CAPÍTULO II 06
06| Amenazas
─ Aquí tienes ─ la beta trata de incorporarse, pero el dolor en su espalda hizo que se recostara nuevamente
─ Tranquila, te ayudaré, ¿está bien? ─ la chica le sonrió y asintió con una leve sonrisa.
Nuevamente, la beta se incorpora con la ayuda de la omega. La puerta es abierta y el aroma del Alpha llega hasta ellas.
─ Alpha ─ Cindy saludaba con respeto y la pequeña omega solo ignoraba su presencia en esa habitación sin hacer ese tipo de inclinación de respeto, algo que a simple vista la beta lo noto.
─ ¿Qué haces con mi mate Beta?, la usas de tu sirvienta acaso?, ¿no te quedó claro la última vez?. Ella no es de la servidumbre ─ la omega se colocó frente a él.
─ Alpha, yo soy la que está por su cuenta ─ el Alpha Dixon la observaba con seriedad. No podía molestarse con ella ni lastimarla, amaba su generosidad, se veía hermosa esta mañana como todas las anteriores. ─ y Si piensa castigarme yo lo aceptaré, ella me pidió que no lo hiciera por mi bien, pero me negué ─ se dio la vuelta y acerco la bandeja de comida a la beta.
─ Pequeña ─ la llamó, pero lo ignoro por unos segundos hasta que lo observo ─ Te esperaré en tu habitación ─ ella asintió y el Alpha salió cerrando la puerta.
─ No debiste enfrentarlo, no le gusta que lo hagan, Dixon es peligroso, no vuelvas a contradecirlo nunca ─ la beta tocaba el brazo de la chica advirtiéndole ─ sé que nunca te pondría castigos como los míos. Pero eso no significa que habrá otros para ti. Te aprecio mucho Jane, eres una linda amiga y me atrevo a decir que una excelente Luna también.
─ Gracias, Cindy. Pero no puedo dejar de ser lo que soy. Me gusta ayudar mucho. Mi madre me lo inculcó ─ se sentó en la cama ─ Regresaré pronto, ¿Sí? ─ la beta sabía lo que le esperaría.
─ No lo hagas molestar, ¿quieres? ─ ríe la beta ─ Es por tu bien. ─ la pequeña Omega asintió.
─ Está bien. ─ se levantó mostrando una sonrisa y camina hacia la puerta.
─ ¿Sabes que el Alpha puede oler, que estás molesta? ─ la omega asintió.
─ Lo sé, alguien tienen que poner en su lugar algunas veces a ese lobo amargado. ─ la beta soltó una carcajada. ─ Se cree superior y no debería de hacerlo. Tal vez sea fuerte, sí. Pero todos tenemos lo mismo por dentro. Somos iguales y debemos ser tratados como tal.
─ Ten mucho cuidado con lo que haces, no lo conoces como yo ─ Le preocupaba ahora la forma en que pensaba su amiga. Aquí el que dijera eso frente al Alpha estaría sin cabeza en segundos. Era algo que tendría que callar. La omega tomó el pómulo de la puerta y la abrió.
─ Lo tomaré en cuenta ─ salió de la habitación cerrando la puerta tras ella y camino despacio hacia su habitación.
Sabía que enfrentar al Alpha sería algo difícil, ahora mismo se sentía nerviosa caminando lo más despacio posible jugando con sus dedos. Se preguntaba que iba a pasar, si la castigaría o algo peor.
Sintió un tirón sobre su ante brazo y fue impulsada hacia una habitación mientras tapaban su boca y la sostenían rodeando la cintura. Estaba asustada y quería tirar golpes para zafarse de quien la sostenía, pero se tranquilizó ante el aroma de un Alpha, era él.
Su Alpha.
─ Eres una mujer excitante, omega ─ sentía la respiración de Dixon en su nuca, como también sintió que dejó un beso ahí. Se tensó de inmediato ante lo último ─ Debería castigarte por tu insolencia ─ su mano soltó su boca y tocó uno de sus pechos sobre la tela.
─ Alpha, no siga ─ pedía al sentir su celo, olvidó tomar la última pastilla esta mañana, era hoy el último día y el calor del Alpha en su cuerpo le provocaba.
─ Puedo oler tu celo pequeña ─ dejo un beso en su cuello y la giró frente a él ─ me necesitas ─ volvió acomodarse en su cuello, dejando besos húmedos y leves mordidas en su piel. Acercó su cuerpo para pegarla más al suyo.
La omega soltó un gemido y tomó de su nuca para pegarlo más a su cuello, el Alpha río leve ante su acción. La omega quería un alivio, su parte íntima le dolía, quería aliviar su dolor y solo su Alpha podía hacerlo.
