Capítulo 4: La Mejor Amiga De Un Paladín... Oscuro
Al día siguiente, ambos se despiertan temprano. O al menos su señor, ya que ella prácticamente se quedó mirándolo durante el resto de la noche.
Mientras su amo se estiraba, Kage acomoda la cama, seguido de verificar si la kunoichi seguía en el armario.
Y efectivamente está ahí, durmiendo con algo de incomodidad.
- Kage- Habla Argais, captando la atención de la ochimusha- ¿Está aún ahí?
Kage asiente con la cabeza.
- Si amo, aún se encuentra atada y dormida- Responde Kage, mirando de reojo a la kunoichi por un momento.
- Bien, quiero que la agarres y te la lleves al lugar más alto por los alrededores y la dejes colgada allí- Ordena Argais, mientras verifica si tenía todo lo que traía consigo.
…
…
Uh?
- Disculpe mi señor, pero…- Trata de decir Kage.
Argais saca con brusquedad una espada totalmente negra de la vaina en su cintura, oculta por su capa, mirando en dirección a la ochimusha.
El ambiente rápidamente se tensiona, ella no reacciona, pero se siente atemorizada.
Entonces Argais levanta levemente la espada a su dirección, señalandola.
- Si no te doy detalles es por algo, desobedeces, y ya lo estoy considerando como traición- Comenta Argais, si bien mantiene su tono natural, se podía percibir un toque de veneno en su voz.
Kage no puede evitar desviar la mirada hacia abajo, apretando los labios.
- Si amo, lo sien…
- Otra vez que escucho disculpas vacías de ti hacia mi, te cortaré una mano y me la quedaré, hasta que se me ocurra devolvértela.
…
Al parecer su señor es alguien malhumorado por las mañanas.
Ella se limita a hacer una leve reverencia, seguido de ello, escucha el envainar de la espada de su amo, por lo que levanta la mirada.
- Ve a hacer eso, ahora- Ordena Argais con severidad, mientras sale de la habitación.
Kage se queda quieta por un momento, viendo como su amo sale del lugar, y hasta recién no escuchar sus pasos, cierra los ojos y frunce el ceño (ya que no se podía permitir suspirar). Posterior a ello, se cruza de brazos.
La cagó, ¿Verdad?, al parecer aprendió por las malas a no cuestionar a su amo.
Aunque ahora que lo piensa ¿Eso de accionar y no cuestionar no lo había hecho en su yo en vida…?, tal vez la energía mamono había modificado su manera de actuar y pensar de alguna forma extraña.
Se encoge de hombros, solo necesitaba adaptarse y luchar contra esas costumbres, no debería ser tan difícil, ¿Cierto?
Con unas palmadas en sus cachetes, asiente firmemente y se gira hacia la kunoichi dormilona, dirigiéndose hacia esta.
Al acercarse, agarra a la mamono ninja y la acomoda en su hombro, como si un saco de papas se tratase, una vez hecho, va hacia la puerta… Y se detiene.
Sería tonto de su parte si simplemente saliera por ahí, y probablemente su señor directamente le decapite.
Mira la ventana, observa que el exterior ha dejado de llover, y que la luz del amanecer lentamente se alza entre los techos y la arboleda no tan lejana, sin embargo, ella puede notar la escarcha en la ventana.
Con una postura firme, va hacia ahí, abre la ventana con una mano, ejerciendo la suficiente fuerza para abrirla, pero para no romperla.
Cuando lo hace, da un salto y cae en techo, cierra rápidamente la ventana.
…
Hmph, al parecer no podía sentir el frío de la mañana, una pena, Kage recuerda que, aunque a veces le llegaba a disgustar, mayormente le encantaba la brisa fresca de la mañana.
Negando con la cabeza, estaba a punto de hacer el recorrido… Hasta que notó algo.
Ella… Estaba descalza.
…
Kage no puede evitar arquear una ceja, en todo este tiempo que estuvo, caminando sin parar o moverse, ¡Inclusive bañándose!, ¿No se enteró que andaba descalza?
…
Puede que tenga callos en la planta del pie y por eso esa situación.
