Capítulo 2: Un Dragón con Instinto de Madre
Bably al fin empezaba a dirigirse hacia la casa de Marthak, aunque siempre había uno que otro conocido que se topaba y lo saludaba.
Ya es cerca de la tarde, y el dragón al fin llegó a la casa de su... Conocida, en fin, él es medio terco con algunas cosas, te acostumbrarás.
La casa es una edificación de un piso, con un patio chico y con pasto seco, y no es que no hubiera dinero para mantener eso, simplemente era por el gusto de verlo amarillo y seco, si, gente rara.
Como sea, Bably se adentra al lugar y se para justo enfrente de la puerta. Antes de golpearla, olfatea un poco.
Uhmm, al parecer hay varios olores, Marthak no mentía, aunque tenía que agradecerles qué ninguno de ellos llevaba perfume, al menos no tan fuertes para su olfato.
Pero entre ellos, ahí estaba, el olor de un recién nacido, unos 2 meses de edad aproximadamente. ¿Cómo podía Bably deducir eso de forma aproximada?, digamos que los dragones de Fari X'a tenían ciertas cualidades que los diferencian de los dragones mamono.
Al detectar al bebé, sus pupilas se agrandan, y resopla alegremente, pese a mantener la expresión estoica, no puede evitar emocionarse.
Calmándose un poco, respira otro poco y al fin toca la puerta.
- Va - Se escucha la voz de una mujer.
Sin esperar mucho, la puerta se abre, mostrando una mujer con grandes alas negras reemplazando los brazos, largas orejas puntiagudas y con garras reemplazando los pies. Viste solo de un sostén y pantalón corto, ambos de jean negros.
- Hasta que te apareces vejestorio, vamos entra, te estábamos esperando - Saluda con una sonrisa mientras le da la espalda y se adentra.
Sin embargo Bably se queda allí, mirándolo perplejo. Marthak, al percatarse que no se movía, suspiró y se volteó a verlo.
- Si Bably, soy yo, Marthak.
- ¿Todo el pueblo se dejó influir por esta corrupción? - Pregunta Bably algo asqueado.
Ella solamente se limita a poner los ojos en blanco.
- Solo entra y cállate, dejemos eso para otro día - Contesta Marthak media desinteresada.
Con algo de duda, Bably se adentra a la casa, cerrando la puerta detrás de él.
La casa en su mayoría es de algún tipo de roble negro carbón, y daba la impresión de ser un lugar chico.
- Por aquí, te los quiero presentar - Menciona Marthak mientras desaparecía poco a poco de la vista de Bably.
Siguiéndole el paso, Bably al final llega a la sala de estar, allí, hay varios muebles con decoraciones, con una gran mesa circular en el centro de la habitación, con dos grandes sofás en los laterales y un sofá individual.
En los sofás laterales, se encontraba los alienigenas, aparentemente amigos de Marthak.
- Chicos, él es mi viejo amigo, Bably, Bably, ellos son Sofía, Gerald, Jacob y Ava - Comenta Marthak mientras menciona y señala a cada uno de las nuevas caras para Bably.
Los alienigenas en un principio estaban sonrientes, pero rápidamente sus expresiones pasan a una de sorpresa al ver al dragón.
Bably mira a cada uno de los integrantes con indiferencia, aunque siente igualmente desagrado hacia ellos.
Sofía es una mujer de tez morena, con orejas puntiagudas, cabello violeta largo recogido y tatuajes de corazones a lo largo de su piel expuesta, posee una larga cola gruesa similar a las de sucubo. Viste de un pantalón elegante largo de color morado, con un traje del mismo estilo y color, pero dejando al descubierto con descaro parte de su pecho.
Gerald es un hombre adulto delgado de tez clara, con barba y bigote cortos pero prolijos. Viste de una camisa y pantalón largo elegantes de color azul.
Jacob, por otro lado, es un hombre joven calvo de tez negra pero fornido, con un extraño bigote albino de estilo herradura, viste de una remera a rayas y pantalón rojo cortos.
Y por último, Ava, es una mujer lagarto de escamas azul zafiro, con una extraña vestimenta de color verde que cubre desde su caderas hacia su cuello, aunque dejando al descubierto sugerentemente parte de su piel.
- Entonces es real... - Comenta Sofía sorprendida.
- Vaya... Nunca en mi vida pensé en toparme alguien como él - Admitió Jacob con los ojos bien abiertos.
- Pensé que ellos no sabían de mi... - Dice Bably, mirando a Marthak con el ceño fruncido.
