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Capítulo I

Pov Diana

 El gran día de cualquier mujer es precisamente el de su boda, claro también está el de sus quince años pero un chambelán guapo vestido con un traje de vals tipo militar no es lo mismo, qué ver cerca de ti al hombre que durante dos años catalogaste delante de toda tu familia, jefe y amigos como el amor de tu vida. Son dorados los meses en los que te pasas la vida con las narices metidas en medio de las hojas de revistas para vestidos de novia. Poniendo etiquetas casi en toda la cochina revista para el final quedarte vestido más simple y sencillo a los ojos de los demás por el simple hecho de no tener encaje, lentejuela y demás cosas. Pero que a tus ojos es mejor que el que Meghan Markle usó el día de su boda con el príncipe Harry de Inglaterra.

Solo que despertar de un zambombazo a la dura realidad es precisamente lo más jodido del asunto, ¿Y todo por qué? Porque tu versión barata homosexual del príncipe Charming fue pillado follándose a su amante en tu habitación, en tu cama, bajo tus sábanas ¡Que asco!

Quizás eso es lo que más me pudre de todo el asunto si tan solo hubiera estado con una mujer, no te hubiera dolido tanto y no, no es que peque de homofóbica.

Se que estamos en una época de despertar social...de demasiado despertar social diría yo pero en realidad es duro darte cuenta, con una enemiga de tu mismo sexo puedes hacer mil cosas para demostrarle a tu hombre que vales más que esa marginal. Puedes ir al doctor a hacerte bubis de plástico, inyectarte botox hasta reventar en las pompas en fin, pude haberme convertido en una doble de Kim Kardashian pero el muy perro. Le llamaba más la atención el enorme pepino de Keyne West. Ahí ni cómo fregados hacer el intento siquiera de iniciar una guerra sucia...a menos que con los avances de la medicina moderna de hoy en día quisiera... Ahah de eso ni hablar así como soy me quiero perfectamente

Y esta queridos amigos es la razón por la que hoy estoy deprimiéndome en mi parque favorito, el mismo que en mi niñez se convirtió en mi punto de paseo favorito cada domingo; es el mismo que hoy me ve con el rímel y el delineador esparcidos por al cara a causa de las lágrimas que derramo por ese... pequeño demonio. Que más que príncipe Charming o Harry o como tú, tú o tú quieras llamarle es un sapo más feo que los que viven en el jardín de mamá.

Con perdón de los pobres animalitos.

Mientras me muevo sin ganas en el columpio que le arrebaté a una niña, diviso a lo lejos un par de enamorados paseando en los triciclos acuáticos con formas de cisnes, él le sonríe a ella de la manera más bobamente posible, ella por su parte se limita a repartirle besos todo el tiempo. En tanto conforme voy viendo noto que aprieto de más el ramo de flores cada vez más destartalado. Se que en estos momentos para mi, el hecho de ver la felicidad en otras personas es lo mismo que querer ser el grinch, pero con la única diferencia que lejos de impedir el festejo de la navidad yo inventaría algún prototipo malvado para salvar a parejas como la que veo de un posible desastre como el que yo estoy pasando.

Aquí las horas se me pasan rápidamente, no sé como estarán en mi casa, no sé como estará Mauricio aunque lo más probable es que les haya dado a los invitados cualquier excusa estúpida que le valiera para justificar la huida de la novia sin previo aviso, durante la fiesta.

En fin, para lo que me importa. Solo es una fiesta de bodas más que se echa a perder, ¿Dios, si es que existes que hice yo para que me castigues de esa manera? Está bien que hubiera durado con la estatuilla de San Antonio volteada todo un mes, pero supongo que eso no es motivo para que tengas que castigarme así tampoco te pases.

Además según mamá se me está pasando la edad como siga así me quedaré soltera como la tía Cristina que vive sola con sus gatos. Si puedo decir algo, es que es mejor vivir como la tía Cristina; sola y tranquila con la compañía de sus gatitos que le han sabido demostrar más afecto que sus cuatro parejas juntas.

