*Capítulo 19: Avalancha.
Dedicado a: tatyanavela0105 gracias por haberle dado una oportunidad a la historia y participar en la dinámica pasada. Espero te guste el cap. <3
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1 mes después.
HANNA
— ¿Y cómo has estado el día de hoy Hanna? — era la segunda frase que emitía la psicóloga luego de media hora. La primera había sido "Hola ¿Qué hiciste hoy?".
Pregunta que no contesté.
Luego de lo que pasó en el bar papá creyó conveniente que asistiera a terapia ya que según él lo que pasé fue un evento traumatizante. Por su puesto que yo no quería, sentí que estaba exagerando las cosas pues a final de cuentas no me pasó nada, estoy bien. Y si me encuentro aquí es solo porque me amenazó con quitarme mi tarjeta de crédito.
Suspiré fuerte luego de la pregunta de la psicóloga pero nuevamente no la respondí.
— Esta es la tercera sesión que tenemos y no me has contando nada.
— Quizá sea porque no hay nada que contar.
— Vaya, con que así suena tu voz. — me sonrió por su intento de broma pero yo solo rodé lo ojos. — ¿Y por qué crees que no hay nada que contar? Por algo estás aquí ¿no?
— Estoy aquí porque mi papá es un exagerado que me amenazó con quitarme mi tarjeta de crédito sino venía.
— Ya veo... ¿Y por qué crees que es exagerado?
— Porque estoy bien, no me pasó nada y él creé que lo que pasó puede ser traumático para mí.
— No necesariamente tenía que haberte pasado algo malo para que dejara una marca en tu vida Hanna. — fruncí el ceño.
— ¿De verdad?
— Sí.
— Entonces ¿Por qué siento que no debería de estar aquí?
— Creo que tú sabes eso mejor que yo, y me gustaría saberlo. — suspiré antes de responder.
— Ya lo dije, porque creo que es exagerado, no me pasó nada. Hay chicas que realmente han sufrido un abuso y guardan silencio ¿Por qué yo tendría que hablar sino pasó nada?
— Cada quien tiene un proceso y una manera de llevar las cosas...
— ¡Exacto! ¿Y si yo no quiero hablar por qué me quieren obligar?
— Nadie te está obligando Hanna.
— ¿Entonces por qué estoy aquí?
— No lo sé, tú dime. Por lo que ha dicho tu papá cuando tú no quieres hacer algo siempre no lo haces. Y también hablé con tu amigo Aarón, él me dijo lo mismo sobre ti. Y con esas dos referencias sé que si vienes no es por temor a que te quiten la tarjeta de crédito, sino porque hay algo de lo que quieres hablar. — y por primera vez en mi vida no supe como defenderme, era como si ella hubiera podido leerme a pesar de no haberle contado nada... — No temas sentirte vulnerable, Hanna. — Comencé a sentir dolor en mi garganta, señal de que las lágrimas querían salir, pero obviamente no las dejé salir.
— Es que esto es estúpido...
— No lo es. — respiré profundo antes de finalmente hablar.
— Es que... nunca en ni vida me había sentido tan asustada y tan débil como ese día... me sentí vulnerable e impotente... y no me gustó... realmente no me quiero volver a sentir así de nuevo.
— ¿Siempre has sido alguien fuerte? — me encogí de hombros.
— No lo sé... yo solo... siempre he estado sola, así que siempre traté de cuidarme de las personas que trataban de manejarme como querían. Siempre estando a la defensiva, porque las pocas veces que he bajado la guardia... las cosas no me han salido bien, como usted ya se pudo enterar.
— ¿Y no hay nada ni nadie que te haya hecho bajar la guardia y te sientas segura? — lo pensé, y al final solo dos personas se quedaron en mi cabeza.
— De hecho sí. Mi papá y mi mejor amigo Aarón... bueno, para hace unos años me ocultó el engaño de mamá pero sé que fue para protegerme, y desde ahí sé que él siempre buscará protegerme.
— ¿Y con tu amigo ocurrió algo similar?
— No... en realidad creo que la única persona que nunca me ha metido... — lo pensé y efectivamente, incluso cuando yo traté de alejarme él siempre estuvo ahí.