- Eres la polémica en las redes actualmente Bably - Responde Marthak divertida.
Sin embargo, solo se le queda mirando confundido.
- ¿Redes...?
- Oh... Cierto... Ni siquiera has tocado un teléfono de estos... - Dice Marthak, algo apenada por olvidarse de ese detalle
- Tengo el mio.
- Ese no, seguro viste esos teléfonos por la calle. - Dice Marthak mientras le señala.
- ¿Esos que me apuntaban y algunos parecían salir luz?
- Si, esos precisamente, tienen detalles bastante interesantes, tal vez deba regalarte uno.
Bably resopla molesto.
- Ok, ok, no te regalo nada, pero deberías tener uno, es como un mundo nuevo - Comenta Marthak alegremente mientras deja un plato lleno de galletas y un jarrón de vidrio con jugo en la mesa.
- Tal vez algún día.
- En fin, toma asiento Bably, seguro esos huesos pide a gritos un descanso - Bromea Marthak mientras señala otro sofá individual, el cual Bably había ignorado inconscientemente.
Es un sofá como los otros, pero lo que destaca de este es que es enorme, justo para alguien como él, Bably se le queda mirando un rato antes de voltearse a ver a Marthak.
- Me niego a sentarme en este artefacto alienígena - Dice Bably mientras señala el sofá.
- Oh, vamos Bably, déjate de ser tan tosco y siéntate de una buena vez, al fin que puedo molestarme en conseguirte un asiento para que no te quedes parado como imbécil en mi casa y ahora actúas como tal.
Bably se le queda mirando un rato, seguido de gruñir por lo bajo y sentarse lentamente.
Bably siente mucha comodidad al sentarse... Tal vez demasiada... ¿De qué está hecho esto?
Mientras tanto los alienígenas estaban perplejos mirando a Marthak, incrédulos de como su vocabulario no enfurecía siquiera al dragón.
- Es... Bastante aliviante y sorprendente que... El señor Bably no te haya reprendido por hablar de esa manera - Comenta Jacob, intentando no sonar grosero ante Bably.
Marthak se ríe a carcajadas, y el grupo se le queda mirando extrañados.
- Oh, por favor Jacob, ¿Reprenderme? Tengo que haber hecho algo REALMENTE MALO para que haga algo como eso... Oh... Bueno - Contesta Marthak divertida en un principio, pero al final queda con cierta duda para terminar lo que estaba diciendo.
- ¿O... Qué? - Interroga Ava curiosa.
-... Ser un dragón - Dice Marthak, empezando a arrepentirse de lo que dijo.
- ¿Y qué tendría de malo ser un dragón? - Pregunta Sofía extrañada mientras frunce el ceño.
Bably, por otro lado, solamente gira lentamente la cabeza, hasta ver a Marthak, si bien ella estaba de espalda a él en ese momento, podía sentir la mirada penetrante del dragón.
- Eso... Lo dejaremos para otro día... ¡Ahora! - Y antes de que el ambiente se pusiera tenso, Marthak vuelve a su estado de ánimo inicial y sonríe.
- ¿Dónde está tu cría? - Interroga Bably, interrumpiendo a Marthak.
- Durmiendo junto con mi amor, bien, ustedes estaban preguntando por Bably, ¡Y aquí está! - Dice Marthak alegremente mientras señala a Bably.
- No soy una maldita decoración para que me andes exponiendo a tus dudosos conocidos - Comenta Bably molesto.
- Solo cállate, y deja que la escena siga su curso - Réplica Marthak sin perder el ánimo, Bably solo se limita a poner los ojos en blanco.
- Entonces... - Ava tenía varias dudas, pero aún no se acostumbraba a la indiferencia del dragón con respecto a los comentarios ofensivos.
- ¿Qué? - Interroga Bably de forma aburrida mientras mira a Ava, intimidándola un poco.
Ava mira a Jacob con duda, pero luego de unos segundos el asiente con la cabeza, por lo que respira un poco y vuelve a mirar a Bably.
- Jacob y yo somos uno de los primeros en llegar en este mundo, actuábamos como un equipo de exploración, y este lugar tiene muchas cosas hermosas... Pero cuando más nos adentrábamos, más y más cosas turbias nos encontrábamos... - Dice Ava con un aire alegre al principio, pero a medida que avanzaba, el tono se volvía más oscuro y dudoso.
- ¿Y? Ve al grano - Interrumpe Bably aburrido.
