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Capítulo 1 - El inicio de todo


Freya POV

-¡FRIDA! Apúrate que llegaremos tarde –Mi amiga tarda una eternidad arreglándose como si fuésemos a un desfile de modelaje.

-Nadie nos espera, Freya -Me increpa mientras sale de su habitación.

-Si, tienes razón. Recuerda que ese antro se llena a reventar los sábados por la noche, por lo que nos quedaremos sin mesa -Le recuerdo.

-Vamos a bailar, querida. No ha estar sentadas –Le volteo los ojos en blanco.

-Si, a eso vamos, pero quiero tener donde sentarme cuando me canse, tonta – Le saco la lengua como niña pequeña.

Después de terminar nuestra pequeña discusión salimos a tomar un taxi y en minutos estamos en el The Shot. Por suerte no tenesmos que hacer fila para entrar, todavía es temprano para muchos clientes asiduos al lugar. Tomamos una mesa cerca de la pista de baile, ponemos nuestros abrigos en las sillas y a lo que vinimos.

Dos horas de baile interrumpido y estoy sedienta, dejo a Frida en la mesa mientras busco unas bebidas, me acerco a la barra, la cual esta repleta personas en especial hombres.

-Dos shots de vodka y dos gaseosas por favor -Le pido al barman.

De pronto un hombre se acerca a mí, hule divino, huele a cítricos y a pino me encanta, el llamado del barman quien me entrega los shots y las bebidas. El hombre a mi lado le gruñe al chico que me atendió y le hace el pedido de sus bebidas, me retiro a la mesa y me encuentro a Frida besándose con un desconocido.

-¡LARGO! -Le grito al tipo quien tiene su mano entre las piernas de mi casi hermana.

El tipo me mira feo y se larga.

-¿Qué hemos hablado Frida? -Tenemos un código: «No sexo, hasta que encontremos el indicado».

-Lo siento es que estaba tan guapo –Ella hace un puchero. Lo le hago caso.

Seguimos bailando, entrada la noche ya estamos bastante ebrias. Frida baila con un chico, es compañero de trabajo de mi amiga según me dijo, yo por mi parte estoy bailando sola; de repente una corriente eléctrica recorre mi cuerpo, el mismo aroma de temprano inunda mis fosas nasales, causando un efecto excitante, siento que mis entrañas arden, de pronto unas fuertes manos recorren mi cuerpo causándome choques eléctricos mientras serpentean por todas partes. Él me pega a su cuerpo.

El pasea su nariz y lengua por mi cuello, el efecto de esa acción es arrollador, mi sexo palpita y se humedece, así seguimos por un tiempo que siento es infinito.

-Hueles exquisito -Me susurra al oído mientras restriega su parte baja en mi trasero y siento algo duro en esa parte de su anatomía.

-Tú también -Le replico.

-Ven conmigo -Te daré alivio a lo que sientes.

Estoy tan caliente y ebria que me dejo guiar por el desconocido.

Nos subimos a su auto en la parte trasera, no sé quien maneja, no me importa, miro al hombre, a pesar de que mi vista está un poco nublada, noto su belleza masculina, le sonrío y él hace lo mismo para luego prenderse de mi boca, nos separamos para respirar, trato de detallar más su rostro, cabello castaño largo, amarrado en un moño, piel dorada, una barba bien cuidada, eso me excita más.

Mi hombre, saca una botella de licor de no sé dónde, me rio al recordar que dije mi hombre.

-¿Qué es tan gracioso? –Pregunta con una sonrisa.

-Que... que dije en mi mente que eras mi hombre –Me vuelvo a reír, el alcohol y sus efectos.

-Por esta noche lo seré – Él ríe igual que yo.

Nos sirve un trago de la botella y nos lo tomamos de golpe, así seguimos mientras el carro está en movimiento, tres botellas después, no soy dueña de mi misma. Estoy a horcajadas sobre mi acompañante moviendo mis caderas y él gruñe en mi oído palabras que no entiendo.

-Hueles maravilloso y me tienes duro. Pagaras por ello -Esas palabras me excitan aún más. El auto se detiene y alguien abre la puerta para nosotros.

-Señor hemos llegado -Informa el conductor.