— Bueno, creo que en este momento de tu vida seria bueno que te apoyaras de ellos dos, es importante que estés rodeada de personas en las que confíes.
Simplemente asentí.
🌼🏈🌼
AARÓN.
— ¿Entonces finalmente hablaste con la psicóloga?
— Síp. — respondió mientras se echaba al sofá de la sala de su casa. Siempre que salía de sus sesiones yo iba por ella y la traía a casa, más que nada lo hacía porque quería asegurarme de que ella estuviera bien, ya que desde ese día en el bar Hanna ha estado más callada, pasó de ser un chica bastante extrovertida a alguien introvertida.
— ¡Eso es genial! — mi expresión fue algo exagerada pero fue porque me emocionó escuchar eso, Hanna solo sonrió por mi reacción. — lo siento, es solo que me alegra saber que hables con alguien.
— Sí, lo puedo notar. — comencé a ponerme rojo pero fue más que nada por vergüenza.
— ¿Y de qué hablaron? — esa pregunta fue más bien mi intento de cambiar de tema.
— No te puedo contar.— Hanna rió.
— Cierto... — me quedé en silencio unos segundos y comencé a retroceder pues creí que lo mejor era irme.— Bueno... pues creo que sería mejor que me fuera. Adiós Hanna. — di media vuelta dispuesta a encaminarme a la salida pero en ese momento habló.
— En realidad... — me giré un poco para verla a la cara. — descubrí dos cosas muy interesantes que no sabía de mí.— río nerviosa.
— No tienes que contarme, Hanna, esas sesiones son muy personales. — se encogió de hombros.
— Ya lo sé, pero me gustaría contarte. — sonreí de lado antes de regresar para sentarme junto a ella.
— ¿Y qué descubriste? — suspiró fuerte antes de volver a hablar.
— Es sobre mis bromas... o bueno sobre por qué las hago.— hizo una mueca. — Al parecer las comencé a hacer por un intento de llamar la atención... de que la personas me vieran... porque mis papás nunca lo hicieron, nunca me prestaron atención. Así que mi bromas fueron en principio para llamar la atención de ellos pero como nunca lo logré continué para que otros me prestaran atención... peto al aparecer eso nunca resultó muy bien, porque nadie puedo descubrir al 100% que yo hacía las bromas. — todo eso lo contó sin mirarme a los ojos, parecía que le apenaba, y eso me rompió el corazón porque yo tenía la culpa de eso, si nadie sabía que ella hacía esas bromas era porque yo la cubría.
— Y crees que si... no sé... tus padres se hubieran enterado de tus bromas o te hubieran descubierto en la escuela ¿Habrías parado con las bromas? — Hanna lo pensó un momento.
— No sé... porque por parte de madre sé que le habría dado lo mismo... con papá sé que habría distinto pero... no sé se eso hubiera detenido, quizá sí, porque habría logrado mi objetivo.
Al escuchar esa respuesta la culpa me comenzó a invadir porque prácticamente yo, por órdenes de mi padre, había ocasionado eso.
Quería decirle, tenía que decirle.
— Hanna, yo... — al parecer mi voz fue muy baja o Hanna estaba apresurada en cambiar de tema porque me ignoró.
— Y la segunda cosa que descubrí es que soy una persona que siempre está a la defensiva y por ende no suelo confiar muy rápido en las personas y cuando lo hago solo es porque creo tener la ventaja... excepto con dos personas. — la miré atento ya que esto parecía ser algo muy importante para ella. — La primera de ellas es mi papá... sé que me mintió con respecto a mamá pero también sé que fue por mi bien, que nunca había algo que me lastimara. — sonreí porque me alegró escuchar eso.
— Eso es cierto, tu papá te adora. — me regresó la sonrisa.
— Lo sé... y la segunda persona eres tú.— abrí mucho los ojos y ella rio — ¿¡En serio te sorprendió!? ¡Por dios, Aarón! Nos conocemos desde los 3 años, era más que obvio que eras tú. — solté un risa nerviosa.
