Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

Gretchen

Negro.

Es todo lo que percibo a mi alrededor y me pregunto si al fin acabó todo, si ya llego mi momento, el que tanto deseo, el único escape que he encontrado de lo que sucede.

Morir.

Mas cuando percibo movimiento a mi alrededor me doy cuenta, aún no acaba, no permiten que acabe.

Al menos ya no duele, quizá ya me acostumbre a el malestar, al dolor o ya estoy en mis últimos respiros, como en las series que vi con mis amigos, con Luck, con mi pequeño Legolas, mi perrito, que será de ellos.

Espero ya me hayan dejado ir o quizá no les importo nunca, solo era la chica molesta, quien parecía tenerlo todo, pero en realidad no tenía nada.

¿Y lo peor?, la persona que por tanto tiempo, cada maldito día se encargaba de contarme lo despreciable que le era, no logro recordarlo, tengo las palabras grabadas en mi mente, no logran irse, cargando con ellas un inmenso sentimiento de vacío, traición y tristeza.

Por más que lo intento no puedo ver de quien se trató esas largas horas de tortura tanto psicológicas como físicas, es como una sombra negra con una voz distorsionada, susurros acosándome.

Me frustra no recordar de quien se trataba, soy como un juguete nuevo para esta gente y todas esas tardes o quizá noches funcionaron, me manejaron a su antojo, manipulando mis recuerdos.

Y si alguna vez salgo no seré capaz de alejarme de esa persona que me hizo daño con tanto gozo, como confiaré ahora en cualquiera si ya no se quien finge ser mi amigo de frente y en cuanto doy la vuelta me apuñala por la espalda.

¿Me merezco esto?

Siento como un par de lágrimas traicioneras se escapan de mis ojos pero esta vez una mano las retira de mis mejillas.

Quiero abrir los ojos, lo intento una y otra vez pero no puedo hacer nada, con el pasar del tiempo mis sentidos van mejorando, siento una mano sosteniendo la mía y otra en mi cabello acariciándolo, deseo saber quién está a mi lado pero no puedo y el temor me embarga.

Las voces comienzan a hacerse susurros distorsionados, pero es como si estuvieran gritando para mí, me duele la cabeza como la mierda —por dios cállense— pienso mas no logro pronunciarlo.

Que fastidio, ahora que está sucediendo, no pueden dejarme un momento en paz, sola, no me han dañado ya suficiente todo este tiempo.

Pasan horas donde de nuevo soy solo yo en mi oscuridad, ya no hay voces, ni toques, estoy sola.

Siento una luz azotar mis ojos cegándome al momento de querer abrirlos confundiéndome.

Me movieron, nunca hay luz en mi estúpida jaula de paredes.

Pongo mi mano sobre mis ojos tapando mi vista de donde proviene esa luz cegadora, ¿acaso morí?

Bueno debo aceptar que la idea de ir a la luz no pensé fuera real, porque vamos, es una vieja historia de películas.

Mas caigo en la realidad, aun no sabré si es un mito o no, la máquina que pita molesta marcando el ritmo de mi corazón me lo aclara, pero ahora mi pregunta es ¿Qué sucede?

Luego de unos minutos logro acostumbrarme a la luz y pongo atención a mi alrededor, es obvio que es un hospital, el detestable olor de medicina y lágrimas impregna el aire. Como odio este lugar, pero si estoy aquí eso significa que...

Mis ojos se empañan de lágrimas al darme cuenta que ya no estoy en ese asqueroso lugar, ¿pero cómo?

Intento recordar que ha pasado pero me duele la cabeza, quien lo diría, pensar duele.

Sonrió por mi propio chiste, bueno aún tengo humor, algo roto pero ya era así.

Decido solo quedarme acostada donde estoy esperando que alguien venga y poder atacarlo de preguntas, pero pasa el tiempo y nadie llega.

La incertidumbre me comienza a desesperar, necesito respuestas y por supuesto las tendré.

Ansiosa busco el estúpido botón para que venga un enfermero o enfermera, podría estar muriendo mientras ellos están haciendo dios sabrá que, pero no, no hay un jodido botón rojo como el de películas para que te atiendan.

Pésimo servicio.

Y es cuando la mejor idea para tener a alguien en mi cuarto pronto surge, soy un genio.

—A menos que me desangre claro —murmuro para mí después de sacar de golpe las agujas que me conectan a las cosas a mí alrededor, pero no contaba que sangraría y no se detenerlo, excelente.

