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Capítulo 1: Saliendo De La Caverna

Se escucha un suspiro mientras alguien se sienta en un sofá, y agarra el teléfono el cual ha estado sonando por unos minutos.

- Diga -Dijo él sin mucho entusiasmo.

- ¡Oh! ¡Mi querido Bably! ¿Cómo has estado?- Preguntó una mujer mayor desde el teléfono.

Él, un dragón humanoide de escamas esmeralda, naturalmente más alto que un humano, resopla.

- He estado bien señorita Moríca, no tiene que llamarme todos los días a esta hora de la noche- Contestó Bably, tratando de no sonar irritado.

-Oh, pero Bably, ¡No has salido desde que estos alienigenas nos hayan anexado de forma pacífica! ¡Tienes que verlos por ti mismo!, ¡Son tan simpáticos!- Comentó la mujer llamada Moríca con entusiasmo.

Bably, el dragón con ojos de reptil de color naranja, resopla otra vez.

- Señora Moríca, sabe bien que la simpatía es una buena arma para hacer bajar la guardia de uno.

Al decir eso, solo hubo silencio entre ambos durante unos segundos, antes de que ella romperá el hielo.

- Bably, ellos no son como el resto de nosotros, realmente quieren expandir la paz y el amor por el resto del mundo... Con el estilo clásico de hacerlo a la fuerza, claro está, pero si son puras sus intenciones - Dijo Moríca con un tono suave en su voz.

Sin embargo, esto solo hace enfadar a Bably, aunque mantiene su postura formal y no demuestra su emoción.

- ¿Dices puras a unas criaturas que son más bien bestias sexuales que se la pasan pensando en sexo todo el día? ¡Son la decadencia! - Réplica Bably molesto.

- ... Puede que la mitad del tiempo eso sea cierto, ¡Pero no todo es así!, ellos se preocupan por el progreso y la calidad de vida de todos, y quieren que todos sean felices.

Bably aleja un momento el teléfono, el cual era muy chico para su garra, pero se las arreglaba para usarlo correctamente, mientras gruñe. Después de una breve pausa, retoma la charla.

- Aún sigo sin creer que te hayas dejado corromper por esa extraña influencia que poseen, ni los cupidos del odio podrían afectar tan retorcidamente a una persona así - Comentó Bably con algo de intriga.

- Bably... Los cupidos del odio son los retorcidos, esta transformación... Fue muy placentera, fue como... Una evolución, una iluminación a lo que realmente soy - Respondió Moríca con un tono tanto como alegre como de satisfacción.

-... ¿Una ninfomada?

- Ufufufu, en parte, pero no, Bably, me refiero a expresarme mejor, sin ninguna cadena qué me impida demostrar mi carácter, me siento...libre-Contestó Moríca con tono nostálgico.

Bably puso los ojos en blanco por un momento.

- Aquí nadie le estaba juzgando, señorita Moríca, es un pueblo de mente abierta - Dijo Bably, extrañado por lo que ella mencionó.

- Oh, bueno, en eso estamos de acuerdo, aunque más bien me refería a los límites que uno se autoimpone intensionalmente o no, ya sea por las reglas de la sociedad o para no quedar mal.

- Supongo que el asesinato y el canibalismo está entre ellos - Comentó Bably casualmente mientras se inspecciona las uñas de sus garras, estando estas bien largas y afiladas.

- ¿¡Qué!? ¡Por supuesto que no!, Bably, ¡Eso es un crimen, algo salido de la turbia oscuridad...!- Moríca estaba exaltada por el comentario, y se puso algo histérica por ello.

- ¿Lo ve? - Interrumpió Bably con una simple pregunta.

-... ¿Qué? - Preguntó Moríca, aun alterada y hasta enojada.

- Esta "evolución" la ha vuelto más sensible al tema de la violencia y la sangre, y la violencia es natural- Señala Bably, mientras se levanta de su asiento para dirigirse a la heladera.

- ¡La violencia no es algo natural, es algo horri...!

- Señorita - Interrumpió Bably mientras sacaba de la heladera un plato con comida del mediodía- Está dejando de lado el hecho que en este mundo la violencia es natural en sí, no debería sorprenderla y, sin embargo, lo hace - Señaló Bably mientras se dirigió hacia la cocina y se sentó.