En realidad no me sorprendía, en el fondo lo sabía, lo que me había causado mi reacción es que se atreviera a decirlo en voz alta porque sé que Hanna no es así, ella para demostrarte su cariño puede hacer muchas locuras pero nunca lo diría con palabras. Así que el hecho de que lo dijera en voz alta me incomodaba... me incomodaba porque ella estaba siendo sincera conmigo... y yo le había mentido por mucho tiempo.
— En serio Aarón, creo que tú eres las personas en quien más confió porque siempre has estado para mí, aun en mis más grandes locuras o incluso cuando yo no quiero escuchar, así que gracias por eso, porque sé que nunca me darías la espalada, mentirías o harías algo que me lastimara.— era mi momento de contarle... pero no pasó.
Y lo peor de todo es que yo era tan cobarde que nunca se lo diría... por temor a mi padre... y por temor a perderla.
— Y siempre será así Hanna, eso nunca lo dudes. — ella sonrió y se lanzó a abrazarme, escondió su cara en mi cuello y yo la mía en su cabello mientras el aroma su shampoo invadía mi nariz.
Abrazarla era algo muy agridulce porque por un lado ella estaba pasando por un momento difícil, y por su puesto que eso me dolía, pero también yo sentía culpa por ser el responsable de una parte de su dolor, además de que ella estaba siendo honesta conmigo y yo no podía corresponderle. Y por otra parte, la parte egoísta, la parte de mí que amaba a Hanna se sentía completa al tenerla entre mis brazos.
Básicamente todo esto era un huracán de emociones y lo único que me hacía mantener la cordura en todo esto era saber que Hanna me necesitaba.
🌼🏈🌼
4 días después.
HANNA
— Aarón en serio no estoy entendiendo nada y traductor no ayuda mucho. — por supuesto que no me hizo caso ya que toda su atención estaba en lo que decía su abuela a quien teníamos en videollamada.
Su abuela decía algo en español y Aarón solo asentía a todo.
Estos últimos días Aarón se a quedado en mi casa desde que amanece hasta que papá llega a casa, pues le comenté que no me sentía muy cómoda estando sola, y es por eso que ahora estábamos aquí en la cocina tratando de hacer tamales.
Todo esto surgió simplemente porque estábamos viendo la película de Coco y en la escena donde la abuela le da a Miguel más tamales yo le pregunté a Aarón:
— ¿Qué son esos? — él no dijo nada simplemente me miró como si le acabara de decir que alguien había muerto.
Y lo siguiente que pasó es que él le hablo a su abuela para que le diera a la receta de los tamales. Tardamos algo en conseguir algunos ingredientes pero por suerte la madre de Aarón los tenía.
Pero la aventura no terminó ahí porque el siguiente reto se presentó al tratar de entender lo que decía su abuela ya que ella no hablaba nada de inglés y Aarón solo entendía y hablaba un 40% de español.
En fin, la abuela seguía hablando y la cara de Aarón se veía cada vez para confundida.
— En verdad no estoy entendiendo nada.
— Podríamos dejarlo así...
— ¡NO! no puedo dejar que no pruebes una de las mejores comidas del mundo. — dicho eso Aarón volvió a prestar atención. Yo por mi parte no puede evitar mirarlo y cuando menos me di cuenta lo hacía con una sonrisa en el cara pues recordé que él siempre era así, cuando quería hacer algo no se detenía hasta conseguirlo... o en este caso, conseguirlo para mí.
Me quede tan perdida en la mirada de concentración que él tenia mientras que él no dejaba de prestar atención a su celular que ambos olvidamos que habíamos dejado un pollo en la olla de presión.... y esto lo recodamos en el momento en el que la olla no aguantó más y explotó.
— ¡EL POLLO! — gritó Aarón mientras veíamos como el pollo volaba por la cocina hasta aterrizar en el piso de la sala.
La casa quedó en un silencio sepulcral mientras Aarón, su abuela (desde el celular) y yo veíamos como lo único que habíamos entendido como hacer se había echado a perder. Luego un rato la mente de Aarón volvió a la realidad y antes de lo que pensé intercambió unas hablabas con sus abuela y cortó la llamada.
