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Capítulo 14: El Deber De Un Braxis

… 

Mghhh~

Fua, que siestita me tomé. 

¿Mhh? ¡Oh! Eres tú, bienvenido de vuelta. 

Si, lo sé, me tomé un par de días, esos asaltos que me clavaron hasta el culo resultó muy efectivo, estimulador y acalambrante, ¿Sabes? 

… 

Uhh… 

Bueno, basta de dar vueltas, veamos, ¿Dónde quedamos?



Oh, si, justo aquí. 

Bably ve como sus alrededores poco a poco se van llenando cada vez más de kau lid, con estos desgarrando y asesinado a sangre fría a los civiles y a cualquier valiente y estúpido que se tenían la osadía de enfrentarlos. 

El ala que tiene cubierto a las crías se envuelve aún más, sin dejar posibilidad de verlos y acaparandolos de la hostilidad del exterior. 


– [CAERÁS, ABOMINACIÓN CADUCADA] – Dicta firmemente el kau lid que está cerca del maiíb, alzando una de sus manos, mostrando su canalización eléctrica, listo para atacar. 


– [LO ÚNICO QUE VERÁS SON MIS GARRAS TRITURANDOTE HASTA LA INEXISTENCIA, ASESINO] – Contesta Bably, con una voz más fuerte y resonante debido al idioma, mostrando los dientes y mirando con evidente enojo al kau lid. 


Oh, si, directamente traduciré lo que dicen… Y no, no narraré lo que dicen en su idioma original, seamos francos, ni siquiera te molestarias en leerlo. 

El kau lid lanza su ataque eléctrico hacia Bably, y él, con su agilidad que desmiente su tamaño, esquiva el proyectil impulsandose hacia un lado, no sin antes recibir parte del roce del mismo, el cual le hace volar parte de las escamas. 

Gruñiendo del dolor, se gira hacia el kau lid y lanza una rápida bola de fuego. Y éste lo recibe de lleno, siendo demasiado lento para esquivarlo, mas solo logra retroceder un par de pasos, con algunas llamas quedándose adheridas en su cuerpo rocoso, mirando con asco al braxis. 

Mientras tanto, la dragona aparta al maiíb del kau lid del enfrentamiento, dejándolo más al centro del parque, donde es “más seguro”, dejarle en claro que no intervenga y que se quede a salvo, para posteriormente volver donde se encuentra el kau lid y el braxis. 

Con ellos, el braxis arranca algunas  de sus escamas y se las lanza hacia el kau lid. 

Éste se limita a alzar su mano para cubrir su cara, al hacerlo, una de las escamas se clava en su mano, perforándola y casi llegando a su otro ojo de cristal. Baja la mano y mira el resto de su cuerpo, viendo que las otras escamas se clavaron en el cristal de su pecho y en las rodillas, alza su mirada hacia al braxis, mirándolo con rabia inexpresiva. 

Empieza a caminar hacia Bably, aunque con torpes y lentos pasos debido a su limitado movilidad, trata de preparar otro ataque eléctrico, pese a ello, de su mano solo sale pequeñas chispas y nada más, mira su pecho nuevamente, viendo que la iluminación del cristal de su pecho está extinto. 

Y antes que se diera cuenta, la dragona carga contra él, cubriéndolo de llamas, mientras se prepara para aplastarlo. 

Aunque el kau lid, sin haberse inmutado por el asalto, detiene el avance de la dragona agarrando severamente la garra con la cual lo iba a aplastar. Ella lo mira estupefacta, incrédula como el kau lid no solo rivaliza con su fuerza, sino que la supera, sujetando firmemente su garra, antes de atraerla hacia él, y con el otro darle un severo puñetazo en el rostro, haciendo que vuele un par de metros. 

Aprovechando la oportunidad, Bably se aproxima peligrosamente hacia el kau lid, y antes que él se diera cuenta, las garras se clavan severamente en su cab, seguido de aplastarlo, con dificultad, pero aplastado al fin y al cabo. 

