CAPÍTULO II 10
10| Un Maldito Problema
─ Por fin! ─ exclamó el beta viendo a Dixon entrar a su despecho ─ Todo es un caos sin tu presencia, los de la manada no me obedecen ─ decía frustrado.
─ Me encargaré de ahora en adelante ─ se sentó el Alpha tras su escritorio ─ ¿Que has investigado de los vampiros?
─ Nada, desde que no has salido de tu nidito de amor, he hecho todos tus deberes ─ se sentó frente a él ─ Me dejaste inconsciente por horas.
─ Pero te veo bien. ─ Mencionó sin darle importancia. Pensó en su lobo y en todo lo que pasó con su omega ─ Nunca creí que James tendría control, cuido de ella como yo. ─ empezó a recordar todo con una leve sonrisa. La recordaba desnuda, recordaba sus gemidos. Tenía miedo de lastimarla, pero su lobo controló la situación. Estaba más que claro que eran débiles ante ella. Una vez más la imagen de estar en su interior le provocó un dolor en su entrepierna. Tuvo que controlarse para no tener una erección completamente.
─ La aman ─ decía confirmándolo ─ Ojalá también encontrara mi mate pronto.
─ Claro que sí, eres joven. Te llevo por 100 años ─ Adam asintió.
─ Eso espero…
La puerta fue abierta y el aroma de la omega llegó hasta la nariz del Alpha, este de inmediato giro a su dirección.
─ Lo siento, ¿Estás muy ocupado?.─ decía apenada.
─ Claro que no preciosa, ven ─ decía señalando sus piernas y camino hacia él.
─ Los dejaré solos ─ Adam caminó hacia la puerta.
─ Sigue en pie lo que te pedí ─ decía Dixon mirando con seriedad el andar de su beta.
─ Empezaré en este momento ─ acotó sin voltear a verlo y salió del despacho.
─ ¿Qué ocurre? ─ preguntó ella y él dejó un corto beso en su hombro mientras tenía toda su atención.
─ Necesito salir sin escolta, sé que quieres protegerme, pero no es necesario, nadie sabe dónde está tu manada ─ él negó rápidamente.
─ No Jane, no puedo hacer eso, sé que te dije que podías pedirme lo que fuera, pero en cuestión a tu seguridad y salud es diferente. Además, tu hermano, él pudo encontrarme. ¿Quién me garantiza de que no pueda suceder otra vez?
─ Solo no quiero que estén presentes en todo lo que yo hago. ─ hizo un leve puchero el cual él besó ─ Si voy al baño están tras la puerta. Si vamos a comer están tras mi silla. Cuando quiero salir están listos para abrirme la puerta y eso lo puedo hacer yo.
─ Lo lamento, pero no puedo hacer nada, quiero que te cuiden cuando no pueda estar ahí, no voy a dejar que te pase algo omega. Si existiera la posibilidad de que te ocurra algo grave yo no podría soportarlo ─ sobaba sus piernas delicadamente. Ella suspiro rendida y asintió ─ ¿Cómo te sientes? ¿No te he lastimado? Se que he sido brusco ─ ella negó.
─ Acepto que estoy un poco adolorida, pero es normal ─ sonreía a su Alpha y este beso con ternura sus labios nuevamente.
La puerta de su despacho fue tocada, la omega supuso que tenía mucho trabajo, así que bajo de sus piernas, ante su atenta mirada.
─ Te dejaré para que termines, intentaré ignorar a tus orangutanes peludos ─ Dixon soltó una leve carcajada a tal apodo de su pequeña para con sus guardias.
─ Puedes quedarte si lo deseas no hay ningún problema preciosa, puedes ver lo que hago y así aprender las cosas que hacemos aquí ─ se levantó, beso su frente y con molestia se encaminó abrir la puerta, ya que no dejaban de tocar. Al abrirla, una chica se lanzó a sus brazos sin darse cuenta de que la omega estaba en la habitación.
─ ¡Amor! Te extrañé tanto, por fin me quedaré aquí, mi tía me acompaña ─ estaba aferrada a su torso y Dixon la intento apartar.
