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Mientras me levanto, con entusiasmo, pensando en los nombres que podría tener esa hermosa mujer, la noche anterior me acosté tarde escribiendo varios nombres femeninos que pudieran adornar tan bella pintura, luego de saludar a mi familia, pienso en escribirle una carta, con el lapíz en la diestra y un cigarro en la izquierda, y tomando una cerveza que remplaza a la monotonia del café en la mañana. Le escribo la siguiente carta.

Sé, que no me conoce, y quizas piense que soy un loco, y peor después de leer está carta, aunque yo a usted la conozco desde varias noches, hemos tenido varias citas, y en algunas de ellas la he tenido, pero, en otras se ha ido, y quedo solo, triste, destrozado, pero regresas la proxima noche, amo dormir, ya no quiero que sea de día, que siempre sea de noche para vivir siempre contigo, ¡te amo!, no te asustes, no estoy loco, eso creo, sólo quiereme, no te marches de mi lado. "El loco en el amor gana el cielo en el infierno".

Ya era la hora, fui presentable, y más que puntual, a las 2:15 estaba ya esperandola, la señora se acerco amablemente y me pregunto si deseaba algo, le pedi whisky, y me aseguro que no era un bar, le dije que me trajera lo que fuera, pero, que me calmara los nervios. Pasaban los minutos ya eran las 3:00, desesperado salgo a fumar un cigarro, y al regreso estaba ella, tan hermosa, con su cabello prolongado, zapatos blancos y vestido color rosa. La admiro todo el tiempo, mientras conversamos, le muestro la lista de nombres que hice, que va desde la A hasta la Z. Ella se dispone a leerlo todo y aunque encontró su nombre en la tercera letra del abecedario, por curiosidad lo lee todo. El nombre de mi amada era Carolina, se le notaba la felicidad en su rostro. Hablamos de varias cosas, de ella, de mis sueños y de lo enamorado que yo estaba, de sus sueños, de los mios, de sus gustos por la pintura, pero no llegamos hablar de los defectos que nos hacen ser humanos, todavia no era el momento, no era una buena carta de presentación. Luego, me comenta que ya tiene que irse, le doy un beso en la mejilla, y le entrego la carta, le digo que deseo verla nuevamente, que posiblemente desee verla toda la vida.

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Al día siguiente, me encontraba alegre, por el gran momento que me habia brindado la presencia de Carolina, el día de ayer, al levantarme, busco un cigarro antes de desayunar, observo con ternura mi cama, y me pregunto ¿Cuántos secretos hay escondido en ti?

Saludo a mamá, a Mercy, y por último a Aleck. Con mi hermano mayor, siempre hablabamos de fútbol y de cómo nos iba en los estudios. Empiezo hablar con mamá, la mujer que me habia dado los mejores recuerdos y la que tenia todo mi cariño, mientras hablamos de cosas de la vida, la pequeña Mercy nos interrumpe, y empieza a jugar, en eso dice lo que quiere para su cumpleaños en unos meses. ¡Demonios! Hoy es el cumpleaños de Carolina, voy a mi habitación y le escribo una carta, le digo que quiero verla nuevamente, en el mismo lugar y la misma hora; Trato de recordar adónde vivia, y salgo, algo cobarde y nervioso, coloco la carta en las baldosas, toco la puerta y salgo corriendo como un niño tratando de asustar en Halloween.

