Metanoia
I
Había una vez un pequeño huevo,
Tan pequeño que nuestro mundo era su universo,
Sintiéndose solo y pequeño,
Admirando por las noches lo bello de las estrellas.
Queriendo ser una de ellas. Tan hermosa y brillante,
Pero al verse reflejado en el agua, se dio cuenta de su realidad,
Solo siendo un pequeño y solitario huevo,
Más no se dejó deprimir, esperando algún día cambiar y ser parte de ellas.
Un día un niño lo encontraría. El huevo sintió miedo por primera vez,
Al ver lo gigante que era, recordándole lo pequeño e insignificante que era,
Aquel infante con suma delicadeza, lo levantó,
Cuando estuvo en su punto más alto, pudo darse cuenta de que había más cosas que su alrededor y el cielo.
Las emociones se desbordaban dentro de su cascarón,
Jamás había recorrido el mundo, sintiendo la brisa chocar ligeramente en su cuerpo,
Nunca se había sentido tan vivo como ahora,
Puede que la muerte esté dormida para él, siendo la vida su sueño.
II
Aquel día había sido tan feliz que sentía y moriría, ahora tan solo aquel sentimiento iba desvaneciéndose,
El gigante solo lo había acogido entre su calidez, para después arrojarlo al vacío,
Ya no podía admirar por las noches la luminosidad de las estrellas,
Ahora solo podía ver un cielo blanco, con un sol más cercano.
Aquel pequeño huevo había cambiado, siendo ahora una oruga, no era muy diferente al antes,
Seguía siendo pequeño e insignificante, aunque ahora era capaz de moverse, más no podía ir a ningún lado,
Su máximo alcance era aquella rama, simulando a la de un árbol,
Triste su realidad al querer alcanzar las estrellas y toparse con una especie de domo.
Estaba siendo prisionero, haciendo de su vida algo frágil,
Sentía que en cualquier instante de la vida sería nueva ejecución, el cual le advierte cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana, cuán...
Ahora tan solo podía dormir, despertar, comer, escalar, bajar,
Todo se había vuelto monótono, sintiendo como su vida se caía entre sus patas, como si de agua se tratara,
Llego a un punto donde pedía a la muerte venir por él, para poder dormir, soñar acaso...
Desgraciados de los seres que, como aquel niño, llevándose su cascarón entre sus manos, arrebatándole todo, tan solo pedía morir.
Morir durmiendo...
Dormir muerto...
Soñar, para no darse cuenta de que la vida se ha ido...
Más nunca llegó por él, haciéndolo sentir solo,
Su única compañía era aquella luz,
Tan radiante como su antiguo sol,
Pero quien se había convertido en su mejor amiga, contándole sus penas.
"¿Con qué alegría marchan los seres a sus labores?",
"¿Con qué entusiasmo limpian y cargan sus armas?",
"¿Cómo es que pueden vivir y disfrutar de ello?",
"He olvidado el cómo vivir, ahora tan solo existo".
Yo sé que existo,
Soy alto en comparación de las hormigas, porque tú me creaste,
Pero me has olvidado, ¿sabes el daño que me haces?,
Me has condenado.
Quedare muerto sin que nadie lo sepa,
Verán viva mi carne,
Más no será mía, mi alma se habrá liberado,
Pues aquel pedazo de carne será de otro.
III
Mi depresión era reflejada en mi nueva apariencia,
¿O siempre había sido así?,
De cualquier forma, cada vez me sentía peor, antes de un simple preso a mi libertad,
Incluso ahora lo soy,
Hacia la vida.
Ya no era capaz de ver, ni siquiera a mi vieja amiga, la luz, sabía que estaba ahí, más no podía verla,
Esto no se comparaba a cuando estaba en mi viejo cascarón,
En esos momentos comprendo lo feliz que era, tan solo podía soñar y añorar aquellas épocas,
Donde no lo sabía, pero era realmente feliz.
Del nicho helado en el que el gigante me pusieron,
Dormiré en ella, decidí que sería así,
Él no lo sabría, hace días y no lo veía, se había olvidado de mí, como la muerte,
He decidido partir en cuerpo y alma,
Partir,
No permitiría que me arrebatarán lo único que quedaba de mí.
