El agua de la tetera estaba a punto de evaporarse; debido a que Jay y Marlin se encontraban muy ocupados y habían olvidado por completo que el primero debía preparar un té para ambos.

El tritón se encontraba sentado en la encimera de la cocina; mientras Marlin ubicada entre sus piernas se mantenía pegada a él. El chasquido de ambas bocas se escuchaba junto al hervor del agua en la estufa a la que ninguno de los dos prestaba atención.

Las manos de Marlin se ubicaron en el trasero de Jay, provocando que éste reaccionara y recordara el agua que tenía en el fuego, trató de romper el beso, pero Marlin le mordió el labio inferior para que no se alejase.

Empujándola un poco Jay logró zafarse de los brazos de la chica, quien en respuesta emitió un pequeño sonido de disgusto.

—E...el agua se quemará— dijo el chico apenado y con las mejillas ruborizadas. Apagó el fuego, preparó y sirvió dos tazas de té entregándole una a Marlin.

—Gracias— el tono de Marlin expresó un leve toque de frustración, que fue percibido por el contrario. 

No quería forzar al chico a nada o apresurarse, pero le estaba resultando difícil contenerse, más de lo que creía. Su cuerpo reaccionaba de manera rápida ante cualquier leve acercamiento.

Y no era que él se negara, ella ni siquiera había intentado pasar a más, pero por alguna razón tenía miedo a precipitarse y asustarlo o llegar a una situación vergonzosa. Marlin era una mujer con mucha experiencia, había tenido muchos amantes, en su mayoría de una sola noche, pero ninguno virgen. No sabía cómo llevar las cosas con calma y crear un ambiente en el que Jay se pudiera sentir seguro con ella.

—¿Estás enojada?— una suave voz la sacó de sus pensamientos.

—¿Eh?

—¿Estás enojada conmigo porque me aparté? No lo hice con intensión, el agua se iba a quemar. — expresó con un pequeño puchero.

—No estoy enojada— una pequeña sonrisa de labios cerrados se mostró en ella —Ven acá de nuevo— con una mano palmeó el lugar donde Jay estaba anteriormente.

El chico obedeció y subió de nuevo a la encimera, abriendo espacio entre sus piernas para Marlin. Ella posó una mano en la cintura de Jay acariciándolo suavemente, mientras con la otra sostenía su taza de té y le daba un sorbo.

—Me gusta mucho que me abraces— expresó Jay colocando su cabeza en el hombro de la chica.

—Y a mí me encanta abrazarte— respondió ella.

—También... también me gusta mucho todo lo demás que haces— terminó de esconder su rostro en el cuello de ella para ocultar el sonrojo por lo dicho.

—¿Todo lo que hago?— preguntó Marlin con una pequeña sonrisa y arqueando una ceja.

Jay asintió desde su escondite.

 —Sí, cuando me besas y me tocas, me gusta— a pesar de ser solo susurros Marlin logró escuchar perfectamente lo dicho por el chico.

—¿Te gustaría que hiciera más?— se atrevió a preguntar ella.

—S-Si.— respondió Jay.

El tritón realmente no sabía a qué se refería Marlin con Más, pero si era con ella, estaba feliz de recibir toda muestra de amor que quisiera darle.

Marlin empezó a acariciar la mejilla de Jay, los ojos verdes esmeralda del tritón se cerraron ante el disfrute del tacto de la chica, sus gruesos labios emitieron un pequeño suspiro de placer.

Marlin observó con deleite el hermoso rostro del chico, su belleza jamás dejaría de parecerle fascinante.

Jay abrió los ojos de pronto y empezó a buscar algo en sus bolsillos. Marlin detuvo su actuar.

—¿Qué buscas?— preguntó con extrañeza.

—Tengo un regalo para ti— Jay extendió su mano hasta Marlin para mostrarle una pulsera hecha con pequeñas conchas de colores.

—¿Y esto?— preguntó mientras sostenía la pulsera y la observaba con detalle.

—Quise hacerte un regalo y pensé en darte algunas de mis escamas, pero como hace un tiempo no me transformo no pude dártelas, entonces pensé en algo del mar y fui a buscar pequeñas conchas.

—¿Fue el día que....— Marlin no terminó de preguntar cuando Jay había respondido asintiendo. — Gracias mi hermoso tritón.— dijo dando un suave beso en los labios del chico.

Suyo, su tritón.

Escuchar esas palabras dichas por Marlin hicieron que el corazón de Jay se sintiera extasiado de felicidad.

—¿Tú también eres mía verdad?— la pregunta de Jay sorprendió a Marlin, quien sin responder se mantuvo viendo directo a los ojos del tritón. — Yo soy tuyo desde hace mucho tiempo, mi corazón ahora solo late por ti. ¿el tuyo late por mí?— agregó el chico con ilusión.

Marlin sonrió y asintió.

—Si Jay, mi corazón también te pertenece. También soy tuya.— El chico tomó la mano derecha de Marlin y la colocó sobre su pecho, al lado del corazón, donde ella pudo sentir que éste latía de manera descontrolada y se preocupó de inmediato.

—¡Jay, tu arritmia!, está latiendo demasiado rápido.— Jay sonrió tranquilo y negó con la cabeza.

—Es normal desde que me enamoré de ti, nuestros corazones no laten de la misma manera que el de los humanos. Si estoy feliz late muy rápido, si estoy triste late despacio... nuestros corazones son lo más frágil que tenemos, si lo entregamos a alguien y no somos correspondidos, sufrimos mucho. Nuestros latidos empiezan a ser más lentos hasta que se detienen por completo y... y morimos. Si somos correspondidos laten de la misma manera que el mío en este momento, estoy muy feliz de estar contigo.

Marlin entonces recordó sobre la vez que lo llevó al hospital de emergencia. Jay había sufrido por su culpa, casi muere por culpa de ella. 

¡Casi mata al chico que ama por estúpida! todo por sus malditos miedos. 

Sus ojos comenzaron a cristalizarse y haló a Jay hacia ella para abrazarlo con fuerza mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas.

—Perdóname— dijo entre pequeños sollozos —Perdón por no darme cuenta antes.— Jay solo se dejó abrazar sin comprender del todo la situación y al ver la tristeza en su chica pasó sus manos por la espalda de Marlin para calmarla. —Te amo Jay, en verdad te amo demasiado. 

—Yo también te amo— respondió con una enorme sonrisa de felicidad en su rostro.

—Te prometo que no te haré sufrir más, daré todo de mí para hacerte feliz Jay.

Jay confió plenamente en Marlin y sus palabras. 

Ella no lo lastimaría nunca...

 ¿Verdad? 

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