Intento levantarme por papel o una toalla o lo primero que se me cruce, pero más cables me detienen.

Me hice un robot mientras dormía o que carajos, no tardo en darme cuenta que son los cables que debía sacar para que el monitor no recibiera más un registro de que siguiera con vida, bien por mí, ahora me desangro sin razón.

—No debí saltarme las clases de primeros auxilios en la secundaria —me regaño en murmuros como si pudiera devolver el tiempo.

Lo bueno la sangre no me da asco o ya estaría desmayada, aunque quizá por la pérdida termine por hacerlo o quizá estoy exagerando.

Jalo los cables que están pegados a mi pecho logrando que el monitor pite esta vez en un constante himno de muerte, sí... me está empezando a faltar toda esa sangre, ya no pienso bien, pero que clase de agujas eran, parece que me metieron un succionador de sangre y ahora que lo saque se desperdicia.

Quizá no estoy bien y en verdad esa estúpida organización que aún no descubro en que tengo que ver vaya a terminar de drenarme y luego me venderán en el mercado negro, solo digo, tiene sentido.

No pasan más de cinco minutos cuando al fin unos pasos apresurados se escuchan en el corredor, enserio podría en verdad estar muriendo o ya muerta y se dan el tiempo del mundo, si muero me encargare de joder como un buen fantasma cada esquina y habitación por aquí.

Y al fin la puerta de mi habitación se abre de golpe ingresando una mujer de bata, una enfermera y un enfermero, no sabía que se necesitaba tanta gente para revivir a alguien.

—Buen día —saludo con una sonrisa de lo más falsa.

No le daré una de verdad a gente culpable de mi falsa muerte para llamar la atención debido a su pésimo servicio libre de botones rojos para pedir ayuda.

Cuando se dan cuenta de lo que pasa después de cambiar la mirada de mi al monitor de la muerte un montón de veces, como si no se creyeran lo que sucede.

Ay por favor que exagerados, ni que fuera la primera en hacerlo.

—Creo que se confundieron, ella iba al loquero no aquí —habla al fin uno de los enfermeros.

Le dedico una mala mirada ofendida, está sugiriendo que mi ingenio es del tipo sombrerero, ¿se atrevió?

— ¿Perdona?

—Nos hiciste creer que estabas muriendo si no es que ya muerta y ahí estas sentada tranquilamente —se queja el mismo atrevido.

—Si tuvieran un maldito botón para pedir ayuda no tendría que haber pasado —respondo sin darle importancia.

— ¿Te refieres a este botón? —cuestiona la supongo doctora levantando de un lado de la cama un control con como diez botones azules pero ella tiene el dedo sobre uno del lado derecho al medio.

—Dije ayuda no televisión.

—Cuando picas eso nos llamas al área de enfermería y alguno habría venido a atenderte —explica con calma la única enfermera.

Miro dudosa el control pero como me duele la cabeza se me van las ganas de pelearme con nadie, yo tengo razón, pero los dejaré pensar lo contrario.

—Si bueno, me desangro, ¿les importa? —levanto mi brazo mostrando la herida de la que no para de salir sangre.

—Estuviste capturada por cinco meses —comenta alguien de la nada, distrayéndome de la batalla de miradas con el molesto enfermero y volteo a ver el origen de la voz confundida por lo que dijo —por como llegaste y en manos de quien estabas todos sabemos lo mal que la pasaste, te tuvieron que inducir en coma y una semana después de todo eso, apenas despiertas haces un escándalo tan tranquila. Es interesante.

Unos profundos ojos grises me escudriñan como si fuera un animal en peligro de extinción.

— ¿Interesante? —cuestiono empezando a incomodarme por su mirada intimidante, parece querer ver hasta mi más profundo miedo o secreto.

Al fin sus ojos se apartan de mí y camina por el cuarto.

—Siempre pensé que la pequeña princesita de los Brown era más frágil, pero miranos aquí, estas con vida y no pareces afectada en lo absoluto —se queda parado de espaldas como si el paisaje del patio de este lugar fuera algo muy interesante.

