me dio tiempo para hacerte 16 que era la idea, disculpa.
- Eres sorprendente -Y me sonríe.
En ese instante estoy seguro que no me había equivocado, su sonrisa bastaba para darme el placer de escribirle, tomándola la mano con algo de nervios que ella demuestra también, nos quedamos unas horas intercambiando ideas, cuentos, sueños, miedos, qué esperábamos del futuro, y cuando parece que todo acaba hasta ahí, va y saca como arte de magia una pintura que me ha dedicado, pero tímida como siempre me la entrega con la condición de que la vea en casa.

En la despedida, le doy un beso y le digo cuanto la quiero, al darme la espalda de sus labios sale un suave te quiero, y me estremece dejándome cautivado, emocionado, sorprendido, y ahora soy yo el que no sabe cómo reaccionar, era la primera vez que escuchaba como el sonido de aquella palabra era entonado por su voz.

Llego a la casa, viendo todo de buena forma, nada me molestaba, ni las preguntas repetitivas de Mercy, cuando quería jugar al té conmigo y sus muñecas, he incluso esa noche acepte, no me importaba fingir que hablaba con personajes de plástico y algodón.

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Me he levantando con mucha felicidad pensando en el te quiero que me regalo Carolina, pero no podía evitar razonar que es algo tan propio mío. Luego de analizar por unos minutos la situación que me rodea, llego a la conclusión de que un te quiero puede ser tan falso como el juego del té que te invita una niña, o tan cierto como la muerte, te pueden querer como un sentimiento puro o te pueden querer simplemente. ¿Qué es el querer? Puedes querer con el alma a una persona a la cual tu sentimiento nace todos los días como el sol lo hace desde el principio del alba; Pero, también puedes advertir con un "te quiero" lo preparada que debe estar esa persona, puedes querer lastimarla, controlarla, destrozarla, matarla, usarla, confundirla, traicionarla ilusionarla, transformarla, odiarla, ahogarla en la miseria, puedes querer quitarle sus poesías, su vida, entre tantas otras cosas. Pero, te toca confiar ya que no se distingue la intenciones a simple vista, debes prepararte para lo que sea cuando te digan "te quiero".

Estoy dispuesto, a verla, no han pasado las 24 horas, y ya creo que la necesito, no sé si ella piense lo mismo.

En medio de la tarde estoy preparado para salir, he intentado ir lo más presentable, hoy no le he de llevar nada, solo mi amor, espero que sea suficiente para ella. Al llegar, toco el timbre y se escuchan unos ligeros pasos que se acercan a la puerta, muy sigilosos debías prestar mucha atención.

- Hola, Florian.

- Hola, Carolina. -Me inclino y le doy un beso.

-¿Quieres pasar?

- Por supuesto, vamos.

Nos quedamos en la sala, se sentó en el sofá a un lado mío, la observe con mucha precaución, estudiándola, admirándola, enseguida he llegado a la conclusión que es perfecta. Mientras hablamos por momentos, nos reímos de mis malos chistes improvisados de los cuales no me sentía orgulloso, me brindo algo de jugo, no sé sobre qué es no logro detectar su origen. Su mirada se incrusta en la mía, la beso y empiezo a sentir que algo está destinado a ella, mientras la acaricio siento su respiración aselarse, justo cuando intento quitarle la blusa amarilla que cargaba ese día me dice que espere, que aún no esta preparada, la entiendo y le pido que me disculpe, ella tan penosa por la situación me pide que solo la bese, mas no le quite ninguna prenda, solo sus zapatos.

Ya debía de irme, podrían llegar su padre y hermano y no les agradaría que estuviera con ella en su ausencia, fue casualidad pero no lo entendería, dentro de mí deseaba que tal casualidad siempre se presentara. Al irme, le doy un beso y le digo que la quiero, me detengo unos segundos, esperando dicha respuesta que no llega.

Mientras me alejo estoy pensativo por su silencio, qué habrá pasado que hoy no estuvo dispuesta a pronunciarlo. Me volteo y la miro sentada en la entrada de su casa mientras me alejo a lentos pasos, en ese momento estaba oprimido el corazón, sentí una sensación ajena, me sentía en peligro, asustado, acabado, indefenso, yo me había enamorado de ella.

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Ya era de día, nuevamente me encontraba sobrio, no era algo de lo que estaba acostumbrado, pero tuve que obligarme, aunque no lo suficiente, debajo de la cama guardaba algunas botellas de vodka la cual a veces mezclaba o me las bebía a largos tragos que me ardían la garganta, me aseguro que la puerta del cuarto este bien cerrada y enciendo un cigarro que entra y sale de mis labios, estoy ansioso, necesito ver a Carolina.

