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El resplandor del sol penetra las viejas paredes de mi cuarto con su inmensa fuerza, y molestan mi rostro, aún no estoy preparado para abrir mis ojos. No quiero levantarme, necesito seguir viéndola, es el sueño perfecto, sin nombre, sin realidad, pierdo la razón, pero, prefiero perderlo todo y no a ella, no a ese sueño.

Quizás no logro manipular mis sueños y pasan libremente sin mi consentimiento, alguien sobrenatural los maneja a su antojo y eso lo odio, quiero soñarla siempre, decidir cuando empiezan y cuando se acaban, es mi sueño, es mi amada, es mi felicidad en medio de toda está mierda del mundo real. Físicamente no la tengo, pero, mis sentimientos son más fuerte que eso, el alma está involucrada, no hay razón más grande para amarla, no necesito acariciar su cuerpo, sólo necesito soñarla y eso es lo que más quiero en esta vida y en la otra.

Pasan las horas y al medio día salgo a comer algo, antes que las lombrices acaben conmigo, saludo a mamá y a mis hermanos; Mercy, me brinda de su comida como siempre lo hace, es una hermosa nena.
Salgo un rato con mis amigos para tomarnos algo de alcohol, es lo que necesito en estos momentos, mientras tomamos botellas de ron y me fumo unos cigarros para así estar más relajado.

Observo que hay una mujer que estoy seguro que viene del infierno, es tentadora, hermosa, me hace tener los más sucios pensamientos, y me seduce sólo con la mirada y esa sonrisa coqueta que tiene, se acerca a mí y me pide un cigarro y me invita a su mesa a tomar una botella de vodka que tiene sólo para ella. Le acepto la invitación, mis debilidades son las mujeres, alcohol y cigarros y ella lo sabía, por fuera era una diosa celestial que imitaba a las antiguas diosas de la mitología egipcia, sin embargo, por dentro también era una diosa, pero esas que te llevan a la muerte sin arrepentimiento alguno. Mientras empiezo a perder el conocimiento, la invito al hotel que está a lado del bar donde he dejado mis penas, sin pensarlo me da un beso con el que acepta todo sin necesidad de decir una palabra. Luego de tener sexo sin sentimientos relacionados, ni conexión entre las almas, sólo existía el deseo carnal. Me levanto cansado del acto y el alcohol que hay en mi sangre, ya ella no está, no sé ni su nombre, pero no me interesa, ya son las 9:00 de la noche, y me visto brevemente para llegar a casa, darme un baño, comer algo, leer y por último lo que más deseo desde hace varias noches atrás, dormir para soñar con ella.

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Me levanto triste, con arrepentimiento al día siguiente, no soñé con ella o al menos no recuerdo hacerlo, seguro está molesta conmigo por lo del día de ayer, pero debe de entender que la quiero, recuerdo cada sueño, los guardo en lo más profundo de mi ser, no quiero que piensen que estoy exagerando. Los sueños son el amor que no tenemos en nuestras vidas; Así la describo a ella, el amor hace parte de nosotros, aunque a veces este escondido en lo más profundo del corazón, pero llega la salvación que lo rescata desde las profundidades y nacemos nuevamente, con nuevas ilusiones, sueños y objetivos.

En mí caso la he encontrado en mis sueños, no puedo aceptar que anoche no la haya soñado, tengo que esperar horas que se hacen días, de nada vale dormir ahora, sólo aparece de noche, tengo el corazón triste, espero que aparezca está noche, necesito verla y decirle cuánto la extraño. De nostalgia se ha llenado mis pensamientos, y necesito salir a tomar y que mis pulmones tomen nuevos aires.

Voy de camino nuevamente al bar, al entrar, me sorprendo, está ella otra vez y es como si estuviera esperándome, sola, con una botella de vodka y una caja de cigarro, me sonríe y me invita, es imposible decirle que no, ahí en el exterior estaba Isis, ahí en el interior se encontraba Keket.
Hacemos la misma rutina del día anterior, emborracharme, fumarme media caja de cigarros, tener sexo salvaje sin compromisos, pero con la diferencia que ahora sé su nombre y se quedó conmigo hasta las 9:00 de la noche.