Era tarde, y todavia no tenia ganas de regresar a casa, estaba pensativo, no sabía si Carolina, encontraria la carta, si la botará su padre o hermano, si la meteria en problemas o si le gustaría.
Necesitaba calmarme y fui a mi segunda casa. Al entrar, me sorprendio, no estaba aquella mujer, era la primera vez que no la veia desde aquél día, escojo una mesa y pido una botella de ron, solitario me la tomo, y saco de mis bolsillos la caja de cigarro, pero, por desdicha nadamas tenia uno, sin remedios me acerco al dueño.
-¿Tiene cigarros?
- No, jovén, se me han acabado.
- Entiendo.
Me marcho molesto a la mesa, pero, tengo curiosidad por saber de aquella chica y me devuelvo a preguntarle por ella.
- ¿No ha visto a una chica que siempre se sienta en esa esquina?
- ¿Cómo se llama? Hay varias chicas que vienen y no sabria cuál es.
Le doy la descripción, hasta el más minimo detalle y recuerdo que sé su nombre y le digo.
- Ah, ya sé quién es, cómo no saber de la mujer más hermosa que visita mi bar, hoy no ha estado aquí, ayer estuvo toda la tarde sola hasta las 10:00 pm, y me preguntó por usted, y le dejo una nota.
- Gracias.
Lleno de intriga, voy a la mesa y la leo, decia que me extraño todo el día, que queria volver a verme y necesitaba de mi ser, pero, atrás de la nota decia que me esperaba a las 7:00 p.m. en el hotel.
Quedé sorprendido, vi el reloj y ya eran las 6:50 p.m. voy y pago la cuenta y pido que me de una botella de vodka y luego voy a una tienda a comprar cigarros, ya eran las 7:05 p.m. y cuando llego estaba ella esperandome, con un traje seductor, y una sonrisa demoniaca, no dejo ni que le explicara por qué no fui ayer al bar, me quito la ropa y sucedio lo de siempre. Está vez nos quedamos hasta las 12:00 a.m.

Llego a casa y no me da tiempo de nada, y quedo rendido en la cama.

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Llega nuevamente el día de verla, y ya de tantas veces de pensar en ella, no sé ni qué tema puedo llevar para llamar su atención, espero que haya recibido la carta y hoy pueda verla.

Hago una autoevaluación, de cómo me estoy comportando, si las cosas las hago bien, si soy fiel a mis ideas y si me amo, con la misma intensidad que amo a Carolina. Busco en la web uno de los poemas de Percy Shelley, intentando aprender de su amor libre, aunque yo no lo compartia, yo soy solo de Carolina. Estoy nervioso y necesito leer, para inspirarme y escribir una carta que enamore finalmente a mi amada, necesito escribir algo del estilo de Neruda, amor puro a los flores; Algo del estilo de Benedetti, un amor demaciado romantico; Algo del estilo Bukowski, un amor nostalgico, pero, real; Algo del estilo de Poe, misterioso y llamativo; Algo del estilo del Marques, mejor no, todavia no es el momento.

Me despido de mamá, le pregunto qué le pasa, la veo algo triste y me dice que no es nada.
Antes de llegar a la cafetería, paso por el bar, a tomar un trago de ron para los nervios, y en el camino consumo dos cigarros que de seguro me ayudaran. Al entrar, ya estaba Carolina, la mire por unos segundos, queria guardar su rostro en mi memoria, por si era la última vez que la miraba, le doy un beso en la mejilla y le entrego la carta y un ramo de rosas, con esa sonrisa de ángel, me da la gracias y me dice lo hermosa que son las rosas. Con el respeto que se merece, le digo que esta equivocada, que lo realmente hermosa es ella, no me dice nada y solo tira esa maldita sonrisa, que me tiene enamorado. Luego de risas, y hablar de cómo vemos el mundo, nuestro futuro y comentando sobre el pasado; Me dice que se tiene que ir, antes de irse, me atrevo a decirle que la quiero, que la he pensado mucho, y que siento la necesidad de pedirle que sea mi novia. Ella, callada, sorprendida, me pide tiempo, necesita pensarlo y se marcha dandome un beso en la mejilla, estoy confundido, no sé qué significo ese beso, si me daba la esperanza o si era el beso frío de una despedida.

Me voy al bar, a brindar por dos motivos, mi posible futuro con ella o la despedida más triste de mi vida, en la esquina, me esperan, es como la muerte que te asecha todo el tiempo, en las buenas y en las malas. Siempre está ahí para consumirte y hacerte bajar un escalón más hacia el infierno.