Y es cuando me permito escanearlo como el hizo conmigo. Empezando por su altura resulta que es tan intimidante como su mirada, quizá si me levanto de esta cama me gane por una cabeza o más y puedo decir con seguridad que soy una persona de tamaño promedio, casi llegando a ser alta y en este país es una buena altura pero vaya el aparte de medir casi dos metros tiene una figura musculosa, no llega a ser exagerado, es malditamente perfecto y ni voy a pensar en su cabello.

Estúpida vida que se cree para hacer chicos tan perfectos, aunque algo mal debe tener, seguro es un gran idiota, cliché, dah.

Él se queda callado todo el tiempo que lo observé, hasta que la gente ocupada de mi salud terminó de conectarme como estaba antes, detener mi sangrado y revisar este bien.

Aceptaré que fue un rato bastante incomodo, no soy fan del silencio, me acostumbre a él, pero nunca me ha gustado.

Casi al instante que la puerta cierra dejándonos solos voltea a verme y pobre, por más que me intimide un sujeto extraño a solas conmigo será mi blanco de preguntas, espero sea paciente que no lo dejare en paz.

— ¿Quién eres? —cuestiono en primer lugar.

—No te interesa.

Se sienta en el sofá cruzando la pierna y dejando los brazos en el reposabrazos cómodamente.

—No quiero a un extraño en mi habitación, dime o te largas —respondo con una sonrisa sarcástica.

—Y si te digo mi nombre de pronto seremos amigos y me dejaras estar ¿es así? —sonríe con burla pura.

—No dije nombre, dije quién eres, que haces aquí y porque me conoces, te saltaste la primaria y por eso no comprendes ¿es así?

—Que desesperante eres —murmura borrando todo rastro de la burla de hace unos segundos.

—Lo sé, ahora responde, no es tan difícil —ruedo los ojos cruzándome de brazos, y la desesperante soy yo, aja —oh ya se, juguemos a las veinte preguntas.

—No.

—Anda, se nota no vienes para acompañar mi soledad, quieres respuestas cien por ciento seguro, tu dame lo que pido y lo regreso. Todos felices —hago estrellas de jazz con las manos sonriendo.

—No te responderé tantas.

—Quince.

—No.

—Catorce.

—Sigue siendo mucho.

—Diez.

—No.

—Vamos, cede un poco señor desconocido.

—No soy un señor desconocido, me llamo Damon y te gano por pocos años.

— ¿Ves? No es tan difícil soltar simples datos —digo haciendo un movimiento con la mano quitándole importancia.

—Bien, te doy siete, tómalo o déjalo —responde inclinándose hacia adelante apoyando sus antebrazos en sus piernas.

—Perfecto, empiezo yo —me acomodo más derecha en la incómoda cama, la cual antes de irse la enfermera nivelo para poder estar sentada cómodamente— ¿Quién eres?

Se queda callado un momento pensando su respuesta al parecer y antes de comenzar a hablar suelta un suspiro.

—Damon —dice sin más, lo miro con el ceño fruncido y él sonríe, vaya idiota.

—Oh, desayunaste payaso, ya veo, no me haces gracia imbécil —debo aceptarlo el chico comenzó a frustrarme.

—Ya bueno, solo bromeaba relájate —se ríe dejando al descubierto su perfecta y bonita sonrisa, ay maldito— solo te puedo decir que soy Damon, estaba encargado de tu seguridad hasta el momento de tu secuestro, el resto de la historia no me corresponde contarla —pasa su mano por su cabello no sabría decir que peinándolo o despeinándolo.

—Supongo que me toca ceder y conformarme con tu respuesta. Enserio me servirían esas veinte preguntas —murmuro más para mí suspirando.

—Bien, ¿por qué estás tan calmada?

Su pregunta me deja un momento congelada sin saber bien que responder, una será mentira, pero dejara cubierta la vulnerabilidad, será continuar con mi máscara de alguien fuerte o eso quiero pensar más mi consiente me grita que ni yo me creo esa tranquilidad.

Me debato entre decir la verdad o mentir, pero mi conflicto se ve interrumpido cuando la puerta se abre dejando a la vista a mi familia.

Salvada por la campana.

Y las personas que entraron unos minutos después fueron como un golpe del universo, devastador y shockeante.

No se ustedes pero yo ya echaba de menos a mi Gretchen, para mal aquí es donde todo se vuelve una montaña rusa que espero poder manejar como deseo, volvió a los putazos jaja.

Bueno también quería decir que si tienen alguna opinión de como lo llevo hasta ahora me ayudarían mucho, nos leemos pronto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro