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El Mañana

Carolina miraba los cuerpos sin vida dejados atrás, los gritos de dolor seguían tangibles en el lugar su cabeza daba vueltas haciéndole perder el equilibrio, sumado a que una mano le tomo del pie haciéndole caer sobre los cadáveres, desesperada intento levantarse pero solo lograba mancharse más de sangre, esto solo hacia que se volviera más impulsiva, los muertos le tomaron de sus extremidades evitando su escape.

—Es tu culpa — hablo uno de los muertos, haciendo que Carol gritara en medio de su habitación, su respiración alterada y su excesivo sudor eran parte de su desintoxicación.

—Solo fue un sueño, solo un sueño y nada más — repetía como si se tratara de un conjuro — ya no volveré a esa vida, fueron veinticuatro muertos y más de dos docenas de heridos.

Se abrumaba la joven ante el recuerdo de las noticias y más aún cuando recordaba el sonido de las sirenas de policía doce minutos después del final de la contienda, Chimalli solo miro a Andrew y decir nada solo huyó dejándole solo.

—Tonta me lleve su tecnología, debo regresarlas — se dijo a si misma sola en su habitación, la cual le recordó otro lamentable hecho — otra noche sin mis padres en casa..

Al amanecer Carolina se preparó para la universidad encontrándose con Diana en el transporte, está última parecía feliz de verla pero dudaba de como hablarle.

—Tiempo sin vernos ¿Disfrutaste tus vacaciones? — inicio la conversación Carol sabiendo que nunca pasaría nada si lo dejaba en sus manos.

—Tu lo has dicho, salí de la ciudad con mi familia, incluso mi madre decía sobre mudarnos — le contaba sin temor a que pasara — por suerte mi padre la convención. Oye te has dado cuenta que ese vigilante resulta ser una mujer, se filtraron algunas grabaciones de la torre Reinus ¿Las vistes verdad?

—Si, supe al respecto — dijo con poco ánimo.

—¿Qué sucede? Solías estar hablando hasta por la codos de este vigilante y ahora parece que es lo último que deseas — decía Diana bastante incrédula de este cambio.

—Veras yo recibí un comentario bastante inquietante tras el incidente del parque — hablaba con dificultad, muchas veces se lo había planteado pero al decirlo a otro cobraba un peso gigantesco — creo que fue mi culpa. ¡Yo provoque el ataque, que mi hermana este inconsciente en una cama es por mi, mi familia sufre por ser una ingenua!

Sin resistir más dejo salir el llanto, su amiga la abrazo intentando calmarla.

—No es tu culpa, tú hiciste lo correcto pero eso no significa que vendrán cosas buenas, esos mal vivientes se desquitaron, pero para eso está nuestra vigilante si la policía no puede hacer nada al respecto — le animaba con sus palabras.

—Pero ese vigilante mato a varios en ese enfrentamiento — respondía Carolina.

—Si fue lamentable pero todo indica que no tuvo alternativa, todos le dispararon apenas la vieron — hizo una pausa al recordar lo que le iba a decir — lo más curioso es que esos vídeos son de vigilancia y se filtraron a la red, mucho bien le hizo a Chimalli la policía parece solo buscar una oportunidad para encerrarla.

—Si tienes razón — pensó inmediatamente en el posible responsable de dicha filtración.

Al terminar sus clases fue a su guarida a prepararse para su encuentro, la moto volvía a sonar por las calles acercándose a la torre Reinus esperando alguna novedad.

—¿Chimalli? — escucho la voz de Andrew por los auriculares.

—¿No esperabas verme? — le respondió con un tono alegre.

—Tenia mis dudas como buen empresario, pero siempre creí en ti — le decía desde su oficina, en su monitor tenía diversos videos de Chimalli y en todos parecía estar buscando una manera de identificar su rostro, el proceso ya estaba avanzado faltando poco menos de un cuarto de la carga para arrojar un resultado — Dime ¿Siempre eres así de misteriosa? ¿Solo salvas personas y huyes?

—Si me quedo mucho tiempo la policía no me ignorara y creo que tú sabes que no soy muy querida por ellos — le dejaba en claro mientras seguía paseando por las calles aledañas al edificio.

—¿Puedo contar con tu vigía? ¿O solo era un pasatiempo? — intentaba saber lo más posible antes de que su computadora le diera su identidad.

—¿Qué quieres decir? No entiendo lo que dices ¿Quieres ayudarme? — decía incrédula haciéndole preguntarse varias cosas.

—Claro, ¿Por qué no? Hicimos un buen equipo, podemos mejorar y darle a tu ciudad la protección necesaria — el mouse se posicionó sobre la opción de cancelar el proceso.

Un inquietante silencio se produjo en su conversación extrañando al pelirrojo.

—¿O no?

—Si, tu ayuda me hizo posible salir ilesa pero no creo poder confiarte mi identidad, eso pone en riesgo a muchos — respondía con pesar.

—Bien, bien olvida eso de conocerte más allá del antifaz, déjame proveerte de los instrumentos necesarios, permíteme ser esa voz en tu cabeza puedo hacer mejores artilugios para ti, exclusivos no deberás temer que salgan al mercado — le pedía al oprimir la cancelación de aquel proceso — te haré notar mi apoyo y si en algún momento logro conseguir tu completa confianza..

