Intentos desesperados
El día del secuestro.
—Si, ya tenemos todo pronto para marcharnos, falta subir a los niños al camión y nos iremos.
Nikolai habló a través del celular. Se encontraba al lado de ese camión, en la habitación siguiente a la que estaban los niños atrapados. No hicieron diferencia, había chicas y chicos, desde los más pequeños a algunos bastante grandes.
Del otro lado de la línea estaba uno de los tantos seguidores que fingían ser "jefes", cuando eran solo segundos al mando para proteger la identidad del verdadero hombre a cargo de toda esta maldad.
—Estamos en medio de algo importante, asegurense de que todo salga bien —fue la respuesta del hombre.
—Por supuesto señor —dijo Nikolai y cortó la llamada con fastidio, lo que verdaderamente quiso decir era que definitivamente se encargaría de que todo esto saliera mal.
Llevaba meses siguiendo los pasos del grupo, no se perdía ni un solo movimiento, tal como haría un lobo acechando a su presa.
Él había logrado convencerlos, pequeñas reuniones en las que demostraba sus conocimientos, algunos consejos aquí y allá sobre cómo evitar a la policía, mover algunos hilos para ayudarlos a realizar algunas maniobras. Demostró ser un gran activo, después de todo, para ellos Nikolai era solo otro delincuente con muchos contactos.
Pero eso sí, si querían que él les jurara lealtad, debían cumplir su condición, sólo ciertos miembros además de la cabeza del grupo podrían saber sobre su participación. "La fama de fugitivo, muchos me quieren muerto", fue su excusa, cuando en realidad solo intentaba evitar que personas incorrectas descubrieran lo que él estaba tramando, nunca se sabe con quien puedes encontrarte.
Así fue como rápidamente subió varios escalones llegando a un rango en el que era un miembro importante. Ahora los que estaban más arriba lo dejaban a cargo de ciertas operaciones y le brindaban información exclusiva.
No tardaría mucho en llegar al final de la peligrosa escalera, en encontrar al hombre responsable de esto y llevarlo ante la justicia, dejando en ruinas al grupo.
Con eso en mente, miró el último mensaje que le había enviado la jefa hace una hora.
"Cuando encuentres al objetivo eliminado asegurate de limpiar todas las huellas y no tardes en desaparecer, no tendremos mucho tiempo"
Para este momento, su compañero, a quien había mandado a vigilar a los niños mientras él terminaba la llamada, ya debería estar muerto.
Guardo el celular en su bolsillo y se acercó a la puerta. La abrió esperando ver un cadáver, pero en cambió se llevó una gran sorpresa.
Ava estaba allí mismo, atada junto con las otras víctimas, al fondo de la habitación. ¿¡Porque estaba allí!? Era todo lo que quería gritar, pero no podía. Solo esperaba que la máscara que cubría parte de su rostro evitara que ella lo reconociera.
Se recompuso rápidamente cuando su compañero gritó.
—¡SILENCIO! ¿Qué dije que iba a pasar si seguían hablando?
—Deja de amenzarles, ya me canse de escuchar sus llantos. Y como sigan gritando los vecinos van a escuchar y llamaran a la policía —dijo Nikolai en tono seco.
—¡Ya lo sé! Les dije mil veces que guardaran silencio y no hacen caso. Pero no debemos preocuparnos, estuve cambiando algunos archivos y estarán demasiado ocupados como para prestar atención a una denuncia.
—Aun así debemos ser cautelosos —Nikolai volvió a mirar a Ava, ella parecía a punto de hiperventilar. Lamentablemente, al mirarla hizo que su compañero también centrará su atención en ella.
—¿Qué estás haciendo? —levantó el arma nuevamente, alertando a los pequeños.
—No estoy haciendo nada... —la voz de su hermana salía entrecortada por el miedo.
—¿Enserio? ¿Y por qué te mueves tanto entonces? —Nikolai se tenso al ver a aquel hombre acercarse a Ava apuntando directo a su cabeza.
