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CAPÍTULO II 03

03| Posesión de la bestia

─ No lo hagas Jane. No te sacrifiques por un monstruo como él ─ hablaba su hermano con tanto resentimiento.

Jamás olvidaría lo que ellos le hicieron a sus padres. Recordar aquel día el pecho de su madre destrozado con enorme hueco, cuando se le fue arrebatado su corazón. O como olvidar la mirada del rostro de su padre cuando su cabeza había sido degollada por ellos.

Ellos habían luchado con todo para proteger a sus cachorros, y eso jamás lo olvidaría Damon.

─ Es mejor que mantengas tu maldita boca cerrada, solo por ella no te he asesinado ─ soltó un gruñido de su pecho mientras tomaba el cuerpo de la Omega con posesividad.

Muchos de los lobos estaban asombrados. Él destruía manada tras manada por la falta de su mate, quería que todos sufrieran y los planes del Alpha, sus lobos, lo sabían. Todos estaban impactados al saber que sí tenía una mate que por muchos años él buscó hasta que pudo resignarse a no tenerla jamás. Pero ahora la tenía frente a él. Amaba su rostro de ángel y su pequeño cuerpo parecía esculpido con tanta dedicación. Era una hermosa mujer loba para él y completamente suya.

Su aroma era tan adictivo que quería tener su rostro enterrado en su cuello todo el tiempo, era un olor a rosas y frutas, un aroma tan delicioso como su cuerpo. Lo que sucedía era una locura para él, aún no lo podía creer, él había sido maldito y arrebataron a su compañera. ¿De verdad será ella? O ¿Solo su aroma a omega lo tenía tan cautivado?. Negó rotundamente a esas suposiciones. 

Era su mate y su lobo la reclamaba, quería salir y tomar el control, sentía como aullaba de felicidad mientras rasguñaba su pecho. Dixon no lo iba a permitir, tanto él como su lobo estaban feliz, pero no lo demostraba. Solo podría mostrar su semblante serio e intimidante ante la situación. El aroma de la omega lo distraía, la tenía en sus brazos disfrutando su cercanía, cosa que aprovechaba para sentirla. 

─ Mi hermana no puede estar con uno de ustedes. No sería capaz de aceptar a los culpables de la muerte de nuestros padres ─ la Omega dejó salir un jadeo e intentó separarse de su Alpha, pero él se lo impidió.

Ella había reaccionado, ellos habían asesinado a sus padres y les temía aún más por eso. 

─ Les guste o no, ella es mía y se irá conmigo, así tenga que matarte para hacerlo ─ sonreía con maldad.

Quería hacer las cosas fáciles, matar al imbécil de ese Alpha y llevarse a su Omega con él. Pero no quería ser odiado por su pareja, le iba a costar mucho trabajo ganarse su confianza, pues ahora olía el aroma de miedo combinado con el olor dulce y fascinante que emanaba ella misma. 

Ya ninguno de los lobos peleaba al ver a sus alphas estando a punto de enfrentarse. Esperaban la señal. Los esperaban pelear entre ellos y así continuar luchando las manadas. BlackMoon de los Rogue contra la manada Luna Azul en una guerra de poder. 

Jane, por otra parte, se embriagaba por tan delicioso aroma del Alpha, era muy atractivo y su cuerpo trabajado hacía notar su musculatura a través de sus ropas negras. 

─ Estaré bien Damon ─ estaba viendo el cuerpo herido de su hermano, tampoco no quería perderlo, aunque ya no se volvieran a ver, sabría que estaría vivo. ─ Estaré bien si tú lo estás. ─ su hermano negaba. 

Ahora, viendo la seguridad con la que hablaba su hermana, se asustó. No quería que se fuera de su lado, ella era su pequeña. Fue criada casi como su hija. 

Pero ella tenía que hacerlo. Por Damon. Su cuerpo estaba muy mal, la sangre escurría en grandes cantidades, pero al menos se estaba recuperando y eso la aliviaba un poco, veía algunas de sus heridas cerrase. 

─ Claro que no, no estaré bien si no te tengo conmigo. Regresa ahora ─ había usado su voz de Alpha con ella y de inmediato quiso separarse de Dixon, pero él la detuvo nuevamente. 

─ No, se quedará conmigo, yo soy su Alpha. ─ le dijo a Damon para observarla a ella. Se acercó a susurrar en su oído causándole un escalofrío por todo su cuerpo ─ Eres mía Omega y si no aceptas verás la muerte de tu hermano frente a tus ojos ─ ella asintió a su voz y se pegó más a su cuerpo en forma de protección. Soltó de sus feromonas de omega para tratar de tranquilizarlo un poco y no le hiciera nada a su hermano.