— Creo que un video en youtube habría funcionado.— traté de romper el silencio con ese comentario pero no sirvió, Aarón continuó con vista perdida en medio de la sala donde ya hacía el cuerpo cocido (muy cocido) de nuestro pollo.
En ese momento las imágenes del pollo volando por la cocina vinieron a mi mente y aunque traté de mantener la compostura para seguir dándole luto no pude evitar echarme a reír. Noté la mirada de disgusto de Aarón pero era muy tarde, yo comencé a reírme sin control hasta el punto en el terminé en el piso con la cara llena de lagrimas y un dolor horrible en el estómago.
Seguí y seguí hasta que poco a poco me calmé y una vez que estuve lista para enfrentarme con el mal humor de Aarón lo miré solo darme cuenta que efectivamente me miraba pero con disgusto sino todo lo contrario, el tenía una gran sonrisa en la cara pero lo que más me llamó la atención fue como me miraba... no sabría como explicarlo pero se veía feliz.
— ¿Qué pasa? — pregunté curiosa. Aarón me tendió la mano para ayudarme a ponerme de pie. Y una vez que estuvimos cara a cara habló.
— Creo que todo salió muy bien. — solté otra carajada.
— ¡¿Estás hablando en serio?! No tenemos tamales, la cocina es un desastre y tenemos un pollo quemado en la sala. Creo que todo salió de muchas maneras menos bien. — me sonrió y me siguió mirando de la misma manera.
— La única razón por la que he estado contigo todos estos días es porque quería verte bien, y justo ahora que veo tu gran ataque de risa me voy cuenta que hacía tanto que no te escuchaba reír de esa forma y realmente lo extrañaba.
— ¿Extrañabas verme reír? — pregunté confundida. Asintió.
—Sí, y también el verte feliz. — y por unos cuentos segundos me quedé sin aliento y no fue necesariamente por las palabras de Aarón sino por la forma en la que me miró mientras las dijo.
Sentí como mi cara se ponía roja así que baje la cabeza para que no me viera pero al hacer esto me encontré con que nuestras manos aún estaban unidas y no sé que pasó conmigo pero en lugar de alejarme entrelacé mis dedos con los suyos. Una parte de mí quería volver a mirarle a los ojos pero otra se sentía asustada porque realmente no entendía nada de lo que me estaba pasando... no entendía porque me sentía de esa manera con Aarón.
Aarón alejó su mano izquierda de la mía, me sentí aliviada pero a la vez decepcionada, creí que estaba por alejarse pero me equivoqué. Su mano su dirigió a mi cara y con suavidad la levantó para que lo volviera a mirar. Y nuevamente me quedé sin aliento.
— No sé que me pasa... — dije apenas en un susurro.
—Solo deja de pensar Hanna ¿Qué es lo que quieres hacer? — Nunca había visto a Aarón tan decidido con sus palabras y eso solo me ayudó más a saber lo que quería. Quería volverme a reír como loca mientras él me miraba, quería que siempre nuestras manos estuvieran unidas, quería que él rompiera la distancia que había entre nosotros, quería que me besara... yo... yo quería a Aarón y no como mi mejor amigo, sino como el chico que siempre ha estado para mí cuando lo necesito y viceversa. Fue esa mirada la que me hizo entender una cosa...yo estaba enamorada Aarón.
— Bésame... —cuando las palabras salieron de mi boca por un segundo temí que Aarón se alejara, que quizá yo había entendido mal las cosas y que él solo me estaba apoyando como amigo... pero no. Él comenzó a acercarse y justo cuando nuestros labios estaban por rozarse una fuerte portazo resonó por toda la casa seguido de un grito que hizo que Aarón y yo nos alejáramos de golpe.
— ¡Extrañaba tanto estar en casa! — ni tiempo me dio tiempo de procesar todo lo que pasó con Aarón porque en cuanto escuché esa voz la ira de apoderó de mí y no pude pensar en otra cosa. Rápidamente dejé atrás a Aarón para dirigirme a la sala.
Cuando cruce el muró que dividía la cocina y la sala y miré a la puerta me quedé desconcertada y muy molesta.