Pero claro para mamá todo se basa en el que dirán, en presumir delante de sus amigas a su familia perfecta aunque ella sea la más imperfecta de todos nosotros y en estar pendiente de la vida de los demás y de paso. Arruinar las de otros tantos como la mía con sus presiones constantes a cerca de conseguir un buen prospecto. Y sin importarle un reverendo pepino lo que yo quiera. Ella con tal de presentar una mentira de ensueño delante de su sociedad prácticamente inexistente es más que feliz.

—Diana.

La voz de papá me saca de mis ensoñaciones, a él no le puedo mentir aunque quiera aún las lágrimas me pican los ojos, sin embargo sé que con él tengo la total libertad de explayarme cuanto yo quiera sin escuchar un <<Es tu culpa por no conocer mejor a tus parejas Diana, ya tienes 25 años por el amor de Dios, cómo es posible que esto haya vuelto a pasar nos convertirás en el hazme reír de todos>> Inmediatamente como cualquier novia decepcionada por las traiciones, los engaños y las puñaladas traperas rompo a llorar, lo único que él hace es ofrecerme su hombro para que me desahogue todo cuanto quiera.

—Ya cielo. —acaricia mis cabellos encima del velo del vestido. —Verás que pronto encontrarás a tu media naranja solo es cuestión de tiempo y por supuesto de no dejarte influenciar demasiado por tu madre. Reconozco que yo he tenido buena parte de culpa al no darte los consejos debidos, no es por hacerte sentir mal pero necesitas alejarte de casa al menos. Hasta que a tu madre se le pase lo de esta tarde y deje de hacer sus futuros dramatismos.

Levantó la cabeza, las palabras de papá no pudieron ser las mejores. Eso ya estaba planeándolo desde hacía tiempo. Sin embargo siempre me detenía por los dramatismos de mi señora madre.

—Eres un genio. —le regreso una sonrisa forzada, al menos siempre ha estado para mi en mis momentos difíciles, dándome apoyo como cualquier padre que ama a su hija haría. —Mañana mismo empezaré a buscar departamentos, a mi tampoco me gustaría quedarme en casa no ahora que presiento, que esta vez no podré quedarme callada como otras veces.

Lo vi asentir.

—Por el departamento no te preocupes, conseguí uno muy cerca del bufete de abogados en el que trabajas. —del bolsillo de su chaqueta de gala extrajo una caja, la cual me tendió a mí—Acabé de pagarlo princesa, está ya completamente amueblado y remodelado a ti te falta solamente habitarlo cariño.

No pude más que sonreírle en serio este era uno de los tropiezos más grandes de mi vida, pensé que Mauricio era de verdad el hombre de mis sueños pero ahora solo debo decirme a mí misma <<No vuelvas a enamorarte de hombres que conoces en grupos de solteros en Facebook por favor>>

Y la triste verdad, es que tal vez no conozca el amor nunca al paso que vamos moriré soltera, amargada y sola. Pero me queda el consuelo de saber que no me voy virgen. Eso que ni qué. He sabido disfrutar de mis relaciones lo mismo que de la bendita solteria.

—Ya es tarde cariño, deberíamos irnos en casa tus hermanas están preocupadas por ti.

Dios no otra vez.

Esta vez temo que no seré tan fuerte para soportar las miradas de lástima de Marizza, las burlescas de Cecilia y las amenazas en vano de Víctor lo que menos quiero es que me hagan sentir más estúpida de lo que ya me siento.

—¿No es posible que estrene mi nuevo departamento de una vez papi?

Lo vi fruncir el ceño sabía que la idea por sí misma no le agradaba en absoluto, empero lo que yo necesitaba desesperadamente en estos momentos era estar sola. Consolarme a mí misma y no que me vieran como una pobre mujer desesperada que se tira a lo primero que ve.

—Está bien, al igual que tu pienso que es lo mejor para ti en situaciones como esta mejor será que evitemos de una vez tantos malentendidos. Además, algunos invitados todavía no se van así que. —suspiró profundamente. — Temo que es lo mejor que puedo hacer por ti en estos momentos, espérame aquí iré rápido a la casa te traeré una mochila con unos cuántos cambios de ropa y mañana que estés más serena puedes pasar a casa por tus maletas.

