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Capítulo 9: La Advertencia del Odio

- ¡Oye, imbécil, abre la puerta!- Digo con enojo mientras golpeo varias veces la puerta.

-... Parece que es algún conocido tuyo- Comenta la cupido, estupefacta por lo que acaba de suceder.

- No, no lo es- Responde Bably, mientras desvía la mirada.

- ¡Oye, Bably, no seas imbécil, abre la puerta!- Comento, sin cesar los golpes.

Estúpido Bably.

- ¿Es un amigo tuyo? - Pregunta Daris, divertida ante la situación.

- Dije que no lo conozco.

Bably... No me obligues a entrar por la fuerza.

- Y entonces ¿Por qué es tan insistente en entrar?- Pregunta Alagadriel, arqueando una ceja.

- Porque.... Uhh- Dice Bably, mirando de reojo el suelo, pensando en una respuesta.

-... Solo déjalo entrar, ¿Quieres? - Comenta la cupido, extrañada por la actitud de Bably.

- Créeme que te arrepentirás cuando lo veas más a detalle- Contesta Bably mientras niega lentamente con la cabeza.

Ujujuju, y que lo hará, ahora ¡Abre la puerta!

- No creo que sea alguien tan malo ¿Verdad?- Pregunta Megumi.

... ¿Saben qué? Plan D... Si, tenía varios planes, pero me las guardaré para más tarde, si es que las llego a necesitar.

De repente, todos escuchan de que yo dejo de golpear la puerta, un minuto de silencio invade el ambiente, esperando la confirmación de que me haya ido.

- Bien, ¿Retomamos el asunto?- Pregunta Bably con incomodidad.

Antes de que nadie haga algo, entro por la ventana, rompiéndola en el proceso.

Así, en todo cámara lenta, con pedazos de vidrio volando por todas partes, y yo cayendo con el hombro al suelo, mientras ruedo un poco por el suelo... Seee, a mi me encanta esas películas viejas de acción de tu mundo en donde las entradas o salidas por las ventadas son jodidamente ridículas pero geniales.

... ¿Qué? ¿Acaso me consideras un vejestorio o alguien rarito por ver y gustarme los clásicos o lo viejo? Adelante, hazlo, pero eso no me quitará el gusto... Y ciertamente me lo paso por los huevos tu opinión al respecto.

En fin, volviendo al drama innecesario, el espectáculo termina conmigo cayendo de cara, y todo el mundo mirándome estupefactos.

Después de unos segundos, me apoyo con los brazos y me volteo a ver a Bably, ahh, hijo de puta ¿Pensabas que escaparías DE MI?

- Cuando digo que me abras la puerta... - Digo mientras me levanto y lo señalo- Lo haces, puto.

Bably me muestra los dientes y me gruñe, heh, perro.

- ¿Qué, acaso me vas a morder como el perro faldero que eres, mhhh?- Le interrogo, haciendo una sonrisa lo más mierda posible.

- Argald... - Dice Bably, apretando fuertemente su garra.

Oh, si, por si no te lo he dicho antes, ese es mi nombre, Argald, si, ya sé, todo hermoso y sensual para tus ojos.... Cállate.

Y... Espera... Oh, cierto, no te he dado los detalles de mi hermoso cuerpo.

Bueno, para que puedas tener una idea de este divino cuerpo, primero imagina... El cuerpo de un incubo, de esos de la mitología... ¿Griega, puede ser? Bueno, algo así, con una cola como las súcubo, pero que no tienen esa punta con forma de corazón (de mierda), sino como la punta de una flecha... ¿Sabes? Mentí, en realidad si tengo con forma de corazón, pero la diferencia es que ésta está partida a la mitad, y es de un tono oscuro.

Mis ojos, ohh si~, mis bellos ojos, son de color azul oscuro, como cuando ves una noche estrellada más o menos, pero sin las estrellas. Con un cabello castaño corto, y piel de tez clara... Y ya, la ropa es una remera negra y unos pantalones largos azules, no llevo zapatillas ni medias.

... Parezco como puto describiéndome, ¿No?

No me respondas.

