Capitulo 9
Gretchen
Tome una decisión, no quiero vivir con constante miedo, vida solo hay una y no la desperdiciare viéndola pasar, no se detendrá solo por mi mal estar.
Así que solo me dejare ir con la corriente y que pase lo que deba pasar.
Decidida por mi pensamiento empiezo a secar mi cabello luego de ducharme, preparandome para salir, sin exagerar hace días que no me arreglaba, estuve en un modo muy...me vale mierda la vida, era una muerta en vida y a mí me hace sentir bien arreglarme y es justo lo que hago.
Me pongo una falda blanca, una blusa de manga larga beige y uno tenis blancos, dejo mi cabello suelto y me maquillo de la manera más sencilla que se me ocurre, concentrándome en resaltar mis ojos verdes azulados.
Cuando me miro en el espejo al acabar sonrió con el resultado, de nuevo me devuelve la vista la Gretchen que amo.
Me levanto empezando a recoger mi cuarto, es un completo desastre, una cueva llena de basura y ropa tirada por doquier.
Cuando acabo llamo a Legolas, quien seguía profundamente dormido, el fue parte de mi encierro, lo dejaba salir a ratos claro para que fuera al baño, pero siempre volvía rascando mi puerta.
Me agachó para acariciar su pelaje negro, es tan bonito.
—Mi amor, Legolas, arriba —le llamo moviendo lo levemente —vamos a pasearnos.
En cuanto me escucha se levanta como resorte y corre ladrando hasta la puerta moviendo su colita esperándome.
Río por su emoción repentina y juntos bajamos hasta donde mi hermano se encuentra.
—Necesito me lleves a un lado —le grito mientras bajo las escaleras.
Al entrar a la sala lo encuentro en pijama dormido en el sofá.
Legolas corre al patio el cual ya tiene la puerta de cristal recorrida permitiendo entrar el aire y a los perros pasearse adentro o afuera de la casa.
El par de perros se encuentran y se persiguen unos minutos para después volver a ignorarse para comer.
Regreso mi atención a mi hermano acercándome hasta estar frente a el, no me escuchó cuando le hable.
—Límpiate la baba o peina el almohadazo al menos —le aconcejo en cuanto se despierta tras picarlo.
Más el parece perdido mirándome confundido.
— ¿Qué? déjame extraño... renacer de mi hermanita, acabo de despertar —se defiende.
— ¿Renacer?
— Sí, renacer, llevabas semanas pareciendo una extraña realidad alterna de ti, ni siquiera te peinabas, me alegra verte bien.
Luck se levanta e intenta supongo que abrazarme pero esta tan dormido que casi se cae, suspira pasando sus manos por su cara intentando terminar de despertar.
—Entonces ¿me llevas? Más bien, nos llevas, Legolas va.
—Claro, voy a ducharme, ve desayunando.
Tal como me dijo me sirvo cereal y al acabármelo subo a lavarme los dientes, quedándome bobeando en mi celular pero cuando se completa la hora decido subir para apurar a Luck, conociéndolo quizá se quedó dormido antes de llegar a la regadera, pero antes de que si quiera toque su puerta ya la está abriendo, saliendo ya listo.
—Por poco te golpeo —quito mi mano de su rostro, justo donde iba a tocar su puerta.
—Me di cuenta —caminamos hasta el inicio de las escaleras pero se detiene abruptamente— ve subiendo al auto si quieres, olvide agarrar mi cartera —asiento —ya te alcanzo.
Bajo una vez más después de tomar de mi cuarto la correa de Legolas quien llamo y en segundos ya está saltando a mi alrededor emocionado por la correa.
Se la colocó y juntos nos encaminamos al garage, dónde tomo las llaves del auto para ir subiendonos.
Después de como diez minutos esperando Luck llega al auto, por dios solo iba por su cartera.
—¿Que acaso fuiste a Narnia en busca de tus cosas?
—Sí, Aslan te manda saludos —responde mientras prende el auto.
—Que amable él. Déjanos en el parque de perros, de ahí ya nos regresamos solos —le pido.
—Claro —asiente comenzando a manejar.
