Jay abrió sus ojos esmeralda cuando sintió la luz del día golpearle el rostro. No tardó en darse cuenta que se encontraba prisionero por los brazos y piernas de Marlin que lo sostenían con fuerza mientas esta dormía abrazándolo por la espalda.

Con sumo cuidado se liberó y se levantó de la cama para asearse y preparar el desayuno de ambos.

Buscó en el refrigerador y le hacían falta algunas cosas para el desayuno, así que decidió salir a comprarlas.

Un chico de cabello azul sostenido por una coleta llegó a la cabaña y entró como si de su propia casa se tratara. Traía consigo una enorme mochila en la espalda, usaba un atuendo playero y aretes en las orejas. Era alto, con piel blanca y ojos rasgados.

Ingresó al cuarto y vio a Marlin dormida profundamente, una sonrisa ladina se formó en sus delgados labios. Se deshizo de su carga y se metió a la cama junto a la chica, quien al sentir la presencia de quien pensaba era su chico lo rodeó con sus brazos y continuó en un profundo sueño sin darse cuenta del intruso.

Jay volvió luego de un rato y se adentró a la cocina a dejar los alimentos comprados, tomó un vaso de la alacena y sirvió agua fresca para Marlin, ya que a ella le gustaba beber agua después de levantarse y lavarse.

Sabiendo que Marlin aún se encontraría dormida entró al cuarto para despertarla y ofrecerle agua, pero nunca se imaginó lo que vio...

Un desconocido estaba acostado en la cama junto a su chica, quien lo sostenía pegado a ella con brazos y piernas.

Un golpe de dolor llegó a su pecho, pero esta vez la tristeza no fue la única emoción sentida por Jay, también había decepción y enfado en su ser.

Sin pensarlo y solo dejándose llevar por los instintos de sus emociones, se acercó a la cama y derramó el agua sobre el rostro de ambos; quienes al instante despertaron confundidos y desorientados.

Marlin vio al chico peli azul junto a ella y de inmediato lo empujó lejos haciéndolo caer de la cama.

—¡Aush!— se quejó el peli azul —¿Por qué siempre eres tan salvaje?— recriminó a la chica.

—¿Qué diablos haces acá Jack? ¡¿En qué maldito momento llegaste?!— preguntó Marlin con el ceño fruncido.

—¡Acabo de llegar y mira el recibimiento que me das! ¿Y es que acaso no me extrañaste preciosa?— dijo Jack con su típica sonrisa ladina mientras volteaba a ver a Jay que se había mantenido viendo la escena con sus puños cerrados y apretados con fuerza.

Marlin se dio cuenta de la situación y el mal entendido que se podría causar, pero antes de que pudiera siquiera decir algo, Jay se había ido de la habitación con los ojos enrojecidos.

—¡Carajo!— expresó ella mientras se levantaba rápidamente de la cama y salía a buscar a Jay.

—¡JAY! ¡JAY! Detente por favor, has mal entendido las cosas— gritaba Marlin para que Jay la escuchara desde la distancia en que lo seguía.

Jay caminaba lo más rápido que podía, con su mano se limpiaba las lágrimas que bajaban una tras otra de sus ojos, el pecho le dolía demasiado y demás sabía la causa de su estado. 

De un momento a otro sintió que perdía las fuerzas en sus piernas y cayó de rodillas sobre la arena de la playa por donde iba, se dejó finalmente llevar por el dolor y rompió en llanto sosteniendo su pecho.

Marlin alcanzó a Jay y se arrodilló junto a él, cuando trató de sostenerlo por los hombros este se sacudió para evitar su tacto, alejándose de ella y otorgándole una mirada tan diferente a las que estaba acostumbrada a recibir de su dulce chico.

—Eres una mentirosa— apenas se escuchó el susurro que emitió Jay en medio de un sollozo — ¡Me dijiste que jamás me lastimarías!

Marlin hacia el intento de tocar a Jay, pero este se alejaba de su tacto como si quemara. Aplicando un poco de fuerza tomó al tritón del rostro con ambas manos y lo hizo mirarla directo a los ojos, tratando de hacerlo entrar en razón para que la escuchara.

—¡Escucha! Has mal entendido las cosas! El chico que viste entró sin darme cuenta. Aunque ya lo conozco, es un amigo y... un idiota.— dijo lo último con desagrado.

