*Capítulo 18 (Parte 2): Bola de Nieve.
AARÓN.
— No sé porque aún tenía la pequeña esperanza de que iríamos al cine; ahora me doy cuenta de lo iluso que soy. — dije eso mientras miraba desde el otro lado de la calle el bar al que Hanna me había traído.
— Tranquilo, no eres el único que piensa eso. — la miré mal pero ella solo se limitó a sonreír.
— Eso no consuela en nada.
— Mi comentario no era para eso. — dicho eso me tomó del brazo para que cruzaremos la calle.
— ¿Y cómo piensas que nos dejaran entrar? Te recuerdo que tenemos 17 años y en este país se permite entrar a esta clase de lugares a los 21.
— Ya lo sé, que suerte que tenemos 21. — la miré confundido justo antes de que de su chaqueta sacara un par de credenciales.
Me entregó una, la cual al tenerla entre mis manos puede analizar a detalle y sí, tenía todos mis datos y una fotografía; esto era lo que Hanna hizo cuando le pedí que no hiciera nada ilegal.
— Por un demonio, Hanna. Creo que de ahora en adelante te diré que hagas bromas y cosas ilegales para ver si así no las haces. — lanzó una carcajada.
— Ambos sabemos que eso ¡NUNCA! Va a pasar. — negué con la cabeza, no iba a oponerme a hacer esto porque la verdad quería divertirme, además muchos chicos de mi edad hacen esto ¿No? Y con eso en mente me dispuse a ir al final de fila para poder entrar al bar.
— ¡Hey! ¡¿A dónde vas?!— Hanna me tomó del brazo para detenerme, yo por mi parte la miré extrañado.
— Pues a la fila...— Hanna volteó los ojos.
— Esta noche la planee para que te divirtieras, no para que tuvieras que esperar toda la noche en una fila. — y antes de que yo pudiera preguntar que planeaba, me jaló en dirección a la entrada del bar donde un par de hombres grandes, vestidos de traje negro nos miraron mal. — Hola ¿Qué tal? buenas noches, nos están esperando adentro, venimos de parte de Robet Collins. — ambos hombres se miraron de reojo antes de volvernos a mirar.
— ¿Y sus identificaciones? — Hanna rápidamente mostró la suya, yo también lo hice aunque con algo de torpeza ya que temía por nuestras vidas. Pero por suerte nada de lo que había pasado por mi mente, en los segundos que el guarda observada las credenciales, sucedió; simplemente hizo un ademan con la cabeza en señal de que pasáramos.
— ¡Gracias! — dijo Hanna contenta antes de tomarme de la mano para que entramos al lugar. Yo por mi parte tenía varias preguntas.
— ¿Quién es Robert Collins y por qué al parecer venimos con él? — se giró para responder.
— ¡Por supuesto que no lo conozco! Fue un cliente de nuestros padres hace unos meses, es dueño de varios bares de la cuidad incluyendo este. Es una suerte que si estuviera aquí sino probablemente no nos habrían dejado pasar. — soltó una risa ligera.
— ¿Y tú como supiste eso? Ni yo sé quiénes son los clientes de nuestros padres.
— Solo diré que la puerta de tu habitación no es la única que tuve que abrir a la fuerza hoy. — la miré desconcertado.
— Ay, Hanna ¿Cuántas cosas ilegales hiciste mientras me bañaba?
— Como 5... — abrí los ojos. — ¡No es para tanto! ¡Haría lo que fuera por ti! ¡Ahora ven! — y sin dejarme preguntar algo más nuevamente me tomó del brazo para guiarme por el largo pasillo, el cual se hacía cada vez más ruidoso a medida que nos acercábamos al corazón del bar.
Oscuridad, humo, luces neones y un sinfín de personas bailando en medio de pista fue lo primero que noté, lo segundo fue el olor a alcohol, tabaco, mariguana y sudor, el olor de la diversión; noten el sarcasmo.