Salimos del auto, mi hombre me toma de la cintura para sostenerme, caminamos por el lugar, hasta llegar a un levador, dentro subimos hasta que se detienen, abriéndose las puertas nuevamente, caminamos trastabillando por el pasillo, hasta llegar al frente de una puerta, del bolsillo de su saco, saca una tarjeta para abrir la puerta. Nos adentramos en el lugar, tomo asiento en el cómodo sofá, para recibir de sus manos una copa con un líquido dorado.

-¡Salud! Por la mejor noche de tu vida – Él choca su copa con la mía, para luego bebernos toda la botella. Mis ojos quieren cerrarse, más él no lo permite.

-Ven, vamos a ducharnos primero -Me levanta sobre su hombro, para adentrarnos en el cuarto de baño. Me desnuda de apoco.

-Hermosa -Dice admirando mi cuerpo desnudo.

-Gracias -Le respondo sonriendo. El masajea mis senos a la vez que muerde mis pezones, lo que hace mandar descargas eléctricas a mi sexo y gimo de placer. Él me deja unos segundos, para desnudarse.

Cuando está cien por ciento desnudo, mi vista va a su miembro que está erecto, mis ojos se abren a más no poder.

-¡Rayos, eres grande! -Todo en él es grande hasta su cuerpo, es un tipo que puede andar por los dos metros de altura y su cuerpo está muy trabajado, los músculos de su cuerpo están bien ubicados y la uve que antecede a su masculinidad se marca si esfuerzo. Me lamo los labios y lo nota.

-Si, era tuya por esta noche, y lloraras porque este dentro tuyo -Gruño, no entiendo a lo que se refiere.

Nos bañamos juntos, no hemos dejado de tocarnos en la ducha acaricié su miembro, el cual creció entre mis manos y lo sentí palpitar.

Me lleva entre sus brazos para posarme en la suabe cama, trato de acomodarme para dormir, sin embargo, mi acompañante parece tener planes para mi ya que me abre las piernas, trato de taparme con mis manos mi parte intima.

-No te cubras, me gusta tu coño, huele exquisito y te lo voy a comer – Se lame los labios.

-¡DIOS! -Es lo único que sale de mi boca, mientras mis manos van a su cabeza, para que no mueva sus labios y su lengua de mi sexo.

El aroma que desprende su cuerpo y su lengua hacen que mi temperatura suba unos grados más. Mis entrañas se encogen mientras que el sigue torturándome. Gimo, grito y pido que no pare de hacer lo que hace, hasta que mis entrañas explotan de placer.

-Simplemente exquisito -Me mira y miro los residuos de mi esencia en su barba, la cual restriega en mis piernas, lo que provoca que me vuelva a excitar. Repta por mi cuerpo, mientras deja un camino de besos y lamidas por mi cuerpo. Temo por lo que viene a continuación, su erección ha duplicado su tamaño y no sé si eso entrará por completo en mi sexo y si, sé que prometí entregarle mi virtud a mi futuro compañero, estoy tan caliente que no me importa romper esa promesa.

-No te preocupes, usualmente no lo meto todo. No en encontrado la mujer que se amolde por completo a mí, no soy presuntuoso por soy mucho mas grande que un hombre, por nuestra naturaleza somos así -Se guro vio mi rostro de espanto y me explica lo que hará, sus últimas palabras no las entiendo, ya que no tengo experiencia.

-Entrare de apoco -Me alegra lo que dice. Mientras guía su glande en la entrada de mi sexo y un gemido muy sonoro sale de mi boca.

-Glotona -Sonríe.

Entra de apoco y siento la presión en las paredes de mi vagina, es doloroso y placentero a la vez, cuando se detiene en mi barrera.

-¡Qué Mierda! –Me mira, sus ojos cambian de un gris claro a un rojo brillante, trato de apartarlo porque me da miedo, nunca he visto unos ojos de ese color y ¿por qué le han cambiado? No dice nada, afirma su agarre en mi cadera con una mano y pasa la otra por mí nuca. De pronto me empala de golpe haciéndome gritar del dolor. De él solo obtengo gruñidos y se apodera de mi boca para beberse mis gritos de dolor, las lágrimas me escuecen por las mejillas.