— ¿Tú qué haces aquí? — mamá dejó de mirar la casa para enfocarse en mí.
— ¡Cariño! ¡Cuánto te extrañé! — estaba lista para acercarse y abrazarme pero la detuve antes de que diera el primer paso.
— Ni se te ocurra acercarte, quiero que te vayas. Tú ya no vives aquí. — Me miró molesta.
—¿Es en serio que sigues molesta, cariño? Por amor de dios, tu papá ya lo superó, deberías hacer lo mismo.
— ¡Mi papá sería el último que te per...! — y me callé de golpe al ver como una persona metía las maletas de mamá... esa persona era mi papá.
— ¿Papá? — levantó la vista y al verme su cara se entristeció.
— Hanna... creí que estabas en casa de Aarón. — al escuchar ese último nombre pude notar que Aarón se encontraba atrás de mí, sus manos se encontraban sobre mis hombros, supe que era su intento de cagarme para que no me fuera sobre mi madre; y creo que había funcionado.
— Pues ya vez no. — papá se vio incómodo pero su voz fue dura.
— Creo que sería bueno que pasaras la noche con los Cox ¿Te importaría Aarón?
— Ah... — interrumpí a Aarón.
— Yo no iré a ninguna parte. Ya no soy una niña papá, quiero saber que hace ella aquí y porque tú pareces tan cómodo con eso. — Noté que no le gustó mi respuesta pero al final asintió.
— Bien. Aarón, creo que lo mejor es que vuelvas a casa. — al escuchar esto Aarón se puso junto a mí y me miró. Supe que era su forma de decirme si estaría bien así que asentí y finalmente se marchó.
Una vez que la puerta se cerró tras Aarón papá habló.
— Creo que lo mejor sería tomar asiento.
— Estoy bien así. — ambos me miraron con mal humor pero no importó, me cruce de brazos en señal de que no me moverían de ahí.
— Como quieras.
— ¿Por qué está ella aquí?
— Tu MAMÁ se enteró de lo que te pasó, y quiso venir a apoyarte.
— Es cierto cariño.— la miré.— sé que esto puede ser muy duro y por eso es que vine aquí, para cuidarte y estar al pendiente de ti para cualquier cosa que necesites. Sé que necesitas a mamá. — extendió sus brazos, ella quería que me arrojarla a abrazarla pero no pasó.
— Bien... ¿Y cuál es la historia real? — ambos me miraron desconcertados.
— Todo es verdad, cariño.— solté una carcajada.
— Claro que no porque en primera yo ya no necesito una madre, la Hanna de 7 años sí, la de 12 también e incluso la 16. Pero la Hanna de ahora no, porque ahora entiendo que nunca te importé...
— Eso no es cierto...
— ¡CLARO SÍ! Toda mi vida mientras tú te la pasabas de compras o con tus amigas yo siempre estuve aquí... sola.
— ¿Todo tu rencor es por qué me separé de tu padre? ¡Por dios, Hanna! ¡Madura! Actualmente todas las parejas se divorcian.
— ¡No es eso! ¿No me estás escuchando? Su separación me afectó al principio, pero lo que más me afectó fue darme cuenta que en realidad yo nunca te importé, en todo este tiempo nunca has hecho el intento de ponerte en contacto...
— Me habrías ignorado...
— ¡¿CÓMO SABES SI NI SIQUIERA LO INTENTASTE?! Toda esta situación solo me ayudó a dejarme en claro que yo soy un cero a la izquierda para ti, y créeme que no me importa pero por favor no vengas a hacerte la madre preocupada porque no te queda. Yo nunca necesité una madre y mucho menos ahora.— yo estaba molesta y ella igual, lo supe por la forma en la movió sus hombros para erguirse, tal pasaría que mis palabras no te afectaban.
— Ya veo que yo soy la mala del cuento ¿Y qué hay de tu padre? El tampoco nunca estuvo...
— Nunca estuvo porque se la pasaba trabajando para pagar nuestros lujos, madre. No puedo decir lo mismo de ti. — la forma en la que me miró en ese momento fue de absoluto odio.