Nuevamente llego sin avisar y me sorprendo encontrármela sentada afuera como si me esperara.

- ¿Me esperabas? - Le pregunto.

- Por supuesto, sabía que llegarías, pasa.

Ahora pienso en volver a la iglesia y hacer algo de caridad, Dios, me estaba premiando. La tomo de la mejilla izquierda y la acerco a mis labios, empezamos con besos muy tiernos que fueron acelerando y poniendo algo de dinamismo, empezamos a disfrutar, ahora sí sentía que debía quitarle el suéter, lo intente y ella quito el mío, nuevamente hago un paréntesis en mis pensamientos y confirmo que debo ser un buen cristiano desde ahora en adelante, nos desaseemos de todo y quedamos como gallinas sin plumas, empiezo a besar todo su cuerpo, hasta llegar y descubrir el sur, había una rosa que empezaba abrirse y soltar un dulce olor y néctar que de seguro solo conocían los dioses, me le acerco luego de mojar mis labios, y la entrada de mi compañero es un hecho, luego pongo mis labios encima de los suyos, estoy consiente que estoy en un sueño, luego de varias ocasiones y ensuciar un poco el sofá, me dispongo a salir antes de ser asesinado, al salir de su casa, me abraza y se pega a mi cuello diciéndome un suave te amo, emocionado le respondo igual.

Ha sido una buena tarde, no sé qué ha sido mejor, si hacer el amor con la mujer que tanto he soñado o escuchar un te amo de sus labios luego que no hace mucho apenas me dijo que me quería.

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El día era el mejor, yo me sentía contento con poder levantarme y saber que tuve en mis brazos a la mujer de mi vida, aún no me lo podía creer sentía que formaba parte del sueño de un ser que solo jugaba con mis ilusiones y me hacia creer que yo era feliz una vez en la vida por lo menos una maldita vez. La vida nunca ha sido fácil conmigo a pesar que siempre le he guardado cariño y respeto, a pesar que siempre encuentro lo bueno en lo malo, ella conmigo no tenia piedad, la gente me miraba y no sé que tiene mi rostro que inspira a que otros seres que dicen ser de mi misma raza se acercaran y me contaran sus problemas, siendo sincero nunca me ha importado lo que estos pueden contarme, nunca era reconfortante escucharlos, siempre traían desgracia y lo peor no sabían como resolverlo solo pensaban en destrozar aquellos que los rodeaban como si los otros desgraciados no tenían sus problemas también, por eso a pesar de lo malo que puede ser la vida conmigo siempre busco verle lo bueno a pesar que mi vida no sea lo que puedan percibir.

Me la he pasado jugando con Mercy, dejando una vez más que juegue con mi cabello y dejándola soñar que es una estilista de las mejores de Europa. Conseguía paz en manos de tan inocente criatura, en ella descansaban mis tristezas, en sus ojos morían mis inquietudes.

Luego de recordar que pude besar a la mujer que apareció por mucho tiempo en mis sueños y que ahora estaba en mi realidad, me llenaba de miedo y nostalgia, no podría caer aún en cuenta que yo no estaba viviendo en mis sueños, aunque muchas veces tome un tiempo de mi soledad que ya no era completa, pero aún habían espacios donde ella se resguardaba y yo me ponía a pensar si es que de lo enamorado que me encuentro de Carolina, no había dejado la realidad para desplazarme a mis sueños y habitar en ellos solo para poder vivir con ella.

Luego de aquel cuestionamiento, me dispongo para ir nuevamente a su casa ya no le llevaba rosas, sino que me atreví a entregarle un globo que dentro de el tenia cincuenta cortas notas que le profesaban mi amor a tal hermosa mujer, el globo representaba las ilusiones que he tenido con ella y que la única capaz de romperlas es ella cosa que esperaba que no sucediera, también se me notaba como de costumbre lo contento y nervioso que me encontraba cada vez que debo verla, que debo sorprenderla.

Esta vez no hubo relaciones, solo pude acariciarla con la mirada, grabarla en mis recuerdos para que este momento nunca se fuera, para que ella nunca se fuera. Luego de horas hablando escuchando la melodiosa voz que nacía de su interior, de tomar sus delicadas manos mientas mis ojos jugaban con los suyos ha descifrarse, y nuestros labios se descubrían para memorizar el néctar que intercambiaban cada vez que se juntaban.

Me dispongo a marcharme y le doy un último beso, aquel beso mantiene la misma intensidad e ilusión desde el primero que nos dimos en mis sueños. Mi amor era todo de Carolina.

Pasarían varios días y mi amor seguiría siendo de Carolina.

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