-¡Mírame! -Niego con la cabeza. Siento un cosquilleo en mi cuerpo, una fuerza que me doblega.

-He dicho que me mires. Si hubieses sido sincera esto lo habríamos evitado. Nunca he estado con una virgen, mi animal interno se volvió loco, me esta costando contenerme y es mas tu cuerpo de amoldo a mi miembro y eso nunca lo había logrado con nadie... -Sollozo. Me seca las lágrimas con su dedo pulgar.

-Pensaba follarte una vez y regresarte al antro donde te encontré, no obstante, no podré hacerlo, te follare hasta perder el sentido -Me confiesa y su conversación ha servido para distraerme, el dolor ha sido sustituido por el placer mientras, su miembro entra y sale de mi sexo.

Mientras sus envestidas incrementaban, mi cuerpo se amoldaba a su rudeza, lo recibía.

-¡Oh, Dios! ¡SI! ¡NO PARES! ¡MÁS! -El hombre encima de mi me complacía, mientras la sensación de placer alcanzaba niveles insospechables, de él sólo obtenía gruñidos los que eran como un control que manejaba mi cuerpo. Mi orgasmo empezaba a formarse en mi vientre. Lo más probable que el estuviese a punto de alcanzar el suyo, porque su pelvis chocaba con la mía cada vez más rápido y rudo.

-Juntos...ahora -Y con esas palabras me dejé ir. Sentí como su venida se derramaba en mi interior, para luego dejarse caer a mi lado.

-Descansa unos minutos -Traeré algo de tomar. Aprecie su trasero desde la cama, se notaba que lo tenía duro no si nada fuera de lugar mientras iba por una botella de agua. En su espalda había un tatuaje de un lobo negro, el cual ocupaba todo su omóplato derecho.

Me acomodé para dormirme, sin embargo, de pronto sentí como me daba la vuelta para ponerme boca abajo, levantar mi trasero y por último abrir mis piernas.

-Esta vista de tu trasero y tu sexo es magnífica –Me propina dos sonoras nalgadas provocándome mucho placer.

-Estás otra vez húmeda -Y no era mentira sentía como su semen junto a mis fluidos escurrir por mis piernas.

-No hables solo hazlo, que me estas matando -Acomoda su miembro en mi entrada para penetrarme de golpe, se detiene dentro de mí para darle tiempo a mi cuerpo para que se amolde a su tamaño.

Es implacable con sus acometidas, más mi cuerpo es muy receptivo absorbe cada golpe, cada movimiento convirtiéndolo en placer.

Así la pasamos toda la noche, es inexplicable como mi cuerpo reaccionaba al suyo, como si fuésemos hechos el uno para el otro. Lo extraño de todo esto es que en algún momento del éxtasis el me mordió, acaricio la cicatriz que me dejó entre el hombro y mi cuello; me siento extraña. Al verme al espejo de cuerpo entero, me asusto al ver las marcas de sus grandes manos impresas en mí cadera y piernas.

Salgo del cuarto de baño, con una toalla cubriéndome el cuerpo, mientras termino de encontrar mi ropa, solo me faltan las bragas, las dejo, me visto en tiempo récord, mientras miro al hombre desnudo que duerme en la cama. No me arrepiento de lo que hice, lo que si me molesta es haber sido poco juiciosa al escoger a un desconocido para entregarle mi virtud. No quiero mirar su rostro la verdad que no vale la pena porque como dijo él, si mi mente no me engaña, era una follada para el rato, solamente se quedó conmigo toda la noche porque fue el primero y yo fui su primera virgen, ¡que idiota fui!

Salgo de la habitación sin hacer ruido con mis zapatos y cartera en la mano, entro en elevador y ahí me coloco mis zapatos. Al llegar a la planta baja salgo como volido y en la acera choco con una pared de músculos, le quito la mirada.

-¿Se va señorita? -No le respondo, miro a un lado, logrando divisar un taxi, le hago señas, parquea frente a mí.

No le respondo al hombre que trato de detenerme, sin mirarlo me monto en el taxi dándole la dirección de mi casa. Solo espero que Frida haya sido más inteligente que yo, aunque lo dudo, se supone que yo soy la más centrada de las dos.

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