Partir,
Deshacerme de las miradas,
Como si de piedras opresoras se tratasen,
Que yacen y duermen en mi garganta.
"Morir lleva muy poco tiempo",
Eso dicen...,
"Se dice que no duele",
Eso dicen...,
"Tan solo es un desmayo",
Eso dicen...,
"Sabes que..."
Eso dicen...,
Eso dicen,
Eso dicen,
¡Eso dicen!.
Estaba decidió, no me dejaría doblegar,
Por primera vez en mucho tiempo lloraba por una razón diferente,
Sonreí, estaba triste, claro, aquello no se borraría tan fácilmente, pero algo dentro de mí cambiaba,
Podía sentirlo,
Por primera vez estaba visualizando los primeros rayos de luz,
Mi amiga había estado esperando por mí.
IV
Hacía frío; como si el invierno hubiera llegado, sin embargo, me sentía lleno y sintiendo el calor emanando de mí,
Todo estaba oscuro cuando abrí mis ojos,
Más no duro mucho, mi amiga vino de nuevo, saque de a poco mi cabeza, por una extraña razón estaba temeroso, pero al verla me alegro,
Por fin había salido de mi capullo.
Era la gloria de los Dioses, el granero místico, un pedazo de cielo que había tocado,
Más no todo fue felicidad,
Gritos, llantos, aborrecimiento,
Era el gigante,
Me miraba con asco y desprecio,
Me sentía horrible, sucio, yo no había pedido nada de ello,
Pero un rayo de esperanza toco a mi alma,
Pues por fin era libre,
Aquel gigante me había dejado en libertad.
He de partir, no más inercia bajo el sol,
Aunque me doliese, no podía llevar conmigo a mi amiga,
Pero en cuanto salí, sentí un calor abrazador, mire hacia arriba,
Sonreí al cielo, mi amiga nunca me abandono, ahora los dos podríamos compartir buenos momentos,
No más sufrimiento,
No más sangre anonadada
No más fila para morir,
No por el momento.
A través de la borrasca, entre la nieve y la escarcha,
Es la claridad vibrante en nuestro horizonte negro,
Donde se podrá comer, y dormir,
Luego, iré espolvoreando la tierra y polvo de rosas,
En la azulada y leve polvareda de estrellas.
Jamás había estado más cerca del cielo que esa noche,
Tan linda y pacífica,
Podía sentir como si las estuviese tocando,
Se sentía mágico,
Disfrutaría de su brillo,
Pues sé que un día ya no las vería más.
Más no estaba triste,
No del todo,
Pues entiendo que la vida es finita,
Por eso mi razón de ser,
Mi razón de disfrutar todo lo que me rodea,
Descubrir y no arrepentirme,
Pues vida solo hay una.
V
Este mundo es el camino para el otro,
Es negro sin pesar,
No te equivocas,
Por ello te temen,
Pero yo no,
Recuerdo que una vez incluso te implore a venir por mí.
Te volviste mi confidente,
Pues jamás nos fallaras,
Partimos cuando nacemos,
Andamos mientras vivimos,
Y llegas a tiempo para vernos fallecer.
Al tiempo que fenecemos,
Así que cuando morimos descansamos,
Siendo tan bueno o malo, nos llevas contigo,
No para hacernos daño o darnos la vida eterna,
Sino para llevarnos a un descanso eterno.
Muerte la que consuela,
Que nos hace vivir,
Es el objeto de la vida,
Es esperanza.
Es un ángel que nos sostiene entre sus dedos huesudos,
El sueño,
Los ensueños extáticos,
Tan bella y pacifica.
Aquel invierno era uno de los más fríos,
Pero también uno de los más hermosos,
Aquel invierno mi cuerpo no se movió más,
Pero fui tapado con su manto,
Aquel día me encontró,
Pero fui levantado con sus dedos,
Aquel día me llevo más cerca de las estrellas,
Pero con una condición.
Cuidar de ellas,
Admirarlas,
Hasta que su brillo se fuera,
Soy oscuridad aún,
Pero con su brillo,
Podrán voltear a verme y admirar,
Pues soy el Universo ahora.
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