Niega con la cabeza una vez más, cuanto más temprano el trabajo, mejor.
Ella empieza a correr por los techos de la casa, dando pequeños o largos saltos de edificio en edificio.
En el transcurso, ve la decoración de, al parecer, el edificio más grande del pueblo, por lo que rápidamente se dirige hacia allí.
Kage puede percibir que la gente del pueblo empieza a salir de sus casas de a poco, y ve que alguno que otro la ve molesto, aunque la ochimusha ignora eso y sigue adelante.
Cuando llega al edificio, rápidamente escala o da grandes saltos hacia arriba.
Le toma algo de tiempo, y el que la kunoichi se moviera de vez en cuando no ayudaba, sin embargo, Kage llega a su destino, en la punta más alta.
Da un vistazo a los alrededores, casi tiene la vista completa del pueblo, que es bastante grande, con mamono y algún que otro humano saliendo de sus hogares y yendo a sus trabajos.
Y ahí, donde está la posada, ve a su amo salir tranquilamente del local.
…
Ve que su señor, luego de dar unos pasos, se detiene, y lentamente gira su cabeza… Concretame en su dirección.
…
La estaba mirando directamente, Kage podía percibirlo, y un horrible escalofrío recorre lentamente su columna.
Con un apretón de sus labios, rápidamente retoma su labor, girándose hacia un palo lo suficientemente grueso, por lo que, con algo de dificultad, mete la atadura de cola que hizo su amo a la kunoichi, y lo logra… Aunque un movimiento brusco hizo que la kunoichi cayera de culo al suelo cuando Kage logra atarla al palo, quejándose de dolor.
…
Kage mira para los lados, tapando levemente su boca con su mano, en busca de testigos, cuando no ve a nadie, se relaja un poco y le da la espalda a la mamono ninja, yéndose lentamente de allí, en dirección hacia su amo.
.
.
.
Kage cae a la calle de un salto, asustando o dándole impresión a los que pasaban cerca de ahí, aunque ella ignora esto y mira a los alrededores, tratando de encontrar a su amo.
Luego de caminar un rato y voltear la mirada hacia todos los lugares posibles, Kage encuentra a su señor, parado frente a lo que parece una fragua.
Su amo gira le levemente su cabeza, mirando a Kage de reojo, seguido de dirigir su atención a lo que sea que está frente a él.
Al fin encontrando a su amo, ella trota hacia él, al llegar, ve que el paladín estaba hablando con… ¿Qué es eso?
- Entonces esa vieja bruja me lo quitó enfrente mio, ¡En frente mio! ¿Puedes creerlo?- Se queja la criatura, quien se encuentra martillando una espada en el yunke.
Ya sea porque miró de reojo u otra cosa, la criatura mira a Kage y arquea las cejas con sorpresa.
-Vaya vaya, ¿Qué tenemos ahí?- Pregunta la criatura sorprendida que, sin embargo, no ha parado de martillar.
- Es mi guardaespaldas, se llama Kage- Contesta Argais, mientras la señala con la cabeza.
- Guardaespaldas… ¡Y encima una ochimusha!, ¡Que suerte tienes paladín!- Exclama la criatura con risas de por medio.
La criatura es como una mujer humana, sin embargo, es… Bueno, enano.
Su piel es clara, con ojos color esmeralda y cabello corto anaranjado, posee varios tatuajes en su piel, específicamente en su brazo derecho y en su mentón, que da la impresión de ser una barba si se le mira de modo superficial.
Viste una camisa blanca, con un delantal de cuero marrón y unas gruesas botas.
Lo que más le llamó la atención a Kage, es que el enano posee una constitución bastante alta, tan así que avergonzaría a un hombre humano con músculos bien desarrollados, simplemente los músculos de esta criatura son otra cosa.
Kage se mira el abdomen, si bien los tiene marcados y hasta con músculos definidos… Se siente avergonzada, y hasta un poco inferior, igual pasa con sus bíceps y piernas.
Ella estaba celosa de esta criatura…
Maldita sea.