Agarro mi celular cuando recuerdo un pendiente que tenía pero ahora no podré atender, pero se quién puede.
Accedo a mis contactos y busco el contacto de Dylan, cuando doy con el presionó llamar.
—Gretchen —responde dos tonos después.
—Dylan, necesito un favor.
—Dime.
— ¿Puedes por favor ir por mi moto al taller? La dejé hace unos días pero lo olvide y ahora se me complica recogerla —le explico mirando por el retrovisor a mi perro quien tiene el hocico asomado por la ventana.
—Ah, claro, sin problema, ¿debo entregar algo? —cuestiona.
—No nada, yo llamaré para que sepan que vas tú, cierran a las tres.
—Ahora voy, no te preocupes, la dejo en tu casa ¿estará Luck?
—Espera le pregunto —tapo el micrófono de mi celular volteando a ver a mi hermano —Dylan recogerá mi moto del taller, ¿estarás en la tarde en casa? Para que la deje.
—Si, no tengo planes, quizá viene un rato Savannah.
—Garrapatas.
—Ya te quiero ver cuando tengas novio.
—Aja claro —destapo el micrófono y suelto un aló, para llamar la atención de mi amigo —si estará, déjala sin problemas.
—Cuenta con ello, hasta luego —se despide y colgamos.
—Pero porque no me lo pediste a mi —cuestiona mi hermano.
—Te matarias antes de pasar la tercera cuadra de regreso, no sabes manejarla —me encojo de hombros quitándole importancia.
—Algún día me la prestarás —asegura.
—Aja.
Pocos días después...
Enciendo la moto y me pongo en marcha a casa. Acababa de tener un pequeño encuentro con el chico del club, es agradable pero Rox me metió en problemas.
Aún no estoy lista para algo serio y es lo que busca el, lo evitó cuanto puedo, es cansado pero no me veo siguiendo adelante luego de aquello.
Sacudo la cabeza negada a nublarme por ese mal recuerdo y me concentro en el ahora.
Es tan genial sentir esta energía tan loca, la piel de gallina y ese sentimiento de emoción que amo al ir en mi moto.
Hago una pequeña parada en el súper para comprar un par de cosas chatarra para ver una película.
Amo las vacaciones.
Cuando llego a casa veo un auto estorbando la entrada al garaje donde guardo mi moto, por lo que la dejo detrás del auto y entro a casa para hacer que quien sea mueva su auto pronto.
No me agrada tener la moto sin supervisión en la calle, bajo el sol, puede dañarse la pintura, acaba de salir del taller y no creo la roben pero paso de tentar a mi suerte.
Además no reconozco el auto.
— ¿Quién mierda está tapando la entrada del garaje no puedo guardar mi moto? —grito en cuanto cierro la puerta detrás de mí, tomando un paraguas que esta recargado en la entrada.
Esta vez quien sea no estaré desprevenida.
Pero toda clase de pánico ante el incognito de quien este en casa para cuando entro a la sala y encuentro a mi hermano con un par de chicos dándome la espalda.
—Tan amable como siempre hermanita —saluda Luck sonriéndome.
Le regreso la sonrisa pero en mi caso no es muy amable, suspiro tirando sin cuidado el paraguas al suelo, ya no lo necesito.
—Pense estaría sola ¿qué haces, hacen aquí? —pregunto confundida.
Y es cuando los chicos se voltean, suerte de mierda.
—La salida se canceló y ya que no teniamos más que hacer acabamos acá, menos Tyson, el acaba de llegar, estaba con una chica —explica mi hermano mirando con una sonrisa para molestar al rubio.
Oh hermano si supieras que la chica era yo jaja, vida de mierda.
Suspiro fingiendo total ignorancia a quienes sean los chicos atendiendo la mirada de mi hermano en vez de la impresionada de Tyson.
—Y ¿de quién es el auto? intento meter mi moto al garaje.
— ¿Tienes una moto? -pregunta confundido el otro chico.
— ¿Por qué se siguen sorprendiendo? —me cuestionó en voz alta, la historia de mi vida.
Cómo era de esperar la quizo ver el chico y acepte para salir de la incómoda escena dónde el rubio intercalada su mirada entre mi hermano y yo confundido.