Algo que me llamó la atención fue ver que papá no decía nada, no la estaba defendiendo, eso solo significaba algo, ella no está a aquí porque papá la hubiera perdonado, había algo más.
— ¿Qué está pasando realmente? — papá me miró y sin titubear respondió.
— Tu madre y yo no estamos divorciados.— eso fue una sorpresa, pues considerando que ella ya llevaba más de 1 año sin vivir aquí creí que eso ya lo habían hecho hace tiempo.
— ¿Y eso por qué?
— Ella no quiere firmar el divorcio.
— Y no lo haré porque no soy estúpida. — escucharla decir eso me dio rotundo asco.
— Tú no tienes vergüenza ¿verdad? —me ignoró.
— No voy a firmar eso porque prácticamente me quieres dejar en la calle...
— Claro, en la calle... con un departamento en el centro que tiene todos los servicios básicos pagados.
— ¡Tú mismo lo dijiste! ¡BÁSICOS! Me acostumbraste a tener cierto estilo de vida y ahora me lo quieres quitar. — el cinismo de esta mujer era impresionante. Decidí interrumpirlos.
— Bien pero eso no explica porque está aquí.
— Tu madre ha estado viviendo los últimos meses en hoteles muy costosos, sobre girando sus tarjetas, volando en primera clase con el pretexto de que no tiene donde vivir. Y como no estamos divorciados...
— Tengo todo el derecho de regresar y si tú o tu padre me rechazan los demandaré. — quería reírme pero al ver la seriedad de mi padre supe que ella tenía la ventaja.
— ¡Por amor de Dios! Estoy segura que todo esto solo lo haces para molestarnos.— ella rio.
— Claro que sí, ustedes me quieren dejar a un lado y no los voy a dejar a menos de que me quede con todo lo que me quieren quitar. — papá la miró angustiado.
— Gaby dijiste que...— lo interrumpí.
— ¿Y como piensas hacer eso? — mamá sonrió más mientras que papá se angustió de la misma manera, eso no era buena señal.
— Gaby...
— Nada, por lo que acabo de ver solo tengo que esperar a que la relación entre tú y Aarón florezca.— Yo me confundí y papá explotó.
—¡Gabriela, para de una vez!
— ¿Aarón que tiene que ver en todo esto? — papá solo se quedó mirando al piso.
— Que te lo explique tu padre, yo por mientras iré a ponerme cómoda.
Mamá subió las escaleras y nos dejó a papá y mí solos. No entendí que es lo que estaba pasando ¿Aarón que tenía que ver en esto? ¿Por qué papá se veía tan preocupado? ¿Y por qué mamá decía que Aarón era la clave para quedarse con todo?
— ¿Papá? — respiró profundo y finalmente respiró.
— Hablemos en la oficina.
No quise hacer más drama, solo quería respuestas así que accedí.
Una vez adentro tomé asiento, al igual que papá luego de buscar unos papeles que tenía guardados en una caja fuerte.
— No he sido honesto contigo en algunas cosas así como los Cox no han sido honestos con Aarón. — no dije nada. — Cuando tu madre y la madre de Aarón se enteraron que serían niño y niña se emocionaron con la idea de que algún día ustedes tuvieran en el futuro una relación más allá de una amistad... A mí no me pareció la idea porque... eres mi princesa, el padre de Aarón al ser mi mejor amigo se puso de mi lado. Así que hicimos un trato... si ustedes dos llegaban a ser pareja en algún momento todas las propiedades de las madres pasarían a ser de los padres y si eso no pasaba ocurriría el caso contrario. Todo eso lo hicimos de broma... pero ahora que tu madre y yo estamos separados se lo está tomando en serio. — no supe que decir, todo esto sonaba tan absurdo, sentía que me estaban tomando el pelo. Me sentí en otro siglo cuando los padres prácticamente desde que naces te eligen una pareja... y exactamente eso me estaba sucediendo en pleno siglo XXI.
— Pero esto no es serio ¿verdad? Es decir, nunca firmaron nada... — y en ese momento papá me pasó una de las hojas que sacó de la caja fuerte. Mierda.
— Lo lamento... en realidad todo esto empezó como un juego... nunca pensé que tu madre se podría así... — miré el papel completamente aturdida, seguía sintiendo que todo era una broma.