Había un incómodo silencio entre ambos, y Bably, para distraerse, levantó un poco el plato y calentó la comida con su aliento de fuego, lógica y naturalmente uno pensaría que el frío y el calor de golpe podría fracturar cualquier cosa, sin embargo, en el mundo de Fari X'a, habían minerales qué ignoraban esta regla establecida por los humanos. Por lo que pudo calentar su comida sin problemas.

- Es cierto... Me he vuelto más sensible a la violencia de casa - De repente dijo Moríca, admitiendo extrañamente calmada - Pero eso me ha ayudado a ver que hay otras alternativas, alternativas de diplomacia y armamento, no tenemos por qué matar precisamente al enemigo, si podemos dejarlo insconciente y tiempo después unirlo a nuestra causa.

- Si... Mediante el coito - Mencionó Bably un tanto molesto

- Pero es una forma de demostrar nuestro amor hacia al prójimo.

- Es solo sexo señorita Moríca, no hay nada de romántico en ello - Respondió Bably, escuchando un suspiro de parte de ella.

- Escucha, sé que no tienes buena impresión de estos alienígenas llamados "mamono", por ser las "bestias sexuales" que tanto detestas, pero, ¿Me harías un favor?- Dijo Moríca resignada y con tono suplicante.

- Depende de si pueda cumplirla o no - Respondió Bably mientras sigue comiendo los restos del mediodía.

- No es nada complicado, solo... Sal de tu casa y vive tu día a día como antes, ¿Si? No te pido que interactues con los mamono, pero al menos dales una oportunidad cuando ellos inicien la conversación, ¿Puedes hacer eso?

Mientras Bably termina de comer, se queda pensando en ello, ¿Realmente debería darle la oportunidad a estos invasores externos de comunicarse con él y sociablizar? Ciertamente aún no saben que es un dragón, ya que el pueblo entero aceptó en silencio qué no le revelarian nada a nadie, y que dependía exclusivamente de él mostrarse.

Bably suspira, no le gustaba la idea de contactar con esas criaturas, pero ciertamente anhela el contacto con las otras personas... Con las del pueblo claro. Ya que posee un pasado con éste lugar y le ha agarrado bastante cariño. Para resumirtelo, se crió aquí ¿Con otros de su especie?, no, prácticamente cayó allí una tarde por la noche como cachorro y, en vez de domesticarlo o peor, una pareja joven decidió adoptarlo, que actualmente se encuentran muertos por vejez.

Luego de un rato de silencio, al fin responde:

- Esta bien, lo haré, pero no se sorprenda si se entera de que hubo un conflicto en la que me veo involucrado - Contestó Bably aceptando a regañadientes.

Escucha un suspiro de alivio al otro lado del dispositivo.

- Gracias Bably, es todo lo que pido... En fin, mi Lubuki ha preparado la cena y me muero por darle toda mi atención, así que nada, cuídate ¿Si? - Se despidió Moríca, y antes de Bably pueda contestar, cortó la llamada.

Bably frunce el ceño mientras se queda mirando el teléfono con teclas por un momento, seguido de suspirar y negar con la cabeza mientras se levanta y levanta los platos.

¿En qué se había metido...?

.

.

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Bably se levanta estirándose y empezando su día como cualquier otro; preparar su desayuno, llevarlo a la mesa y estar a punto de consumirlo, pero es interrumpido por golpes en la puerta.

Ohh, si, si hay algo que le irrita en el día, son las cupidos, ángeles del amor de una diosa del amor llamada "Eros"... Tenían que ser del amor ¿No?

Pues que mal, él tenía que escuchar todas las cosas que los cupidos tenían para decirle sobre el amor, el amor al prójimo, como estar encerrado y aislado era malo para su salud y blah blah, sin embargo, en ningún momento contestó o les abrió la puerta. Al menos tenía que agradecer que estos mamono respetaran el espacio y las cosas de los demás hasta cierto punto, casi, ya que siempre había un curioso que trataba de meterse o hacer ruido para molestarlo y que salga por su cuenta. Resumen, nunca funcionó.

- ¡Buenos días señor, Bably, soy yo de nuevo! - Si, definitivamente era ella- ¿Ha estado pensado últimamente en el amor, o ese sentimiento de soledad le ha empezado a carcomer?

Ésta cupido particularmente le irritaba, porque siempre estaba allí, no había día que ella faltase para que le dejara de golpear la puerta por las mañanas.

Antes de ella, hubieron un total de 7 cupidos que trataron de hacer lo mismo, pero al cabo de un tiempo se rindieron, más o menos, daba igual, ohh, pero con ella era diferente. Ha estado así desde al menos 7 meses, que coincidencia ¿No?, en fin.

