tu...eres?
-¿estas seguro de que es por aquí?
-...s-si...
-bueno, ya está oscureciendo iremos más rápido, no me sueltes.
-n-no
Afrodita apretó con fuerza la mano de Rafael, mirando asustado como el cielo se apagaba poco a poco.
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(Horas antes)
Jamás había visto tantos juegos en toda su vida, la verdad sólo se entretenia con el columpio que su hermano hizo para él en el árbol que estaba junto al granero. Si, tenía juguetes ya que Manigoldo le llevaba algo de vez en cuando, en la escuela había unos columpios y un tobogán pero nada más; esos aros extraños que formaban un gusano o los toboganes de colores y serpenteados, los pasamanos y ese enorme tablero de gato, varios juegos eran nuevos para él.
Corría de un lado a otro, cubierto por su máscara. En principio creyó que los niños se burlarían, tal vez dos si pero no todos, un chiquillo rubio de ojos azules no tardó en ponerse a jugar con él, seguido de un castaño.
Los niños corrían en ese enorme laberinto de cuerdas y escalones, donde tenían que escalar para deslizarse por el tobogán más grande, gritaban y reían divertidos. En ocasiones Rafael se giraba para ver que su hermano siguiera ahí, Manigoldo estaba en la banca de la esquina, anotando algunas cosas en su agenda, esto le dió confianza al niño para seguir jugando.
Por su parte Afrodita prefería los juegos más tranquilos. El pequeño se entretenían brincando las casillas de el avión, un juego iluminado con color azul que adornaba una de las secciones.
Brincaba intentando caer en un solo pie, solo que las casillas cada vez eran más reducidas.
-hola Afrodita.
Unas risas le alertaron, algunos compañeros de escuela se acercaron a él, los niños tenían una sonrisa plasmada en el rostro, pero Afrodita sabía que eran falsas.
-¿Podemos jugar?
Acepto más por miedo que por otra cosa. Los niños comenzaron a saltar a su lado, rodeandole, Afrodita busco ayuda en su hermano, por desgracia Albafica malinterpreto su relación y desidio que el menor estaría seguro si se marchaba unos minutos por un helado...grave error.
Lo que nadie en su familia sabía es que su pequeño era víctima de acoso escolar. De lunes a viernes el menor de los Picis sufría una tortura física y psicológica. Poco importa que su padre sea un gran empresario o que su madre fuera un diseñador de renombré, cuando un niño quiere ser cruel con otro eso sale sobrando, en especial cuando el agredido sufre una condición especial.
La burlas sobre su déficit al hablar eran constantes, unas más crueles que otras, los apodos hirientes estaban a la orden del día, así como insultos y empujones, incluso el daño físico comenzó a ser tal que una vez metieron su cara en el WC.
El pequeño no había pedido ayuda ya que estaba aterrado y también amenazado, sus verdugos eran alfas, más grandes y fuertes que él, por lo que para un pequeño omega le era imposible. Los maestros servían para dos cosas, ya que los niños eran hijos de personas tan influyentes como los padres de Afrodita, por lo que preferían que los niños lo arreglaran solos.
El chiquillo retrocedió espantado cuando el más alto de sus compañeros se acerco amenazante. Un niño alto de cabello negro, rodoe los hombros de Afrodita sacándole un susto.
-y bien tartamudo, porque no nos cantas una canción.
Los niños comenzaron a burlarse, mientras gritaban para que lo hiciera, Afrodita intento alejarse pero su compañero lo sujeto de su brazo apretando con fuerza haciendo llorar al niño, estaba por gritar por ayuda pero el mayor tapo su boca, mientras lo arrastraba tras unos baños.
No muy lejos de ahí un pequeño miraba la escena, no tenía que ser un genio para saber lo que estaba pasando, ya que a él también lo molestaban, tal vez por empatía o lastima bajo corriendo las escaleras y fue tras los niños, mientras gritaba a sus amigos que en un momento regresaba.
Afrodita fue arrastrado hasta una esquina desierta, donde los mayores empezaron a empujarlo de un lado a otro, jalando en algunas ocaciones su cabello. El chiquillo lloraba, aterrado, intento protestar pero su condición solo provocó más burlas.
-que pa-pasa tar-ta-mudo, quieres llorara.