Habiendo matado al litoide, el cadáver del kau lid cae en seco al suelo, provocando un temblor debido al peso. 

El respiro del momento hace que Bably se dé cuenta de que las crías protegidas por una de sus alas se encuentren llorando, abrazando temerosos al braxis, por lo que él trata de calmarlos con su resonante ronroneo, mientras mira los alrededores. 

Él puede observar como los kau lid exterminan todo a su paso, dándole caza a los mamono y aplastando con asco a los maiíb, sin excluir a nadie, matando a todos por igual. 

También puede ver como un gran grupo de milicia de la ciudad se acerca a la zona del conflicto, con un par de tanques consigo, sin embargo, son sorprendidos por la emboscada de un par de kau lid camuflados, que hacen volar a todos en pedazos con sus poderosos ataques eléctricos, y de los pocos que sobreviven, estando mal heridos, son cruelmente despedazados por estos. 

Sin mucho que poder hacer, con gran impotencia, Bably se gira a mirar a la dragona. 

Ella se levanta del suelo, viendo sus alrededores, estupefacta y asqueada, siendo reemplazada rápidamente por una furia que la consume. 

Y antes que se él dé cuenta, una gran flama cubre el cuerpo de la dragona, que de casi forma instantánea crece hasta alcanzar los 15 metros de altura. 

Las flamas desaparecen cuando la dragona ruge fuertemente, mostrando ahora si un dragón de verdad, por lo que, aunque nunca lo admitiría, Bably mira maravillado la verdadera forma de su especie. 

… Y ahora que lo nota, ¡Las escamas de esta mamono son carmesíes! Lo que, dentro de la antigua sociedad de los braxis, significaba que pertenecían a la línea de sangre noble, por lo que un mayor admiración y respeto secreto crecen hacia ella. 

El braxis ve como la dragona atrae la atención de muchos kau lid, que sin dudarlo un segundo más van hacia ella, haciendo temblar fuertemente el suelo con sus trotes. 

Ella responde con escupidas de fuego, mientras manda a volar a algunos kau lid con sus garras. 

No obstante, pronto los kau lid cambiaron de táctica, con alguno de ellos atacandola a distancia con sus ataques eléctricos, destrozando y haciendo volar violentamente escamas y partes del gran cuerpo de la dragona. 

Ella ruge tanto de dolor como de ira, por lo que les escupe una gran llamarada de fuego, en cierta medida, esto casi no afecta a los kau lid, continuando con su asalto. 

Los kau lid que decidieron ir cuerpo a cuerpo golpean severamente a la dragona, ella en respuesta los ataca con sus enormes garras, mas la rivalidad de fuerzas de los kau lid no desaparece, haciendo que contraataquen y logren hacer tambalear a la gigante.

– ¡Maldita sea, Bably, maldito lagarto con alas, deja de estar baboseando, haz algo!– Grita Eliz, frustrada por el estado de Bably y como la situación parece estar empeorando. 


Bably, un poco estupefacto por la apariencia de la dragona, despabila, ve a los kau lid que atacan a distancia y rápidamente va hacia ellos. 

Bably los elimina con rapidez antes que se den cuenta, yendo directamente por la cabeza, ya sea aplastandolos con su garra o perforarlos con sus escamas. 

Hasta cierto punto, cuando elimina al último, sin previo aviso, algo lo agarra severamente del brazo, tirándolo al suelo severamente, seguido de arrastrarlo. 

Bably alza la mirada, viendo como un kau lid estaba a punto de aplastarle la cabeza con su pie, por lo que corre justo a tiempo la cabeza, sin embargo, el impacto del mismo lo manda a volar unos metros, y en el trayecto, otro kau lid clava severamente sus garras en las piernas del braxis, haciendo que gruña del dolor, el kau lid lo azota al suelo, sin embargo, Bably tenía preparado una escama en su garra, por lo que se lo arroja a la cara, atravesandolo y cayendo al suelo sin más. 

