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Capítulo 2: ¿Amo Sádico?

Ambos caminan en los caminos del pueblo, casi todos vacíos por el estado del ambiente. Las excepciones eran las mujeres de diversas especies tomando aire, sea cual fuese el motivo. 

Hubo ocasiones en que, al parecer mujeres solteras, miraban con pícaro interés a Argais. Trataban de llamar su atención mediante halagos, demostraciones de alguna parte de sus cuerpos de forma provocativa, o incluso algunos llegaron a atreverse a acercarse a ellos, pero ahí estaba Kage, mirándolas con firmeza, marcando el límite de cuánto podían acercarse a su señor. 

Sin embargo, como Kage esperaba, Argais ni siquiera se molestaba en detenerse o voltear a ver a ninguna de ellas, simplemente seguía su camino. Aunque ella en parte no quería admitirlo (y esperaba no decirlo en voz alta), le extrañaba que los demás no vieran esa aura extrañamente inquietante, siniestra y fría que su amo tiene, al menos no desde lejos, ha podido ver que en contadas ocasiones cuando iba a estar a punto de ser derrotada, varias de ellas, cuando se acercaron a Argais, tuvieron expresiones que le daba una idea a Kage que, efectivamente, solo se podía notar estando cerca de su señor. 

Pero dejando esos pensamientos de lado, ve que Argais mira a una mujer en particular. 

Esta mujer, quien estaba debajo del techo de un edificio con iluminación tanto afuera como adentro, fuma de un largo kiseru, expulsando una gran cantidad de humo negro, que la rodeaba un poco. 

Su piel es de tez clara, sus ojos color morado claro, y un cabello medio corto gris. Viste de un kimono blanco con líneas negras, que apenas cubre su pecho y deja al descubierto parte de su muslo izquierdo, también está en su posesión unos tacones y medias negras que casi llegan a las rodillas. También tiene una gran rosa negra que sirve como sostén para su cabello, y posee un tatuaje de flores violetas en la parte derecha de su pecho, pintado en parte en su busto. 

Ella mira de reojo al dúo, que se acercaba a ella, en respuesta, la mujer sonríe pícaramente mientras alza las cejas. 

- Vaya vaya, ¡Pero si es mi cliente favorito!- Comenta ella mientras levantaba su kiseru, en señal de saludo- Y veo que traes a una compañera. 

Argais y Kage llegan hasta ella, con sus miradas fijas en la mujer. 

… Aunque Kage se siente fuera de contexto, ¿Acaso su señor estaba por aquí antes?, dudas similares empezaban a surgir dentro de ella. Pero notando que no era el momento indicado, decide dejarlo de lado… De momento. 

- ¿Tienes habitaciones disponibles?- Interroga Argais. 

- ¡Siempre habrá una habitación para ti, dulzura!- Responde ella mientras asiente con la cabeza, y mira de reojo- Pero, ¿Por qué no ahorrar y dormir ambos en la misma habitación? ¿No es tú esposa después de todo? 

… 

Los engranajes de la mente de Kage estaban en toda marcha, tratando de asimilar lo que había comentado esa mujer. Cuando lo hizo, empieza a tener un gran sonrojo (aunque en su caso azul porque, bueno, es un no muerto, ¿No?), un encogimiento de hombros y un apretón fuerte en la empuñadura de su espada. 

¡¿E-esposa?! ¡¿Ella?!, ¡Imposible!, apenas se conocían, y no llevan ni un día de relación como amo y sierva… aunque, algo dentro de ella… Anhela eso. 

Apreta fuertemente su mandíbula, idiota, ¿¡Cómo se le ocurre pensar en esas cosas!?, se sentía como una pervertida. 

- No- Niega Argais de forma cortante… Calmando en gran medida la alteración interna que sufría Kage, aunque no de la forma que esperaba- Ella es mi guardaespaldas personal. 

… 

Kage tenía un choque de sentimientos ahora mismo. 

Por un lado, se sentía en parte herida y triste por la rotunda y fría negatividad de su señor, sin embargo, el haber mencionado lo otro le dio un cálido sentimiento, con un orgullo que se le inflaría el pecho. 

Por lo que, ya retomando su característica expresión, mira a su señor. Sin embargo, la mujer no fue ignorante de sus sentimientos, a diferencia de Argais. 

- ¿Estás seguro de ello, dulzura?- Pregunta la mujer, mientras arquea una ceja, manteniendo aún esa sonrisa. 