Al final el pequeño cayó al piso, las lágrimas corrían por sus ojos y se hizo un horrible raspón en su codo.
El mayor estaba por patearlo para después largarse de ahí, pero con lo que no conto fue con otro alfa, más pequeño y llenito, pero valiente y respetuoso que odiaba que abusaran de alguien.
-¡Déjalo en paz!
El pequeño enmascarado llegó corriendo y empujó al otro, alejándole de Afrodita, no tardó en irse a los golpes contra el mayor trepando sobre este y dándole de puñetazos en su cara.
Los demás estaban en shock. En especial el pequeño Afrodita que no entendía lo que pasaba. Frente a él había un "niño" vestido con un overol de mezclilla, de su tamaño pero más llenito, con una máscara que se veía muy amenazante.
¡Ayúdenme!
El mentecato no tardó en pedir ayuda, los otros dos alfas se lanzaron contra "Death" tomándolo de sus manos para quitárselo a su amigo, pero este pequeño no era tan fácil de derrotar, el ayudar a su hermano en la granja le había ayudado a desarrollar grandes músculos...ok, pequeños músculos, pero suficientes para golpear a tres rufianes.
-¡Corre!
Le ordenó al pequeño omega mientras arrojaba una patada al del suelo y forcejeaba con los otros dos. Afrodita no tardó en pararse y obedecer la orden. Por desgracia el miedo le hizo correr en sentido contrario, adentrándose en el parque. Por su parte Rafael logró liberar sus manos, brincando le acomodo un golpe en la quijada a uno de ellos mandándole al suelo, mientras recogía rápidamente una piedra y se la arrojaba al otro rompiendo su labio, en cuanto el menor estuvo libre salió disparado tras el pequeño omega.
Los pies de Afrodita le llevaron hasta una pista de caminata, casi choca con un corredor, el joven le esquivo mirándole molesto, asustando más al niño. Afrodita se quedó parado sin saber que hacer o a donde ir, no veía a su hermano y eso le aterraba, estaba por llorar nuevamente cuando logró divisar al chiquillo que lo había salvado. Rafael corría hacia el...seguido por esos gamberros.
-¡Ahí vienen, corre!
El pequeño cangrejo lo tomo de la mano y hecho a correr, seguido por el mayor de los alfas que lucía molesto, mientras los otros dos regresaban a los juegos, lloriqueando por los golpes recibidos.
Mientras los niños hacían la acción de pollitos en fuga, al otro lado del parque un par de hermanos mayores sentían que les daba el infarto.
*****////****
Manigoldo caminaba de un lado a otro mirando cuidadosamente los juegos, despacio se acercó a los niños que habían estado jugando con su hermano.
-oigan, chiquillos ¿Donde estaba el niño que jugaba hace un momento con ustedes?
Milo y Aioria le miraron ligeramente desconfiados, por lo que Manigoldo no tardó en señalar su parentesco.
-es mi hermano menor y ya nos tenemos que ir.
Los chiquillos se miraron entre sí antes de contestar.
-se fue por ahí (señaló el bichito)
-a lo mejor fue al baño (dijo el gatito)
Manigoldo agradeció y se alejó, a la par que un joven de cabello azulado se acercaba a los menores, preocupado al ver a ese sujeto junto a ellos.
-¿Que quería enano?
El rubio le sonrió a su hermano mientras respondía.
-esta buscando a su hermano, estaba jugando con nosotros ase un rato, pero fue al baño
-mmm,ya.
Kardia miró desconfiado la dirección donde Manigoldo se alejaba, lo mejor sería llevar a los mocosos a casa.
*****/////*****
Por su parte Albafica corría espantado de un lado a otro, ya había revisado en todos los juegos y no veía a su hermano y los niños con los que había estado jugando dijeron que se había hechado a correr parque a dentro, por lo que no tardó en salir disparado a ese lugar ¿Como se le ocurría a Afrodita ponerse a jugar a las escondidas en ese momento?
*****////***
Pues no estaba, Rafael no estaba en el baño y miren que reviso cada cubículo, salió de ahí sobando su barbilla, intentando hacerse a la idea de dónde pudo haber ido, comenzó a caminar alejándose de los juegos, cruzando un pequeño arco de arbustos que daban la bienvenida a los corredores, tal vez le dió por explorar el lugar.