─ Alpha duele ─ decía suplicante.
Dixon podía oler ese aroma delicioso que soltaba para él, su hembra lo estaba llamando, pedía a gritos que la tomará y James quería tomar el control. Sacó su rostro de su cuello y miró sus ojos. La omega observaba los suyos, su lobo estaba presente como Dixon también lo estaba, solamente un ojo se mantenía en rojo.
─ Voy a cuidarte preciosa ─ acaricia con cuidado su mejilla suave, su pequeña era muy hermosa para él, aún él en su cabeza se cuestionaba una y otra vez en por qué la Luna le había otorgado una mate. Esta más que de decir que era una mate omega, pocos hay en existencia.
¿Por qué una omega?
¿Acaso quería que tuviera herederos?
No le molestaba la idea en lo absoluto, quería tener cachorros corriendo por toda la casa como siempre soñó, pero eran solo eso, solo sueños, él sabía que no podría tener por su maldita maldición. Hasta ahora.
─ Yo, yo lo necesito Alpha ─ la omega había caído ante él. Su fuerte aroma a Alpha le hacía sentir protección, cariño y excitación en ese aroma a menta y chocolate.
Era preciosa, así la miraba él, Dixon no podía ser más afortunado de tenerla, se lo repetía todo el tiempo, su omega tenía que estar protegida. Era una raza no muy fuerte la de los omegas y tenía que cuidarla como una flor, y eso era, delicada y hermosa.
Su rostro sonrojado la hacía ver tierna y ver cada parte de su cuerpo, sus instintos lo obligaban a que la tomara y eso iba a hacer, en ese momento la haría suya y la anudaría. La haría gritar su nombre y que pidiera más de él, la complacería de todas las formas posibles. La amaba demasiado, que por mucho tiempo la necesitó y ahora la tenía consigo.
─ Calmare tu dolor pequeña ─ la tomó en brazos y la llevó a la cama, se subió con ella y se posicionó entre sus piernas.
La omega no podía evitar lanzar aromas para su Alpha, lo necesitaba dentro, cada vez más su intimidad dolía, verlo en esa posición solo la excitaba más.
Dixon Podía oler el tan glorioso aroma entre sus piernas que escurría sus líquidos para él. Lo llenaba de orgullo, su omega estaba dispuesta a tenerlo dentro. Se acercó a su rostro y beso sus labios con delicadeza, iba a disfrutar cada parte de ella.
Sus pensamientos estaban llenos de todo lo que le haría a ella en ese momento, su cuerpo era esculpido precisamente para él, cada curva de su cuerpo le pertenecía, su omega era una mujer sexy y lo volvía loco, era suya, se repetía Dixon una y otra vez.
─ Eres mía pequeña ─ decía con un gruñido suave en su oído, la omega se removía bajo su cuerpo ante su voz.
─ Tuya Alpha ─ decía descubriendo la voz de su loba como también su cuello, aceptaba que la marcará y fue inevitable para Dixon no sonreír.
Acercó su rostro de nueva cuenta a su cuello besándolo y chupando, dejando moretones en el, tomó sus muslos y los apretó, sus manos empezaron a recorrer el pequeño cuerpo de su omega bajo suyo, se veía tan frágil que lo ponía duro aún más, su pene dolía al igual que sus testículos no soportaría mucho y se enterraría en ella.
─ Voy a anudarte ─ decía comenzando a desabrochar su pantalón ─ Disfrutarás esto preciosa.
La omega cerró sus ojos, el aroma de su Alpha la comenzaba a marear, había visto su erección cubierta por sus pantalones, un gran y enorme bulto que quería salir en busca de su añorado lugar de su omega.
Estaba a punto de bajar sus pantalones, pero un estruendo se había escuchado como también la habitación tembló unos segundos. La omega gritó ante el susto y Dixon soltó sus feromonas de protección para que estuviera tranquila mientras la abrazaba contra su pecho. Estaba asustada, su corazón la delataba muy bien ante los oídos del Alpha.
─ Shh, ya pasó ─ decía Dixon apegándose a su cuerpo sin lastimarla ─ tranquila, tendré que ir para saber lo que sucede ─ le habló suave mientras ella asintió. Beso, sus labios lentamente disfrutándolos, era lo mejor que había probado en su vida.
Se separó de ella y dejó un beso sobre su frente, acarició su cabello mientras la observaba. Tocaron la puerta un par de veces, era Adamsu beta.
─ Alpha nos están atacando ─ Dixon frunció su ceño y la omega, sintió como su Alpha se tensó en sima suyo. ¿Quién había podido encontrarlos?, su manada era oculta ante a simple vista por hechizos de sus magos.
