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˖♡; Nueve.

Al día siguiente Mew se había levantado muy temprano. Ya había comido y estaba sentado en la sala de estar con un periódico en las manos mientras bebía una taza de energizante café para reforzar sus energías.

Anoche había dormido de verdad, no las pocas horas que estaba acostumbrado a dormir. El calor de Gulf y como este se aferraba a él lo hicieron adormecerse y sentirse tan cálido y en paz como nunca se había sentido en años. Su lobo no dejo de revolotear toda la noche como un adolescente enamorado comenzando así a inundar su mente de pensamientos raros que lo aturdieron y le pusieron las mejillas rojas.

Ayer su corazón era un martilleo incesante y incontrolable de golpeteos y aunque se sentía como si estuviera entrando en un mundo desconocido de sensaciones y la realidad es que aún seguía teniendo miedo, también comenzaba a sentirse cada vez más seguro de su decisión.

No podía negar que la idea de tener una relación con un alfa le parecía peculiar, pero a cada hora que pasaba se acostumbraba a la idea y no sentía que fuera incorrecto o ruin. El amor nunca era un error así fuera con la persona más inesperada. Amar era el camino correcto y su corazón tembloroso y anhelante se lo decía, estaba en el camino correcto. Y su lobo lo rectificada con su desmensurada emoción y sus saltitos.

Termino su café, leyó un poco más el periódico y se dispuso a llamar a War. Quería al doctor aquí mientras estaba fuera de la casa, ya que no quería dejar a Gulf solo.

Tuvo una conversación corta por el teléfono con el doctor. Sus músculos del cuerpo se relajaron cuando el médico no tuvo problema alguno en acudir a la casa.

Mientras se pasaba la mano por el cabello sonrió nervioso. Hoy daría un gran paso y para eso debía ir a comprar flores. Sabía que el tiempo se le acababa, Gulf estaba cada vez más pálido y demacrado. Estaba muriendo y Mew necesitaba que este rompiera el lazo y para que eso pasará debía comprometerse y demostrarle que él iba enserio y que lo iba intentar ante todo pronóstico así las consecuencias fueran malas.

Se levantó de la silla de madera y se dirigió hacia la habitación para monitorear si Gulf se había despertado. Al entrar encontró a Gulf dormido, tan adormecido en las sábanas. Una sonrisa suave pinto sus labios porque sabía que su olor permanecía en las sábanas y Gulf se aferraba al olor. Se veían tan pleno y en paz.

Mew se acercó sigilosamente y beso su frente. Se retiró y sonrió.

—Me iré a comprarte flores—soltó una risita suave y tímida—Pero prometo volver, cariño... Romperemos ese lazo y haremos funcionar está relación—otro segundo beso fue depositado en la frente y se apartó.

Mew siguió mirando a Gulf y se enternecio al ver la suave sonrisa que bañaba las facciones de su amigo. El olor a chocolate y madera lleno la estancia. Mew olfateo el olor y pareció borracho y sonrió tontamente. Negó y negó, no podía acurrucarse, debía comprar flores, y con eso en mente se fue de la habitación.

Esperó en la sala de estar a que el doctor War llegará. Después de media hora escucho el suave golpeteo en la puerta y se apresuró a ella. La abrió y War hizo una reverencia con su sombrero, Mew sonrió y imitó la reverencia.

—Doctor War, es bueno volver a verlo—se hizo a un lado sosteniendo la puerta y dejandolo entrar.

War sonrió.

—Para mí también es un gusto volver a verte—afirmó, entro en la acogedora casa y de inmediato tomó asiento en una de las sillas de madera—¿Cómo sigue, Gulf? ¿Has logrado que el testarudo deje el lazo?

Mew rió y se dirigió a la cocina y sirvió una taza de café. Volvió a la sala de estar y se la tendió a War, que la tomó agradecido.

—Aún no lo he logrado, pero estoy casi seguro que hoy él rompera el lazo—confirmó y se sentó en la otra silla desocupada.

—Espero así sea, no le queda mucho tiempo, Mew. Y con los días ya no podrá moverse y sólo querrá dormir y dormir hasta perder la conciencia y morir.

El corazón de Mew se contrajo como un puntiagudo alicate torturando su pecho. Su lobo se inquieto. El miedo lo inundó porque Gulf con los días sólo querría dormir, y ya no hablaría y estaría muy soñoliento. Debía darse prisa.

Se levantó bruscamente y War lo miró con preocupación.

—Lo salvaré se lo juro—prometió con el semblante opaco. Tragó saliva y continuó—Por eso lo cite aquí hoy. Saldré y volveré lo más rápido posible, tengo un plan.

War sonrió suavemente y se levantó. Se acercó al alfa y le apretó el hombro trasmitiendole confort.

—Se que lo lograrás, Mew—le dió dos palmaditas y retiro su mano—Así que anda hacer lo que tengas que hacer que aquí estaré cuidándolo hasta que llegues.

Una suave sonrisa se adueñó de las facciones del alfa.

—Gracias Doctor War... El desayuno de Gulf se encuentra en el microondas.

War rió enternecido.

—De acuerdo, de acuerdo, anda, que las horas son nones.

Mew asintió, tomó su chaqueta del respaldo del sofa y se dirigió a la puerta. Cuando salió la suave brisa del verano lo acarició y con paso firme comenzó a caminar. Desde que se había instalado en la casa de Gulf no había visitado el pueblo y ahora lo haría y la nostalgia comenzaba adueñarse de él.

El pueblo era pequeño. Había casas y algunas tiendas, pero a pesar de ser pequeño y estar habitado en su mayoría por gente humilde, se podía notar la calidez y como la gente que vivía en "Classer Viste" eran felices. Lo hogareño y cálido vislumbraba.