Salimos a la calle y recibo cumplidos más que merecidos al verla, pero claro no los culpo es maravillosa.
—Ahora pueden mover el auto ¿no? —repito luego de unos segundos en silencio mirando como aprecian mi moto.
—Si ya voy —el chico que desconozco su nombre camina hasta el auto y se mete moviéndolo más adelante.
Mientras busca un puesto cercano a la casa nos quedamos en silencio Tyson, Luck y yo, para mí resulta incómodo pero Luck se ve tan tranquilo y feliz, no averiguaré que piensa el rubio.
Pero oh sorpresa Tyson no lee pensamientos o situaciones y lo descubrí cuando suelta lo que desataría mi noche.
—No sabía que eras conocido de la chica con la que salgo —suelta de la nada como si no estuviera ahí y siento como mi respiración se atasca.
Mierda.
—Amigo y como no me habías dicho, de quién hablamos, Keitlin, Salma, oh ya se es Blum ¿cierto? —mi hermano lo mira chismoso y yo ya olvide como respirar.
Volteo al cielo y pido mentalmente a lo que sea que haya arriba que no diga más Tyson, no capto Luck, que ya se quede así.
—No, es... —le doy un condaso disimuladamente esperando capte mi mensaje.
Joder es mi hermano, acaso este estúpido no sabe cómo son de protectores, la última vez que presente a un novio, aunque esté chico no es mi novio, solo un chico con el que salgo, nada serio pero tenía que ser un idiota sin la única neurona que necesito despierte, la supervivencia.
—Ey miren mi casa, adiós —suelto callandolo al doble queriendo huir.
Y cuando mi hermano me mira fijamente me doy cuenta que comenzó a atar cabos y que no debí ser tan indiscreta.
—Un momento... ¿Ustedes dos? —se queda mudo señalando nos sin terminar de creerse lo que ocurre.
Doy un par de pasos atras como protección en caso que reaccione mal, no quiero estar cerca si saca su lado hermano celoso y protector.
Pero no soltó nada así si no lo que menos espere.
—Genial, bien por ustedes, bien hecho Gretchen me alegra salgas adelante después de aquello —sonrie ampliamente abrazándonos.
Mi tranquilidad decae cuando menciona lo último separándome de golpe.
—Puedes... solo, olvida que todo eso paso Luck, por favor —ruego en voz baja.
—Ey no, es momento de seguir hermanita, ha pasado ya pronto un año, me alegra tengas una relación, no me cae sea con un amigo pero confío en el, es de los buenos —se acerca a mi apretando mi hombro.
—Lo se, pero aún no puedo, no quiero, ni lo haré si no me apetece —me doy la vuelta sin importarme la escena que empiezo.
Está vez Tyson si piensa y no me sigue, no nos sigue más bien, ya que Luck decidió seguir mi paso hasta la casa.
—Gretchen, no puedes estancarte.
—No puedes opinar si no lo has vivido, tu lo dijiste, no ha pasado ni un año —sigo caminando, casi corriendo intentando alejarme pero me detiene de nuevo.
Está vez su voz.
—Se lo merecía —murmura y mi sangre comienza a hervir.
— ¿Perdona?
—El chico estaba mal, estaba yendo por malos caminos, era obvio que terminaría así —suelta comenzando a molestarse.
Me volteo de golpe soltandole un golpe con toda mi fuerza en las costillas.
—Colo puedes decir algo así, tenía diecisiete imbécil, necesitaba ayuda, quizá un poco pero no lo conocías, no puedes decir que se merecía una cosas así —lo encaro sintiendo las lágrimas queriendo correr por mi rostro.
—No te merecía, ni lo hará nunca, no seas estúpida, el se busco acabar de esa forma, aceptalo de una vez y ya.
De quién habla fue mi novio, quizá fue por corto tiempo o éramos muy jóvenes, cegados por la ilusión del primer amor, pero jamás podría merecerse nadie una cosa así, ellos solo veían a la persona problema fuera, pero yo veía a la persona detrás.
