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˖♡; Once.

Gulf se recostó en la cama. Cerró los ojos y se concentró junto a su lobo para llegar al lazo ya de un color morado alrededor de su corazón. Apretó sus ojos y poco a poco mentalmente fue rompiendo el lazo.

El lazo de un color morado se evaporó.

Gulf tembló y gimió. La sensación de eliminar un lazo era muy fuerte y más cuando se estaba tan débil como él. Convulsionó y su cuerpo se levantó de la cama para quedarse inmóvil.

Mew miró con terror la escena. Las lágrimas surcaron sus ojos y gritó desesperado.

War entró al instante y vio como Mew lloraba desconsoladamente abrazando a Gulf contra su pecho.

—Por favor no mueras, cariño—pidió y puso su oreja contra el pecho de Gulf intentando escuchar los latidos de su corazón, pero estos sonaban débiles y inestables. Sollozo con fuerza y miró a War—No entiendo que sucede. Gulf rompió el lazo pero parece que a pesar de romperlo esta muriendo de igual manera.

War tocó el pulso de Gulf y hizo una revisión rápida. Sus delgados labios se alzaron en compresión y sonrió con suavidad.

—No debes alarmarte. Romper un lazo requiere mucha energía, energía que Gulf no poseía ya que estaba muy débil al estar varios días con un lazo roto, pero él está bien, sólo esta agotado. Muy pronto lo verás sano y estable como el alfa que tu recuerdas.

Mew acomodó a Gulf entre las sábanas, lo arropó y beso su frente.

—Eso espero.

War le apretó el hombro.

—No debes temer, ya todo lo malo paso. Gulf rompió el lazo y se rempondra.

—Lo sé, pero verlo convulcionar me aniquiló el alma, fue horrible. Pensé por un momento que lo perdía. Sentí tanto miedo.

—Me imagino lo aterrador que fue verlo convulcionar, pero te aseguro Mew que ahora todo estará bien. Así que prepárate para recibir a Gulf con un mejor semblante. Él no ha comido.

El ceño de Mew se frunció y miró al doctor con preocupación.

—¿Cómo que no ha comido?, pero le dejé la comida en el microondas.

—Le dio un ataque de ansiedad cuando no te vio en la habitación y pensó lo peor. Tuve que darle un calmante.

Mew se sintió culpable y su corazón se apretó.

—Yo no debí dejarlo solo, pero es que... Yo solo quería comprarle flores, yo...—y se fue en llanto.

War le pasó un brazo por los hombros y sintió pena por el estado tan desfavorable y roto del alfa.

—No es tú culpa, deja de culparte. Ya todo lo malo paso, te lo aseguro—animó y después palmeó la espalda de Mew—Ahora debes intentar ser un buen novio.

Mew se sonrojó y detuvo su llanto sintiéndose tímido de que el doctor supiera.

—¿Cómo lo dedujiste?

War alzó una ceja con una sonrisa juguetona.

—Es muy fácil de detectar. La manera en que te comportas con él y como él reaccionó al verse dejado por ti. Y la última conversación que escuché lo termino de confirmar todo.

Mew rió tontamente.

—Sí, muy fácil de detectar.

War se alejo y miró a Mew con serenidad tratando de transmitirle que todo estaría bien.

—Así que relájate, calientale la comida y traele esas flores que le compraste. Gulf no tardará mucho en despertar, ya que al ser un alfa su curación es más rápida. Cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme.

Mew asintió agradecido.

—Esta bien. Muchas gracias, Doctor War.

War negó sonriente.

—Fue un placer ayudar.

Cuando el alfa quedó solo se dedicó a mirar con apreciación a Gulf dormir. Sus manos acariciaron el hermoso rostro del alfa. Poco a poco el pálido y lúgubre rostro de Gulf estaba agarrando su color natural.

Las lágrimas llenaron sus ojos, la felicidad intensificándose. Su mano se fue hacía el pecho de Gulf y pudo sentir el corazón de este latir con normalidad y eso lo tranquilizó.

Mientras mantenía la mano en el pecho sintiendo los latidos al unísono del corazón de Gulf, sus ojos se fijaron en las hebras castañas que ya no estaban tan opacas. Poco a poco Gulf estaba volviendo a la vida. Se veía mejor. Resplandecía de lo hermoso que era en su estado sano. Su piel morena brillaba.

Mew no pudo detener su llanto, saber que Gulf estaba vivo y sano lo hizo sentir una desgarradora sensación de alivio que lo puso a llorar. Siguió llorando y abrazo a Gulf. Su rostro se escondió en la curvatura del delgado cuello inhalando el olor del chocolate y la madera y suspiró embobado.

Después de unos minutos se retiró y decidió levantarse para calentar la comida y buscar las hermosas flores para pedirle a Gulf oficialmente que fuera su pareja.

Fue a la cocina, calentó la comida y después la colocó en una bandeja. Recogió las flores en el sillón y se dirigió a la habitación. Cuando entró colocó la bandeja de comida en la mesita de noche. Después se sentó en la silla de madera que estaba colocada cerca de la cama y con las flores en su regazo espero a que su adorado Gulf despertara.

Cuando Gulf comenzó a moverse y abrir los ojos con lentitud, Mew sintió una gran felicidad recorrerlo. Su corazón danzo al compás de una canción de vals y su lobo se desespero por ver a su otra mitad sano.

La sonrisa que Gulf le dedicó al verlo derritió a Mew, y sin poderlo evitar sonrió con pequeñas lágrimas en sus negros ojos.