- Siempre estoy seguro de lo que digo- Responde Argais, haciendo que la mujer suspirara en consecuencia. 

- Muy bien, muy bien, pasen, vamos, no se queden ahí parados bajo la lluvia- Dice ella mientras abre la puerta del edificio y entra. 

… Ahora que se da cuenta, Kage ve que esa mujer no es humana como tal, entre sus fragmentadas memorias, recuerda haberse topado con este tipo de seres antes.

Nurarihyon. 

Seres humanoides que son reconocidos como yokai, estos en particular, son los amos de la noche y los que dan órdenes al resto, así como buenos manipuladores. Sin embargo, su amo, al parecer, no se vio afectado por su magia o encanto, ¿Será que ésta yokai no estaba interesada en él realmente? 

Antes de que se diera cuenta, ambos estaban adentro del edificio, con ella cerrando la puerta. 

- Katsumi, querida, ¿Podrías secarlos? por favor- Comenta la nurarihyon, mirando en una dirección concreta. 

Kage sigue la mirada de la nurarihyon, viendo que se dirige a una espíritu zorrino como la youko, sin embargo, no era eso, sino más bien una inari, una versión más divina, elegante y ‘decente’ que su prima. 

La inari posee una piel de tez clara, con ojos amarillos, y un cabello rubio medianamente largo, acompañado del características orejas y colas con un pelaje del mismo tono de color, ésta posee 2 colas. Ella viste de un largo kimono negro, con sandalias de madera y medias blancas. 

La inari sonríe y asiente con la cabeza mientras se acerca a ellos. En cuanto a ello, Kage mira los alrededores, ve que es, en efecto, una posada. 

Hay muchas mesas pequeñas esparcidas por todo el amplio espacio, acompañadas por grandes almohadones de varios colores y formas, con la mayoría de ellas ocupadas. 

Los clientes eran, en su mayoría, los diversos tipos de especies de monstruos femeninos, inclusive aquellos que nunca en su estado viviente había recordado o visto. Solo unas pocas mesas ocupadas hay uno o dos hombres, el resto son puro grupos de monstruos femeninos, o solitarios. 

- Buenas noches, señor paladín, veo que consiguió una esposa- Saluda la inari con un tono y sonrisa burlonas, haciendo que Kage se sonrojara de nuevo. 

- Ella es mi guardaespaldas, no eso- Responde Argais secamente.

 - Pues, yo veo lo contrario aquí- Dice la inari, mientras se ríe levemente, tapándose la boca con una mano. 

- Eres mala observando entonces- Contesta Argais- De todas formas, no pagaré por este servicio.

 - Y no lo harás- Menciona la nurarihyon rápidamente- Será gratuito. 

- A menos que quieras compensarlo de algún modo- Comenta la Inari, mientras le guiña el ojo, haciendo que Kage apriete su mandíbula y la empuñadura de su katana. 

- Si es gratuito, no hace falta ninguna compensación, adelante- Responde Argais, haciendo que la inari suspire. 

- Como desees- Dice ella, mientras extiende una de sus manos hacia el dúo. 

Kage se tensa un poco ante la acción de la inari, mira de reojo a su señor, esperando alguna orden o expresión corporal, pero viendo que está quieto y paciente, trata de hacer lo mismo, dirigiendo su vista hacia la inari. 

La espíritu, con una sonrisa juguetona, invoca una llama azul en la palma de su mano, que luego rodea a Argais y a Kage, pero lejos de tener esos efectos que Kage sufría contra sus adversarios que utilizaban magia de este tipo, ésta llama solo les secaba y calentaba totalmente, dándole una sensación reconfortante en su lugar. 

Al finalizar, dejan de estar envueltos en las llamas, ahora están completamente secos, como si no hubiese lluvia en primer lugar. 

- Agradezco el servicio gratuito- Agradece Argais- Quisiera pedir un menú para mi guardaespaldas. 

- ¿Qué hay de ti, seguirás sin pedir nada?- Pregunta la nurarihyon, arqueando una ceja. 

- En efecto- Contesta Argais sin más, haciendo que la nurarihyon resople con cansancio. 

- Así será entonces- Dice la nurarihyon mientras asiente con la cabeza con desgana- Querida ¿Podrías encargarte tú de eso?

- Por supuesto Amagi- Afirma la inari mientras hace una pequeña reverencia y se va.

- Toma asiento en donde te plazca, llámame si te surge algo- Dice Amagi, la nurarihyon, mientras se va hacia donde la inari, mientras fuma kiseru desde su pipa. 

