Buffet Froid
Acto X: Buffet Froid
Parte 2: De esperanzas perdidas y del comienzo al término.
Los ojos de todo el Tribunal estaban puestos en el maestro de pociones, el rostro del hombre de las pociones estaba en blanco, recorriendo uno por uno los rostros de los Lores y Ladys sangre pura que regían en el Wizengamot hasta detenerse en Dumbledore.
—Pese a lo que mi predecesor hubiera hecho como sub directora— ésta vez los ojos oscuros se estuvieron en una sorprendentemente viva Minerva McGonagall en la sección del público; al parecer Harry aún no había hecho su movimiento para asesinarla —Cuando unos estudiantes vinieron a mí con dudas y preocupaciones acerca de cierto pasillo abandonado del segundo piso hacia el lado sur del castillo, no los ignoré, incluso cuando ellos se refirieron como un simple mal presentimiento se lo informé al Director Flitwick y éste a su vez, a Lord Potter, quien como dueño del castillo podría acceder mejor a ciertos lugares con trampas en los que incluso el director no puede llegar, estuvimos al menos tres días explorando aquél pasillo, y si no fuese por las serpientes de los cuadros no nos habríamos dado cuenta de las runas ubicadas en diferentes puntos del pasillo— un silencio pesado se instaló en la sala de Tribunal, varias miradas quedando sobre la figura de Albus Dumbledore, algunas confundidas, otras inquisitivas, pero la mayoría solo miraban indiferentes hacia ambos hombres.
—Desde luego, eran capas de runas y hechizos muy intrincados pero de ninguna manera eran hechizos poderosos, yo mismo me encargué de echarlos abajo— dio una media sonrisa al viejo Albus notando rojo de sus mejillas y la indignación brillando en sus ojos al ver que sus hechizos habían sidos despedidos con tanta facilidad.
—¿Qué más pasó, Maestro Snape?— habló uno de los miembros del Winzegamot.
—Hubo muchas habitaciones trampas a lo largo del pasillo, hubo un compilado de maldiciones oscuras ue había hecho sentir orgulloso al más sanguinario de los señores oscuros— volvió a hablar, con ese tono aburrido y desinteresado —Sin embargo había una habitación que no era trampa— miró con una especie de disculpa a Amelia antes de comenzar a hablar —Había una cama y un montón de cuerdas a su alrededor así como cadenas que suprimían magia, Madame Bones yacía en la cama, drogada, apenas consciente de las heridas en el resto de su cuerpo— dio un momento a los magos y brujas para que lo asimilen todo —Las sabanas estaban manchadas de sangre, así que realicé algunos hechizos de diagnóstico estándares y poco invasivos en caso de que tratáramos con algo más que tortura— su ceño se frunció de manera profunda e hizo una mueca —No voy a negar que por un momento creí que ocurrió una violación, ella se veía terrible, y solo una pequeña bata cubría su cuerpo— la mujeres dentro del tribunal se estremecieron visiblemente y los Lores miraron con furia a Dumbledore, una de las peores cosas que alguien podría hacer en el mundo mágico era el abuso sexual y Dumbledore lo sabía, todos lo sabían, y no era tan repudiado solo debido al trauma que dejaba en las mentes de las víctimas, sino también por la impresión que dejaba en la propia magia, de alguna manera, asaltar a un mago o una bruja de forma sexual, desgarraba la magia de la víctima a un nivel de núcleo, dejándolo no solo incapaz de controlar su magia, sino que con más probabilidades de convertise en un obscurial.
Ninguna nación quería hacerse cargo de uno, los obscurial eran una especie de criatura con la que nadie debía lidiar y era un destino que ninguna persona, ni siquiera la más perdida de las mentes merecía albergar.
—Después de éso la llevamos a la enfermería para aplicarle los primeros auxilios y de ahí fue trasladada a San Mungo, mientras éso ocurría, Lord Potter continuó revisando todo el pasillo y todo lo que pareció sospechoso se lo entregó a los aurores, quienes fueron llamados apenas llegamos a la enfermería con Madame Bones— el Tribunal volvió a quedarse en silencio, sin embargo, Doge, como siempre, el fiel defensor de Dumbledore levantó su varita iluminada, pidiendo hacer preguntas, Fudge frunció el ceño pero asintió permitiéndolo.