Mientras iba caminando se dio cuenta que el pueblo no había cambiado mucho. La única diferencia era que ahora había más casas construidas y un parque para pasar el rato. Y como sino hubieran pasado años desde que estuvo en el pueblo caminó hacia la tienda de flores que recordaba de su infancia. Donde la señorita Miriam atendía. Mew no sabía si estaría ella detrás del mostrador pero esperaba que si, la señorita Miriam que horita debía tener más edad, fue muy buena y dulce con Gulf y él en su infancia. Miriam solía regalarles ramos de flores y no les cobraba.

Cuando entró en la tienda el tintineo de la puerta anunció su llegada. Arriba de la puerta había una campanita de un chirriante tono naranja que se movía cuando alguien entraba.

Se acercó hacía el mostrador y su sonrisa creció al ver a Miriam. La nostalgia y los recuerdos lo llenaron. En el fondo Mew sabía que extrañaba su pueblo. Su humilde hogar.

—Miriam.

La mujer de tez blanca y ojos ámbar alzó la mirada de la vitrina donde estaba colocando un pedido de un ramo de flores de gardenias y al verlo sonrió cálidamente reconociéndolo. Miriam había cambiado, ahora era una mujer madura de 50 años, pero seguía igual de hermosa y sus ojos ámbar brillaban con la misma calidez de su juventud.

—¡Mi adorado Mew!—exclamó con emoción—¡Al fin haz vuelto!—salio del mostrador y lo abrazó. Mew correspondió el abrazo.

—Sí, después de tanto tiempo he vuelto tía Miriam—concedio y cuando Míriam se apartó y lo miró esta vez sus ojos estaban abatidos y se notaba la tristeza en ellos.

—Me imagino que ya debes saber el delicado estado de salud de Gulf.

—Estoy enterado. Y por eso estoy aquí, quiero salvarlo tía Miriam—se acercó a Miriam y tomó sus manos—Llevo aquí dos días y después de un primer día lleno de no resultados, hoy lograré que rompa el lazo.

Míriam con los ojos húmedos le apretó las manos.

—Espero puedas lograrlo. Se que la partida de una pareja duele, pero ojalá decida romper el lazo. Es tan joven y tan bondadoso. Merece vivir y rehacer su vida.

—Y lo hará, yo voy ayudarlo.

—¿Entonces piensas quedarte definitivo aquí o regresaras al grupo Closser?—preguntó.

—Me quedaré.

Miriam lo miró sorprendida.

—Se muy bien que lo adoras, pero era tu sueño desde que eras un niño.

—Él es más importante que todo lo demás—dijo con convicción.

Miriam sonrió dulcemente. Apretó las manos del alfa por segunda vez y después las soltó.

—Cualquiera diría que estás enamorado.

Mew jugó con sus dedos.

—Yo creo que lo estoy, aunque aún no estoy muy seguro, pero siento algo muy fuerte y mi corazón parece un revoltoso crío—admitió sonrojado.

Míriam chilló emocionada por la casi revelación.

—¡Oh por Dios, esto es tan gratificante y bueno!

—No entiendo—Mew la miró confundido.

—Siempre lento para comprender—bromeó y le dio un golpecito en el hombro—Gulf siempre te ha amado, pero tú eras el único que no se daba cuenta de eso, chiquillo tonto.

Mew quiso sentirse ofendido pero más bien se sintió avergonzado.

—Me seguirás avergonzado o me ayudarás a elegir el ramo ideal.

Esta vez Miriam gritó y le pase un brazo por los hombros llevandolo hacia el mostrador.

—¿Matrimonio? Ya era hora de que te pusieras las pilas.

—¡Míriam! La vejez no te ha cambiado.

Miriam apretó la cabeza de Mew contra su pecho y le hizo una llave inglesa. El alfa se quejó con un "Auxilio me asfixias"

—Muchachito lengua larga, yo no estoy vieja, yo estoy es madura y buenamosa.

Mew rió y Miriam lo apretó más.

—Me rindo, eres madura y buenamosa, ¿contenta?

—Asi me gusta—Miriam soltó a Mew y lo arrastró hacía un cuarto lleno de flores—¿Qué tipo de proposición harás?

—Quiero un ramo que diga que quiero esta relación sin importar lo que suceda y que me comprometo a que funcione—Mew se sonrojó y se rasco la nuca—Quiero un ramo de noviazgo.

Miriam se enternecio.

—¡Aww que lindo!—vocifero y busco entre muchos ramos el ideal y al hallar el indicado se lo tendió—Este definitivamente hablara por ti.

Mew sonrió y miró el ramo de flores con apreciación.

—Es perfecto. Gracias, ¿cuánto es?

—Va por la casa, ya que siempre los he querido ver juntos. Amar a otro alfa no tiene nada de malo y no lo veo como una abominación como hay aún personas de mente cerrada que lo piensan. Así que por mi parte voy apoyarlos. Quiero que sean muy felices.

Mew se le humedecieron los ojos.

—Gracias tía Miriam. Cuando Gulf este recuperando nos tendrás por acá.

Miriam sonrió.

—Los estaré esperando.

Mew le dió un pequeño abrazo a Miriam y se dirigió hacia la puerta. Al salir de la tienda se sintió más convencido de su decisión de estar con Gulf.

Su relación no era un error y aunque sabía que si su padre en estos momentos estuviera vivo y lo viera ahora cortejando a otro alfa seguramente lo repudiaria, a Mew no le hubiera importado, quería a Gulf a su lado.

Y haría todo lo posible para que Gulf viviera y para que ambos tuvieran un para siempre.

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