—Estaba enfermo, tenía los días contados, Luck, el solo quería vivir cuánto pudiera, pero no sabías eso ¿Cierto? No, tu solo veías las cosas sin contexto, piensate bien las cosas antes de soltar estupideces.
Me doy la vuelta molesta, solo tenía que dejarme sola, pero no, tenía que venir a decir estas cosas, recordarmelo todo eso que aún lastima tanto.
Pero hable así de el frente mío es algo que me hirió de sobremanera —Dios ya tuve suficiente no lo soportare más.
Salgo apresurada de la casa ignorando la voz de mi hermano e incluso murmuros confundidos de los invitados de el.
Subo a la moto y la prendo poniéndome en marcha, solo necesito conducir y olvidarme de lo que acaba de pasar tal vez crean que soy una exagerada pero por dios eligió un tema muy delicado en un pésimo momento para mí.
Y tal vez si estoy sobreactuando pero que hablen de el de por sí lastima, saber que ya no está más en este estúpido mundo y ahora el saber la opinión real que le tenían, conocer como lo juzgó sin mirar más allá.
Solo, lastima.
Sin aguantar más rompo en lágrimas y por mi seguridad bajo de la moto dejándola sin importarme nada, solo me grabo el número del local y la calle, empezando a caminar quitando frustrada las lágrimas de mi rostro.
Y es que no es solo lo que acaba de pasar, me siento superada, ya no puedo más con todo esto, suelto un grito ahogado dejándome caer de a poco apoyándome en una pared.
No puedo con todo esto, es un peso que cargo sola a diario, estoy harta de fingir que estoy bien, que no me falta nada, que soy feliz, pero solo finjo, cada estúpido día, la muerte de mis padres duele aunque hayan pasado tantos años y nunca dejara de hacerlo, simplemente aprendí a vivir con ese dolor así como con el de él.
Y tendré varios amigos, pero últimamente Rox y Savannah me hacen mucho de lado, Dylan ya nunca pasa tiempo con nadie del grupo, Jaden siempre está ocupado en el taller de su padre.
O quizá yo soy la que los aleja, porque no quiero me vean en estos malos días.
Me siento sola y cada que salgo de casa un sentimiento de terror y pánico me ataca, no acabo de entender porque fue tan sencillo todo.
El sentimiento de ser perseguida persiste aunque no sea así y el no poder decir nada me está rompiendo de a poco, es un peso que no quiero cargar, ya...ya no puedo.
Me levanto temblando, me siento perdida, alrededor de un montón de desconocidos, ajena a todo lo que hagan afuera a esta hora, mi corazón comienza a acelerarse, aprieto las manos a cada lado de mi cuerpo intentando relajarme, pero el aire no llega a mis pulmones.
Cierro los ojos contando lentamente hasta diez una y otra vez he visto en películas que funciona, debe hacerlo.
Pero no funciona y los pensamientos de que moriré a la mitad de una calle más de Nueva York, me llena de miedo.
Necesito aire.
Esquivo a la gente que pasa apresurada a mis lados sosteniendo mi pecho, buscando llenar mis pulmones de aire, pero siento que nada llega y comienzó a desesperarme, sintiendo como lagrimas vuelven a acumularse en mis ojos nublándome la vista.
Camino apresuradamente perdida, intentando relajarme y no caer completamente en desesperación, pero siento mi corazón martillear en mi pecho y mis piernas cada vez más débiles, mientras en mi mente pasan distintos recuerdos, desde momentos con mis padres, de mi infancia o con él, hasta ese día que atormenta cada uno de mis pensamientos constantemente.
Pero una voz gritando aterrada cuidado me llama la atención.
Sacándome momentáneamente de mis pensamientos. Pero ya era muy tarde para moverme.
Estaba detenida a media calle, observando a través de mis lágrimas un auto acercándose a toda velocidad y ni siquiera intento parar.
Siguió como si no estuviera y me quede congelada por el miedo.
Lo último que sentí fue un golpe en el costado, aventándome brutamente; la caída más dolorosa que jamás pude ni siquiera imaginar y al final sentí mi cabeza golpear en algo poniendo todo a mí alrededor negro.
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