Adicto a los vicios
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Desde que conocí a Carolina, no volví a soñar con ella, era raro, la buscaba angustiado entre mis sueños, y nada que aparecía. Luego de dormir por largas horas, pienso en qué estará haciendo mi amada, estoy algo asustado por la propuesta que le hice ayer, no sé cómo lo habrá tomado, no sé si dañe todo tan rápido. La nostalgia, me invade, no he salido de mi cuarto desde que el sol decidio presentarse, busco en mi cajón, unos cigarros, que me acompañen en días como estos, que la felicidad me ha abandonado, busco en internet, algún libro de filosofía, que me explique qué es el amor en realidad y otro que me ayude a entender mi existencia, la cual estaba en duda.
Para mi duda existencial, logro leer lo siguiente:
Estamos arrojados al mundo sin consulta y somos, "ser para la muerte" lo cual nos angustia. Heidegger.
No me ayudo para lo que esperaba, mas, sí fue de ayuda para lo que no comprendia.
Ahora me sentia mejor, solo, necesitaba comprender qué era el amor, y si mi amor era el correcto.
Encontre, una manera de ver el amor, no de un filosofo, sino de un comediógrafo de la antigua Grecia, que decia:
El amor es antropologico, ya que como humanos, no éramos varón y mujer, sino andróginos brutalmente separados.
Aristófanes.
Luego tratando de entenderlo, logro ver que fue el creador de la teoría que es una espada de dos filos para todo enamorado.
"La media naranja".
Esa frase me dio más fuerzas para luchar por Carolina, estaba seguro que ella era mi media naranja.
La felicidad habia regresado y necesitaba brindar, por ella y por toda la vida.
Por momento se me habia olvidado que todavia no sabia su respuesta, pero, tengo que emborracharme, qué más da, si me acepta o me destroza, debia estar preparado para toda emociones, y estando ebrio, todo se celebra con euforía y todo duele menos.
Allí, dentro del bar, se encontraba la muerte, esperandome, para llevarse unas horas más de mi vida, pero, esa muerte era lo unico que tenia seguro en mi vida.
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Siguen las noches que no admiro su presencia, no sé nada de ella, y eso me parte el alma. Me la paso en el cuarto, pensando en qué hacer, si buscarla o esperar que se comunique, me la he pasado durmiendo, pero en mis sueños no esta la presencia de su hermosura sin fin, ya son las cinco de la tarde, me sorprendo de todo el tiempo que me la he pasado encerrado sin hacer nada.
Me alisto brevemente para ir al lugar donde podia hacer lo que me gustaba, donde se me recibia con amor, donde la tristeza desaparece, donde mi alma es libre.
Cada vez que la veia, estaba más hermosa, era de pocas palabras, pero, cuando me veia me paralisaba, tenia una fuerza de atracción grande sobre mi ser. Eran las tres de la madrugada, habia terminado de tener mi encuentro diarío, pero, me sentia solitario y necesitaba seguir tomando, de bar en bar me la pasé, tomando todo lo que me encontraba. Estaba borracho, no me reconocia en el espejo, las calles bailaban conmigo una danza que me llevaría al infierno, miraba los demonios, se encontraban en el mismo estado de embriagues que yo, pero yo era superior, yo pensaba y escribia mientras borracho estaba, ellos no aprovechaban la oportunidad y solo hacian el ridículo. No sosporto ver seres tan repugnantes, no eran capaz de compartir mis ideas.
Me marcho, y en el camino a casa me encuentro un borracho que me superaba el triple, no tenia intención de dirigirle la palabra, pero, me dice.
- Eres tú el que pública poesías de amor en tus redes.
Sorprendido, me detengo a escucharlo y le respondo.
- Sí, soy yo, por qué?
- Hablas mucha mierda, y por eso te odio desde hoy.
Me tiró un golpe, pero, miraba el doble y le pego a mi doble, luego rompio en llanto, y lo entendi todo, y le digo.
- ¿Qué diablos te pasa?
- Eres una mierda con tus poesías.
- Toda la mierda que quieras, pero dime qué te pasa?
- El amor es una mentira.
- Me odias, y somos iguales.
- Para nada, en todos tus escritos siempre hay amor, no importa si hablas del odío, pero, el amor esta presente.
Le explico, que todos somos iguales, la diferencia es que él asume su dolor con la hira y yo, asumo el dolor con el amor, con la poesía, con los vicios, pero, al final cada quién asume de la mejor manera su dolor. En la vida hay tres tipos de personas. Las que estan enamoradas, las del corazón roto y las farsantes que siguen la moda de no aceptar que aman como todo ser humano.
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Un dolor de cabeza me esta agotando, solo recuerdo al borracho que me reclamaba y el perro que me cuidaba. Voy a comer algo, ya eran las once de la mañana, después de tomar mucha agua, y comer pancake, me acuesto con Mercy, viendo comicas, me duermo mientras hace invento con mi cabello.
Al despertarme eran las dos de la tarde, ya todos habian almorzado, así que me toca nuevamente comer a solas, al parecer ese era mi destino.
Mientras mi diestra acariciaba el cigarrillo, me puse a pensar que más que amar a Carolina, la idolatraba, en ella estaba la razón de mi vida, no importaba morir en estos momentos, mi alma se quedaría con ella, y yo me quedaría con el recuerdo de su rostro en mis sueños.
Me propongo salir a caminar, cuando voy saliendo de la casa, me encuentro una carta en el correo. Era ella, sí, Carolina, entro rapidamente a mi cuarto, paresco un niño que se enamora por primera vez, aunque pensandolo bien, era mi primera vez.
Decia que queria verme mañana, en la misma cafeteria, la misma hora y yo llevaba la misma ilusión y un amor más grande. Me dispongo ir a otro bar, no queria seguir engañando a Carolina, queria serle fiel, aunque aún no fuera mi novia, pido una botella de ron, me siento en la mesa con unos desconocidos, y empieza nuevamente mi felicidad, que ahora era más grande, porque mañana vere a mi amada, ya voy por el decimo trago, y mi memoria se despide.
Otro día más que madrugo del trabajo, me admiraba en ocasiones, soy un hombre luchador que busca sus objetivos. Eran ya las dos de la madrugada, y las putas me querian amar, y no las culpo en mí habian poesías para todas ellas, las mismas manos que las acariciaban eran las mismas que las convertirían inmortal. No recuerdo el nombre de todas, así que escribire un poema para ellas, sin ofensas, sin descriminación, solo con todo mi amor.
Llego a casa, y no recuerdo cuál es mi rutina, no recuerdo qué hice, no sé qué tome, ya no recuerdo cómo ha pasado tan rapida mi vida, pero sí sé que hoy veria a Carolina.
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