—Señor Snape, si pudiera preguntar ¿Por qué no se llamó antes a los aurores? Es sospechoso que incluso los llamaran después de que la Señora Bones esté en su enfermería— Snape solo arqueó la ceja, mirándolo como si fuera realmente estúpido.
—¿Por qué deberíamos? Era un asunto netamente de Hogwarts, obviamente ninguno de los maestros esperó encontrar a una bruja secuestrada allí, era solo una inocente investigación dentro del castillo, hecho por profesores— fue la respuesta del hombre y Doge apretó los labios.
—¿Y entonces por qué decidieron llamar al señor Potter?— volvió a presionar él hombrecito estúpido, como si realmente no conociera la horrible actitud que el pocionista seguramente tomaría por la infantil persecución.
—Lord Potter— corrigió Snape con una sonrisa de come mierda —Es dueño del castillo, nosotros; maestros y alumnos somos invitados en su hogar, no vas y simplemente investigas en la casa de alguien sin avisar al dueño— respondió como si hablara con uno de ésos niños muy estúpidos, el rostro de Doge se iba poniendo cada vez más rojo a medida que las palabras salían de la boca del maestro de pociones —Bajo la nueva dirección, el director así como la Junta de Gobernadores trabajan estrechamente con Lord Potter, como dije anteriormente, no somos como nuestros antecesores que parecían contentos con sobrepasar los límites establecidos y los entes reguladores del colegio. Nos enorgullece decir que ahora hacemos las cosas de la manera correcta—
—No más preguntas— dijo el hombrecillo con los labios apretados. Tiberius Odgen miró con los ojos entrecerrados a Doge, todo el mundo sabía que el hombre era un seguidor de Dumbledore y no podía creer que incluso en ésta situación tratata de salvarlo de alguna manera.
—Gracias Maestro Snape, si pudiera tomar asiento el banco de testigos, demos lugar al segundo testigo Filius Flitwick, director actual de Hogwarts y maestro de encantamientos— su testimonio fue parecido al de Severus aunque él se había centrado más en los encantamientos oscuros que había alrededor del pasillo y en la habitación donde fue encontrada Madame Bones. Y así, unos por uno los demás testigos pasaron, Madame Pomfrey dio una lista de todas las lesiones que encontró y los procedimientos de primeros auxilios que realizó, un sanador de San Mungo, tras el permiso de Madame Bones, declaró y enumeró las pociones y hechizos que fueron encontrados dentro se la víctima.
Amelia se encontraba realmente pálida y parecía enferma a medida que ambos personales de salud declaraban todas sus lesiones pero sobre todo, lo que más la enfermó fue lo que intentaron hacer con su magia.
Dumbledore intentó ser más astuto de lo que era, y mordió más de lo que podía, el era solo demasiado idiota y egocéntrico como para darse cuenta de lo que estaba haciendo mal, en perspectiva, el plan era viable, solo debía secuestrar a Amelia, recopilar todos los datos y evidencias que apuntaban a Dumbledore, borrar su memoria o matarla, pero el viejo era codicioso, notó que tanto Harry como Voldemort se hacían cada vez más poderosos y con ninguno bajo sus hilos de marionetista, él mismo debía de hacerse poderoso, y ya que tenía los materiales a mano... bueno, siempre podía impulsar su magia con herramientas varias.
Los collares de traspaso rúnico no son necesariamente ilegales, es una especie de tabú, puesto que su función es prácticamente drenar el núcleo mágico; el proceso es bastante simple la verdad, como un tatuaje mágico, hecho con una varita, una serie de runas son escritas en el cuello del portador y junto con una serie de hechizos de activación, la magia de la víctima poco a poco va desangrándose hasta que no queda nada y el portador del collar muere, se hace un énfasis en el poco a poco, ya que si el drenaje se realiza demasiado rápido, el portador muere antes de que se obtenga cualquier magia de la víctima, eso probablemente sería una de las razones por la cual Dumbledore tenía secuestrada a Amelia Bones.
En síntesis, un collar de drenaje rúnico no es necesariamente ilegal, pero sus resultados lo son ya que derivan en la muerte. Así que a pesar de las pruebas obtenidas en contra del viejo (varios pergaminos con una serie de runas propias y unos cuantos libros de runas de sangre avanzadas, ésos sí muy ilegales), los cargos de intento de asesinato en primer grado fueron eliminados a simplemente intento accidental de asesinato, cosa que la mayoría ni siquiera creía que existía.