- Señor Bably, puede que le tema a los mamonos, es entendible, ¡Pero no hay por qué preocuparse! ¡Le aseguro que ningún mamono se atrevería a dañarlo! Solo quieren dar afecto... Y recibirlo.

- ¿Te puedes callar?- Aunque no lo dijo en voz alta, Bably ciertamente se preguntaba eso en un tono lo suficientemente bajo para no ser escuchado.

Mientras la joven cupido no paraba de parlotear, Bably decidió ignorarla mientras desayunaba en silencio. Pero unos minutos después, un olor particular asalta sus fosas nasales de manera agresiva, y aunque olía bien, era muy fuerte para él... Oh no, es ella.

- Sin faltar ni un solo día ¿Eh? - Otra voz femenina pero seductora llega a su puerta.

- Oh, Scarlet... Me preguntaba cuando vendrías- Comenta la cupido, notándose el cambio de humor en su voz.

- No tengo esa energía juvenil que tienes tú, sumando a que tengo más de una tarea por cumplir.

- ¡Hey! ¡Yo también tengo más de una tarea por hacer!- Exclama la cupido molesta.

La otra solo se limita a reír levemente.

- Entonces ¿Cuánto tiempo le dedicas a las otras en comparación con la de ahora? - Pregunta burlonamente Scarlet.

- Uhh... Yo... - La joven cupido se quedó sin habla al darse cuenta de su situación.

Scarlet solo ríe otro poco.

- Aunque admito y admiro que le dediques tanto tiempo a esta pobre alma cegada por las costumbres de este mundo sumado en la miseria.

Mientras esas dos hablaban él preparaba sus cosas para salir a pasear, aunque con esas imbéciles en su puerta le quitaba los pocos ánimos que tenía para salir, por lo que estaba pensando en esperar otro día.

Sin embargo, una notificación de su teléfono llama su atención, un mensaje de otro de sus conocidos.

Se detiene en lo que hace y mira el mensaje.

Marthak

'Hola Bably, Moríca me avisó que hoy saldrías de esa caverna a la que llamas hogar, quería notificarte qué hoy es el cumpleaños de mi niño, y bueno, me gustaría que esta tarde te pases por aquí, para que lo conozcas.

Habrá gente extranjera y algunos amigos transformados, ¡Pero no te preocupes! Todos son simpáticos y amistosos, quizás algo juguetones, pero nada por lo que alterarse.

Te veo luego'

Uhh... Si... Ya no tenía excusas, una vez que esas viejas chusmas le cuentan al resto de su clan lo sucedido, no puede escapar.

Por lo que un suspiro pesado pero silencioso, vuelve a agarrar su bolso y se acerca a la puerta, mira su pequeña llave por un momento, seguido de abrir la puerta a regañadientes.

Mientras lo hacía, ambas mujeres de afuera guardaron silencio abruptamente cuando él se acercó a la puerta y empezó a abrirla.

- ¡Al fin! ¡Señor Bably, ahora por fin podemos verle la cara! - Dice la cupido emocionada.

- Naturalmente se verá como alguien demacrado, al fin y al cabo, ha estado más de un año encerrado- Comenta Scarlet juguetonamente- Aunque por supuesto que con algo de tiempo se verá como todo un incubo.

- S-scarlet, ¡No, lo espantas! - Exclama la cupido nerviosa.

Quería limpiar el piso con ellas usándolas como trapos, pero se guardo su ira y abrió la puerta.

Es recibido por los rayos del sol en la cara, el cual le daña brevemente debido a la falta de costumbre, una vez que se adaptó, baja la mirada para ver a las alienigenas.

Lo que suponía una mirada de emoción y otra coqueta, ahora son de sorpresa y shock, con ojos bien abiertos mirándolos.

Por un lado, estaba la joven cupido, el cual era una ángel de color rosa, con piel morena y vestimenta rosa algo escasa, y unos característicos ojos rosa con una pupila en forma de corazón.

Por otro lado, estaba Scarlet, una mujer con una cola qué recordaba a las sucubos y alas negras medianamente pequeñas en sus caderas, viste como una sacerdotisa con tonos negros, aunque mostrando algo de piel en sus muslos y parte del pecho, si mal no recordaba, esta pertenecía a las clérigas oscuras al servicio de una tal Diosa Caída... Ughh.

Él se limita a suspirar mientras le da la espalda y cierra la puerta tranquilamente, seguido de irse de allí, acompañado de las miradas sorpresivas de ambas.