Se puso en pie acomodándose la chaqueta del traje, luego lo vi andar en dirección a casa dejándome nuevamente sola. Una oleada de aire fresco me llegó de lleno como no tuviera con que cubrirme los hombros a causa del frío, usé el velo de mi vestido de novia como sweter.

No pasó mucho tiempo, escuché algunos pasos y ellos fueron mi motivo de alerta me puse en pie rápidamente buscando a tientas un objeto con que defenderme en la oscuridad. El alumbrado público de cuando en cuando iba y venía, sin embargo pude encontrar una buena piedra, que al menos me serviría para darle un buen moquete en la crisma a sujeto que quisiera pasarse de listo con mi persona.

Levanté mi arma improvisada apenas seguí escuchando los pasos. De no haber sido por el apagón del alumbrado público no me habría sentido tan nerviosa.

—S..sheñorita...

No di tiempo a que el sujeto terminara, simplemente estampé el objeto contra la cabeza y todo lo que se escuchó fue el golpe seco que ocasionan las caídas, poco a poco la luz del parque volvía. Para mi estupefacción vi que el sujeto al que golpeé con una roca en la cabeza era nada más y nada menos que a mi jefe.

—S...señor Cásares.

Inmediatamente me senté a su lado, procuré golpearle repetidas veces la cara, lo sacudí, pero nada me daba resultado. Me fijé en su indumentaria: traje blanco con una rosa roja al costado izquierdo de la chaqueta, camisa en color crema y corbata del mismo color que la rosa. Parecía de eso galanes de telenovelas, eso sí pasando de lado que apestaba a alcohol.

No me quedaba más remedio que arrastrarlo hasta el lago, le cogí los pies paso a paso pude llegar hasta la orilla, una vez logrado mi objetivo simplemente me limité a zambullir la cabeza de mi jefe en el agua. Sacándolo de ahí apenas noté que comenzaba a mover los brazos.

De la boca le salían algunos gruñidos que para ser franca no entendía ni j.

—¿Señor Cásares? No me diga, volvió a pelear con su novia.

He de decir que mi jefe era la combinación perfecta y horrorosamente sincronizada de algunos jefes literarios que he leído, tenía el carácter de Eric Zimmerman con sus empleados más frío que un témpano de hielo procedente del ártico, era guapo y al mismo tiempo sexy como Cristhian Grey, tan rico como el señor Darcy solo que no recibía diez mil libras al año ni era dueño de medio Pemberly. Pero tenía la suerte de Armando Calsashi para las mujeres no daba ni una con ellas. Si yo iba por mi tercer intento de matrimonio. Mi jefe iba por el sexto.

Al menos podía deducir que yo no estaba tan peor, peor, peor en materia.

Dentro de lo demás era el partido perfecto para aquella que quisiera escalar claro, y por supuesto que estuviera dispuesta a aguantarle el genio que se cargaba encima. Porque eso sí, de que era especial el tipo lo era. Quizás era su mismo carácter lo que hacía que todas las mujeres que conocía lo mandaran a la fregada durante los primeros seis meses del noviazgo.

—¿Qué demonios pasó?

He de admitirlo por cuestión de instantes estuve a nada de decirle que lo confundí con algún maleante. De esos que suelen deambular por parques como este con miles de drogas encima y para variar un poco de alcohol en la sangre. Pero me acordé de que tengo que pagar la renta del departamento y se me olvidó por arte de magia.

—Se golpeó con la banca. —sí lo admito, una mentira estúpida, que a su vez serviría para tapar el sol con un dedo. Y por supuesto no me despedirán por intento de homicidio.

Se llevó una mano a la cabeza, poniendo muecas de dolor tampoco era para tanto. Si solo fue un simple golpe con una roca que abarcaba lo que era en su totalidad mi mano derecha por favor.

Otro dato del que me acababa de acordar, justo cuando lo veía sentarse y recargar la cabeza contra el tronco de un árbol que tenía miles de corazones con iniciales de parejas talladas. Era de que pareciera mentira pero su boda también iba a ser el mismo día que la mía. Recuerdo que antes de que me diera las vacaciones para pasar mi luna de miel con Mauricio, me dijo que podía regresar a trabajar un día antes que el. Claro para ayudarle al señor Paredes el vicepresidente de la compañía a preparar el informe correspondiente para el fin de mes; fecha en la que mi precioso jefazo regresaría de su viaje de bodas con doña Tisquismisquis .