- S-si, el punto al que queríamos llegar es que encontramos muchos huesos de dragones desperdigados a lo largo de este mundo, ¿Qué les pasó? Una cantidad tan alta suena a que hubo... Bueno, una cacería.
- Bueno, eso es fácil de responder... Dime ¿Los de tu especie tienen un depredador natural?
- Uhhh... No - Niega Ava, mientras frunce el ceño.
- Que suerte... Los dragones de este mundo si tuvimos una competencia, pero de competencia pasaron a ser depredadores - Responde Bably, haciendo que los alienígenas lo miraran sorprendido.
- Debe ser una especie realmente fuerte y feroz para dejar en esta situación a los dragones - Comenta Sofía mientras se acaricia la barbilla.
- ¿Y cómo son? - Interroga Gerald.
- Son unas rocas humanoides que recuerdan bastante a los Maiíb, pero se puede diferenciarlo a simple vista.
En el mundo de Fari X'a, si bien eran prácticamente la misma especie que el de los habitantes de la Tierra y el mundo mamono, los humanos de éste planeta se les llama en realidad "Maiíb", no hay diferencias, pero bueno, cultura e historias distintas llevan a que cada imperio se desarrolle a su manera ¿No?
- Mmh - Jacob se rasca la barbilla, con una postura pensativa - ¿De casualidad son esos que tienen finos cristales como ojos y les brilla el pecho?
- Si, exactamente, esos son los llamados "Kau Lid", los némesis definitivos de los dragones.
Jacob y Ava miran a Bably extrañados.
- Me cuesta creer que una especie como los... Kau Lib... Kau Lid sean tan carniceros- Dice Jacob algo incrédulo.
- Espera ¿Te los has topado antes? - Pregunta Gerald sorprendido.
- Si, fue cuando nos ordenaron explorar ciertas zonas... creo que cerca de las montañas, ahí nos encontramos con un par- Responde Jacob, tratando de recordar.
- Al principio nos ocultamos, pero a medida que pasaba el tiempo, nos estábamos dando cuenta que en realidad sabían de nosotros, pero nos ignoraban totalmente - Comenta Ava, encogiéndose de hombros - Tratamos de entablar conversación, pero solo se limitaban a vernos antes de seguir con sus asuntos.
- Los Kau Lid son una especie xenófoba, pero extrañamente pacífica - Dice Bably, recibiendo miradas con ceños fruncidos.
- ¿Cómo podrían ser pacíficos unos carniceros que prácticamente casi acaban con una especie entera? - Interroga Ava, sonando algo molesta y enojada.
- Precisamente con una especie, no con el resto, de ser así, los Maiíb se hubieran extinguido hace tiempo, o vivirían escondidos como roedores.
- Aún así... es espantoso saber que han llegado ha hacer eso - Dice Jacob, incómodo y molesto por la indiferencia de Bably al respecto.
- ¿Pero qué es lo que los ha llevado a...?
A este punto, Bably dejó de prestar atención a lo que decían, pues el olor del bebé y el padre venían en su dirección, y se queda observando atentamente la entrada de la cocina, esperando a que aparezcan a la vista.
Lo que habrán sido unos minutos, al fin aparece un señor despeinado recién despertado con un bebé en brazos mientras bosteza.
Al ver al bebé, no se lo pensó dos veces y decidió levantarse del asiento mientras se acercaba a ellos, ignorando completamente lo que los otros estaban diciendo.
Sin embargo, Marthak se ríe ante las miradas de confusión de sus amigos al ver que Bably empezaba a ignorarlos.
- Ni lo intenten, una vez que hay un bebé presente, no habrá forma de que preste atención a lo que digas - Menciona Marthak divertida.
- ¿Acaso le gustan los bebés? - Pregunta Ava sorprendida.
- ¿Si le gusta preguntas...? ¡Prácticamente se le activa los instintos maternales y paternales a la vez! - Bromea Marthak riéndose a carcajadas.
Mientras tanto, Bably ya estaba frente al marido de Marthak y a su cría, ve que el hombre aún trata de despabilarse.
- Oh, buenos días Bably, ¿Quieres cuidar un rato a Jeréaías? - Saluda el hombre mientras bosteza y alza el bebé a su dirección.
Notando la confirmación, con delicadeza Bably agarra al bebé con una de sus garras y lo acerca a su cara y lo olfatea un poco.
El bebé, si bien posee un año entero de vida, ni siquiera ocupaba la mitad del espacio de su garra. Por otro lado, Jeréaías mira a Bably con atención, se veía tentado a tocarlo por curiosidad, pero le parecía totalmente extraño la cara de Bably.
Bably mueve su nariz mientras resopla levemente, Jeréaías se ríe ante esta acción, y toca los orificios de su nariz con sus pequeñas manos. Bably, dejándose tocar, se asegura de mantener estable al bebé mientras Jeréaías lo tocase.
- ¿A comido? - Pregunta Bably de repente, sin molestarse a mirar a nadie.
- Antes de dormir, pero como ibas a venir, me preguntaba si podrías darle tus escamas - Comenta Marthak rápidamente para que ninguno de sus amigos respondiera por error.
Bably se limita a resoplar, mientras que, con su otra garra libre, saca una escama de su cuerpo, y lo acerca lentamente a Jeréaías, este al principio no lo nota, pero cuando el dragón le mostró su escama, se quedó quieto viéndolo. Bably se lo acerca un poco más para que lo agarra, cuando el bebé, luego de unos segundos finalmente lo hace, usa su garra libre para clavárselo en el pecho, y desplazar las escamas de su pecho hacia adelante lo suficiente como para que el bebé pudiera acostarse allí.
Bably, satisfecho con lo que hizo, deja a Jeréaías en la cama improvisada de su pecho, quedando el bebé debajo de la cabeza del dragón, siendo rodeado por el calor cómodo que éste emana.
Jeréaías empieza a chupar de la extraña cosa que le dio.
- Entonces... - Iba a decir Gerald, pero viendo la actitud de Bably, no sabía que comentar al respecto.
- Espera, de casualidad ¿No actúan los padres como madres y viceversa en estos dragones? - Pregunta Sofía curiosa, viendo divertida a Bably.
- De hecho así es - Responde el marido de Marthak mientras bosteza y toma un té que se preparó previamente - Los padres son los que en su mayoría los que se encargan de las crías.
- Además de que las escamas de los machos son mucha más valiosas que las de las hembras - Agrega Marthak mientras le limpia la cara a su marido con un trapo húmedo.
- ¿Más valiosas? - Pregunta Jacob arqueando una ceja.
- Bah, en realidad depende pará que fines le darás, ambas escamas son valiosas, pero una destaca una cosa más que en la otra - Corrige el marido.
- Bueno, Klet tiene razón en ello, ya que las escamas de las hembras son especialmente duras y con un filo absurdamente alto, sin embargo, las escamas de los machos son anti-penetrantes, flexibles y muy adaptativas, pero sobre todo lo más rico en nutrientes y minerales que puedas encontrar- Detalla Marthak mientras toma de la misma taza de Klet, su marido.
- Vaya... eso es... - Dice Jacob quedándose sin habla.
- Espera, no entiendo la parte de adaptativas y las de "ricas en nutrientes y minerales" - Menciona Ava con el ceño fruncido - ¿Cómo funciona exactamente?
Marthak se queda pensativa, se voltea a ver a Bably, el cuál da vueltas por el comedor con su bebé en su pecho, ignorando la presencia de los demás y de lo que hablan, como si estuviera absorto en la cría. Se gira a ver a Klet.
- No sé, creo que Klet sabe algo al respecto - Comenta Marthak.
- Uhh... si - Dice Klet, tratando de acomodar su mente para recordar los detalles - Con respecto a lo adaptativo, nos referimos a que los problemas ambientales son prácticamente cosa nula para él, ya que la escama se adapta rápidamente al entorno, eso con la idea de proteger a la cría. Y con lo de la escama... funciona como la leche materna, con la particularidad de que posee todo lo que una cría necesita, es más, es tan valiosa que reemplaza la leche en sí.
El grupo de amigos afirma en silencio mientras se quedan pensativos.
- Pensar que hubo una época con dragones así... es una lástima que no hayamos llegado antes para prevenir tal cacería - Se lamenta Jacob.
- Una lástima, pero las cosas son como son y hay que seguir con la vida - Marthal se encoje de hombros mientras come un dulce del plato.
- Pero, según lo que dijiste, es el último de su especie, ¿No deberíamos emparejarlo con un dragón? - Consulta Sofía, mirando de reojo a Bably.
- Mhh... hay varias cuestiones por la que sería mala idea - Menciona Klet mientras se pone unos anteojos.
- ¿Y eso? - Pregunta Gerald con una ceja arqueada.
- Lo más destacable de ello es que estaríamos hablando de una especie que es paralela, no del mismo, y otro que... bueno, son territoriales.
- Lo del paralelo no es un problema - Comenta Ava - En nuestro mundo y nuestro hogar, hay más de un tipo de dragón que se han mantenido hasta el día de hoy.
- ¿Más de un tipo de dragón? - Pregunta Marthak con el ceño fruncido.
- Eso... es realmente raro sinceramente - Dice Klet, tratando de imaginarse un dragón de otro tipo.
- Si, tenemos dragones como Wurms, que son como lamias, pero que pueden ir por el subterráneo, y Ryus, que son lo mismo, pero pueden volar sin necesidad de alas, y tienen la capacidad de manipular el clima - Explica Jacob mientras las enumera con la mano.
- Vaya... que raro - Comenta Klet extrañado.
- Espera ¿Modificar el clima...? esa mierda aquí es tabú - Señala Marthak.
- ¿Tabú? ¿Y eso por qué? - Interroga Gerald sorprendido.
- Una ley impuesta por... alguien, no me acuerdo... ¿Klety? - Contesta Marthak, mientras se gira a ver a Klet.
- Creo que fue por un dios, aunque no me acuerdo cual, quizás Bably sepa al respecto - Dice Klet mientras mira de reojo a Bably.
- Extraña ley que pone vuestros dioses aquí - Menciona Jacob.
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El grupo siguió hablando en cosas triviales y curiosidades sobre el mundo de Fari X'a, pero la noche ya se alzaba, y sus amigos debían irse.
El último en irse era Bably, que, con gran pesar, devuelve al bebé a Marthak.
- Me lo dejaste completamente embadurnado con tu olor Bably, ¡Ahora no sabré si este bebé es mío realmente! - Bromea Marthak riéndose levemente.
- Tu cría es fuerte y sano, siento que se centrará principalmente en algo más físico que teórico - Dice Bably, mientras saca una bolsa de plástico de su bolso y se lo entrega a Marthak - Ten, 30 de mis escamas, deberían durarte para los siguientes 6 años.
- Ohh, gracias viejo, dime cuanto es - Dice Marthak feliz mientras se voltea a buscar su billetera.
- No te cobraré esta vez, Marthak - Dice Bably, haciendo que la pájaro oscura se voltease a ver a Bably molesta.
- No me vengas con tus mierdas, maldito dragón de mierda, ya bastante has gastado en esas facturas y tostadas, que seguro te la iban a dar gratis- Contesta Marthak algo cabreada.
- No me malinterpretes, no te estoy regalando nada - Corrige Bably, confundiendo a Marthak - Estoy invirtiendo en tu cría.
- Uhu... - Marthak asiente con la cabeza, sin saber que decir al respecto.
- Cuando tenga la edad adecuada, le enseñarás todo lo que respecta a la economía, hasta entonces, solo usarás mis escamas para que crezca con ellas, después que haga lo que quiera con ellas cuando tenga suficiente conciencia.
- Sé de tu protocolo, mamá - Se burla Marthak con sarcasmo.
- Recuerda que son de él, no tuyos.
- Hey, sé que tengo cara de hija de puta, pero no lo soy así con mi hijo, y no lo seré nunca - Contesta Marthak
- Tengo esperanzas de que así sea... sabrás las consecuencias en caso contrario.
Y sin más que decir, se da media vuelta, pero el bebé empieza a llorar y extender los brazos hacia Bably, este, con mayor pesar, se voltea a mirar a Jeréaías. Marthak solo se limita a suspirar.
Ante esto, una escama de Bably empieza a tomar otro color a una velocidad muy rápida, antes de que Marthak se diera cuenta, una vez finalizado, el dragón saca su propia escama y lo deja encima del bebé, calmando a éste en el proceso.
Marthak se queda extrañada en un principio, pero luego abre los ojos cuando ve la escama de color violeta brillante.
- Eso es...
- Si - Interrumpe Bably - Hazle un colgante o algo, y déjalo permanentemente cerca de Jeréaías, con eso debería estar bien aclimatado allá por donde esté.
- ... Gracias mami - Agradece Marthak mientras le sonríe.
- No me llames así, asqueroso pajarraco.
- Curru curru - Marthak, en broma, hace un sonido extraño, tratando de imitar a las palomas.
Bably pone los ojos en blanco y se da media vuelta.
- Buenas noches Marthak- Se despide Bably mientras empieza a caminar en la medianamente fría noche.
- Buenas noches, Bably - Se despide Marthak, mientras le despide con su ala libre, seguido de adentrarse a la casa y cerrar la puerta.
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