˖♡; Ocho.
Estaba aterrado y confundido, pero una gran parte de él le agradaba la idea de que Gulf lo amara y lo quisiera como su compañero de vida. Y esa revelación lo ponía nervioso y más aún al darse cuenta que su lobo parecía querer volver a la casa para cuidar de Gulf.
No le quiso prestar atención a la voz llena de reproche de su lobo por dejar solo a Gulf y siguió corriendo en el bosque aullandole a la luna y tratando de hallar las respuestas a sus emociones.
El fue criado con ideales y creencias. Siempre su padre le dijo que una relación de dos alfas sería una unión descabellada y grotesca. Su padre siempre vivió en la edad antigua hasta su muerte, pero ahora los tiempos habían cambiado y eran más aceptadas las relaciones entre alfas.
A pesar de ser criado de una manera un poco rígida Mew nunca estuvo en contra de las relaciones entre dos alfas, pero aunque nunca lo vio mal, tampoco en su mente se le pasó tener una relación romántica con uno de su misma jerarquía.
Desde la edad de 15 años ideó un plan de vida. Cumpliría su sueño de ser parte del escuadrón Closser y se jubilaria con honores. Ya cumplido su sueño de ser un gran guerrero conocería una omega, se casarían y tendrían muchos hijos llenando el hogar. Pero ahora ese plan que siempre se mentalizo para él le daba un mal sabor en la boca.
Porque ahora la idea de un alfa como Gulf a su lado, que a parte era su mejor amigo y lo entendía a la perfección como si fuera su alma gemela, era más atrayente. Pero no podía mentir, tenía miedo de lastimarlo, porque en realidad no estaba seguro de lo que estaba sintiendo o si desde hace mucho tiempo tuvo sentimientos por Gulf y no se había dado cuenta.
No quería ilusionar a Gulf y decirle intentemoslo sin estar seguro. Porque realmente no estaba seguro de si lo amaba, no estaba seguro si se acostumbraria a una relación con otro alfa y a la final comenzarían las peleas y perderían su bella amistad.
Su mente era un lío. Un gran lío y no sabía qué hacer.
Pero sino averiguaba rápido lo que quería no podría salvar a Gulf. Porque de lo que sentía dependia la vida de Gulf. Y eso lo aniquilaba porque la culpa lo perseguiria y quizás cuando se diera cuenta que lo amaba este se habría marchado y él se arrepentiría toda su vida de dejarlo morir.
Corrió y corrió, aulló y aulló, hasta que se cansó y volvió a casa. Se transformó de nuevo en humano y se vistió. Entro en silencio en la acogedora casa y lo primero que miró fue la hora en el reloj colocado en la mesita de la sala de estar y este marcaba que eran las 11pm.
Con una mente más despejada de tanto correr y pensar se dijo que lo intentaría y se dejaría llevar para descubrir lo que sentía. Así que mañana empezaba con el cortejo y debía comprar flores. Algo muy dentro de él y su lobo le decían que había tomado la decisión correcta.
Sonrió y apretó el collar alrededor de su cuello. Se sentía más tranquilo.
Aunque la idea de estar con Gulf; otro alfa era inesperado para él y aún no le sonaba en la cabeza, sabía que se trataba de Gulf y por él dejaría el prejuicio atrás y se daría una oportunidad de explorar este territorio desconocido.
Se dió un buen baño y cuando terminó fue a la habitación de invitados donde había dejado su maleta. Busco algo cómodo que ponerse y encontró su pijama favorita, la agarró y se la puso. Ya bañado y vestido se dirigió a pasos lentos hacia la habitación de Gulf.
Cuando entró lo encontró despierto con los ojos hinchados y húmedos y parecía sorprendido de que el estuviera ahí. Mew se acercó, acomodo a Gulf hacia el lado derecho y se subió en la cama acostándose en el lado izquierdo. Gulf lo miraba perplejo y Mew ante eso quiso reír pero se contuvo.
—Mew...
—Shh, mañana hablaremos, Gulfie—murmuró suave y con timidez propuso—Si quieres puedes abrazarme, no me molestaria la idea—decirlo lo avergonzó y sus mejillas se sintieron calientes.
Gulf recostó su cabeza en el hombro de Mew y sin esperar más escondió su rostro en la curvatura del largo cuello; el olor del cacao y el café le llegó a las fosas nasales haciéndolo suspirar. Los brazos y las piernas de Gulf se enredaron contra el cálido cuerpo sin vergüenza alguna. Inmediatamente la comodidad envolvió a Mew y comenzó acariciar el cabello del alfa con ternura.
—Me siento en un sueño—susurró Gulf—No quiero despertar.
Mew se le arrugó el corazón y abrazo a Gulf contra él. Le dio un beso en la frente y cerro los ojos recostando su cabeza en la cabellera castaña.
Mañana sentía que sería un buen día. Daría todo para salvar a Gulf y trataría de ser el mejor compañero de vida que su amigo requería.
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