- Kage- Habla Argais, llamando la atención de la ochimusha, una vez que Kage gira su cabeza hacia él, el paladín señala a la criatura- Ella es Dourga, una conocida de un reino de enanos.
- Mejor y única amiga, querrás decir- Corrige Dourga, la criatura enana, sin detenerse en su labor.
Argais se gira a mirar en silencio a Dourga por un largo rato, haciendo que la enana se ría.
- ¡Vamos, paladín oscuro! Ya sé que nunca me has dado tu nombre, pero el cómo actuamos con el otro delata nuestro tipo de relación- Comenta Dourga con una sonrisa, mientras mira la espada que martillaba, seguido de meterlo en un balde de agua para enfriarlo.
…
¿Paladín oscuro?
Kage no puede evitar mirar de reojo a su amo y verlo con extrañeza.
¿A eso se refería esa nurarihyon con ‘contrapartes’ de los paladines de la Orden del Dios Jefe?, pero, además de la armadura, ¿Qué los diferenciaba de los paladines corrientes?
Sin que se diera cuenta, no logró escuchar algunos intercambios de palabras entre su amo y la enana, y despabila justo a tiempo cuando su amo está a punto de entrar al interior al local, girándose para mirarla de reojo.
- Kage, entra- Ordena Argais mientras se adentra.
Con una pequeña exaltación por su parte, Kage rápidamente se mete al edificio igualmente.
Al entrar, ve que el ambiente es rústico de madera de tonos oscuros, con algunas estanterías con las herramientas de un herrero y cosas similares.
Delante de ellos se encuentra una larga mesada de madera con algún que otro asiento ahí.
Kage puede ver como Argais se acerca a la mesada, por lo que ella también lo hace, manteniendo la distancia correspondiente hacia su señor.
- Entonces lo tienes, ¿No?- Pregunta Dourga con una sonrisa mientras se acerca a ellos desde el otro lado de la mesada, aunque se detiene al ver a Kage, frunciendo el ceño, y volteandose ver a Argais- ¿Es seguro que ella esté aquí?
- Si- Afirma Argais, sin embargo, eso no tranquiliza a la enana.
- Ella es mamono… - Comenta Dourga, mirando de reojo a Kage y señalandola con la mirada.
La ochimusha frunce el ceño, ¿Qué tenía que ver ella?
Oh… Mamono, entonces eso significa que esa enana no es una, sino otra cosa totalmente distinta… Le resulta curioso.
- Ella me ha jurado lealtad incondicionalmente, en caso de que cometa traición, actuaré en consecuencia- Contesta Argais, mirando de reojo a Kage con severidad momentáneamente.
Dourga mira al paladín oscuro por un momento con una ceja arqueada, esperando a confirmar algo… Sin embargo, no recibe más reacción y suspira mientras pone una mano en su nuca y lo masajea.
- Bien, bien, confiaré en ti otra vez, viejo amigo- Dice Dourga mientras se encoge de hombros, seguido de arrojar una bolsa de cuero encima de la mesa, haciendo un sonido seco y metálico- Retomando el asunto…
- Si- Contesta Argais mientras rebusca algo en su bolsa de cuero.
Kage, sin poder evitar la curiosidad, se acerca un poco y trata de ver lo que está sacando su amo de allí.
…
…
La mierda.
Argais coloca una jaula de pájaros de metal dorado con una gran puerta… Sin embargo, en el interior de esta se encuentra la cabeza de una mujer de cabello rubio largo y orejas puntiagudas.
Ella abre mucho los ojos y mira a su señor, estupefacta de lo que estaba mirando.
Kage rápidamente da un vistazo al exterior, sin embargo, se da cuenta que no hay ninguna ventana en los alrededores, por lo que se siente un poco aliviada en esa parte, entonces retoma su mirada hacia la jaula.
Puede observar como la enana sonríe de lado mientras se frota las manos con satisfacción.
- Genial, hace tiempo que esta hija de puta me hartó- Dice Dourga mientras se agacha un momento, rebuscando algo.
La enana saca de debajo de la mesada otra jaula similar, pero ésta está hecha de piedra de color rojiza, con 3 runas en fila, cada una distinta a la otra y con un color particular.