—¿Entonces por qué lo abrazabas como me abrazas a mí?— preguntó Jay entre pequeños hipidos, ya más calmado.

—Porque estaba dormida y creo que pensé que eras tú, créeme, a nadie más abrazaría o besaría como a ti.— respondió la chica mientras con sus dedos limpiaba las lágrimas que mojaban las mejillas de Jay.

El tritón asintió a lo dicho por Marlin, el dolor en su pecho empezó a cesar lentamente. Se levantó con cuidado junto a la chica para volver a la cabaña.

Cuando llegaron a la habitación, encontraron a Jack dormido sobre la cama con los brazos y piernas extendidos simulando una estrella marina.

Marlin puso los ojos en blanco, realmente ese tipo era un dolor en el cuello... trató de acercarse al peli azul para despertarlo, pero Jay se mantenía abrazado con fuerza a ella, evitando que se separara.

—¡Jack! Despierta, levántate de mi cama— le habló desde donde se encontraba.

—Déjame dormir, estoy cansado...— respondió con los ojos aún cerrados y sin moverse de su posición —¿Ya se fue tu conquista de anoche?— sonrió —Parecía bastante ofendido de verme contigo, pobrecito, imagino que te dio lástima y por eso saliste a disculparte. 

Marlin no soportó más escuchar las tonterías que soltaba Jack y se acercó bruscamente para tomarlo del cuello de la camisa y sacudirlo haciéndolo abrir al fin los ojos.

—No hables si no sabes una mierda, Jay no es una conquista de una noche, vivo con él, es mi novio.— le dijo gritándole al rostro, Jack tenía los ojos muy abiertos, estaba en verdad sorprendido por la actitud de Marlin hacia las cosas que él acostumbraba decir de sus antiguos encuentros casuales pero que a ella nunca le molestaron.

—Ok, ok, entendí... ¿Puedes soltarme?— dijo después de pasado el susto. —No puedo creer que estés con alguien, más con ese carácter.— recibió una mirada furiosa de Marlin y apretó sus labios volteando la cabeza hacia otro lado.

Jack era un viejo amigo de Marlin, que conocía su historia y sus múltiples conquistas pasajeras; llegaba a visitar la playa cuando se aburría de su vida de riquillo. Se consideraba un alma libre, siempre fue un chico sin compromisos y sin responsabilidades que vivía como le daba la gana.

A pesar de sus actitudes tan contrarias habían formado una amistad muy peculiar.

Mientras Marlin tomaba un baño Jay y Jack estaban en la cocina, el primero preparaba el desayuno, mientras el segundo lo observaba con curiosidad.

—En verdad debes tener algo especial—habló aún pensativo — Marlin jamás había siquiera pensado en tener novio ¿No le habrás hecho algún amarre?— dijo en broma.

—¿Eh?

—Solo bromeo, estoy feliz por ella, al fin derribó ese maldito miedo que la atormentaba... Pero te lo advierto, debes ser muy fuerte, Marlin puede llegar a ser muy terca, cruel, salvaje y mala persona, no es una mujer que cualquiera aguante.— dijo tomando un sorbo de agua del vaso en el que le había servido Jay —Por cierto... me disculpo por la abstinencia que deberán llevar en los días de mi estancia en su nidito de amor, solía dormir con ella en la misma cama, pero dado que hoy ya tiene dueño dormiré como un perro en el piso justo al lado de ustedes.

—¡¿Puedes callarte por un segundo?!— exclamó Marlin, saliendo de bañarse con una toalla en el cabello.

—Yaaa volvió, no podré seguirte aconsejando— dijo Jack en voz baja para Jay.

—No dormirás en el piso, puedo darte una habitación en otra cabaña— dijo sentándose a un lado de la mesa de la cocina.

—No quiero, prefiero dormir como perro.

—¿Estás seguro que tu culo de niño rico soportará lo frío y duro del piso?— preguntó Marlin con una sonrisa socarrona.

—No vine hasta acá solo para que me encierres en la soledad de una habitación mientras tú vives la locura de tu lujuria mi querida amiga, sabes que en casa me siento muy solo— hizo un pequeño puchero que provocó que Marlin pusiera los ojos en blanco.

—Haz lo que quieras...