A pesar del sudor que corría por los costados de su rostro debido al nerviosismo, Dumbledore tenía esperanzas. Sabía que sus más leales planeaban algo y que lo rescatarían antes de incluso llegar a Azkaban, por que lo sabía, era evidente debido a los rostros poco impresionante de las masas que pedirían que fuera a la prisión ¡Necios todos ellos! Pero verían, cuando hablara del Señor Oscuro y de Harry trabajando juntos no tendrían más opción que dejarlo en libertad o al menos en una prisión de seguridad mínima, él era quien derrotó al Señor Oscuro Grindelwald, si ya no tenían a Harry como su salvador la respuesta más obvia era él. Y como los cobardes que eran de seguro que lo llamarían para que solucionara sus problemas.
Y dentro del gran esquema de las cosas, él, Albus Dumbledore, como pilar y líder de la luz, había adoctrinado desde sus tiernos años a la mayoría de los magos y brujas que estaban presentes en su juicio, desde el principio, los dejó creer que el héroe de la luz siempre se encargaría, él era ése héroe, pasó más de medio siglo inculcando ésas enseñanzas en las mentes impresionables de los niños de Hogwarts siendo primeramente su profesor y luego su director y no pararía ahora, sus planes no acabarían ahora porque siempre habría alguien dispuesto a sacrificarse a sí mismo o a su familia por él.
Siempre hubo alguien dispuesto a sacrificarlo absolutamente todo por él, y ésta vez no sería diferente.
Sin embargo, paseando críticamente su mirada por los asientos del público, pudo notar que varios sospechosos de mortífagos estaban allí, incluso entre el Wizengamot, el nerviosismo era una reacción bastante esperada, sobre todo al ver que muchos de ellos tenían el inicio se una sonrisa en sus labios, un escalofrío le llegó en la espalda cuando llamaron a Potter a declarar, allí, altivo, oscuro e imponente se acercó a la silla y permitió que el fiscal comenzara, en ningún momento se dignó siquiera a mirar a Dumbledore y eso lo ponía furioso, él fue su mentor, su manejador y su titiritero, no podía simplemente ignorarlo de ésa manera, apretó los puños con fuerza mientras observaba al joven señor en el que se había convertido su arma.
Seguía preguntándose cómo logró Voldemort hacer florecer a Harry hasta convertirse en lo que era, la perfecta arma que debía usar para la luz ahora era el verdugo de la oscuridad, era casi patético como el mocoso se dejó engañar por la palabras de Tom Riddle, sin embargo, no era nada que un par de hechizos y pociones no solucionaran, Harry Potter volvería a ser su mártir de la luz.
—Podría hablarnos de los eventos ocurridos en las vacaciones de Yule en su castillo, Lord Potter— comenzó Rufus, los ojos verde brillante se enfocaron en él por solo por unos tortuosos segundos antes de volver a vagar por el Tribunal, sirmpre evitando de manera magistral el punto donde se encontraba Dumbledore, muchos notaron la sonrisa salvaje de su rostro cuando cruzó miradas con Fudge, pero rápidamente continuó observando a la gente y sus reacciones.
—Por supuesto fiscal, el director Flitwick me envió una carta unos días antes del incidente, sabrán que, estando fuera del país y celebrando nuestras propias tradiciones en el hogar de mi padre, tardó mucho más de lo que esperaba, por lo que me disculpo con Madame Bones por no haber podido llegar mucho antes— la mujer le dio una suave sonrisa y un asentimiento, Harry ya se había ''disculpado'' con la mujer para estar en sus buenas migas, hacelo públicamente solo elevaría su ego y al mismo Harry no le temblaría la mano para hacer lo necesario para cumplir sus objetivos, su padre le había enseñado bien —Estudiando en otra escuela de magia renombrada, generalmente mis incursiones en Hogwarts eran para reuniones con la Junta de Gobernadores, y con los directores y jefes de casas, pero aparte de esas reuniones, el director y la junta tienen vía libre para actuar como mejor les parezca—
—¿Ésto tiene alguna relevancia?— interrumpió Fudge, solo logrando irritar más a Harry, quien sonrió a cambió.