Bably, gruñendo por el dolor, se levanta del suelo con dificultad, respirando agitadamente mientras mira a sus alrededores, viendo muchos cadáveres de todo tipo, a la vez que la dragona combate contra los kau lid restantes que fueron hacia ellos. 

Siente cómo su pierna se inclina un poco, por lo que baja su cabeza a mirarlo, viendo como su rodilla había sido perforada, saliendo gruesos hilos de su sangre. 

– Oye, Bably, ¿Te encuentras bien?– Pregunta Eliz, frunciendo el ceño con preocupación mientras mira a Bably. 

– Si, estoy perfectamente bien, solo estoy haciendo pose para la meditación– Responde Bably sarcásticamente, alzando la mirada y viendo de reojo con irritación. 

Antes de que Eliz hiciera ningún comentario, escuchan un potente rugido proveniente de la dragona, por lo que ambos miran en su dirección. Viendo como las llamas cubren el cuerpo del titánico dragón, volviendo a su forma humanoide que, con muchas heridas y bastante cansada, se cae de rodillas, gimiendo del dolor y cansancio. 

Ella alza la cabeza, viendo como un kau lid se encuentra frente a ella, viendo con desprecio a la mamono, mientras prepara un ataque eléctrico en su mano. Ella mira impotente como la van a matar, incapaz de moverse mucho, más que tratar de levantarse, solo para caerse otra vez. 

Pese a ello, antes de que el kau lid dirigiera su ataque, una escama atraviesa su cabeza, matandolo instantáneamente y cancelando su ataque, con su cadáver cayendo al suelo. 

Sorprendida, la dragona voltea su cabeza hacia el origen de su salvador, es Bably, que se acerca a ella corriendo, hasta llegar a ella y estar al frente suyo. 

Ambos se quedan mirando en silencio, sin saber que decirle al otro, mientras que Eliz mira de reojo a sus alrededores con ansiedad. 

– Gracias – Agradece la dragona de escama carmesí mientras asiente levemente con la cabeza. 

Bably no responde, en su lugar, se la queda mirando por otro rato más, antes de escupir una llamarada de su fuego, agarrando por sorpresa tanto a la dragona como a Eliz.

Sin embargo, caso contrario a lo que pensarían que pasaría, luego de que el braxis dejase de escupir fuego, las llamas verdes del mismo curan por completo las heridas de la dragona, dejando estupefacta tanto a la cabeza viviente como a ella. 

– ¿Cómo…? – Interroga Eliz, incrédula de lo que está viendo. 

A Bably le da un horrible escalofrío que le recorre en toda la vertebra, por lo que se gira a mirar hacia atrás, viendo como un gran grupo de kau lids estaban preparándose para lanzar ataques eléctricos hacia ellos desde una larga distancia. 

Abriendo los ojos de la sorpresa, Bably rápidamente, pero con cuidado, deja las crías en los brazos de la dragona, que instintivamente los abraza y los resguarda bajo sus alas. Y antes que ella se diera cuenta, Bably se da la vuelta y se prepara para agarrar sus escamas para contraatacarlos. 

– ¡Bably, cuidaaaAAAADOOO!– Alerta Eliz, antes de gritar y ser apartada de la cabeza de Bably. 

No obstante, el braxis ve como no le dará tiempo a devolver el fuego a los litoides, por lo que su cuerpo reacciona arrojando a Eliz hacia la dragona detrás de él. 

Bably frunce el ceño, mirando de reojo a Eliz extrañado, sin entender bien que le sucedió a él para actuar así. 

Pero un ataque que le hace volar parte de sus escamas lo hace despabilar, procediendo a curbrirse con sus brazos y alas ante el inminente acomentimiento. 

Y en un segundo más, múltiples ataques de electricidad se dirigen al braxis, destruyendo de a trozos sus escamas, así como partes de su cuerpo, empezando por las alas. 

Los impactos de los ataques eléctricos se potencian cada vez más, obligando al braxis a retroceder un par de pasos, mientras siente cómo ya la mayor parte de sus alas han sido dañadas, ahora con sus brazos recibiendo la mayoría de impactos. Puede sentir como las escamas de su abdomen y piernas casi desapareciendo, ahora sintiendo un gran dolor en cómo su carne es arrancada, con el intento desesperado de ingresar en su interior. 