- En fin- Digo mientras me doy media vuelta y veo al grupo de zorras... Digo digo, a las mamono- ¿Y éstas quiénes son?

Si, ya sé ¿Por qué el narrador actúa como si no las conociera? Y blah blah... Blah.

Niño, o lo que mierda seas, hay que respetar la historia ¿Vale?, no porque sea el narrador y hasta sé lo que piensan (hasta cierto límite, el autor no me quiere dar tanto acceso... Que puto es) deba actuar como un sabelotodo, asi que eso, hay que respetar el rol de uno.

- Ten más respeto hacia quien le hablas, engendro- Dice Alagadriel enojada, heh.

Las otras no me miran con buenos ojos, yo tampoco, perras.

- Son unas... Conocidas que vinieron a mi casa- Responde Bably con disgusto, mientras camina hacia el sofá en donde estaba sentado y vuelve a su lugar.

- Veo, veo - Comento mientras me siento al lado de Bably... Y este me aparta a un brazo de distancia, que perra- ¿Y por qué vinieron ustedes aquí?

- Eso no es asunto... - Iba a responder Alagadriel, pero Megumi le interrumpe.

- Estamos aquí para asegurar la descendencia de Bably- Contesta Megumi con firmeza.

Yo me volteo a mirarla y arqueo una ceja, vaya ignorancia que tiene... Bueno, tú también, supongo, no lo he dicho, pero hay un... Pequeño detalle con respecto a este tema (sobre que Bably tenga descendencia).

Miro a la cupido, quien estaba tensa, ahh~ ¿Puedes ver lo que hay dentro de mi?, si~, te dejaré mirar un poco más.

No me enredaré en este suceso, pero lo que hice fue como... Abrir un poco la ventana de mi interior para que la cupido de Eros pudiera ver mejor a través de mi.

Cuando lo hago, sus ojos se agrandan de la sorpresa, su tensión es aún mayor y apreta fuertemente su falda.

Querido lector, prepárate, porque se viene... Y no, no es acción, es drama, y te la tragas si no te gusta.

Sonrió ante la actitud de la cupido, con la sonrisa más mierda que me salga, ambos sabemos lo que pasa.

Sin embargo, el cuarteto de dragones se nos quedan mirando, confusos por la actitud de ambos.

Daris se da cuenta de la actitud de la cupido hacia mi, y la mira con preocupación.

- ¿Sacerdotisa? ¿Qué ocurre? - Pregunta Daris preocupada.

Al decir eso, el resto de dragones mira a la cupido, que no había apartado su mirada de mi, ni su estado de tensión. Bably suspira.

- Esto es lo que quería evitar, más que nada- Comenta Bably, con un tono cansado.

-... ¿Evitar qué exactamente?- Pregunta Megumi, con una garra entre los pechos, con temor por esta situación.

-... Odio... - Dice la cupido débilmente, pero lo suficientemente fuerte como para que todos la escuchemos.

Al decir eso, las 3 dragonas me miran, ahora con sospecha.

- ¿Odio?- Interroga Alagadriel, arqueando una ceja.

Me río, haciendo que se voltearan a verme.

- ¿De qué te ríes, engendro?- Pregunta Alagadriel, enfadada por mi actitud.

- Ojojojo, no te enojes de forma innecesaria, después de todo...- Le contesto, mientras le doy una mirada siniestra de forma breve- No estás en posición de hacer nada.

Alagadriel arquea una ceja ante mi respuesta, pero para evitar que diga cualquier estupidez, le interrumpo.

- En fin, ¿Quién de aquí sabe sobre la existencia del dios patrón de éste mundo?- Pregunto, mientras miro a las mamono.

2 de las dragones es quedaron mirándome extrañadas, a excepción de Daris, que alza la garra.

- ¿Serías tan amable de decir su nombre?- Pregunto con mi natural sonrisa.

- ... Solo sé que existe uno- Responde Daris con... ¿Timidez?

Pongo los ojos en blanco, ughh, esperaba que supieras el nombre, mínimo.

- Ok, ok, se los diré, el dios patrón de éste mundo es...