Ni Hanna ni yo nos movimos al ver la escena, simplemente nos quedamos parados a unos metros de la entrada, parecíamos unos niños que acaban de entrar a una casa del terror de fuera de la cual querían salir corriendo por miedo pero que por vergüenza se quedaban ahí y fue exacto lo que hicimos.
— Hanna ¿Has estado en un lugar así? — le pregunté lo más cerca posible para que pudiera escucharme ya que la música estaba muy fuerte. Ella me respondió de la misma manera.
— No ¿Y tú? — negué.
Sí, parecía que Hanna y yo éramos unos niñatos y que esta era nuestra primera vez saliendo de casa... y en parte era verdad. Sí íbamos a fiestas que hacían chicos de nuestra escuela en sus casas y claro que habías alcohol y drogas pero... ahí todos eran de nuestra edad. Aquí a simple vista se vía que las cosas eran más intensas, empezando con que habían parejas que parecían que estaban a punto de tener sexo sin miedo a estar en un espacio público.
— ¡Ay, los quiero adoptar! ¡Parecen un par de lindos corderitos! — Hanna y yo desviamos la atención de la pista de baile para enfocarnos en una chica y un chico que se nos habían acercado. — ¿Identificación falsa o contactos?
— ¿Disculpa? — pregunté.
— ¡Por favor! Se ven muy pequeños, a mí no me engañan ¿Cómo entraron?
— ¿Por qué te tendríamos que responder algo a ti? — Hanna comenzó a ponerse a la defensiva.
— ¡Vaya! Tu novia es intensa ¿Eh? — Ahora el chico, quien tenía un cigarrillo en marihuana en la boca, me habló.
— No es mi novia...
— ¡Ah! ¡Ya veo! ¡Bueno, Ann y yo también solo somos amigos, pero nos acostamos de vez en cuando! — La chica sonrió coqueta mientras el chico la abrazaba por la cintura. Hanna y yo nos miramos de reojo por la incómoda situación.
— Bueno, permítanos ser sus chaperones, vamos. — ambos chicos, de quizá 25 años, comenzaron a adentrarse en la pista de baile, por su supuesto que por mi mente nunca pasó la posibilidad de seguirlos, después de todo eran un par de extraños. Creí que Hanna pensaba lo mismo pero confirmé que no al ver que los seguía. Rápidamente me apresuré a tomar su mano para detenerla, ella giró confundida.
— ¿¡Qué haces!? ¡No los conocemos!
— Al igual que al resto de las personas aquí.
— ¡Hanna...!
— ¡¿Qué!? No porque su amistad sea muy diferente a la nuestra quiere decir que ambos estén dementes. — a pesar de que eso podría ser verdad no me convencía y ella lo notó. — Mira, talvez no sea la mejor idea pero mientras tú y yo estemos juntos creo que estaremos bien. — Y en eso tenía razón, mientras no nos alejemos podemos cuidarnos entre nosotros.
— De acuerdo, no te alejes mucho. — ella sonrió antes de entrelazar nuestros dedos, ya que no nos habíamos soltado y finalmente seguimos a Ann y al otro extraño.
Por supuesto que el pasar entre empujones de todas las personas sudorosas no fue mi parte favorita pero la verdad no podía quejarme porque mi atención estaba en el hecho de que Hanna había entrelazado su mano con la mía, sabía que para ella este gesto no significaba nada pero no podía evitar sentir electricidad por todo mi cuerpo, la misma electricidad que sentí cuando estuvo a solo unos sentimos de mi hace unas horas, lo más extraño de todo es que mis emociones se apoderaron tanto de mí que inconsciente comencé a hacerme para besarla... suerte que a último momento se me ocurrió lo de la pestaña y aun mejor, que ella me lo creyó.
Todo esto solo me confirmaba que Stacy tenía razón, yo seguía enamorado de Hanna pues a pesar de querer demasiado a Stacy es Hanna quien en menos de 24 horas ha provocado sensaciones en mí que nunca había logré sentir en más de un año de relación, y ahora que me daba cuenta de eso estoy feliz con la dedición de Stacy pues aunque fue doloroso, pues fue mi primera relación, ella se merecía algo mucho mejor que un cobarde que no le pude decir a la chica que ama lo que siente.