La Omega se encontraba viendo dicha escena frente a sus ojos, su loba estaba molesta tanto como ella y triste. Pero ninguna de las dos lo iba a demostrar, así que ocultaron su aroma. Caminó hacia ellos y pasó de largo ignorándolos. A la omega le dolía verlo con esa mujer Alpha y no hacer nada para apartarla.
─ Jane… ─ empujó a la mujer a un lado mientras veía como se alejaba su hembra. Ya era muy tarde cuando se fue ─ ¿Qué haces aquí?. ─ le habló con molestia, casi escupiendo su cara…
─ Volví para complacerte, ¿no recuerdas nuestras noches de celo? Además, te tengo una sorpresa ─ volvió acercase ─ pronto entrarás en esa etapa, así que vine para que la pasemos de nuevo juntos.
─ No, por supuesto que no Kira ─ ella lo miró confundida ─ Eso fue antes, ahora tengo a mi loba y mi celo acaba de terminarse ayer mismo ─ ella se mostró molesta.
¿Cómo que su loba? Nadie podría reemplazarla.
─ ¿Ella? ¿La omega? ─ se cruzó de brazos pensando en la chica que encontró con él y tenía impregnado el aroma del hombre que le gustaba ─ Si estás molesto por haberme ido sin avisar. Déjame decirte que no era para tanto que me remplazaras buscándote a otra.
─ Sí, la encontré ─ se encaminó molesto a sentarse en su lugar anterior tras su escritorio ─ Pero ella no es un juguete para desechar como lo estoy haciendo contigo. Ella es mi Luna, mi mate ─ la chica Alpha abrió su boca asombrada al escucharlo, pero inmediatamente la volvió a cerrar.
─ Ella no puede ser tu mate, tú... Tú estás
─ Sí, sí, maldito. Pero como verás no lo estoy tanto. Creo que algo hice para merecerla. ─ sonreía mirando la mesa de su escritorio al recordar el hermoso rostro de su pequeña y ese maravilloso cuerpo ─ Se que es ella, mi lobo la reclamó.
─ ¡¿Que?! ─ eso la descolocó ─ ¿La marcaste? ¿Te uniste a ella? ─ el asintió despreocupado.
─ Claro que sí, es mía ─ la miró a los ojos ─ Así que te pido que me respetes ahora, por que ya no será nada como antes. También respetarás a mi mujer como se lo merece, ella es tu Luna ahora. ─ ella negó.
─ Ella aún no ha sido presentada como Luna ante la manada. Sin eso no puede serlo ─ Dixon gruñó.
─ Me importa una mierda si todavía no la he presentado, ¡la respetarás! Y le darás su maldito lugar ¡¿entendiste?! ─ ella bajo la cabeza ante su voz de Alpha.
─ No puedes ponerla sobre mí, no puedes.
─ Me acabas de escuchar. Quiero y puedo. ─ amenazó
─ ¡No! ¡Yo soy la que estoy embarazada de ti, no ella!! ─ Dixon se levantó de golpe al escucharla.
─ ¡No vengas a chantajerame con eso estúpida! ─ golpeo la mesa del escritorio con el puño.
─ ¿No escuchas su latido? ─ El Rogue agudizó su oído.
La miró incrédulo. Era increíble que viniera a soltarle cosas a un Alpha como él. Estaba pisando terreno peligroso y para Jungkook. Tan sólo una cosa más. Una estupidez más, y ya estaría al borde de su paciencia.
Pero algo lo sorprendió.
El latido de un futuro cachorro se escuchó. Su propio corazón bombeo con rapidez por el miedo iracundo al imaginar que era su cachorro. No amaba a kira para nada, sólo fue un objeto sexual como para pasar el rato.
¿Un cachorro?
Debía de ser una maldita broma.
Al estar el Alpha Rogue en silencio, Kira, sonrió internamente. Ya tenía a su amante en la palma de su mano, e iba hacer lo posible para correr a la omega de la manda, ya que no era más que una intrusa zorra.
Salió resonando sus tacones por el lugar hasta salir de su despacho dando un portazo.
La omega bajaba las escaleras con tristeza al recordar una y otra vez lo que vio hace unos momentos. Estaba sintiendo tanta rabia al mismo tiempo.