— ¿Y no hay forma de anular esto?
— Cameron y yo lo redactamos. — cerré mis ojos con fuerza porque eso quería decir que la respuesta era no.
— Dios mío... — me toqué la cara en una señal de frustración porque no sabía que hacer, que decir o incluso como sentirme.
— Pero no terminan las cosas aquí. — Lo miré como pidiendo por favor que fuera broma pero no fue así. — No hace mucho el padre de Aarón comenzó a ponerse raro...hacia cosas a mis espaldas y en un momento lo escuché hablar con Aarón... hablan sobre ti... no supe de qué se trataba pero eso me hizo desconfiar... En algún punto creí que Cameron me quería sacar le negocio utilizándote a ti.
— ¿Y como haría eso?
— Para no hablar de muchos detalles la empresa tiene como dueños a Cameron, nuestros socios y mí, cada uno en un 30%.
—Falta un 10% — asintió.
— Esa lo tienen tú, 5%, y lo otro está divido entre Jess y Aarón.
—Eso no lo sabía.
— Planeábamos decírselos más adelante pero en fin... Creí que Aarón te podría chantajear para que le pasaras ese 5% ... y los Cox al ser dueños con mayor porcentaje podrías hacer lo que quisieran... Así que en mi paranoilla hice el acuerdo con tu madre que tú tenías una relación con Aarón... en automático ese 5% sería de ella.
— ¡CARAJO, PAPÁ! — justo cuando creí que las cosas no podrían empeorar me sale con esto.
— Lo lamento...
— ¡¿Por qué no confiaste en mí?! ¡¿Por qué en lugar de hacer todo eso a mis espaldas simplemente no hablaste conmigo?! ¡Ahora mismo nos habríamos ahorrado muchos problemas!
— Porque no quería que tus sentimientos se vieran influenciados por esto...
— ¡Pues exactamente eso es lo que está pasando! — papá palideció al escucharme decir esas palabras pues supo lo que significaban. Pero lo negué.
— ¿Te gusta Aarón? — Si decía que sí sabía que papá estaría dispuesto a perder todo con tal de verme feliz... eso significaba que mamá se quedaría con todo... y eso no iba pasar, no por mi culpa.
— No... solo me refería a todo lo que estoy sintiendo en este momento. Sabes que Aarón y yo solo somos amigos. — odie tanto decir esas palabras porque sabía por mi parte las cosas ya no eran así. En cambio noté como papá se relajó al escucharme.
— Me alegra saber eso porque su relación tiene que seguir así... sino tu madre se quedará con todo.
— Tranquilo, eso nunca pasará. — papá feliz se puso de pie y corrió a abrazarme.
— Y una cosa más, no puedes decirle nada a Aarón, no podemos arriésganos a que se lo cuente a su padre... y eso acabaría con nuestra confianza de años ¿De acuerdo? — lo abracé más fuerte en mi intento de aguantarme un grito.
— Claro, papá.
—Sabía que podía confiar en ti, princesa. — cerré los ojos con fuerza tratando de contener las lágrimas.
— Siempre papá, después de todo solo somos tú y yo. — una segundos después nos separamos. — Ahora si me disculpas me iré a dormir.
No le dije nada más, ni siquiera esperé una respuesta de su parte, lo único que quería en ese momento era abrazar a Aarón, quería contarle todo pero claro que no iba a pasar. Lo único bueno de todo esto es que sucedió antes de mis sentimientos se hicieran más fuertes, porque ahora solo tenía que olvidarme de ellos y hacer como si nada hubiera pasado.
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Hola!!!
Después de 84 años... finalmente les traigo el nuevo capítulo. No daré explicaciones, porque siento que ahora solo suenan como excusas. Simplemente diré gracias a todas las personas que escriben preguntándome sobre la historia, en serio ver que aún les interesa saber que es lo que pasará me motiva a no dejarla. Así que gracias. <3
Bueno, eso fue todo... ¿Qué les pareció el cap? Ahora sabemos por donde va la cosa...
Gracias por todo!!!
— books-silent-reader.
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