—Es un paso gigantesco no puedo tomarlo a la ligera — respondió la joven dudosa de la decisión a tomar — se que realmente tienes deseos de ayudar pero no te conozco lo suficiente, podría envolverte en cosas peligrosas y seguramente ilegales, tú tienes una posición que cuidar no podría pedirte arriesgar tanto.

—¡No! ¡No debes preocuparte por mi! Se cuidarme y me mantendré alejado solo quiero ayudarte — dijo con un tono genuina generosidad y a la vez pensó — no quiero volver a la misma monotonía, medio vivir no es para mí, a duras penas logro tener un respiro explorando pero está experiencia fue tan intensa, aplastar usando la ley y a la vez burlándome de ella, una experiencia casi imposible de lograr y la necesito.

—¿Hablas enserio? ¿Quieres ayudarme? — Carol se sentía contenta y apenada por sentirse de tal forma al tener el apoyo del joven Andrew.

—Me has contagiado de tu imponente empeño a marcar una diferencia, haré todo lo que este a mi alcance para ayudar en esta odisea — el pelirrojo le transmitía todo su énfasis y deseo por tenderle una mano amiga, tanto fue su ánimo que se levantó de su asiento como si así pudiera rendirle el respeto adecuado.

Cegada por sus palabras repletas de promesas y este sentimiento de apoyo incondicional no pensó más sobre el asunto.

—Esta bien lo haremos, trabajaremos juntos pero asegúrame tu seguirás mis deseos — recordó los cadáveres y heridos de gravedad en su primera colaboración — tienes que prometerlo.

—Tienes la palabra de este empresario — aún de pie levantó su mano derecha como si se tratase de un juramento.

—Bien, mañana nos veremos creo que por hoy llame lo suficiente la atención de la policía — Chimalli notaba más  vehículos en su cercanía.

—Claro estaré atento a tu llamado — respondió activando el rastreador en el monitor — estaré listo para ti.

Una hora después Andrew llegó al depósito usado por Chimalli, sin mucha dificultad logro meterse por el mismo sitio que Carol en su descubrimiento, con calma exploro dándose cuenta del poco equipo del que disponía incluyendo su sintonizador de frecuencia policial, al acercarse a la moto vio el antifaz tirado en el suelo, llegando a él una imagen de una cansada joven.

—A veces pecas de inocente — musito para si mismo levantando con mucho cuidado el objeto personal de la vigilante — tu identidad en estás condiciones será revelada en poco tiempo, incluso podría pasar un accidente viendo el poco equipo del que dispones.

El pelirrojo se llevó una mano a la frente frustrado ante la negligencia y posiblemente actitud despreocupada de la joven quien parecía desconocer la vileza del mundo.

—Quizás estábamos destinados a encontrarnos y apoyarnos — pensó notando como ella le infundio un genuino interés pero ignorando su propio contraste — haré que seas temida por cretinos y amada por tu gente, este será todo un proyecto.

Al volver a su edificio se volcó en diferentes planos, mientras tomaba breves instantes para eliminar el rostro de Chimalli aprovechándose del poder de su empresa, todo este trabajo apoyado de litros de café y RedBulls ocasionales. En la mañana fue con “Richi” el hombre encargado de hacer el producto inicial, un hombre en sus treintas un poco desaliñado, de gruesos lentes y una creciente barba, en breve fue llevándo a una sala vacía para hablarle.

—¿Sucede algo? Actúa un poco extraño ¿No le basto con reforzar la seguridad con su propia tecnología? — le obligaba a hablarle mientras el joven CEO revisaba que no hubiera algún micrófono.

—Necesito que trabajes con un producto secreto, normalmente lo haría yo pero me veo bastante ocupado las próximas semanas y necesitaré el producto terminado lo antes posible — le entrego su laptop para que pudiera ver el modelo digital, las gafas del hombre barbudo se le cayeron asombrado del pedido — ¿Puedes con el trabajo?

—Claro, digo la temática me asombra ¿Es un trabajo gubernamental? Aquí veo bastantes violaciones de las leyes, digo no me molesta eso es asunto de la junta y suya — hablaba el hombre mayor asumiendo erróneamente.

—Esto no lo sabe y no sabrá la junta ¿Quedó claro? — le miro seriamente Andrew haciéndole dudar por un momento — ¿O no puedo contar contigo?

—¡S-si! Usted acudió con la persona indicada — tomo la portátil con cuidado.

—Serás bien recompensado y tu silencio no pasará desapercibido mi amigo — le palmeo el hombro dejando a Richard a solas.

—Con esto solo me queda consultar con el arquitecto — pensó sacando su móvil.

—Señor esa tal Chimalli sigue molestando el negocio necesitamos tener fuerza letal — le pedía un hombre entregando sus fajos de dinero al hombre tuerto.

—Si.. no estaba muy gustoso con pasar a la etapa dos con tan poco capital, pero ella ya afecto demasiado nuestra movida — declaró su líder poniendo sobre la mesa un arma de grado militar con rencor tras su humillación con el fallido secuestro — es hora de mancharnos las manos como es debido.

En la universidad una adormilada Carol intentaba escuchar a su profesor, su cabeza era apoyada por un brazo que estaba tambaleando para darse por vencido, pero la voluntad de la chica luchaba contra esto con pésimos resultados al tener saliva en un costado de la mejilla.

—Necesito un descanso.

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