—Mejor no me pregunte a mí, mañana se enterara usted misma por los periódicos, seré la comidilla de todos y al mismo tiempo el hazmerreir ya me imagino a Andrea Legarreta mañana por la mañana en ese maldito programa <<Pasando a otras noticias déjenme contarles que César Cásares, el dueño de la prestigiosa compañía de abogados Cásares y Asociados fue plantado en el altar. Delante de sus doscientos invitados entre ellos políticos de renombre en el partido de su hermano y demás. Pero esperen que eso no es lo mejor, dicen las malas lenguas que Romina Montero su novia por más de cuatro años, lo dejó por su mejor amigo>> Y yo que pensé que Romina era la buena.

Por un momento me imaginé el show y si, tiene toda la razón. Si yo me estaba ahogando prácticamente en un vaso de agua. Él como como figura política y pública estaba metido en una de las buenas.

—Oiga Diana. —levanté los ojos. —¿Qué usted no se iba a casar hoy también? Yo la hacía ya en su luna de miel.

Me encogí de hombros, bueno si mañana por la mañana todo México iba a enterarse de que al prestigiado César Cásares le hicieron de chivo los tamales. Pues, ¿Por qué no decirle que éramos hermanos del mismo dolor?

—Digamos que mi novio se enteró de que le gustaba el arroz con popte.

Por un momento me clavó los ojos, como si no pudiera creerlo. Después cruelmente se burlaba de mi desgracia.

—¿Es en serio? Oiga, pero si se veía muy...hombrecito para haber salido del otro bando.

Yo asentí en efecto Mauricio se veía demasiado varonil, he de afirmar que inclusive todavía me niego a creer lo que vi hace unas cuántas horas.

—Pues, si este me salió gay. Siendo sincera fue mejor que los otros dos. Al menos durante dos años supo ocultar muy bien que le encantaba ser miembro de la comunidad LGTTB.

—Bueno—lo vi rascarse la cabeza. —Parece que este no ha sido nuestro día señorita Durán.

Yo asentí lentamente. Para mi este fue un día de perros de esos que clasificas mentalmente como <<Los que nunca podré olvidar ni asistiendo a terapias de hipnosis>>

—¿Qué piensa hacer después de esto?

—Sencillamente hacer un papalote y echarlo a volar, si le soy sincera en este momento es justo cuando tengo todo el mundo al revés.

—Sí. —suspiró—Lo sé es difícil enterarse de la noche a la mañana que las personas en las que nosotros confiamos simplemente se dieron el empacho de jugar con nosotros. Sin importarles lo que íbamos a sentir cuando nos diéramos cuenta del engaño. Supongo que esa es una de las ventajas que implica el ser egoísta, hacer lo que te plazca sin importar si pasas por encima de una persona que confió en ti hasta el grado de querer compartir sus días contigo.

Tenía razón, por alguna razón me dio lastima en todos los cinco años que tengo trabajando para Cásares y Asociados como asistente del hijo prodigio de Don Felipe Cásares. Nunca me tocó ver a Don César tan devastado, será que ya está cansado de tantas decepciones amorosas al igual que yo, pero en fin él tiene su bufete de abogados yo a duras penas tengo mi vida y claro una muy salud bastante aceptable. Así que con eso tengo para seguir viviendo como si nada.

Para complementar, creo que podría comprarme un gato digo si es que voy a pasar el resto de mis días como la tía Cristina, Mejor será ir empezando desde ya con la crianza de adorables mininos.

—¿Tiene donde pasar la noche?, papá fue a casa a por unas cosas para llevarme a mi departamento. Tal vez no sé quiera algo de compañía

Quise darme un par de bofetadas mentales por haber propuesto semejante tontería, la sensación no obstante desapareció apenas me sonrió con camaradería cosa que en mi vida había visto.

—Bueno, le agradezco el gesto señorita Duran, y si me gustaría tener alguien con quien hablar.  

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