¿Por qué no la seguía? ¿Por qué su Alpha simplemente no la buscaba?
¿Tan importante es esa chica para él que la ignoro a ella por completo?, ella estaba ahí viendo todo
Se quedó con la Alpha olvidándola, se sentía triste. Se dirigió a la cocina por un poco de fruta, al parecer tenía antojo de manzana y uvas. Al llegar se encontró con una señora que jamás había visto cuando llegó a la manada.
─ Ya era hora, estoy esperando a la servidumbre desde hace 17 minutos. Tengo hambre omega, prepara algo ─ eso era el colmo para Jane. Ahora una mujer la trataría ahora de su criada como si no fuera ya suficiente con lo que pasó con su Alpha en su despacho. Esa mujer tenía la intención de humillarla y eso no lo iba a permitir. Se quedó ella sin obedecerla ─ !¿Qué estás esperando?!, ¡has lo que te dije ahora!
─ Lo siento, pero no lo haré ─ pasó de largo hasta llegar al refrigerador y tomar las frutas que cortaría para ella misma. No sabía por qué razón las del servicio no estaban ahí.
─ Qué insolente eres, esto lo sabrá el Alpha ─ miraba de arriba abajo a la omega ─ ¿dónde está tu uniforme?, ¿acaso eres una de las rameras del Alpha?, que descaro que te pasees como si fueras la dueña del lugar.
─ No me importa sus comentarios y si quiere llamar al Alpha hágalo, con mucho gusto lo enfrentaré ─ la señora reía sarcástica.
─ ¿Es enserio? realmente eres estúpida. ¿De verdad crees que le interesas a Dixon? Solo eres una de sus putas ─ la omega no soportaba más, su corazón estaba al tope de la ira.
─ ¿Qué pasa aquí? ─ Dixon entró a la cocina al sentir la molestia de su hembra a través de su conexión y su marca. Las mujeres estaban en silencio, nadie contestaba, la señora miraba triunfante a la omega como esperando ver el castigo de la omega. ─ mi pequeña, puedo sentir que estás molesta ─ decía acercándose a ella mientras que la señora miraba confundida al alpha.
Se acercó a la omega y dejó un par de besos en su cabeza oliendo su dulce aroma, puso sus manos en su cintura dando suaves caricias.
Era muy extraño que se comportará de esa manera, pensaba la loba ya mayor. ¿Porque él se compraba de esa forma con esa mujer? Nunca lo vio tan cariñoso con sus rameras, solo era el rato y hasta ahí, de hecho ni con su sobrina hubo esos tipos de caricias, solo la trataba como una mujer cualquiera de la manada y le parecía normal, porque ese Alpha era muy tirano con las mujeres que lo atosigaban. Pero en esta ocasión, fue él quien se acercó a la omega, la besó y abrazó.
─ No es nada, Solo que el cuchillo no quiere cortar bien ─ Dixon frunció su ceño al saber que mentía.
─ ¿Por qué no están las del servicio?. ¡Selma! ─ gritó fuertemente y esta apareció con la respiración agitada minutos después al ser la beta llamada.
─ Alpha lo lamento ─ decía asustada ─ una de las chicas se desmayó, está muy débil.
─ No me interesa si está bien o mal, Mi mujer está haciendo su trabajo ─ la omega se removió en sus brazos viendo al Alpha.
─ Yo puedo hacerlo, no importa. Esto es muy sencillo y para nada pesado ─ estaba molesta sus feromonas, las podía oler Dixon muy bien.
La loba mayor estaba muy sorprendida y paralizada viendo todo. Ver como Dixon se refería a ella como su mujer. ¿Qué diablos le pasaba a este hombre? Ella se preguntaba.
─ No puedes...─ le soltó brusco pero rápidamente ella reacciona por impulso interrumpiendolo.
─ ¡Dije que puedo hacerlo! ─ gritó mirando el suelo soltando un bufido. Y después miro su rostro. ─ No debes tratar a la gente del servicio de esa forma, sin ellos no somos nada, todos necesitamos de todos, hay que aprender a valorar el trabajo de todos los demás Alpha ─ estaba más que sorprendido, le había cerrado la boca tanto como a esa loba ya mayor. Después miró a la beta ─ ¿Dónde está tu compañera?.