Dourga abre la jaula dorada y saca la cabeza sin delicadeza alguna, arrancando los pelos de la cabeza con orejas puntiagudas (aunque sorprendentemente no destruyó la jaula), seguido de colocarla dentro de la jaula de piedra y sellarla. La enana aprieta la runa del medio, haciendo que el interior de la jaula de piedra se ilumine en un tono amarillento, con pequeñas partículas flotando.
La cabeza rápidamente recupera el color y la apariencia que tenía naturalmente en vida, hasta el punto que daba la impresión de estar durmiendo.
- ¡Wow! ¡Esto realmente funciona!- Menciona Dourga con euforia.
- Una vez más has demostrado que eres capaz, Dourga- Felicita Argais mientras asiente lentamente con la cabeza.
Kage parpadea un par de veces, sin comprender del todo lo que sucede.
- ¿Probarás la última runa?- Pregunta Argais mientras señala la runa de la derecha.
La alegría de Dourga se apacigua poco a poco, hasta que ella hace una mueca de forma insegura.
- No lo sé, sabiendo cómo se comportan los malparidos de los elfos, no será buena idea en éste momento, eso y agregando en la situación en la que está- Contesta Dourga mientras hace unos gestos con la mano y suspira- Aunque lo probaré en otra ocasión.
Dourga agarra la jaula rúnica y le da la espalda al du, mientras empieza a caminar hacia una puerta.
- Vengan, tengo un detalle que tal vez les interese- Dice la enana mientras abre la puerta y se adentra, sin cerrarla.
Sin decir nada, Argais rodea la mesada y sigue a la enana, siendo seguido por Kage, que no despega la mirada de Dourga.
Al entrar, puede observar que hay varios muebles, dando la impresión de ser la sala de estar, más allá la cocina, unas escaleras hacia arriba que al parecer es la habitación, y una puerta más alejada que puede que sea el patio o algo parecido.
Mas Dourga se acerca hacia otra puerta no muy lejos de ellos, haciendo que Kage frunza el ceño, pero eso no la detuvo en su caminata junto a su amo, no sin antes cerrar la puerta detrás de ella.
Puede admirar que este es un pasadizo hacia unas escaleras circulares, apenas iluminada por antorchas.
Cuando se adentra, ella cierra esa puerta y empieza a descender. Por cada escalón que bajaban, podía percibir más el eco de las pesadas pisadas, tanto el de la enana como el de su amo.
Una vez llegan al fondo, Dourga saca una llave de cobre de su bolsillo, y procede a destrabar la cerradura del portón de hierro delante de ella, una vez que lo ha destrabado, Dourga lo abre con una mano, y es evidente lo pesado que es debido al gemido de esfuerzo de la enana y el quejido del suelo al correr semejante metal.
El interior, alejado de lo que podría imaginar la ochimusha, es en realidad una habitación bastante iluminada por grandes hornos aún activos, con muchas mesas, estanterías y demás, con muchas herramientas de todo tipo.
Kage no pudo evitar detenerse y abrir un poco la boca, impresionada por tal vista, sin embargo, pronto su estupefacción se vería interrumpida por la risa de Dourga.
- ¿Impresionada?, este es el arsenal de todo herrero enano que se quiera respetar… En cuanto a producción en masa, claro- Aclama Dourga con una sonrisa burlona mientras se acerca a la mesa más cercana.
A lo que retoma la caminata, logra identificar a lo lejos una extraña pared con muchas piedras rúnicas, dando la impresión de ser algún tipo de puerta.
Cuando llegan, la enana arroja sin decoros la jaula rúnica a la mesa, mirando con desprecio por un momento a la cabeza con orejas largas en forma de daga, antes de voltearse a ver a Argais.
- Bien, ya estamos en zona segura, puedes hablar sin escrúpulos lo que quieras- Comenta la enana con una sonrisa de lado, mientras coloca una mano en su cadera.
- Te solicitaré un arma, una espada para ser precisos- Dice Argais.
…
…
Ambos están en silencio, y Kage mira a ambos, esperando alguna reacción, hasta que Dourga arquea una ceja.