Antes de irse completamente, se detiene por un momento y se da la vuelta, mirando a ambas.

- Sois... Más desagradables de lo que pensaba - Y negándose a dar una explicación, Bably se va de allí.

Ambas se quedan mirando en shock como el dragón macho se iba de allí como si nada hubiera pasado.

- Él es... Un dragón... - Comenta a cupido sorprendida.

- Desagradables... ¡¿Quién se cree?! - Scarlet, por otro lado, dejo de lado su sorpresa y se sintió ofendida por el comentario.

Ninguna de las dos podía decirle nada a Bably, pues se había ido para cuando reaccionaron.

.

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En el lugar que vivía era sumamente tranquilo, aunque tenía su casa pegado a las otras, sus vecinos no eran para nada ruidosos, y agradecía enormemente eso.

Pero cuando más dejaba el barrio, empezaba a avistar más de estos alienigenas invasores, no les agradaba, pero tuvo que guardarselo para sí mismo y seguir.

Naturalmente, para los nuevos visitantes, era realmente sorprendente ver un dragón macho paseándose en la ciudad como uno más, sin embargo, con los lugareños originales era diferente.

Ahora mismo estaba en camino hacia una heladería qué se ubicaba en la ciudad. Si bien el lugar denominado como pueblo, en realidad era un conjunto de pueblos con una ciudad central, aunque cariñosamente le dieron el nombre de "El pueblo Xa' Nim", en fin, hipocresías.

- ¡Hey, es Bably!- Una voz se escucha no muy lejos de él, por lo que se voltea.

Él que habló era un joven humano rodeado de otros 2 chicos y 4 de esas alienigenas, parte del grupo se alegró de verlo, el resto quedó sorprendido.

Suspira mientras se acerca a ellos, es recibido por sonrisas radiantes.

- ¡Hasta que sales de allí viejo! ¿Qué onda? ¿Muchas toneladas encima? ¿O tus huesos empezaron a crujir como el anciano que eres? - Pregunta burlonamente el chico que lo llamó, otro de los chicos se queda pálido mientras lo mira en shock, junto con algunas chicas.

- No me gusta mucho estos alienigenas, Clem - Aunque inexpresivo, Bably parece tener un tono amistoso hacia al chico llamado Clem.

- Oye, al menos guárdate eso, estas enfrente de ellos - Dice Clem mientras señala parte de sus amigos con la cabeza.

Bably se voltea a verlos, el chico ciertamente no tenía apariencia ni olor del local que él reconozca, al igual que con las alienigenas del grupo, una era un tipo de mujer con la cintura para abajo como serpiente. Otro era como un tipo ángel, con pelo dorado qué llega hasta su cadera, ciertamente daba un aura de divinidad, por último, una mujer con cuerpo y ojos de araña.

- Son feos y me desagrada su olor - Responde Bably volviendo a mirar a Clem.

- Oye... Te dije que te lo guardaras.

- Ya bastante guardo dentro de mi la necesidad de trapear el suelo con esas asquerosas sacerdotisas del amor y la decadencia - Menciona Bably con un tono disgustado.

Clem solamente suspira.

- Dales una chanse viejo, son más agradables de lo que puedes imaginar - Contesta Clem, recibiendo una alzada de ceja de Bably como respuesta - Mira, hasta Chlara se convirtió en una mamono.

Clem señala a la última chica del grupo, es una mujer alta, con piel azulada, ojos rojos con escleróticas negras, y con el cuerpo mayormente expuesto, solamente cubriendo los pechos y la cadera.

- Hola Bably, tanto tiempo - la chica azulada llamada Chlara le sonríe radiantemente mientras le saluda con la mano.

El dragon se le queda un largo rato mirándola, incomodando a la mayoría del grupo, hasta que se voltea a ver a Clem.

- Me niego a aceptar que esta cosa sea Chlara - Niega Bably mientras frunce el ceño.

-¡Bably! - Exclama Clem molesto, pero lejos de ofender, Chlara se ríe del comentario.

- No cambias ni con los años que tienes vejestorio - Comenta burlonamente Chlara.

El dragón gruñe levemente.

- Estabas mejor en tu forma original.

- No lo sé, me sentía muy tímida en comparación - Contesta la piel azulada rascándose la barbilla pensativamente.

- Eras bastante audaz de hecho...

- Y no tendría estas grandes amigas - Interrumpe Chlara mientras agarra sus melones y los hace rebotar.