—Estoy llegando a ése punto, Ministro— arrastró la última palabra con descaro —¿Puedo continuar?— preguntó a nadie en general y Rufus se adelantó antes de que Fudge hiciera aún más el ridículo.
—Por favor, Lord Potter— y Harry asintió al hombre cortés.
—Gracias, continuando... los directores y la junta tienen un libre albedrío razonable con ciertas excepciones, sobre todo en cuanto a la seguridad de los estudiantes se trata, es por éso que pedí que me mantuvieran informado de cualquier cosa relevante sobre Dumbledore, entonces, cuando recibí la carta informándome que algo raro estaba ocurriendo en el ala donde se encontraba el hombre, definitivamente estoy yendo para controlar los daños—
—¿Por qué no fue antes, si sabía que Dumbledore se instalaba en su castillo?— presionó Fudge, y cualquier rastro de amabilidad se borró del rostro de Harry, su rostro plano se inclinó levemente hacia la izquierda y sus ojos fríos se estancaron pesadamente sobre la pequeña figura del hombre con bombín.
— Vine aquí en carácter de testigo, Ministro Fudge y haría bien en recordarlo, no me agrada estar siendo tratado como un acusado cualquiera— su tono de voz no se elevó y ni siquiera había un rastro de molestia en su voz, y quizás éso aterrorizaba más a Cornelius —Pero respondiendo a la pregunta que hiciste después de interrumpir mi declaración, de nuevo, verá que yo no resido dentro del castillo, trato de involucrarme lo más que puedo ya que Gran Bretaña Mágica siempre será mi primer hogar— observó a algunas mujeres del tribunal poner una sonrisa suave ante sus palabras tan patrióticas y tuvo que reprimir la suya propia —Pero yo tengo mi propia familia fuera del país y permanezco con ellos, la familia siempre debe de estar unida, sin embargo, debido a una de las voluntades de los fundadores de Hogwarts, cualquier ex director del colegio puede pedir asilo dentro de las paredes del castillo, por lo que tuve que aceptar a regañadientes que Dumbledore se quedara allí a pesar de comprender el peligro que presentara para los alumnos, lo único que la Junta de Gobernadores, la directora interina y yo pudimos hacer en ése entonces era mantenerlo lo más alejado que podiamos de los estudiantes y pedir tanto a los retratos como a los fantasmas que lo vigilaran en caso de tratar de atacar a un estudiante, lastimosamente aún mo sabemos cómo Madame Bones llegó al castillo, y dado que ella no era estudiante, y no la vieron ni los retratos ni los fantasmas, las salas no alertaron al Director, aunque tenemos la sospecha de que pudo haber algunos elfos domésticos involucrados, elfos atados al señor Dumbledore me temo, ya que los de Hogwarts tenían prohibido acercase a él— el silencio dentro de la mazmorra utilizada para el juicio era ensordecedor. Las miradas que Dumbledore recibía eran intensas, sin embargo, el hombre se mantenía estoico, sus habituales ojos brillantes ahora se veían fríos y apagados, pero su rostro permanecía tranquilo, sin ninguna emoción que lo delatara.
—¿Puede hablarnos de lo que ocurrió cuando usted llegó al castillo el día de los hechos?— y Harry asintió, su mirada se volvió lejana, como si se perdiera en sus recuerdos.
—Llegué un poco después del medio día— comenzó su relato —El director Flitwick y el subdirector Snape ya me estaban esperando y ambos marchamos hacia el segundo piso del lado sur, donde se encuentran las aulas inhabilitadas y los aposentos para invitados—
—¿Alguien más se encontraba residiendo en el lugar aparte del Sr. Dumbledore?— preguntó el fiscal y Harry negó con la cabeza.
—No, cuando supimos que pidió asilo y decidimos el lugar en que se quedaría trasladamos las clases de música, arte y etiqueta al primer piso junto con Estudios Muggles y Cultura y Tradición mágica, hicimos todo lo posible para liberar ése piso de estudiantes y sólo se utiliza cuando se realizan las reuniones de la cámara y deben ingresar a la cámara de los secretos, casi siempre van acompañados del subdirector Snape ya que él y el retrato de Salazar Slytherin dan conferencias sobre pociones antiguas, sin embargo éso solo se hace los fines de semana, durante clases y entre clases ningún alumno o maestro pisa ésos pasillos, los retratos son escasos pero eran suficientes como para que informaran al Director de todas las veces que intentó salir sin permiso e ir hacia la parte principal del castillo o visitar a nuestro guardabosques, el director debió haber entregado a los aurores una lista de todas las veces en que el Señor Dumbledore decidió escabullirse por el castillo, todas ellas frustradas por los maestros, deberían de tener fechas, la hora y el lugar donde fue encontrado— Rufus asintió y miró dentro de sus documentos notando una lista ni muy corta ni muy larga de las veces en las que Dumbledore intentó acercarse a los estudiantes.
—Una vez que llegamos al pasillo del segundo piso donde él habitaba, noté que había un hueco en las protecciones creado a base de runas y alquimia; solo puedo suponer que ésa fue una de las razones por la cual las protecciones no alertaron sobre la presencia de Madame Bones, sin embargo éso no fue lo único, ya que había runas espejo en varias ubicaciones del pasillo para despistar a cualquiera que vaya por ahí—
—Los aurores mencionaron que eran runas oscuras— mencionó Rufus, viendo las fotografías y anotaciones de expertos en los documentos.
—Eran Runas de sangre— mencionó Harry, varios susurros se alzaron en la sala, varios Señores de casas oscuras lo miraban con curiosidad y los señores de la luz con los ojos entrecerrados con leve sospecha.
—¿Conoce éste tipo de runas?— preguntó el fiscal y Harry asintió.
—En el colegio de Magia donde estudio actualmente tiene la materia de Runas también, sin embargo es muy diferente de lo que aquí se enseña, las runas de sangre generalmente se utilizan en curación, éso es lo que estudiamos, pero aquí se deformó éso para dañar, si mira fijamente, las runas que Dumbledore utilizó se basaron en runas utilizadas para curar heridas graves, él lo reformó para causar heridas graves, la sangre fue un catalizador, todos aquellos que él consideraba enemigos serían atacados por las runas, por eso la sangre— un hechizo hizo copia de las imágenes y se repartió con rapidez a todo el tribunal, los susurros sobre la deformación de las runas sagradas de curación comenzaron a circular y los ojos sospechosos ahora se dirigían al viejo come caramelos de limón.
— Una vez llegamos al lugar donde mantenían prisionera a Madame Bones la cosa se puso peor, como el subdirector Snape les dijo, ella estaba drogada y semidesnuda en una incómoda cama a la que estaba atada con cadenas que suprimían su magia, en otra esquina de la habitación había una extensa investigación sobre collares rúnicos y cálculos de aritmancia para la creación propia de uno— Harry frunció el ceño —Había también ingredientes para pociones, el Maestro Snape mencionó que podría utilizarse para algún tipo de poción de control mental, mis conocimientos sobre pociones son básicos en el mejor de los casos, así que si el Maestro Snape dice que aquellos ingredientes podrían hacer una especie de Imperius líquido, le creo— otra ola de susurros se alzó y Dumbledore se veía cada vez más pálido. Harry apenas contuvo su sonrisa pero decidió continuar con su relato —Apenas la encontramos, decidimos llevarla a la enfermería mientras utilizabámos la chimenea de allí para llamar a los aurores, utilicé las protecciones del castillo para mantener a Dumbledore vagando por uno de los pasillos sin posibilidad de llegar a ningún destino ya que ése era el lugar donde se encontraba y parecía estar yendo en dirección hacia donde encontramos a Madame Bones, fue demasiado arrogante para siquiera considerar que lo descubriríamos algún día así que no se preocupó, sin embargo al ver a los aurores junto a mí, intentó escapar, de hecho, trató de iniciar un duelo, por suerte los aurores fueron rápidos y lograron desarmarlo, luego de éso se lo llevaron y nuestras preocupaciones fueron a Madame Bones nuevamente, quien apenas pudo, fue trasladada a San Mungo en compañía de su sobrina, Susan— terminó, los susurros nuevamente se alzaron alrededor de la sala, en el área del público, los reporteros se rompían los dedos tratando de escribir todo lo que sucedía.
—Antes de terminar, me gustaría decirles una última cosa, ésto es como ciudadano de la Gran Bretaña Mágica, ya no en carácter de testigo si me lo permiten— Rufus se giró hacia el Jefe Brujo Odgen quien asintió brevemente.
—Lo permitimos— respondió el fiscal.
—Señores, en éstos tiempos donde las mentiras de años salen a la luz, donde las acciones criminales de éste sujeto son descubiertas, les pido que no dejen que su estado como antiguo pilar de la luz influya en cualquier aspecto de su decisión, ustedes son los Lores y Damas del Wizengamot, representan a al pueblo mágico, representan la Ley, éste hombre pudo haber derrotado al mago oscuro Grindelwald antes, pero ya no le debemos nada, hemos pagado con creces su sacrificio, se ha beneficiado de ello, del poder que ha conllevado y aún sigue colgado de ésa antigua gloria para salirse con la suya. Señores, miren el expediente médico y piensen que la víctima podría haber sido sus hijos, sus nietos, podría haber sido un estudiante cualquiera de Hogwarts si él aún se desempeñara como director, no dejé que éso ocurra, ya no le debemos nada a éste hombre, ya hemos pagado nuestra deuda y él ya se ha aprovechado lo suficiente de nosotros, no dejemos que eso vuelva ocurrir, éste individuo... éste criminal jamás ha de estar por encima de nosotros, por encima de la ley— terminó su discurso, notando con cierta satisfacción que muchos asentían con la cabeza. Había utilizado su patriotismo así como el ego para que pudieran estar de acuerdo ¿Y no era éso lo que movía a ésos grandes idiotas sentados allí?
El ego de los hombres era una cosa poderosa, podría levantarlos fuerte como una montaña y podría destruirlos en un instante con la más suave de las brisas.
—Creo que deberíamos tomarnos un descanso antes de escuchar la declaración de la víctima, Amelia Bones— la fuerte voz de Tiberius Odgen llenó la habitación del tribunal —Tendremos un receso de media hora, aurores, lleven al acusado a una celda custodiada por dementores y con todas las protecciones que se les ocurran, es posible que intente escapar, y no dejaremos que nuevamente huya de la justicia, los demás, estaremos aquí en media hora nuevamente, si no se presenta igualmente continuaremos con el juicio, éste hombre enfrentará a la justicia hoy, ni más ni menos— el martillo impactó contra la madera y los aurores pusieron esposas que inhiben la magia alrededor de las muñecas de Dumbledore antes de llevarlo a los calabozos del Ministerio.
Poco a poco los miembros del Wizengamot empezaron a salir, seguidos del Ministro y de los reporteros, Harry esperó a que uno por uno salieran, esperando al lado del Director Flitwick y el subdirector Snape.
—Qué discurso tan Slytherin de su parte, Lord Potter— mencionó el pequeño director, notando la pequeña sonrisa que se alzaba en los labios del chico —Déjeme decirle que impresionó bastante a nuestro querido Severus aquí— le guiñó un ojo al adolescente que ésta vez no reprimió la gran sonrisa que tenía.
—Vivo para impresionarlo, señor— el maestro de pociones bufó por lo bajo y Harry sonrió con cariño, sus ojos verdes pasando a los habituales rosados cada vez que se encontraba demasiado absorto en su compañero.
—¡Ah! El amor joven— murmuró Flitwick, provocando que el pocionista se atragantara con su propia saliva.
—¿Qué demonios, Filius?— susurró por lo bajo con sorpresa, casi indignado, Filius tuvo la audacia de rodar los ojos con una sonrisa.
—Por favor, todo el mundo se da cuenta de cómo gravitan alrededor del otro— dijo sin más el medio gobblin, Severus alzó ambas cejas hasta casi el inicio de su cabello, pero el director solo se encogió de hombros, sin juzgar.
—Puedo ver que se hacen bien el uno al otro— y con éso terminó con el tema, salieron de la sala del tribunal con el resto de los testigos, pudo ver a algunos miembros de la orden merodeando (aquellos que no fueron asesinados por su padrino) por los pasillos cercanos, por lo que no dudo en echar un encantamiento de silencio a su alrededor y conjurar su patronus, escuchó a la gente jadear a su alrededor, Severus lo observaba en silencio pero con un brillo de orgullo en sus ojos, y Harry apenas y puede reprimir el hecho de acicalarse frente a su pareja, sin embargo con seriedad envío un mensaje a su padrino, la operación ''cerradura'' debería comenzar ya.