- Uhu, ¿Y? ¿De qué tipo? ¿La ‘común’, claymore, sable…?- Interroga Dourga mientras se cruza de brazos y hace gestos con una mano.
- No soy experto en modelos de las variantes de las espadas- Responde Argais, haciendo que Dourga ponga los ojos en blanco.
- Ya lo sé, genio, pero fácilmente podrías ver la diferencia una de otra- Menciona Dourga mientras frunce el ceño molesta.
- Sin embargo, no sé los nombres de cada modelo, no soy bueno recordando cosas que me son innecesarias- Contesta Argais, haciendo que Dourga resople de frustración mientras se pellizca el puente de la nariz.
- Bien, ¡Bien!, te mostraré los modelos, espera aquí- Exclama la enana molesta mientras camina hacia una estantería al fondo.
Kage puede escuchar refunfuñar a la enana, diciendo groserías de por medio.
Escucha los pasos de su señor, por lo que se gira a mirarlo, viendo cómo éste se sienta en una silla junto a la gran mesa de algún tipo de madera gruesa… Por cierto ¿A qué árbol pertenece?
Encogiéndose de hombros mentalmente, se acerca y se sienta en una silla al lado de su señor.
- Ésta es nuestra base- Habla de repente Argais, haciendo que Kage lo mire directamente- Todo lo que necesites estará aquí, pero tendrás que ser cautelosa y discreta, pues este lugar es un secreto para los alrededores y los mamono en general.
Kage asiente con la cabeza lentamente, hasta que se da cuenta de algo, por lo que señala la extraña puerta.
- ¿Usted proviene mediante esa extraña puerta?- Pregunta Kage, recibiendo un asentimiento de cabeza de parte de Argais.
- Eso se le llama portal rúnico, y si, he venido aquí a Zipangu mediante ese método.
-... Pero entonces… ¿Por qué me mintió sobre que vino en bote?- Interroga Kage con una voz temblorosa, mientras frunce el ceño con una mezcla de tristeza y confusión.
- Estábamos en el exterior en ese entonces, y, como pudiste percibir, estábamos en constante acecho en la densa vegetación de ese bosque por todas esas mamono, podría filtrarse fácilmente información sin que nos diéramos cuenta.
Kage procesa la explicación, su ceño fruncido se suaviza y asiente lentamente con la cabeza, mientras exhala un suspiro de alivio y calma a sus emociones.
La ochimusha se gira a mirarlo con firmeza y hace una leve reverencia sin dejar el asiento, bajando la mirada hacia el suelo, dejando apoyado un brazo en la mesa, y con la otra presionando su pecho.
- Siento haberlo cuestionado, mi señor- Se disculpa Kage mientras cierra los ojos.
- Eras ignorante de detalles que no podía darte en el momento inadecuado, no hay nada que perdonar- Contesta Argais mientras hace un leve gesto con la mano.
Kage deja de hacer la reverencia y no puede evitar sonreír un poco mientras un rubor en sus mejillas se hace presente.
- ¡Oigan, sin coqueteos mientras estén aquí y conmigo!- Exclama Dourga molesta.
Ambos se voltean a ver a la enana, quien, con ceño fruncido, se acerca a ellos con un gran libro.
Cuando llega hacia ellos, Dourga se sienta cerca de Argais mientras arroja el libro a la mesa, seguido de abrirlo y empezar a hojear.
- Tienes suerte de que haya conseguido una enciclopedia de espadas y otras variantes de armas, este bebé te define a detalle cómo se prepara cada cosa- Comenta Dourga con una sonrisa satisfactoria- Entonces ¿Qué tipo de arma buscas?
- Una de corta distancia.
- Con que de ese tipo ¿Eh? Entonces tengo una especialmente para ti…
- No es para mí- Interrumpe Argais, haciendo que ambas mujeres le miren con sorpresa.
- ¡¿Oh?!, ¿Para quién entonces?- Pregunta Dourga arqueando una ceja, temiendo para quién sería.
Argais simplemente señala a Kage. La ochimusha procesa por un momento, señalandose a sí misma, seguido de abrir los ojos de sorpresa.