Para cuando logramos alcanzar a Ann ella y su amigo ya habíamos salido del tumulto de personas de la pista de baile para estar con cientos de personas en la barra de bebidas ¿qué acoso solo a mí me causaba algo de claustrofobia este lugar?
— ¡Bien, corderitos ¿Listos para divertirse!? — en ese momento el barman dejó unas bebidas frente a nosotros. — ¿Quién empieza? — Hanna y yo nos miramos de reojo.
— ¡Vamos! ¡No sean cobardes! ¡Aquí estamos para divertirnos! — el chico tomó dos de los pequeños vasos y se los bebió por completo uno tras otro, como si se tratara de agua.
Ann le siguió el juego, luego de eso Hanna tomó dos y me dio uno.
— ¡Hay que divertirnos! — miré el vaso con desconfianza antes de encogerme de hombros.
— ¡Salud! — respondí antes de que chocáramos los vasos para tomarlos de golpe.
Obviamente ambos hicimos gestos con el intento sabor del shot de tequila, claramente los chicos se rieron de nosotros.
— ¡Tranquilos, corderitos, ya ebrios ni lo sentirán! — el chico nos tendió otros dos, Hanna tomó el suyo decida antes de beberlo, yo por mi parte lo tomé con calma pero no lo bebí, aproveché que ambos observaban como Hanna tomaba un tercer shot para tirar al piso el mío. No quería emborracharme pues yo sería quien conduciría de regreso, así no era un opción, además ¿Quién dice que para divertirse hay que beber?
— ¡Hay que bailar! — Hanna me tomó de la mano y nos encaminamos a la pista de baile.
Todo estaba bien a pesar de la cantidad de personas a nuestro alrededor, poco a poco eso fue pasando a segundo plano porque me estaba divirtiendo, Hanna y yo cantábamos a todo pulmón las canciones que nos sabíamos mientras saltamos y nos empujábamos, y las canciones que no nos sabíamos solo las tarareábamos y nos reíamos por no saberlas. Y así fue un buen rato pero eso poco a poco se comenzó a terminar pues cada cierto momento Ann o su amigo se acercaban con bebidas, yo hacía lo mismo de tirarlas pero en cambio Hanna se tomó cada una de ellas, no supe cuántas fueron porque hace como media hora perdí la cuenta en el doce. Hanna seguí cantando y saltando a pesar de todo pero la diferencia hora es que no se le entendía nada y yo era quien la sostenía para que no cayera.
— ¡OTRA RONDA! — llegó Ann con otros dos shots.
— ¡FELICIDAD LÍQUIDA! — Hanna ya estaba arrastrando las palabras pero aun así estaba dispuesta a tomar más, rápidamente tomé ambas bebidas para darselas a unos extraños que estaban junto a nosotros. — ¡EY! ¡MI FELICIDAD! — Hanna me miró mal. — ¡ERES UN AGUAFIESTAS! — me encerró la lengua como si fuera una niña pequeña.
— La rubia tiene razón, que margado eres. — ahora Ann me miró mal y eso me molestó.
— ¡Que carajos no ves cómo está! ¡Ya no se puede poner de pie sola!
— ¡¿QUÉ?! — preguntó Hanna confundida pero la ignoré porque estaba muy molestó, con Hanna por tomar de manera cuando nunca antes lo había hecho, de Ann por seguir insistiendo pero sobre todo conmigo por dejar que Hanna llegara a ese estado.
— ¡Es todo! ¡Hanna vámonos! — quise tomar a Hanna de la mano pero ella al escuchar lo que pasaba se alejó para abrazar a Ann.
— ¡NO!
— Hanna...
— ¡NO! — y la abrazó más fuerte.
— ¡Ves! ¡ELLA SE QUIERE DICERTIR!
— ¡SÍ!
— No me importa, ella se va conmigo. — quise acercarme pero Ann no me dejó.