Lejos de conciderar agradable para la vista, Bably hace un gesto de desagrado.

- ¿Por qué necesitas tanta grasa? Ni que tuvieras hijos...

Chlara sonríe maliciosamente.

- De hecho, voy a ser madre - Dice Chlara, recibiendo una mirada sorpresiva de Bably.

-O-ok, esa no lo esperaba... Y... ¿Quién es el padre? - Pregunta Bably, ella solamente se limitó a mirar lentamente a Clem, y sonreírle de forma pícara - ¿¡Él!?

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.

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Bably estuvo un largo rato hablando con el grupo, los otros integrantes perdieron el temor del inicio, aunque se limitaban a ser respetuosos, pues notaron que Bably no era alguien que tolerase los temas sexuales o románticos, mucho menos extranjeros y alienigenas.

Al final, Bably se va de ahí y se dirigió a una panadería a unos kilómetros de distancia, en el camino, varios de esos extranjeros le señalaba y hasta le apuntaban con un aparato muy idéntico a su teléfono, pero con aparentes artículos mejorados o cambiados, sea lo que sea que hagan, no le interesa. Al menos agradece de ver a la gente local, poder saludarlos y charlar de pasada.

Cuando llega a la panadería, ve que esta esta rodeada de varios de esos alienígenas, que no pueden evitar sorprenderse, algunos de ellos incluso señalandole con esos teléfonos extraños.

Se encoje de hombros mentalmente y entra al local, rápidamente es atendido por una mujer serpiente de escama morada con cabello corto y plateado.

- Buenos días buen señor, ¿Qué puedo ofrecer... le? - Lo que había sido una carismática bienvenida, rápidamente fue opacado por la sorpresa que se llevó al ver a Bably.

Bably, por otro lado, se siente disgustado con la alien, quien la considera una paria por trabajar en el lugar de una agradable conocida que, de hecho, es (o era) la dueña de este local.

- ¿Dónde está Karpli? - Pregunta Bably.

La empleada solo lo mira confundida.

- ¿¡Dónde está la dueña del local!? - Gruñe Bably molesto.

Llegando a intimidarla, ella pide que espere mientras se va por un momento.

Bably suspira, mira los productos del local, hay nuevos tipos de panes y dulces que nunca antes había visto, pero la mayoría de esas apetecibles cosas estaban contaminados por esa energía que poseía todo el mundo, por lo que prácticamente las opciones son escasas.

Escucha nuevos pasos... Oh más bien arrastres, y ve una cara familiar, sin embargo, estaba modificado.

Es una mujer serpiente de escama celeste brillante, con cabello blanco y largo, y con ojos color amarillo, estaba vestida solamente por un sostén desordenada mente, su cabello estaba desordenado y había algo chorreando en la cadera...

- ¡Señor Bably! - La dueña del local exclama con emoción mientras le sonríe - ¡Querido Bably! ¡Tanto tiempo!

Había un olor en este momento que sofocada la sala ante su llegada, tal fue el impacto que se tapó el hocico y retrocedió varios metros, casi dándole arcadas.

- ¿¡Pero qué...!? ¡Karpli! - Gruñe Bably molesto sin dejar de taparse.

La dueña del local lo mira extrañada por unos segundos, hasta que por fin se percata.

- Uy, lo siento, vine a prisa, considerando que eres alguien impaciente - Se burla Karpli mientras se ríe un poco.

- Puedo esperar incluso un día entero, ¡Ve a bañarte o algo! - Exclama Bably molesto mientras la ahuyenta con un brazo.

- Vale, vale, pero esperas aquí - Responde Karpli mientras sonríe y rápidamente se va.

Luego de unos segundos de que ella se fuera, el lugar se volvió menos apestoso, por lo que, con un suspiro, abre la puerta y la mantiene abierta con su cola.

Se voltea a ver a la empleada, quien se le queda mirando tanto curiosa como nerviosa.

- ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? - Interroga Bably disgustado.

- Oh, uhmm, N-no, solo se me hacia curioso ver a un dragón macho por aquí... Nunca imaginé que vería uno - Responde tímidamente la empleada.

- ... Estas de suerte, supongo - Bably se encoje de hombros, desinteresado.

- ... D-disculpe

- ¿Qué?

- ¿Dónde hay más dragones como usted? Ciertamente eres el único dragon nativo de aquí que he visto.