- ... Hatredis... - Me interrumpe la cupido, aunque con dificultad para hablar.

El resto de mamono la miran.

- ¿Hatredis?- Preguntan a la vez el resto de alienígenas.

Uhhh... ¿Bably le contó sobre Hatredis, o tengo mala memoria?

- Él es... un dios del odio... y el patrón de este mundo- Dice la cupido, con un tono con toques de pavor.

- ... En esencia, Hatredis es el dios patrón de éste mundo, y él me ha enviado aquí para... ver el estado de Bably- Menciono sonriente mientras me recuesto más en el sofá.

Al decir eso, el las dragonas se dan cuenta de la situación y me miran con tensión... ohh~, ahora me gusta más.

- ¿Y qué hace un súbdito de Hatredis... aquí?- Interroga Megumi con desconfianza.

- ... Bueno, supongo que están conscientes de que Bably es el último, pero, ¿Saben qué su especie debió extinguirse hace unas décadas atrás?- Consulto, mientras miro las caras de todas las mamono presentes, esperando su reacción.

Como esperaba, ellas se miran entre sí, confundidas, a excepción de la cupido.

- ¿Qué estupideces dices, engendro?- Pregunta Alagadriel irritada- ¿Acaso quieren extinguir la gloria de los dragones en este mundo?

- ¿Y qué, si lo hacemos?- Me giro a mirarle- ¿Vas a ir hasta nuestro dios y decirle que eso es malo porque Bably es un dragón bueno que se portó muy bien?

Dándole una sonrisa burlona, Alagadriel apreta fuertemente su mandíbula, así como sus garras, Bably, por otro lado, me mira con molestia por burlarme en parte de él, heh, niñato.

- No tienen el derecho de hacer algo así- Replica Megumi, mirándome con enfado.

Me toco el pecho, haciendo una expresión exagerada.

- ¡Las cosas que dices, princesa! ¡Si no es nuestro deseo el extinguir su especie, sino el de alguien más!

- ¿Y quién es ese 'alguien más'?- Interroga Daris, tan molesta como intrigada.

En vez de responderle, dirijo mi mirada hacia la cupido, ella capta mi mensaje y respira profundamente, antes de proseguir.

- El Dios Jefe original- Menciona la cupido sin más.

Las dragonas miran sorprendidas a la cupido, seguido de mirarme a mi, y así sucesivamente.

- ¿El Dios Jefe... Original?- Pregunta Daris angustiada.

La cupido se limita a afirmar con un asentimiento con la cabeza.

El silencio y la tensión reinan este ambiente, al punto que hasta ahoga un poco las gargantas de las mamono, Bably está terriblemente callado, mirando el suelo, y yo... bueno, burlándome de ellas en silencio.

- Si, queridas- Digo de repente, llamando la atención de todos- El mismo dios que creó vuestro mundo, también a creado este, y probablemente esté haciendo lo mismo con otro.

- Eso es...- Megumi no tenía palabras para completar su frase.

- Ustedes estaban a punto de ir en contra de los deseos del mismísimo creador, qué herético, pero la ignorancia se puede perdonar- Digo mientras me encojo de hombros.

Aunque querían decir algo, se limitan a mirar al suelo, sintiendo un choque bastante feo de emociones y pensamientos.

- ... Así será.

¿Mhhh?

- Así será entonces- Dice la cupido mientras me mira, aunque con... ¿Firmeza?

- Es bueno que lo entiendas cupido, después de todo...

Ella se levanta firme de su asiento y me señala, con una postura desafiante.

- Aunque deba ir en contra de un dios que ha creado los orígenes de nuestro mundo y éste, aunque sea total blasfemia ir contra el que nos dio vida, ¡Yo, una sacerdotisa leal de Eros, salvaré a Bably de su perdición, aunque me despedacen por hereje, no me importa! ¡Si mi destino será terminar en una tortura eterna a cambio de la vida y la especie de Bably, así será entonces!- Grita la innombrable firmemente, mientras me mira con enfado.

Aww, yo esperaba que dijera su nombre.

...

...

O-oye espera, lo que dijo fue broma ¿Cierto?

Miro de reojo a Bably, aunque fuese por un momento, vi la sorpresa y el horror en su rostro mientras mira a la cupido, heh, él está enterado de lo que pasará si no se cumple su extinción.

- Tienes los ovarios bien puestos, eso lo admiro, sacerdotisa del amor- Digo mientras me levanto del sofá- Pero eres ignorante de un detalle.

Los alienígenas me miran, impacientes por el suspenso innecesario que provoco, miro de reojo nuevamente a Bably, quien ahora mira el suelo nuevamente. Dirijo mi mirada a la cupido.

- Mi maestro, Hatredis, es muy comprometido con los deseos del Dios Jefe, a diferencia de ti- Comento con una sonrisa.

-... ¿Y qué con eso?- Pregunta la cupido, desafiante, pero con una pizca de preocupación.

- Hmph, te haré una pregunta- Menciono mientras empiezo a caminar alrededor del grupo- ¿Estarías dispuesta a llevarlo a tu mundo?

- Si es necesario, no lo dudaré- Responde la cupido con firmeza.

- ¡Genial! Y dime ¿Hay otros que tendrán tu misma postura?

- A diferencia de este insensible mundo, habrá muchos mamono y dioses que estarían dispuestos a salvaguardarlo.

Me detengo, quedándome al lado de ella, la miro de reojo y le sonrío ampliamente.

- ¿Y estarías dispuesta a causar una guerra divina por tan solo una vida mortal?- Pregunto burlonamente.

Si bien no hubo reacción al instante, cuando asimilaron lo que dije, se tensaron aún más, y hasta se encogieron un poco.

- ¿Q-qué quieres decir con eso?- Pregunta la cupido débilmente.

- Tal y lo que quiero expresar, sacerdotisa del amor- Digo mientras me volteo a verla completamente- Una guerra a gran escala sucederá si Bably no muere y su especie tampoco se extinga con él.

- ... No pueden hacer algo así- Niega Alagadriel, incrédula ante lo que dije.

- ... No está bromeando.

Todos nos volteamos a ver a Bably, que al fin habla, aunque sigue mirando al suelo.

- Hatredis y yo aceptamos en silencio que yo debía morir y extinguirme con mi especie, si no lo hiciera, Hatredis se encargaría de asesinarme y a toda descendencia que yo produzca- Comenta Bably, con un tono cansado.

Bably lentamente levanta su cabeza y me mira.

- Y si un tercero decidía que yo y mis descendencias debían ser protegidas y lo hacían, fuese quienes fuesen, Hatredis enviaría un ejército a neutralizar esas fuerzas, mientras envía a agentes especializados... a acabar con el trabajo.

El silencio nuevamente reina en este lugar. Las mamono se miran entre sí, sin saber que decir o hacer, ahora con los detalles importantes salidos a la luz.

- Supongo que viniste por la peste a... amor por esto lares- Comenta Bably, sin apartar la mirada de mí.

- Por supuesto Bably, aquí hay MUCHA peste a amor aquí, quizás deba buscar una buena excusa para que mis hermanos tengan luz verde para venir a limpiar aquí- Digo casualmente mientras miro por la ventana.

- ... No lo harás- Replica la cupido con veneno.

- Me temo que ahora no, pero si tu sigues con tus idioteces, tal vez si lo haga- Le respondo, mientras hago una sonrisa de mierda.

Ahh~, hace tanto que no interactúo con un cupido del amor, es realmente entretenido tenerlos frustrados por la emoción contraria a sus creencias.

- En fin, solo vine para verificar que no hicieras nada sospechoso, pero veo que al final acabé salvando tus escamas- Comento burlonamente hacia Bably, mientras me dirijo a la puerta.

Al llegar al puerta, la abro y estoy listo para salir, pero me detengo y me volteo a ver a la cupido.

- No hagas nada estúpido, sacerdotisa, no acabes como los cupidos del amor de éste mundo- Comento mientras la señalo.

Aunque disgustada, se sorprendió al saber de la existencia de cupidos en este mundo.

- ¿Hay cupidos del amor aquí?

- Había.

Ella me mira en silencio, frunciendo el ceño con preocupación.