Kage se queda mirándolas por un rato más, hasta que voltea a ver a su amo, quien había empezado a caminar sin ella, por lo que rápidamente apresura el paso para seguirle el ritmo. 

Mientras lo hace, ve que algunas monstruo solteronas o en grupo miran con interés a su señor, aunque al parecer eran… ¿Tímidas…? Era algo diferente con respecto a los de afuera. 

Está bien que ella puede que no conozca a muchas especies del exterior, pero muchas de las extranjeras tienen músculos macizos, lo que da la impresión de ser guerreras, por lo que le extrañaba… ¿Será que pasó algo con su señor aquí?, quizás debería preguntárselo, cuando tenga la ocasión. 

Ambos llegan hacia una mesa vacía y, mientras ella se sentaba de rodillas en uno de los almohadas, él aparta levemente uno y se arrodilla allí, Kage frunce el ceño con confusión. 

- ¿No se sentará en uno de los almohadones, mi señor?- Pregunta Kage extrañada.

- Me es más cómodo así- Responde Argais. 

Kage, aún extrañada, asiente con la cabeza lentamente, sin estar convencida del todo por las palabras de su amo. 

- He aquí el menú- Comenta la inari de repente, llegando con una tabla de madera, con varias hojas enganchadas en la misma. 

Ambos se voltean a ver a la inari, quien le daba el menú a la ochimusha, ella, con algo de retraso, agarra el menú, disculpándose en el proceso por su tardía reacción, ella solo se ríe ante lo que parece una tierna actitud. 

Ella se queda ahí, parada pacientemente mirando a la ochimusha, mientras Kage mira lo que el lugar tenía para ofrecerle.

La inari casualmente mira de reojo a Argais y le guiña el ojo, éste, sin embargo la ignora en su totalidad y se gira a mirar a Kage, por lo que la Inari suspira derrotada mientras hace lo mismo. 

- Lo que sea está bien- Comenta Kage, mientras alza la mirada para mirar a la Inari. 

- Eligiras lo que vas a comer- Ordena Argais, haciendo que ambas miren al caballero negro. 

- Pero, mi señor… - Kage trata de refutarlo, sin embargo, él la interrumpe. 

- Desobedece, y habrá consecuencias- Dice Argais que, si bien no había cambiado el tono en ningún momento, estaba más que claro que no estaba conforme con la indecisión de Kage. 

Su conversación era lo suficientemente baja para que solo se escucharan entre ellos, sin embargo, aquellos con una buena audición no pudieron evitar mirar con intriga a Argais, quien severamente mira a Kage.

Kage, con un temor que ella no imaginó que iba a sentir, traga saliva imaginativamente mientras ve una vez más el menú, seguido de ver a la Inari. 

- Voy a querer carne de res y… Uhmm, ramen- Pide Kage, con un tono tembloroso que le fue difícil de ocultar. 

La inari, igualmente perpleja y hasta atemorizada, se voltea a ver a la ochimusha, parpadeando un par de veces antes de reaccionar. 

- Oh, s-si, por supuesto- Contesta la inari con nerviosismo, mientras agarra el menú - ¿Algo para beber? 

- Y-yo… pediré… 

- Tú- Interrumpe Argais, de forma cortante y asustando a ambas, con la inari dando un pequeño brinco- Haz que la dueña del local venga con una bebida o algo que restaure la esencia, junto con la comida que ella pidió. 

- ¡P-por supuesto…! Heh- Afirma la inari de forma nerviosa, mientras hace una pequeña reverencia, agarrando el menú en el proceso dado por Kage, y se va. 

El dúo ve como la yokai zorrino se iba a la cocina. Al no poderla ver más, Kage se voltea a mirar a su señor. Estaba atemorizada por lo de recién, pero decide consultar de todos modos. 

- Mi señor- Menciona ella, haciendo que Argais lentamente gire su cabeza hacia ella, dando una sensación inquietante e incómoda- Quería preguntarle sobre… Algo.

- Adelante- Accede Argais, afirmando con un asentimiento con su cabeza. 

-... ¿Cuántos días lleva en… Éste lugar?- Pregunta Kage, con algo de nerviosismo. 

- ¿En el local?

- N-no, en Zipangu, quiero decir- Corrige Kage rápidamente. 

-... 3 días. 

Ella parpadea un par de veces. 

- Da la sensación de llevar más tiempo aquí- Se sincera Kage, claramente sorprendida por el dato. 