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Por su parte los mocosos seguían corriendo, ya había perdido a su perseguidor pero no sé podían confiar. Afrodita estaba cansado, ya le dolían las piernas, aparcaron junto a un bloque de concreto que resguardaba una toma de agua, escondiéndose tras la estructura. El pequeño se dejó caer en la tierra mientras intentaba llevar aire a sus pulmones respirando por la boca.
-¿Estas bien?
Se asustó al ver la máscara, en especial porque parecía una calavera, Rafael se dió cuenta y no tardó en alzarla, revelando su cara. Unas mejillas regordetas y unos grandes ojos acompañados de una nariz ligeramente chata lo saludaron, dispersando un poco el miedo en el Omega.
-te lastimaste
El niño señaló el raspón, Afrodita solo giró su brazo para ver, estaba lleno de tierra, mejor lo limpia, saco un pañuelo e intento limpiarlo, por desgracia no alcanzaba del todo. Rafael estiró su mano para ayudar, el pequeño omega le dió el paño.
-gra-gra-cias po-por ayud-d-darme.
El cangrejo detuvo la acción y le miró fijamente, esto asustó al pecesito, de seguro ahora también se burlarían de él. Pero pese a su predicción no pasó así, Rafael solo sonrió mientras vendaba su brazo.
-hablas gracioso.
Es todo lo que dijo antes de ayudarlo a pararse. Se asomaron a ver si no venía el buscapleito parece que tenían el camino libre.
-vamos a regresar, mi hermano está en los juegos, si intentan hacernos algo él les pegará.
El chiquillo acepto, también tenía que buscar a Albafica.
Por desgracia este par tenían un sentido de orientación peor que el de Ryoga y Zoro juntos, por lo que terminaron iendo a una salida que les dejaría en el otro extremo.
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¡Maldita sea! ¿Donde se metió? Ya había recorrido el parque dos veces y no encontraba a su enano, esto le preocupó ya que comenzaba a atardecer. Podía ver como las familias se iban, así como las parejas y personas, mientras el atardecer llegaba.
Una fuerte presión en su pecho y sentía que el aire se le iba, estaba a nada de sufrir una crisis nerviosa. Albafica llevó su mano a la boca intentando controlarse las lágrimas estaban a nada de brotar de sus ojos. El chico ya había recorrido el parque tres veces y nada, por más que gritaba el nombre de su hermano y preguntaba a la gente nadie lo había visto.
¡AFRODITAAAAA!...¡AFRODITA!
Empezó a desesperar mientras marcaba el teléfono de su padre ¿Donde estaba su hermanito?
¿Porque no lo encontraba?
Pensamientos fatalistas llegaron a su mente, qué tal si al salir un auto lo atropellado...o peor aún, lo secuestraron. Estaba tan sumido en su agonía que no se dió cuenta y termino chocando con alguien...cayendo al piso.
Manigoldo gruño molesto, por ir mirando a otro lado no sé fijo y termino chocando.
-oye idiota porque no te fi...
Pero las palabras murieron en su boca al ver a la persona que tenía delante de él, esa cara nunca podría olvidarla ni en un millón de años.
Albafica estaba tirado en el piso, unas lágrimas escurrían de sus hermosos ojos; el chico tenía una cara de desesperación y miedo que hicieron un vuelco en el mayor.
Alba tragó grueso al ver al hombre parado frente a él. Un sujeto de aspecto rudo, con una cazadora de cuero, pantalón de mezclilla y botas, no lograba divisar su rostro ya que el sombrero, y estar frente a él en una puesta de sol, le impedía analizarlo. Pero eso no evitó que tragara grueso tras sentir una mirada fija y penetrante directo a su persona.
...Dios mío...¡Un secuestrador!😫
El grito se escuchó unas cinco cuadras a la redonda, ocacionando que incluso un par de pequeños, que según ellos se dirigían a la casa del pecesito, voltearan.
....¿Y eso?
...n-no se.
....😑
...😑
-mejor seguimos o se hará tarde.
-s-si.
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Y finalmente se encontraron estos dos ¿Cómo les irá?
¿Se harán buenos amigos?
¿Hablaran de su futuro hijo?
¿Manigoldo terminara en la cárcel por tener pinta de criminal?
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