Doruga mira a Kage por un momento en silencio, antes de ver a Argais.
- Antes que nada, ¿Estaba maldita por su espada?- Pregunta Dourga, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de Argais, y ganándose una mirada confusa de Kage- ¡Peor todavía!, ¡Las ochimushas que volvieron a la vida como no muertos y siendo maldecidas por espadas son las mejores!, pues esas espadas vienen con atributos mágicos encima, además del mamono maná, claro.
Al decir eso, Kage mira de reojo la empuñadura de su katana, seguido de agarrarla y ladear un poco la cabeza con curiosidad, no se esperaba que algo que le trajo tormento y soledad fuese algo en realidad más importante.
Sin embargo, el comentario de Argais capta su atención.
- Eso es un buen detalle que se agradece por compartir, sin embargo, está hecho de metal mamono, por ende, solo ataca a la esencia de uno, y necesito que Kage tenga un arma que contraste con su katana y que sea capaz de matar- Explica Argais mientras hace gestos con la mano a la vez que señala a Kage.
Dourga asiente lentamente con la cabeza mientras se agarra la barbilla pensativamente.
- Creo que tengo una muy buena opción para ella- Menciona la enana mientras hojea la enciclopedia, hasta detenerse en una página concreta y señalar con el dedo de su mano gruesa- ¡Aquí!
Doruga acerca el libro hacia Argais, y como Kage estaba algo lejos, se vio obligada a levantarse y pararse al lado de la enana y el paladín oscuro.
Cuando ve lo escrito… Más allá de las representaciones dibujadas de las espadas, no entendía una sola palabra de aquel libro, ¡Están en un idioma que nunca había visto en su yo en vida!
- Machetes… Nunca escuché nada similar- Comenta Argais pensativo, siendo observado de manera sorpresiva por Kage, ¿¡Acaso su amo entiende la escritura de ese idioma!?
- Creeme, si no fuese por su poca popularidad en Zipangu y otros continentes, además del metal, ¡Ya la estarían usando sobre la katana!- Comenta Dourga mientras se ríe un poco.
- Veo que hay de varios modelos, ¿Cuál recomiendas?
Dourga se limita a señalar una en específico.
El dibujo en la enciclopedia que señaló Dourga muestra una espada con una hoja curva y ancha, con un borde dentado en la parte superior. La empuñadura es gruesa y parece estar envuelta en cuero o piel. La hoja misma tiene un patrón de líneas finas y curvas que parecen ser grabadas en el metal. La forma de la espada le es extraña y exótica, con una punta redondeada y un guarda que parecía ser una especie de anillo o disco. Kage nunca había visto una espada como esa antes, y no tenía idea de qué tipo de arma era o para qué se utilizaba.
- Ese es el machete de variante tapanga le será muy útil a tu guardaespaldas- Menciona Dourga mientras sonríe burlonamente.
- Confiaré en tu comprensión del tema.
- ¡Genial!, sin embargo, voy a necesitar 2 lingotes de glorke para esa belleza.
Kage frunce el ceño de confusión ante el nombre, pero antes que hablara, Argais saca su bolso de cuero de su capa y rebusca ahí, hasta que encuentra dos lingotes de un material negro con brillo.
…
Un horrible escalofrío recorre por la espalda de Kage al presenciar por unos segundos esos lingotes, algo había mal en ese mineral nombrado ‘glorke’.
Susurros incomprensibles que, vaya a saber si era porque no entendía el idioma, o hablaban muchas voces con tantas cosas que decir a la vez, hacía que una sensación de incomodidad invadiera su ser.
Kage despabila cuando Argais deja encima de la mesa los lingotes.
- Hecho, esos son los últimos que me quedan.
- Bien, bien- Dice Doruga mientras se frota las manos- Serían…
- No tengo monedas- Interrumpe Argais.
…
Uhh…
Dourga arquea una ceja mientras apoya su cabeza en su mano. Kage no puede evitar mirar de reojo hacia otro lado por un momento, sintiéndose culpable de alguna manera.