- Hay cosas que desconozco aquí, por lo que estoy explorando el local, así como la zona- Contesta Argais- Estoy en constante movimiento, nuestro encuentro fue casual. 

Ella afirma con la cabeza lentamente, eso explica un poco las cosas. 

- ¿Y de dónde proviene usted entonces?- Pregunta Kage, mientras se agarra la barbilla. 

Él se queda callado… Mortalmente callado, su silencio, más la mirada que lanzaba con ese casco suyo que le impedía mirar más allá de lo que parece ser un velo oscuro, hacían que se le formara un nudo en la garganta a Kage, como si tuviese intenciones de asfixiarla (y ella agradece de ser un no-muerto en ese momento). 

- Solo diré que me crié en los interiores de las montañas más nevadas y heladas- Dice al fin Argais. 

Ella se limita a asentir con la cabeza lentamente, al parecer es un tema sensible para el caballero negro. 

… 

Espera, si mal no recuerda, hace unos momentos la inari se había dirigido a él como paladín. ¿Será que es un paladín especializado o de élite de la Orden?

La tiene intrigada, pero viendo la reacción que tuvo Argais cuando le pregunto eso… tenía que ser cautelosa en sus preguntas. 

Ella, que estaba mirando la mesa, estando en sus pensamiento, mira a su señor, quien había volteado su cabeza en dirección a la cocina, ella hace lo mismo, ve que Amagi camina hacia ellos, moviendo las caderas y dando pasos sensuales, con todo lo pedido en su mano. 

Al acercarse, ella se sienta en uno de los almohadones, mientras deja la comida enfrente de Kage, también deja una copa llena con un líquido casi transparente de color rojizo claro. Puede percibir algo extraño en ese líquido, aunque le daba una sensación algo disgustante. 

- Mi pequeña empleada dice que me has llamado, ¿Es eso cierto, señor paladín?- Comenta Amagi con tono coqueto, haciendo que Kage le diera una mirada severa, aunque disimulada. 

- En efecto- Afirma Argais, asintiendo con la cabeza- Quería consultarte algunas cosas al respecto. 

- ¡Bueno querido! - Dice ella, mientras fuma de su kiseru, dejando ver más a la vista su busto a propósito, lo que enfada a Kage- Pregúntame todo lo que desees~

Para calmarse, Kage agarra los palillos y mira su comida, se basa en un tazón de madera con una pequeña sopa con ramen, y otro platillo chico con la carne de res asada, también hay otros pequeños platillos con diferentes líquidos para darle sabor a la carne, por lo que empieza a comer. 

- He visto que el acero de aquí no mata, sino que ataca directamente a la esencia de uno, ¿Qué tipo de acero es?- Pregunta Argais, ignorando la actitud de Amagi, mirando directamente a su cara. 

- Oh querido, ¿No lo sabés? ¡Es el acero mamono! ¡El mejor tipo de metal que un guerrero puede pedir!- Explica Amagi mientras se ríe un poco. 

- No lo creo- Niega Argais mientras niega con la cabeza- No puedo matar a mi adversario con un metal que no está especializado para ello.

Kage, que estaba con el ramen en la boca, se detiene mientras se voltea a mirar su katana por un momento, la cual se encuentra envainada, seguido de ver lentamente a su amo. 

- ¿Y por qué querrías matar a alguien? - Amagi arquea una ceja. 

- No tengo intenciones de mantener vivo a mi enemigo si no es un objetivo esencial que debe ser capturado- Comenta Argais, haciendo que Amagi suspire. 

- Tan serio en tu labor… Me recuerdas un poco a tus contrapartes, los paladines de la Orden- Dice Amagi, con un tono que delata su aburrimiento ante lo dicho por Argais. 

Kage mastica lentamente la carne de res que había pedido. ¿Contraparte…? Si mal no recuerda, en su estado viviente había visto casualmente a los paladines de la Orden, estos, a diferencia de su amo, no llevan armaduras negras, sino blancas o algo doradas, referido a lo celestial, y no llevan capas. 

Por cierto, está disfrutando un montón la comida, y no puede evitar sonreír por ello. 

- Por cierto, paladín- Menciona Amagi, llamando la atención del dúo- ¿Cómo es que has llegado hasta aquí, sin siquiera saber del lugar? 

- Alguien que sabía de esta parte del mundo me enseñó algo de la zona. 

- Pero no de su cultura o cómo funcionan las cosas aquí- Comenta Amagi, mientras arquea una ceja, en lo que Argais asiente con la cabeza, haciendo que Amagi suspire- Pues que poca información te ha dado tu amigo ¿Eh? 