─ ¿Alpha que ocurre? ─ podía sentir el miedo de su hembra, y soltó más de su aroma para ella besando sus labios, distrayéndola así un poco de lo que pasaba. Se separó del beso y él une su frente con la suya.
─ Volveré en cuanto termine, te quedas aquí y por ningún motivo salgas. ¿Entendido? ─ asintió y Dixon dejo un beso corto en sus labios. Se baja de su cuerpo quedando en pie y ella hace lo mismo. Abre la puerta encontrándose con un herido Taehyung.
─ ¿Quién se atrevió a atacarnos? ─ su voz de Alpha hacía temblar las piernas de la omega.
Estaba molesto, lo podía oler, escuchar y sentir.
─ No lo sé, pero están usando armas antiguas, están lanzando flechas con veneno ─ la omega soltó un jadeo y tapó su boca de la impresión. Sabía de quién se trataba así tanto como Dixon.
─ Prepara todo, Saldremos a atacarlos ─ asiente el beta y se retira. Se giró a observar a la omega ─ no puedo hacer nada preciosa, está atacando mi manada y voy a corresponder ─ ella negaba soltando una lágrima en el proceso.
─ No Dixon, no asesines a mi hermano, es la única familia que me queda ─ él se acercó a ella abrazándola por la cintura.
─ Lo siento mucho pequeña ─ ella intentaba zafarse del Alpha empujándolo y golpeando su duro pecho, pero era inútil, no podía.
─ ¡Suéltame! ─ estaba molesta, no quería perder a su hermano ─ No puedes hacer esto, ¡no puedes! ─ Dixon la cargo como princesa sin ningún esfuerzo y la llevo a la cama dejándola inmovilizada.
─ lo lamento ─ ella aún quería zafarse de él ─ no puedo hacer nada en contra de eso.
─ Nunca te lo perdonaré, si lo matas escapare, ¡no volverás a verme nunca! ─ eso lo hizo molestar.
─ Escucha, jamás dejaré que te vayas, si huyes de mí te encontré todas las malditas veces que lo hagas ─ su rostro se acercó a ella de manera amenazante ─ te traeré de vuelta conmigo siempre. No tienes oportunidad omega, ¡eres mía! ─ los ojos del Alpha habían cambiado a rojos.
─ Siempre intentaré dejarte si lo asesinas de todas formas ─ Estaba furioso por sus palabras, bajo ninguna circunstancia dejaría que escapara, la encerraría si fuera necesario.
─ Te quedas aquí con seguridad, nadie entrará ni saldrá de esta habitación hasta que yo vuelva, si no te encuentro en ella mataré a tus guardias y será tu culpa, ¿me has oído bien? ─ la omega soltó una bofetada hacia su Alpha quien no le hizo más que una simple cosquilla. Su rostro ni siquiera se había movido ante su mano pequeña.
─ Eres un monstruo, solo piensas en ti ─ escupió con odio sus palabras mientras se removía bajo el cuerpo del Alpha, volteándose, quedando boca abajo en la cama, dándole la espalda a Dixon, ignorándolo por completo.
─ Lamento decirte que si soy pequeña y estoy orgulloso de serlo. ¿Pero adivina qué? ─ su rostro se acercó a su oreja ─ Eres de este monstruo, eres mía, y siempre será así.
Su fuerte brazo enrolló su cintura pequeña, a separando su vientre con facilidad de la cama, pegando su espalda pequeña a su pecho duro. Besó su cabeza un par de veces grabando el aroma de su hembra para él y finalmente dejar un beso en su nuca. Ella estaba quieta ignorándolo, dejando que hiciera con ella lo que fuera. Creyendo que si lo ignoraba, más pronto se iría.
─ Espero entrar y encontrarte cuando vuelva pequeña, de lo contrario habrá severas consecuencias ─ su tono de voz era en advertencia, cosa que no dejó desapercibida la omega.
Su brazo dejó lentamente la cintura de la chica, deslizándose y despidiéndose de esa calidez que lo reconfortaba. Se levantó de la cama para salir de la habitación, no sin antes observar el pequeño cuerpo de su hembra en su cama. Se veía hermosa como todos los días. El negaba mentalmente, no iba a permitir que se fuera de su lado, primero debería estar muerto antes de dejarla ir.
Cerro la puerta con llave e impuso guardias a su cuidado para tenerla protegida, amenazó a su escolta si le pasaba algo o escapaba y con eso salió de la mansión junto con su beta Adama enfrentarse con su queridísimo cuñado.
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