Dourga abre la boca para hablar, pero al parecer le llegó una idea a tiempo, pues arquea ambas cejas con sorpresa, por lo que su expresión cambia a una sonrisa pícara.
- Bueno, quizás pueda aceptar otro… Tipo de pago- Dice Dourga con un tono coqueto, haciendo que Kage frunza el ceño y mire con severidad a la enana.
- Escucho.
- Verás… - Comenta Dourga mientras se aleja un poco de la mesa, dejando apoyada un brazo en la mesa, mientras que con la otra se palmea un par de veces debajo de la cintura- Hay una mina que no ha sido minada aún… Y creo que tu pico sería la herramienta ideal para excavar aquí, ¿Qué dices?
Mientras la enana arquea ambas cejas un par de veces de forma provocativa, Kage aprieta fuertemente los labios, así como sus manos y nalgas, conteniendose y tratando de evitar un conflicto innecesario.
Sin embargo, el silencio mortal de Argais hace incomodar un poco a las dos, aunque, más pronto que tarde, el paladín oscuro se voltea hacia su bolso de cuero y rebusca algo, seguido de sacar un gran pico brillante… ¿Qué?
Kage mira tan extrañada como sorprendida, ¿Qué tan profundo es ese bolso?
Cuando Argais deja la herramienta en la mesa y mira directamente a Dourga, Kage se voltea a verla, y, como esperaba, la enana mira estupefacta el pico.
Y así, ambas mujeres miran a Argais, el pico y entre ellas, incrédulas y confundidas. Hasta que finaliza con Dourga exhalando un suspiro de frustración mientras se agarra la cabeza.
- ¿En qué mierda piensas al poner eso en la mesa? ¿Mhh?- Interroga Dourga molesta.
- Me has hecho acordar que comentaste una vez que deseabas tener en tu posesión una de las tantas herramientas que poseen las hormigas gigantes- Responde Argais mientras señala el pico- Eso es lo que pude conseguir de momento.
- ¡Como si aceptara tal excu…! Espera… ¡¿Hormigas gigantes?!- Exclama Dourga, al principio enfadada, y luego sorprendida, mientras agarra con brusquedad el pico y lo mira a detalle- ¡Es verdad! ¡Es perteneciente de las hormigas gigantes, Hahaha!
La enana brinca del asiento y se ríe con euforia mientras camina en círculos, inspeccionando la herramienta.
Kage, por otro lado, relaja su expresión, así como su estrés, y mira extrañada a la enana.
Dourga, al despabilarse y darse cuenta que no es la única allí, mira con un ceño fruncido a Argais y abre la boca para decir algo, sin embargo se detiene, y un gran rubor aparece en su rostro.
- Evitandome como siempre, ¡¿Eh!?- Comenta Dourga mientras frunce los labios con vergüenza- ¡Bien!, aceptaré este pico como paga… ¡Maldita seas, paladín!
La enana se acerca a la mesa a agarrar los lingotes mientras refunfuña cosas incomprensibles.
- Haré esto de forma inmediata.
- Espera- La detiene Argais mientras se levanta tranquilamente del asiento.
- ¿¡Qué!?- Pregunta Dourga con alteración, aún sin haber podido remover su rubor.
- Antes que nada, quisiera pedirte que nos cocinaras algo, no hemos desayunado, y ella necesita almacenar esencia para lo que vendrá- Comenta Argais, ganándose una mirada tan intrigada como extrañada de parte de Kage.
- ¿¡Acaso soy tu cocinera o maid ahora!?- Pregunta Dourga mientras pone ambas manos en su cintura, sin embargo, Argais la mira en silencio, haciendo que ponga los ojos en blanco y de un pistón algo potente al suelo- ¡Bien!, Veré que puedo hacer
La enana arroja las cosas encima de la mesa mientras se va a algún lugar alejado mientras sigue con sus refunfuñeos.
Kage se la queda mirando un rato más, antes de voltearse a ver a su señor y parpadear un par de veces.
Argais le indica con la cabeza que le siga, mientras se encamina hacia otra mesa, sin mucho que hacer, Kage obedece y sigue a su amo, aunque con extrañeza.
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