Su frente se encontraba pegada a su pecho y el orgullo de Dixon era muy alto, su omega buscaba protección y lo buscaba en él. 

─ No la manipules idiota ─ el Alpha Damon habló entre dientes ─ No voy a permitir que te la lleves. ─ se posicionó en forma de ataque. 

El Alpha Rogue era muy temido por todos, gracias a su manera de atacar tan sádica que causaba terror. Los alphas le temían y los que se enfrentaban con él morían. Él era el más fuerte de los alphas al tener la oscuridad consigo. Era un lobo e hijo de un demonio oscuro, la luna maldijo a sus padres y lo maldijo a él también quitándole lo que tanto los lobos desean, tener un mate. Dixon era mitad demonio y su padre no era precisamente la pareja destinada de su madre, ella pecó contra la luna trayéndole maldición a su descendencia. 

Dixon reía sarcástico a las palabras de Damon y con cuidado puso a su omega detrás de él, asegurándose de que no recibiera ningún tipo de golpe por parte de ellos. 

Se giró mirando su rostro y ella el suyo, era como si el tiempo se detuviera, únicamente estaban ellos mismos. El Alpha Rogue miraba con tanto detenimiento su rostro, observando sus ojos, su nariz, cada lunar, y sus hermosos, y apetitosos labios rosados que lo invitaban a devorarla con locura. 

Su lobo se lo exigía, quería salir, pero Dixon se lo impedía, no era el momento aún y esperaría con ansias cuando eso llegara. Levantó su mano a su rostro y la omega inmediatamente cerró sus ojos esperando el golpe de su Alpha, cosa que lo hizo molestarse consigo mismo. 

Su omega le temía y eso él no lo quería. Escuchaba sus fuertes y rápidos latidos de su corazón. Continuó con su mano hasta hacerle un toque en su mejilla acariciándola, la omega confundida abrió sus ojos y miró los ojos de su Alpha.

Dixon soltó su aroma de Alpha para ella, quería que se sintiera protegida y no con miedo a su lado. La omega suspiró ante el embriagante aroma de su Alpha, él le sonrió, lo cual hizo a la omega bajar la cabeza sonrojada. Estaba avergonzada por ser descubierta, su aroma la estaba haciendo excitar y Dixon lo sabía. 

Dejó un beso sobre su frente y escuchó el gruñido de Damon en advertencia para que se alejara de ella. Él se giró recordando en lo que habían quedado. Hoy se llevaría a su omega consigo y nadie le impediría en hacer lo contrario. 

─ Adelante imbécil no me costará nada derrotarte.─ ahora fue turno del Alpha Rogue en posicionarse para atacar. 

Eso fue el pase para Damon quien se lanzó sobre el Rogue y así transformándose ambos en lobos. 

La omega estaba en una especie de trance impactada por el gran tamaño del Alpha Rogue, era mucho más grande que el lobo de su hermano, color gris y temía por él. 

Era un gran lobo de color negro azabache, era muy grande, jamás había visto uno así, era mucho más de lo que todos eran, podría decir que no era normal. Sus ojos estaban en color rojo y la manera en que sus colmillos salían a morder al Alpha Damon sacándole gruñidos de dolor provocó pánico en ella al ver más sangre manchando el pelaje gris de su hermano. Pudo volver a la realidad y darse cuenta de la pelea entre los Alphas. Miró en todas las direcciones en busca de una solución o algo con que distraerlos.

Corrió con todas sus fuerzas hacia un par de lobos que se peleaban a muerte y se aseguró de que uno de los Rogue la golpeara. 

Cuando recibió el impacto sobre su abdomen, ella soltó un gemido de dolor llamado la atención de Dixon, quien volteó con rapidez. Golpeó a Damon lanzándolo a una gran larga distancia para dirigirse hacia donde se encontraba ella. 

Ella sabía que el Alpha le decía algo al lobo a través de su conexión, pues se había tirado al suelo en forma de sumisión ante los pasos lentos y la mirada fija en él. Podía sentir el miedo por haberla tocado, olía su aroma a desesperación. 

El Rogue sabía que tenía una muerte segura, mientras que su Alpha caminaba hacía él de manera amenazante y escalofriante, sus colmillos salían demostrando la ira que él tenía sobre el lobo por atreverse a golpearla, mostrando así el rastro de sangre que escurría en ellos. La omega se encontraba al lado del Rogue que la había golpeado sentada tocándose su estómago y observar con detenimiento al Alpha. 