Hago la misma maldita rutina al llegar a casa, bañarme, comer, leer, y disponerme a dormir, tantas son mis ganas de verla al cerrar mis ojos, que hablo con el Dios, que pocas veces me he acordado, sin embargo, del que tanto quieren en la casa y desde niño me enseñaron a creer, no tengo nada en contra de Él, pero soy muy racional, no dudo pero tampoco estoy seguro, tan contradictorios son mis pensamientos, pero hoy quiero intentar creer en Él, y le pido no por mí, sino que me permita verla está noche y todas las que me quedan en la vida, hasta que en la muerte, en aquél sueño eterno, ella sea mi compañera.

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Otro día y odio levantarme, estaba ella acompañándome anoche, pero estaba indiferente y no logre saber por qué, cuando íbamos hablar, el sol le da la gana de quemar mis ilusiones, ¿Qué le pasara?, no estaba cariñosa como las noches anteriores, le reclame por qué no me acompaño aquella noche y sólo guardo un silencio frío que me incomodo, necesito verla está noche y decirle que la amo con todas mis fuerzas y esperar a que ella me ame aunque sea un poco, decirle que estoy dispuesto hacer lo que sea para acompañarla toda la vida, he incluso si la muerte es la única opción estoy dispuesto para ella.

Mientras me preparo para ir a la universidad, en el camino pasa por mí un déjà vu, ¡Es ella!, tan real, hermosa como en mis sueños, me quedo evocando en mi existencia, en si he perdido la razón o qué demonios pasa, salgo corriendo a buscarla en la plaza, pero en medio de la gente desaparece y con ella mi esperanza del milagro. Tengo un sentimiento de pesadumbre con toda esa gente que me vio correr como niño detrás del balón de fútbol que visita las calles con peligro al ser lastimado por los vehículos, recuerdo adónde tengo que ir y me voy.

Luego de salir voy a mi segunda casa, ¡Sí!, el bar, necesitaba ahogar las penas y nuevamente está ella, esperándome como si supiera que siempre regresare por ella y por la botella, ahora sólo fue en llegar y nos fuimos directo al hotel a tomar la botella y fumar la caja de cigarros, luego de acabar con todo, mis manos acarician sus piernas hasta que se escucha un ruido que va perdiendo fuerza, en eso con toda mi fortaleza busco protegerla y hacerla sentir cómoda mientras estoy al tanto de que nadie le haga daño, el ruido se hace más fuerte y no logro callarlo, fue así toda la noche hasta que nos fuimos y me dejo en paz. Llego a casa y no quiero hablar, sólo hacer mi rutina un día más.

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Pasan los días y sigo soñándola, hay veces que creo verla por todo lado, no sé qué diablos es, pero es todo lo que quiero en estos momentos.

Al salir de la universidad, tengo ganas de llegar a casa, no quiero saber de nadie, mientras todo marcha normal en la terminal la veo nuevamente, no sé si es un truco de mi locura o qué diablos está pasando, pero bajo rápidamente y la busco, la maldita gente nuevamente hace que la pierda, cuando me voy enojado, giro y la veo, la busco y le hablo, ella asustada dice no conocerme, pero le explico que yo la conozco desde mis sueños, ella está asustada, piensa que soy un loco y no está tan equivocada, pero no debería tener miedo, no a mí, luego de conversar con ella le hago una invitación, la acepta sin decirme su nombre. De eso yo me encargo, la quiero y ahora empiezo a ser feliz, ella es el sueño transformado en mujer.

Me voy alegre, tengo que celebrarlo y nuevamente esta la caja de cigarros, la botella de vodka y ella. La rutina se repite y le cuento lo feliz que estoy y la razón, sólo me sonreía, ¡Maldita sea ¡esa sonrisa me tenía loco.

Llego a casa, saludo a mi madre que se encuentra pensativa, el techo pelea con el viento y asusta a la pequeña Mercy, me quedo con ella para que pueda dormir y no prestar atención al ruido.
Luego hago todo igual, nada es nuevo, sólo el extraño sentimiento de felicidad.