—¿Puedes parar? Asustarles no ayuda —dijo de manera tensa.
—¡No voy a quedarme sin hacer nada! ¡De seguro está intentando escapar, Nikolai!
El corazón de Nikolai se detuvo. Lo único que pudo hacer fue mirar a su compañero deseándole la muerte, mientras esperaba el arrebato.
—¿¡Cómo te atreves!? —Ava gritó con furia, mientras Nikolai intentaba acercarse a ella.
Y cuando menos se lo esperaba, Nikolai se vió envuelto en un caos de llantos y gritos.
—¡Yo confiaba en ti! ¿Cómo puedes hacer esto? —fue lo último que escuchó de su hermana, luego, la explosion de un disparo que casi la mata.
Todo se detuvo en ese momento, y Nikolai, viendo la sangre brotar de la herida en la sien de Ava, solo pudo pensar que tan mal estaban yendo las cosas
Y se dió cuenta que podía ir mucho peor, cuando escuchó la sirena de policía a lo lejos. La jefa no iba a estar contenta, todo el plan podría fracasar si no hacía algo rápido.
Con una mirada compartida de pánico entre los hombres, los gritos volvieron a hacer presencia.
—¡No nos pueden descubrir! ¡Muévanse, rápido!
—¡Todos al camión, ahora!
Obligaron a todos en la habitación a pararse y comenzar a caminar hacia la puerta. Nikolai intentó llevar a Ava, pero para su mala suerte su compañero habló.
—Nikolai, encargate de los últimos antes de que lleguen.
—Entendido.
De la manera más rápida que pudo, llevó y metió a todos los niños en el camión. Volvió a la habitación justo a tiempo para ver como Ava caía al suelo.
—Ya están todos. Tenemos que irnos —dijo intentando desesperadamente evitar que su compañero dañara a Ava, solo tenía que lograr que se fueran y ella estaría bien. Al parecer, todos sus planes hoy tenían que fracasar.
—Sigue, ya te alcanzo.
—No hay tiemp... —fue interrumpido.
—¡Vete!—grito el hombre.
No quería hacerlo. No sabía porque la jefa no había aparecido para eliminar al objetivo, pero ahora, no había nada más que quisiera hacer que eliminarlo él mismo y llevar a su hermana a un lugar seguro... pero no podía.
Se supone que él recién iba a llegar a la escena. Si hacía algo más, sería sospechoso cuando la policía llegara y lo acusarían. Si lo descubren, descubrirán todo.
Así que con una última mirada, Nikolai se fue.
—No debiste meterte en esto —fue lo último que escuchó.
Apresurandose hacia el camión, se aseguró que los pequeños dentro no vieran nada, y luego se sacó la máscara, doblándola y escondiendola en el bolsillo interno de su campera.
Se acercó a la puerta del camión, y suspirando la abrió. Los niños lo miraron pero era claro que no lo reconocían, estaban demasiado asustados para hacerlo.
—Hola —dijo con voz suave y una sonrisa—. Ya están a salvo, los sacaremos de aquí.
Inesperadamente, un fuerte disparo se escuchó, y mientras los niños volvían a llorar, Nikolai perdió su sonrisa. Se negaba a creerlo.
Corrió hacia la puerta y la abrió de golpe mirando la escena. La parte buena, el objetivo al fin estaba muerto. La parte mala... Ava estaba inconsciente a su lado, con el arma en la mano.
—No puede ser... —susurró Nikolai.
De pronto, la puerta de la entrada se abrió impactando contra la pared, todos los oficiales de policía empezaban a entrar en la casa.
—¡Los niños están aquí! —gritó uno de ellos, otro se acercó directo a Nikolai para preguntarle.
—¿Quién es usted?
Y Nikolai, sabiendo que en este momento crítico cada palabra debía decirse con sumo cuidado, suspirando, sacó su placa para mostrarsela al oficial, y comenzó el acto final de la obra.
—Soy el agente Ivanov, estoy a cargo del caso.
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¡Que tengan lindo día!
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