─ ¿Te atreviste a tocarla? ─ su voz parecía un estruendo cuando volvió a su forma humana ─ Nadie toca a mi omega sin someterse a las consecuencias. ─ tomó el cuerpo del lobo y lo abrazo con tanta fuerza hasta quebrar sus costillas. 

La omega dejó salir un jadeo asustado al escuchar el crujir de sus huesos siendo rotos como también el aullido de sufrimiento de ese lobo. Dixon lo tiro al suelo poniendo su pie sobre su cabeza haciendo presión en él. El lobo en el suelo se quejaba del dolor sin poder moverse, su pecho subía y bajaba a causa de sus respiraciones entrecortadas por el dolor causado. 

Ella miraba asustada con detenimiento sus ojos que ahora se encontraban totalmente negros, desde el contorno blanco de sus ojos hasta su pupila, causándole un escalofrío. Con todas sus fuerzas el Alpha de los Rogue aplastó de a poco la cabeza del lobo asiéndolo sufrir, todos estaba siendo testigos de la furia de ese Alpha y que mostraba venas negras en su cuerpo y piel descubierta a causa de su transformación en demonio. 

Cuando la aplastó completamente, se escuchó el sonido del cráneo romperse y hacer salpicar sangre hacía todos lados, lo que provocó que el olor llegara a la omega y esta vomitara por la tan descabellada muerte de ese lobo. Ahora ella se sentía culpable porque nunca se imaginó que fuera a matarlo tan monstruosamente. Solamente quería distraerlo para proteger a su hermano, pero causó la muerte de uno de ellos. 

─ Que quede claro para cada uno de ustedes. Aquel que se atreva a poner un solo dedo sobre ella. Lo haré sufrir lentamente al punto en que desearían no haber nacido ─ tenía los puños cerrados con tanta fuerza hasta poner sus nudillos blancos. 

Miró a su omega y la tomó en brazos, lugar en el que ella no quería estar, se removía para zafarse de él. Tenía miedo. 
Dixon le molesto su aroma a miedo y escuchaba los pasos del Alpha Damon aproximarse. 

─ Duerme…─ susurró en voz de Alpha a su pequeña omega y está cerro sus ojos, pues, el sueño la venció. Él la había hecho dormir y con facilidad la acomodó en sus brazos. 

Se giró a ver a Damon quien estaba rojo de la furia, de ninguna manera dejaría que se la llevara, preferiría morir antes de esa vida de sufrimiento que el Alpha Rogue le daría. 

─ Baja a mi hermana en este instante monstruo de mierda ─ los ojos de Damon están en dorado, su lobo seguía presente y a su lado ya se encontraba su beta Aaron con algunas heridas viendo fijamente a Jane en sus brazos. 

Aaron le tenía un gran aprecio como hermano hacia ella, pues Damon lo aceptó en su manada cuando el mismo Rogue frente a ellos había destruido la manada del beta, teniendo a pocos sobrevivientes en la manada de Damon. Y lo odiaba tanto como él. La manada Luna Azul había sido su nuevo hogar desde entonces. 

─ Ahorremos un nuevo enfrentamiento, no puedo asesinarlos a causa de ella y no saben que ganas tengo en hacerlo. Pero por ella me resistiré ─ sus ojos, que aún seguían en total oscuridad, miraba fijamente a los dos lobos. 

En cuanto Damon quiso acercarse a él, calló al suelo, retorciéndose de dolor tanto como Aaron a su lado. Había lastimado su cuerpo con únicamente mirarlos hasta dejarlos inconscientes, pero al final vivos. 

Se giró con su chica en brazos y vio a su beta Adam cruzado de brazos y con el semblante serio. Tenía una hilera de sangre desde su sien hasta su mejilla. Su cabello estaba húmedo de sangre que no era suya. 

─ Si podías hacer eso, ¿Por qué no lo hiciste antes con nuestras anteriores batallas? ─ Dixon se encogió de hombros. 

─ Porque no sería divertido ─ le sonrió a su beta ─ Me encanta sentir el miedo y el olor a su desesperación. No se compara con la adrenalina en el combate mismo. Amo derramar sangre con mis manos ─ su mirada volvió a ponerse roja, su lobo tomó el control ─ Hora de retirarse ─ dio la orden dando la vuelta, seguido por Adam, caminando y a su vez alejándose de la manada con la omega en sus brazos. 

Se sentía orgulloso, pocos son los que tenían como pareja a una omega y ella era una hermosa loba que dejaría cautivado a cualquiera con su belleza. Ahora tenía el gran deseo de protegerla y mantenerla a su lado, aun si ella no quisiera. 

─ Bienvenida a mi lado preciosa ─ decía besando su cabeza mientras aspiraba el dulce aroma de la chica, grabando en su memoria ese exquisito olor.

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