Dragón del oro
Pasaron otros tres meses para Natsu en los cuáles su misión avanzó a un ritmo demasiado lento para su gusto, su única alegría durante ese lapso de tiempo fue encontrar un gremio de alquimistas que, al parecer, tenían relación con el dragón del oro. Aunque sacarles información casi le costó la vida, al exigir el maestro del gremio que, para decirle lo que quiere saber sobre el dragón Viernes debe vencer a dos miembros de su gremio; sus rivales son unas gemelas que se hacen llamar hermanas Signario. Se enfrentó a ambas mujeres al costo de casi perder la vida Ruso la menor puede crear un mundo de retorcidas fantasías mientras que Enny -la mayor- puede crear un mundo de pesadillas infernales. Natsu tuvo que recurrir al poder de END para salir de las retorcidas creaciones del par de alquimistas y necesitó de las llamas negras de su lado demonio para vencer a ese par definitivamente.
Aún sin poderlo creer el maestro del gremio cumplió su palabra, le cuenta a Natsu que cuando fundo su gremio lo hizo con la intención de ayudar a la humanidad mediante sus habilidades con la alquimia, al principio no parecía que lograrían llegar a nada pero entonces, se apareció ante él el dios dragón del oro Viernes. Le transmitió sus conocimientos sobre artes mágicas muy antiguas hace milenios olvidadas, incluyendo el gran sueño del hombre; convertir cualquier cosa -hasta seres vivos- en oro, por supuesto aquel conocimiento no era gratuito. El costo de aquel antiguo saber fue darle como tributo su peso en oro cada año. Para suerte del pelirrosa ahí estaba la pista para encontrar a esa escurridiza lagartija
-¿Cuándo deben entregarle su tributo? Preguntó Natsu al maestro.
-Mañana es la fecha- Responde el hombre serio y añade -Tengo una idea, ¿Y si tú finges ser parte del tributo? Natsu lo miro algo incrédulo y alzó una ceja como preguntando el plan del hombre.
La idea era simple, la cantidad de oro supera ligeramente la cuota; en cuanto Viernes aparezca se le explica que el año fue muy fructífero y el poder del gremio creció bastante, al punto que lograron atrapar a un dragón slayer y quieren sacrificarlo pues tienen la certeza de que ha matado dragones.
El momento se acerca y Natsu está muy de acuerdo con el plan, para hacerlo más creíble permite que lo encadenen de las muñecas y sus tobillos. La hora llegó, el imponente dragón aparece; con cada movimiento de sus alas desata un destructivo vendaval y al aterrizar su ensordecedor rugido se escucha kilómetros a la redonda.
El dragón reconoce al pelirrosa porque tiene impregnado el aroma de sus hermanos caídos, está más que satisfecho con el tributo de este año, se transforma en su forma humana y carga el oro con su mano izquierda y con la derecha toma las cadenas que aprisionan al pelirrosa al mismo tiempo abre un portal del que salen algunas docenas de sus sirvientes, los cuáles llevan gruesos y antiguos libros
-Ahi está lo acordado, incluí algo más en agradecimiento por el mago, nos vemos alquimista.
-Hasta el próximo tributo señor. Respondió humilde el maestro.
Natsu todo el tiempo se mantuvo quieto hasta que estuvo seguro de que el dragón no podía escapar, rompió sus cadenas y atacó con su puño envuelto en llamas negras, el golpe si que tomo por sorpresa a Viernes pero este no ha vivido tanto tiempo en vano. Se repuso rápido del ataque y atacó con presteza y precisión, bien sabe Viernes que con ataques rápidos y precisos es como ha vencido a cientos de adversarios en el pasado; está seguro que está no será la excepción.
La batalla se extiende por horas, ambos adversarios están físicamente agotados, y al pelirrosa ya casi se le acaba su poder mágico, llegaron al punto de empezar a forcejear; en un rápido movimiento Natsu intenta golpear por su costado izquierdo a Viernes pero este logra bloquearlo y en un movimiento relampageante este devuelve el golpe con una patada circular que envia lejos al pelirrosa con tanta fuerza que destroza una pared y Natsu cae pesadamente en lo que parece ser una habitación secreta -asi lo juzga él pues no ve ninguna puerta para entrar-, queda inconsciente un momento y despierta de golpe asustado por la idea de que Viernes este cerca. Por suerte su golpe fue tan potente que fue enviado al extremo más alejado del castillo, incluso a aquel dragón le tomará tiempo llegar.
La habitación donde Natsu aterrizó es pequeña pero algo llama su atención: orientadas hacia el oeste hay tres urnas en las cuales arden con alegre intensidad tres llamas. El mago no entiende como están encendidas si nada puede entrar para encenderlas o mantenerlas, aparta esas dudas de su mente y se centra en el problema principal que tiene ahora entre manos, ya casi no tiene poder mágico y empieza a sentir hambre. Hasta para el pelirrosado la solución es obvia, se come una buena cantidad del fuego de cada una; pero se sorprende al notar que las tres llamas tienen un sabor muy familiar, una sabe igual al fuego de Igneel, otra sabe igual al fuego de su tío Atlas y la tercera sabe igual a ese tipo Ignia.
Aún intrigado decide dejar las preguntas para después, con el estómago lleno siente que sus fuerzas se renovaron e incluso aumentaron. Ahora sus flamas de dragón son de un amarillo pálido, casi blanco. Los adversarios se encuentran de nuevo y el combate se reanuda con renovada ferocidad. Viernes se asombra por las renovadas fuerzas e ímpetu del pelirrosado pues los creía casi agotados. Por desgracia no puede responder a los ataques con la fuerza necesaria y, sumado a todo eso parece que hasta el aire ha empezado a calentarse al punto de sentir como cada respiración lo quema desde adentro.
Rodeado por un mar hirviente de oro líquido el cansado Viernes agoniza mientras su sangre escurre suavemente por las varias heridas que Natsu Dragneel le provocó, desde la seguridad de uno de los balcones del segundo piso del palacio un exhausto pelirrosa lo contempla. De pronto una voz femenina se escucha por todo el lugar
—¡Viernes! ¿Que rayos te pasa? ¡Tus malditas alarmas llevan horas sonando! No puedo reponer fuerzas ni mi belleza. Se queja la voz.
—¿Selene eres tú? Pregunta Natsu dudoso
—Esa voz no es de Viernes ¿Que haces en el palacio del oro rosadito?
Natsu más molesto por el apodo de la dragón de la luna brama como retando la
—Lo venci, ese viejo ya no volverá a causar líos. Selene le exige al DS saber cómo encontró tan rápido el palacio dorado, este le explica y Selene exclama
—Crei que te tomaria un año al menos. Natsu se ufana de superar las expectativas, Selena lo interrumpe antes de que se siga vanagloriando
—Solo resta Ignia pero Natsu, será tu batalla más dura hasta ahora. Comenta ella muy preocupada y piensa para si misma con lujuria "pero si sobrevives el dragón más fuerte del mundo me hará suya".
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