- Y probablemente será el último el que verás, pues soy todo lo que queda de mi especie... De este planeta al menos - Contesta Bably mientras se cruza de brazos.

La empleada se tapa levemente la boca mientras gime por la sorpresa, segundos después pone una mano en su pecho.

- Yo... Lo siento mucho - Expresa la lamia con lástima.

- ¿Por qué sentirías lastima por una especie entera a la que ni has interactuado? - Interroga Bably arqueando una ceja.

- Debe ser muy deprimente y solitario ser el último ejemplar, yo no se lo desearía a nadie - La lamia ve apenada y con tristeza al dragón.

Él se limita a poner los ojos en blanco.

- Es una ley natural aquí, si no te adaptas lo suficientemente rápido a tu situación, prepárate para tu exterminio.

La lamia mira con cierta desaprobación, pero no deja de sentirse mal.

- No tendría por qué ser así... No lo será más.

- Como usted diga, señorita - Contesta Bably con desgano.

Él ambiente se torna silencioso e incómodo, pero no dura mucho con la llegada de la dueña del local.

- Ahora si estoy presentable, ¿Qué tal ahora? - Pregunta Karpli alegremente.

Sin embargo, Bably tose y retrocede un poco.

- ¿¡Perfume!? ¿¡Es enserio!? - Exclama Bably molesto.

Karpli gime de sorpresa y frunce el ceño preocupada.

- Perdón, me olvidé que tienes un olfato sensible.

.

.

.

Luego de otro rato, Karpli se quita el perfume encima, y deja pasar a Bably a la cocina.

- ¿Sigues cocinando cosas ricas? - Pregunta Bably mientras mira los diversos artilugios de cocina, así como panes y otros dulces ya preparados, almacenados en extrañas estanterías qué aparentemente guardan calor.

- Ufufufu, se puede decir que si ¿Por qué lo preguntas? - Contesta Karpli divertida.

- Todo está contaminado con esa energía.

Al mencionarlo de esa manera, el ánimo de Karpli se desvanece un poco y suspira, pero rápidamente lo recupera mientras se da media vuelta y mira al gran dragón.

- Me temía que tuvieras cierto recelo al mamono maná, por eso he prepado algo especialmente para ti.

La lamia llamada Karpli se arrastra rápidamente hacia uno de los hornos, y con la mano desnuda abre la puerta del mismo y saca una bandeja con un montón de tortitas azucaradas, así como muchas tostadas de jamón y queso. Bably no pudo con el encanto de y el olor de lo recién horneado, y ya empezó a babear ligeramente, por lo que se limpia con el brazo.

- S-supongo que no perdiste el toque - Admite Bably, tratando de mantener su postura estoica.

Ella solo tararea afirmativamente, mientras embolsa las tortitas azucaradas y las tostadas por separado y se los entrega a Bably.

- Supongo que aumento algo el precio desde la última vez... ¿Cuánto es? - Dice Bably mientras busca entre su bolso la billetera.

- Hoy invita la casa - Contesta Karpli.

- ... - Bably se le queda mirando, como si esperara que fuese una broma - ¿Cuánto es?

- Invita la casa

- ¿Cuánto es?

- Seguiré diciendo lo mismo.

- ¡Karpli! - Bably ruge molesto - ¡Dí el precio!

Suspira resignada.

- No puedes recibir nada gratis ¿Uh...? Serían unos $18000 - Dice Karpli desanimada, viendo como Bably se queda un poco duro por el precio, ella no puede evitar poner los ojos en blanco - No son precisamente pocas las que hice Bably, dejalo así.

- N-no... Tengo el dinero - Responde Bably tratando de mantener su temple, mientras que, con la garra un poco temblorosa, saca un fajo de billetes de tono rosa.

Karpli resopla frustrada mientras agarra el dinero.

- ¿En serio Bably? ¿Estarás en las últimas de nuevo?

- Aún tengo dinero almacenado...

- CUANTO... precisamente.

-... - Bably inspecciona su billetera en silencio, se queda mirándolo un poco más antes de ver a Karpli - Lo suficiente.

Karpli pone los ojos en blanco.

- Uno de los defectos de los dragones de este mundo... Ser pobres.

Bably prefirió no refutar ante una verdad tan cruda.

- Supongo que eso es todo... Me iré a esa fiesta a conocer al niño.

- Como sea, mandales saludo de mi parte - Tan rápido como se fue, el ánimo alegre de Karpli vuelve a la escena.

Bably solo asiente con la cabeza mientras se va de allí.

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