- ¿Qué sucedió con ellos?

- ... - Le doy la espalda y la miro de reojo, sin embargo, sonrío de lado - Purga divina.

Antes de irme, vi la expresión de horror en su rostro, heh, pensar que sus pupilas tienen forma de corazón y me mira de esa manera, en fin, al final salgo de la casa y cierro la puerta, mientras silbo.

...

¿Viste lector? ¡Así se salva una obra ante un final tan miserable y poco atractivo!

Ahora el autor tendrá excusa para extender esta historia... oh no, vaya a saber, el autor es más de escribir e improvisar, que planear una escena.

Osea, si lo hace, pero la mayor parte es improvisación, y una pequeña parte la planea (Muchas veces no resulta como esperaba). No sé si burlarme de él o aplaudirle.

Pero en fin, no me preguntes el qué, el por qué o el cómo, no soy escritor, y si fuese el caso no escribiría mierdas como estas...

Oye, yo no soy parte de esto, yo soy un ser más bello que esto ¿Comprendido?

En fin, volviendo al drama, el cuarteto se queda en silencio, mientras se sientan y asimilan la situación por la que pasaron.

- Te lo he dicho cupido- Dice Bably de repente, captando la atención- No mantengas promesas vacías.

- ... Y-yo- Ella quería replicarle, quería decirle con todas sus fuerzas que ella iba a mantener su palabra, pero con lo presenciado y dicho por mi, ¿Tenía realmente el derecho a hacer eso, pese a las consecuencias que traería consigo?

Bably suspira profundamente, mientras mira el suelo.

- Todos, largo de mi casa, ahora- Ordena Bably con un tono cansado.

- P-pero... - Trata de refutar la cupido, sin embargo, la mirada breve de Bably fue suficiente para callarla-... Esta bien, nos iremos.

Nadie dijo nada o se opusieron, unánimemente todos salen de la casa de Bably.

La cupido se detiene en la entrada y mira a Bably, con lágrimas en los ojos, apretando fuertemente el borde de la puerta.

- Y-yo... Lo siento- Se lamenta la cupido.

- Te lo advertí, cupido- Menciona Bably, mirándola- Pero no has madurado lo suficiente para aprender a detenerte, ahora sufres innecesariamente.

Ella se queda parada ahí, tratando de formular una palabra al menos, pero siente que se le hace un nudo en la garganta, y no puede decir nada, lo único que sale son lágrimas traicioneras que salen de sus ojos.

Bably suspira, mientras se levanta y va hacia la cupido, ella levanta la cabeza para mirarlo. Ella espera a que le siga regañando o señalando errores que ella cometió y que fácilmente podría haber evitado. Sin embargo, en su lugar, Bably la atrae a él con una garra y la abraza, ella se queda tiesa por la sorpresa, pero un rato después corresponde el abrazo con fuerza.

Ella llora en silencio en su estómago, Bably, aunque disgustado por abrazar a una alienígena (que no fuese una cría, claro) decidió soportarlo, y en su lugar, decide acariciar la boina y el cabello rosa de la cupido lentamente, asegurándose de no lastimarla y producir un efecto calmante.

Ella poco a poco se calma, con respiraciones cada vez más profundas, como si aspirara el aroma de Bably (que por cierto, es muy rico, ¡Pero no se lo digan, me mirara con asco!).

Un minuto de abrazo más, y Bably le palmea la espalda, anunciando que fue suficiente, ella, sin rechistar, se aparta del abrazo.

- Gracias- Agradece la cupido con sinceridad.

- Esta vez será la única vez que lo haga- Señala Bably- Ahora vete.

Con una sonrisa, no tan brillante, pero si con aires de recuperar un poco el ánimo, ella sale hacia afuera, seguido de cerrarla.

Bably suspira mientras se da la vuelta ha hacer sus cosas.

¿Qué cosas, te preguntarás? Sencillo... la ventana rota...

Pone una de sus garras en su cadera, mientras se acaricia la frente, acompañado de un largo suspiro cansado.

...

Oigan, que sepan que él me forzó a buscar una alternativa.

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