- Y esta es la primera ciudad con la hiciste contacto ¿Verdad? - Verifica Amagi, en lo que Argais asiente con la cabeza nuevamente- ¿Y qué pasa con las costeras? 

- Quería evitar pagar impuestos. 

- Que pequeño criminal eres ¿No~? - Se burla Amagi, mientras se ríe un poco. 

- No si no hay nadie para contarlo. 

El ambiente entre ellos se vuelve silencioso, mirándose uno al otro, mientras Kage saborea lentamente el ramen con la carne de res, siendo la espectadora de la charla de ambos.

- ¿Eso fue una amenaza, cariño? - Pregunta Amagi, arqueando una ceja, mientras sonríe burlonamente. 

- Una advertencia más bien-  Corrige Argais. 

Ella se ríe levemente. 

- ¿No has estado más de 4 días aquí y ya empiezas medio agresivo, mhh~?- Pregunta ella, con un tono sugerente- ¿Y qué pasaría si… Abriera un poco la boca? ¿Qué harías en consecuencia para evitarlo~? 

… 

Habrá escuchado mal. 

¿Dijo 4 días? Pero si su amo dijo 3…

Algo no cuadraba aquí. 

Sin embargo, antes de que se diera cuenta, Argais tenía una daga con aspecto bastante feo de tonos negros apuntando en la yugular de Amagi, igualmente sorprendida. 

Kage no puede evitar que parte del ramen de su boca caiga nuevamente en el tazón en la mano. 

- No habrá nadie para contarlo, entonces- Responde Argais, manteniendo el tono incluso en esta situación. 

Aunque pareciera extraño, la daga se encuentra encubierta por la armadura de su señor, por lo que, fuera del círculo del trío, nadie más podía ver lo que pasaba realmente. 

Con un tragón de saliva, Amagi lentamente acercó su mano a la daga, seguido de apartarla con el mismo ritmo, Argais no opone resistencia, pero su mensaje había sido aclarado. 

- Deberías ser más considerado con las mujeres, cariño- Dice Amagi, con un ceño fruncido por la preocupación. 

- Innecesario. 

Amagi arquea una ceja, olvidándose por un momento el ambiente tenso que se formó. 

- Así será muy difícil conseguir pareja, ¿Sabes?

- Agradezco el consejo, lo seguiré haciendo- Contesta Argais, haciendo que Amagi suspirara un poco por la frustración. 

- Vaya hombre eres… 

Argais y Amagi seguían hablando, aunque ahora de cosas triviales, cosa que no fue muy bien, pues el paladín negro era cortante o evasivo ante ciertas preguntas, y se negaba a responder de forma completa algo, aunque siempre era directo. 

Kage, que observa y escucha con atención la conversación en silencio, finaliza su comida con un último sorbo a la sopa de su ramen. 

- Gracias por la comida- Dice Kage, sin dirigirse a nadie particularmente. 

Si bien la comida fue deliciosa, y hasta extrañamente le dio enorme satisfacción y restauró algo de sus energías. Un detalle le preocupaba.

Si ella, siendo un no-muerto, comía cosas así, ¿Sus organismos seguirán funcionando igualmente como cuando estaba viva? Puede ser algo tonta o minúscula, pero era algo que le carcome seriamente en ese instante. 

- Aún no has tomado lo que te han traído- Señala Argais, señalando la copa con el dedo. 

… Oh, esa parte… 

Kage baja su cabeza lentamente y mira el contenido de la copa. Una desagradable sensación le indicaba que eso iba a ser una MUY mala idea, por lo que mira a su señor. 

- Amo, yo… 

- Te tomarás todo eso, es una orden- Ordena Argais

Oh mierda, eso no es bueno. 

Ella no quería esto, pero viendo lo severo y directo que puede ser su señor, no le quedaba de otra, no podía poner ningún tipo de excusa. 

- ¿Sabes? Hay otros tipos de cosas que ayudan a restaurar la esencia de forma más eficiente- Comenta Amagi, viendo con lástima a Kage, aunque dirigiéndose a Argais. 

Kage, esperanzada, mira momentáneamente a Amagi, seguido de su señor, abriendo la boca para decir algo. 

- Lo mencionaras, cuando ella termine de tomar eso- Interrumpe Argais, destrozando toda la esperanza de la ochimusha. 

Tragando saliva imaginativamente, ella se queda mirando fijamente la copa, seguido de agarrarla y acercarla a su cara, con un gesto que, aunque leve, destaca su disgusto. 