Pese a ello, con un rugido entre dolor y coraje, se mantiene firme, negándose a retroceder más. 

– ¡Bablyyy!– Grita Eliz horrorizada, viendo como se empezaban a notar algún que otro hueso del braxis. 

Y luego de unos segundos más, el implacable asalto de los kau lid se detienen, dándole por fin un respiro al braxis. Sin embargo, estaba lejos de ser estable. 

La carne del abdomen, las piernas y los brazos estaban casi desaparecidos, dejando a la vista los huesos que se encuentran en parte destruidos por los ataques, también viéndose la mayoría de órganos del dragón de vida que, sin embargo, se sujetan firmemente en el interior, negándose a despegarse. La cabeza de Bably estaba bien en su mayor parte, solo con parte de la muela habiendo sido destruida, mostrando los dientes. 

Bably, quien ya de por sí estaba tiritando furiosamente, haciendo un esfuerzo titánico por mantenerse de pie, baja los brazos lentamente, para poder ver al frente, mientras jadea con fuerza, tratando de oxigenarse lo mejor posible, siendo que sus pulmones también estaban expuestos. 

Bably ve como los kau lid bajan sus brazos, al parecer agotados por gastar tanto en su ataque, pese a mantener sus estóicas miradas y expresiones. 

Uno de ellos agarra la rueda de un vehículo cercano, arrancándolo del auto, para luego arrojarlo con brutal fuerza hacia el braxis. 

Él, sin mucho que poder hacer, recibe de lleno el impacto en toda la cara, mandandolo a volar unos pies, antes de caer finalmente al suelo. 

Escucha el grito desesperado de Eliz, sabe que grita por su nombre, pero está demasiado aturdido y débil como para captar con claridad sus palabras. 

Lo único que capta es el cielo, un atardecer que poco a poco se ve envuelto en un anochecer. Bably siente cómo se atraganta con su sangre mientras aprecia la vista, tosiendo en consecuencia, pero no logrando sacarlo del todo. 

Mas algo lo ayuda, alguien lo estabiliza, lo suficiente como para que saque la sangre coagulada. Mira de reojo, y ve que es la dragona de escamas rojas, con una mirada tan estupefacta como aterrada, sin saber si es por la situación del entorno o el su estado, sin embargo, esto le daba igual. 

Ella y la cabeza viviente le hablan, desesperadas, pero él no las comprende, no entiende qué dicen los balbuceos sordos que salen de sus labios, por lo que dirige su atención hacia otro lugar.

Observa como los kau lid se están preparando para una segunda carga, con el poder eléctrico fluyendo sus manos, apuntando tanto a él como a las que están a lado suyo. 

Y antes de que siquiera pudieran disparar, uno de ellos es derribado a distancia, con gritos de guerra sordos, por lo que los litoides se ven obligados a cambiar su atención hacia sus nuevos atacantes. 

Los nuevos son un escuadrón de dragonas mamono, vestidas de radiantes armaduras que dejan al descubierto descaradamente partes del cuerpo, con armas gigantes que van desde espadas, hachas, lanzas, escudos y martillos, hasta enormes armas a distancia que son más grande que el humano promedio, rugiendo por cada proyectil disparado. 

Mientras el nuevo conflicto va en aumento, un par de ellas despegan hacia Bably y compañía, cargando a sus espaldas un centauro blanco con un cuerno en la cabeza, y dos de esas mamono ninja que, si mal no recuerda, se les llamaba kunoichi. 

A medida que se acercaban a él, no podía evitar sentir la pesadez de sus ojos, cerrandolos de a poco, y aunque sintiera leves sacudidas de parte de la dragona carmesí, aparentemente tratando de mantenerlo despierto, simplemente no podía, sentía que los brazos del cansancio lo abrazan como amante posesivo, un reconfortante pero peligroso abrazo. 

… Simplemente… No podía más. 


… 

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