—Mi adorado Gulf.

Gulf se sentó en la cama y tomó la mano de Mew besandola con afecto. Su fuerza había vuelto y se podía ver un semblante juvenil en su rostro. La felicidad irradiaba de lo más profundo del ser de Gulf.

—Mi precioso Mew.

Mew se acercó a Gulf. Sus frentes se juntaron. Sus manos se entrelazaron y sus labios se unieron. Un beso que sabía a un nuevo comienzo juntos.

Ambos lobos saltaron alegres al encontrarse. Sus dueños habían aceptado su amor y al fin ambos lobos podían respirar tranquilos. La paz llenaba sus corazones lobunos.

Al separarse Mew le tendió un gran ramo de flores.

Gulf sintió su corazón detenerse por un segundo para después comenzar a correr velozmente. Sus mejillas ardieron y las lágrimas querían derramarse de sus ojos.

Todo esto se sentía aún como un sueño.

—¿Gulf, aceptarías ser mi pareja?

La sonrisa de Gulf tembló y en el proceso unas pequeñas lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin poderlas detener.

—Me encantaría. Siempre quise ser tu pareja, Mew—confesó y tomó el bello ramo de flores oliendo su refrescante olor.

Mew lo miró con ternura. Se sentó en la cama y abrazo a Gulf.

—Ahora eres mío, y no hay escapatoria—bromeó.

—Ser tuyo es lo que siempre he querido. No quiero escapar—el anhelo brillo en los ojos almendras del alfa pelicastaño.

Mew sintió un cosquilleo en su estómago y beso la cabeza de su ahora pareja.

—Te quiero, cariño—murmuró Mew restregando su mejilla de los rizos castaños.

—Y yo te quiero mucho más mi amado—correspondió Gulf con una gran sonrisa.

El relajante y reconfortante silencio los envolvió y Gulf se detuvo a mirar el ramo de flores que mantenía en su regazo y acarició la variedad de flores adornadas con vistosos y coloridos lazitos pequeños a su alrededor.

—Son tan hermosas, tienes buen gusto—halago.

Mew soltó una risita y acarició el brazo de Gulf.

—Sí, son muy hermosas, pero no puedo llevarme el credito. La tía Miriam las eligió.

Gulf sonrió y siguió acariciando las flores con adoración.

—Desde que me enferme no la he visto, ¿cómo se encuentra?

—Ella está bien. Estaba muy contenta de verme y que al fin haya abierto los ojos y te pidiera ser mi pareja. A la tía Miriam nada se le escapa.

—Siempre a sido muy observadora. Cuando me sienta más estable me gustaría visitarla.

—Lo haremos mi cielo, y exactamente le dije eso, que cuando te recuperaras iríamos.

Gulf asintió sonriente. La calidez llenó su pecho. Amaba que Mew lo llamara con apodos dulces. Era una sensación gratificante y hermosa. Un cosquilleo acecho su interior y las mariposas corrieron veloces por su estómago. Apretó la mano de Mew y su mirada almendra se alzó llena de necesidad y amor y Mew correspondió a su mirada.

—¿Puedo besarte?—pregunto con las mejillas rojas.

Mew ante el pedido se separó del alfa y Gulf pensó por un momento que su amado lo estaba rechazando pero todo eso fue olvidado en segundos al Mew ahuecar sus mejillas y respirar en sus labios. Su aliento mentolado y su sonrisa soñadora iluminó su varonil rostro.

—Claro que puedes, Gulfie. No necesitas pedirlo. Ahora nos pertenecemos.

El corazón de Gulf se aceleró y al toparse con los ojos negros de Mew se dio cuenta que no había dudas sobre la decisión de Mew de elegirlo como su pareja.

Sus alientos siguieron chocando y Gulf decidió dar el primer paso besando a Mew con euforia y necesidad. Mew correspondió el beso y le permitió liderar. El beso fue intenso y sus corazones latieron frenéticos. Y aunque el aire les faltó por momentos sus labios siguieron unidos; saboreándose y sus lenguas enredándose. Suspiros y murmullos se escuchaban en la habitación. Y cuando por fin se separaron Gulf pudo ver la intensa adoración y deseo en las pupilas de Mew.

Y aunque Mew no haya dicho que lo amaba, Gulf sabía que lo hacía.

Y entendía porque este no había llegado a esa conclusión al estar confundido por los nuevos sentimientos que estaba sintiendo. Para Mew era un misterio el amor porque nunca había tenido una pareja y Gulf no lo criticaba ni lo juzgaba, esperaría con mucha paciencia un te amo susurrado de los labios de su amado alfa.

—El día que me digas que me amas lo atesoraré para toda la vida.

Mew apoyo la frente sobre la de Gulf. Soltó una risa y sus dedos se enredaron en la melena ondulada.

—Puede que me tarde en hacerlo porque estos sentimientos que estoy sintiendo son nuevos y extraños para mí, pero sé que en algún momento lo haré, te llenaré de muchos te amo.

Gulf sonrió con ternura y acarició las mejillas de Mew.

—No me importa esperar, te he esperado por mucho tiempo, así que puedo esperar por ese te amo.

—¡Oh cariño! ¡Mi dulce amor!

Gulf enredo sus estremidades alrededor del alfa. Su cara se escondió en el blanquecino cuello.

—Te quiero.

Mew atrajo a Gulf fuertemente contra él. Sus dedos apretaron la ancha espalda y su nariz se impregnó de la madera y el chocolate.

—Y yo a ti, cariño. Te quiero demasiado, nunca lo dudes.

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