─ En la enfermería de nuestra clase luna ─ le sonrió haciendo una reverencia.
─ Vamos, llévame con ella ─ Él la sostuvo de la cintura rápidamente evitando que se moviera.
─ No iras a ninguna parte Omega, puede tener una enfermedad contagiosa ─ ella tocó su sien.
─ No sucederá nada Alpha ─ giro su cuerpo y miró su rostro ─ Me proteges demasiado. Nada malo ocurrirá ─ tomó su rostro y beso sus labios, Dixon la pego a su cuerpo disfrutando de su cercanía, era algo nuevo que ella fuera la que lo besará.
─ Te vigilaré de cerca ─ dijo al separarse ya domado por Jane. Ella sonrió victoriosa y recibió un beso en su frente.
La omega miró a la mujer que estaba viendo todo el espectáculo con la boca abierta, estaba más que sorprendida. Jane estaba tan disgustada con esa mujer que no perdió la oportunidad de decirle a su Alpha.
─ Cariño, la señora pidió ser atendida. Al parecer tiene hambre ─ Él por supuesto se llenó de felicidad al escucharla llamarlo así, pero también sentía el aroma de su pequeña molesta aún ─ Se equivocó por error al confundirme con la servidumbre.
La señora trago fuerte, asustada, viendo como la mirada del Alpha era amenazante enviándole una ráfaga de escalofríos haciendo temblarle el cuerpo.
─ ¿Qué fue lo que hizo? ─ soltó suavemente la cintura de su omega. Con rapidez tomó del cuello a la mujer apretándolo.
─ No, suéltala ─ Jane estaba arrepentida y corrió a tocar con su mano el brazo extendido de su Alpha sostenido el cuello de esa mujer. ─ Por favor mírame ─ pedía. Pero no funcionaba, soltó sus feromonas mientras que una lágrima logró salir de uno de sus ojos.
Dixon se detuvo y soltó a la loba mayor, está callo al suelo intentando respirar. Podía lidiar con todo, hasta de cosas imposibles que podrían llegar hacer su misma muerte, pero jamás podría con las lágrimas de su hembra. No podía soportarlo.
Jane, se sentía culpable, no quería ser la culpable de la muerte de esa mujer. Aunque la haya tratado mal.
─ Hey ─ le habló con suavidad acercándose a ella y tomar su rostro con sus manos ─ lo siento ─ besó su lágrima.
─ ¿Podemos ir con la chica? ─ decía con voz quebrada ─ Quiero ser una buena Luna, y me tengo que preocupar por los demás.
El Alpha sonrió orgulloso de su mujer y abrazo su pequeño cuerpo contra el suyo dando caricias en su cabeza y espalda.
─ Iremos ─ la omega dio la vuelta escuchando la ligera tos de la mujer que se encontraba aún en el suelo.
─ ¿Qué haces? ─ preguntó Jane al ser cargada como princesa por su Alpha.
─ ¿No puedo hacerlo? ─ beso muchísimas veces su rostro asiéndola reír ─ así quiero verte siempre lobita, siempre mostrando esas sonrisas que me roba el aliento ─ la omega se sonrojó y escondió su rostro en su cuello. El Alpha río ante la manera más tierna de ocultarse.
─ Para aportar un aspecto intimidante eres bastante romántico Alpha ─ el beso su cabeza.
─ Solo lo puedo ser contigo hermosa ─ la omega suspiro ante el aroma de su Alpha.
Aun en su cabeza rondaban preguntas sobre aquella chica que entró a su despacho, pero tenía algo más importante y era ver por las personas de esa manada.
Por otro lado, Dixon estaba preocupado. La desagradable visita de Kira lo había tomado por sorpresa y arruinado sus planes. Ahora temía que ese cachorro tuviera el control para separar a su omega de él. No quería perderla.
Solo, faltaba esperar. Esperar el olor dulce de su vientre para saber si es suyo. Un Alpha reconocería a su primogénito con el olfato. Pero solamente cuando el bebé tuviera cuatro meses en el vientre de su madre.
«Esperar». Pensó.
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