— ¡Por amor de dios chico! ¡Déjala en paz! ¡Vaya, que intenso eres! ¡Apuesto a que nunca has tenido novia! — Hanna rio.
— ¡SÍ LA TUVO Y ERA MUY FASTIDA! ¡F ESTUVIERON JUENTOS POR MÁS DE UN AÑO...! — Hanna decía todo como si se trataba de una broma y Ann le seguía la corriente.
— ¡Vaya yo creo que le faltó coger por eso está así! ¡¿Eres virgen?! — ambas comenzaron a burlarse.
— ¡UN AÑO DE RELACION Y ES VIRGEN! — siguieron riendo, yo ya me estaba comenzando a molestar por toda la situación y el lugar de pesar con la cabeza para lograr que Hanna y yo nos fueron ocurrió lo contrario.
— Creo que la única virgen aquí es la misma que no puede ni caminar. — y justo en ese momento Hanna sí entendió lo que dije. Su risa paró para mirarme con asombro. Al verla en automático me arrepentí de haberlo dicho.
— ¿Tú y Stacy...? — se acercó molesta a mí.
— Sí, ahora vámonos.— la quise tomar de la mano pero no se dejó.
— ¡NO! ¡NO ME VOY A IR CONTIGO! ¡Tú NO ERES MI AMIGO! ¡LOS AMIGOS SE CUENTAN ESA CLASE DE COSAS! ¡TÚ NO DIJISTE NADA!
— Porque no era de tu incumbencia Hanna...
— ¡SÍ LO ES CUANDO SE CONOZCO MEJOR QUE ESA ARDILLA! ¡Y NO ME VOY A IR DE AQUÍ! — dicho eso, y no sé cómo pasó, pero Hanna se apresuró para alejarse y perderse entre la multitud.
— ¡HANNA! — me dirigí a Ann. — ¿Estas feliz? — me sonrió burlona pero no le tomé importancia. sen
Comencé a buscar a Hanna por todos lados pero la cantidad de personas, las luces y el humo no me eran de mucha ayuda. No sé cuánto tiempo tarde ni en cuantos lugares la busqué pero no la lograba encontrar.
— ¡HANNA! — en ese momento sentí que algo en mi chaqueta estaba vibrando, era mi celular. Contesté rápidamente con la esperanza de que fuera Hanna pero no fue así.
— ¡Hanna ¿dónde estás!?
— ¡Aarón, gracias por contestar! — esa era Jess y sonaba asustada.
— ¿¡Jess, qué pasa?!
— ¡Aarón perdón por favor ven a buscarme estoy muy asustada...! — podía notar que estaba sollozando y eso me alerto.
— ¿¡Dónde estás, qué pasó!? — automáticamente me olvidé de todo, olvidé la búsqueda de Hanna y me apresuré a la salida.
— Vine a una fiesta en...
— ¿Y QUÉ CAJAROS HACES ALLÁ?
— ¡Quería hablar con Tony pero no lo encontré y ahora un chico borracho pero está molestando...me encerré en un cuarto pero quiere abrir la puerta, Aarón! ¡No sé qué hacer!
— Tranquila, mándame tu ubicación, voy para allá. Pon algo en la puerta para que no entre.
— Eso haré.
— Te llamaré cuando llegue.
— ¡Por favor no tardes!
Dicho eso corte la llamada y salí corriendo a donde estaba mi auto.
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Hola!!!!
Bueno aquí el nuevo capítulo!!! ¿Qué piensan? Yo solo espero que Jess esté bien!! 🥺🥺 ¿Y qué creen que pase con Hanna ahora que está sola? ¿Y qué piensan de Ann y su amigo? ¿Les dan buena espina?😬😬
Esperemos que todo esto resulte bien. 🥺
Bueno espero que les haya gustado el cap!!! Y no sé se preocupen porque la tercera parte está lista!!! Solo lo dividí en partes para darle drama. 🤣🤣 ¿Ya la quieren leer? 🙃
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