Mira de reojo a Amagi, que la mira con lástima, cosa que no ayudó en su estado de ánimo. 

Por lo que, con un apretón fuerte y firme de sus nalgas, toma un pequeño sorbo de esa bebida extraña. 

… 

Kage agarra con firmeza la copa, fuertemente la mesita, sin atreverse a tragar el pequeño sorbo que bebió. 

Arruga un poco la cara, mirando a su señor, en busca de piedad. 

- Desobedece, y habrá consecuencias- Le recuerda Argais, por lo que Kage cierra fuertemente los ojos, tratando de no llorar. 

Con ambos brazos temblando violentamente, con su cara apretada a más no poder, tratando de equilibrar la fuerza que ejerce en sus manos, y con un respiro corto pero audible, traga el contenido. 

… 

Hubiera deseado estar muerta… pero muerta de verdad. 

Esa cosa era la más horrible de la existencia misma, ¿Cómo podía existir algo así? 

Estaba al borde de llorar de lo asqueroso que estaba. Y mira a su señor, buscando piedad. 

- Bien, ahora que ella ha tomado… - Menciona Amagi, pero es interrumpida. 

- Aún le falta tomar el resto del vaso- Dice Argais, señalando con el dedo la copa…

- Pero… 

- Hubiera pensado mejor en tomar todo a la primera, que ir probando de a poco como cocinero- Comenta Argais, sin dejar que Amagi siga hablando. 

Kage estaba llorando en su interior, su amo era un paladín algo cruel… o sádico. 

Con todo el coraje que pudo reunir, no se hizo esperar y toma todo de una de golpe.

¿Sabés? Estar muerta hubiera sido mejor ha que la reanimaran. 

Lágrimas traicioneras escapan de sus ojos mientras agarra sus muslos con fuerza, cerrando fuertemente sus ojos ante el insoportable sabor. 

- Bien, ya puedes comentar los otros métodos- Dice Argais, mientras voltea levemente la cabeza, mirando de reojo a Amagi. 

-... S-si- Afirma Amagi, sintiéndose apenada por Kage- La otra forma de recuperar la esencia que tienen los mamonos es… 

- ¿Mamono? - Interrumpe Argais. 

- Si, actualmente a los ‘monstruos’ no se los sigue llamando así desde el ascenso del nuevo Mamono Lord, sino mamono, somos diferentes y más poderosos, algo así como una evolución- Explica Amagi, Argais afirma con la cabeza, habiendo entendido lo dicho- como decía la otra forma de recuperar la esencia es mediante fluidos. 

- Fluidos… ¿Como la sangre y el sudor? - Pregunta Argais, a lo que Amagi asiente. 

- Aunque la más efectiva de todas ellas es… bueno- Amagi hace una pausa, con una sonrisa juguetona, volteandose a mirar a Kage- El semen. 

… 

Argais se voltea a ver lentamente a Kage… Oh no. 

Kage, que tenía la boca arrugada por el sabor, apoyándose en la mesa con ambos brazos, se sonroja totalmente, abriendo bien los ojos al escuchar eso. 

- Pero ella no es una súcubo- Menciona Argais, mirando de reojo a Amagi.

- No, pero el Mamono Lord lo es, y como todos los mamono estamos conectados con ella, compartimos esa esencia súcubo. 

- Entiendo- Argais asiente con la cabeza- Agradezco la información. 

- Por nada, cariño. 

Oh no, entonces ¿Ella era una súcubo también? 

Eso explicaría por qué se ve juvenil y sin carne faltante… Casi.

- Pasaremos la noche aquí- Comenta Argais. 

- ¡Excelente! ¿Una habitación? - Pregunta la nurarihyon, en lo que Argais asiente- ¡Genial! Pasa no más. 

- ¿Sin paga?

- Solo por esta noche- Dice Amagi, dándole un guiño. 

-... ¿Qué insinúas? 

- Mhh… Nada~- Responde Amagi, juguetonamente- En fin, me retiraré, le pediré a mi empleada que levante esto, tengan una cálida noche~. 

Kage, quien aún no se le había salido la vergüenza y el sonrojo, ve como Amagi se levanta y se va. 

- No te tardes mucho en lo que sea que quieras hacer- Comenta Argais, haciendo que Kage se voltee a verle. 

Argais se levanta y camina derecho hacia unas escaleras en ascensión que se encontraban casi en el fondo de la sala. 

… 

Sinceramente, ella estaba entrando en pánico. 

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