Pasaron aproximadamente quince minutos cuando tres jovenes aurores se acercaron a Lord Elphias Doge a su mesa en la cafetería del Ministerio; se encontraba hablando con Dedalus Diggle en voz baja, cuando los aurores llegaron a ellos, ambos tenían los rostros contritos, susurraron un par de cosas solo para que el hombre a quien informaron se pusiera mortalmente pálido, a su lado, Diggle se mostró inusualmente serio mientras se levantaban ambos para seguir a los aurores con prisa, Harry, desde el otro lado de la cafetería, solo pudo cruzar una breve mirada complacida con Severus antes de esconder su sonrisa tras su taza de té, su mesa estaba llena, con los las cabezas del club de la cámara y el director y sub director así como Madame Pomfrey, todos ellos en calidad de testigos sobre lo acontecido. Madame Bones yacía en otra mesa con Susan pupulando a su alredor como una madre gallina, un par de aurores la custodiaban en caso de que algo sucediera, el Wizengamot lo encontró excesivo, pero Amelia había insistido, estaba lejos de sentirse segura estando tan cerca del hombre que la había torturado.
Los minutos seguían pasando y Doge seguía sin aparecer, faltando cinco minutos para el reinicio del juicio y con todos volviendo hacia las mazmorras, Harry logró cruzar miradas con Diggle, quien parecía pelear en susurros con Alastor Moody.
Para cuando fue el momento de ingresar a la sala del tribunal, la noticia del asesinato de la esposa de Doge ya circulaba entre la multitud, él no había vuelto, y Diggle se veía nervioso desde las gradas para el público. Una vez se reanudó el juicio, Dumbledore llegó con la cabeza en alto y sus brillantes ojos azules sorprendentemente relajados, desde luego todo ello se echó perder una vez vio que Doge no estaba entre los miembros del Wizengamot, su mirada rápidamente se volvió hacia el público donde cruzó miradas con Diggle quien con una cara mortalmente seria negó con la cabeza.
El rostro de Dumbledore ya no se veía tan confiado mientras el último de los miembros del tribunal tomaba asiento, sin embargo mantuvo algobde esperanza, siempre habría alguien para él ahí afuera, y fue así que un auror se acercó al Jefe de Brujos Odgen y al Fiscal y auror Mayor Rufus Scrimgeour y lo habló por unos momentos en voz baja; probablemente informando acerca de la situación en la mansión familiar Doge, para Harry era una verdadera pena que siguieran ocurriendo muertes así, derramándose sangre mágica de ésa manera, pero es la guerra, y la esposa de Doge fue una mujer lo suficientemente mayor como para vivir solo con un tiempo prestado, la mujer era otra tonta oveja detrás de Dumbledore, no aportó absolutamente nada al mundo, no realizó investigaciones que revolucionaron su mundo, no fue una sanadora que salva vidas o una pocionista que ayudaba, no era absolutamente nada más que la esposa trofeo para la que fue criada, sin más aspiración que la de sentarse siempre detrás suyo y ocultarse bajo la sombra de su ''gran marido'' mientras criaba hijos como ganado.
No fue una gran pérdida puesto que había hecho todo para lo que su familia la había adoctrinado, tuvo hijos, su legado estaba hecho.
Harry cruzó miradas con Dumbledore, sonrió de manera oscura con sus rojos... del mismo color que la sangre vieja, reconoció el momento exacto en el que se dio cuenta de todo lo que ocurría a su alrededor, se deleitó en su desesperación y su sonrisa se ensanchó aún más mientras el juicio iniciaba de nuevo, sin siquiera una segunda mirada al lugar vacío de Doge.
Doge que había sido prácticamente la última esperanza de Dumbledore. Siempre era bueno ver caer a los grandes y no había duda de que el viejo de mierda lo fue en su tiempo, pero ya era hora que la siguiente generación se enalteciera, éste era el momento de su padrino.
La era de Lord Voldemort comenzaba al término de éste juicio.
Todo quedó en silencio una vez que Madame Amelia Bones comenzó su relato, su mago de Ley; el hijo de Lord Yaxley le pidió que hablara con lo que se sintiera cómoda, no tenía que revelar más de lo que quería si la hacía sentirse mal, tenían suficiente evidencia como para que Dumbledorr fuera sentenciado, su declaración era una mera formalidad en realidad, así que ella habló, habló sobre una profunda investigación de los crímenes anteriores de Dumbledore, las discrepancias en las arcas de Howgarts, de los contratos matrimoniales, así también sobre la pista que llevaba del asesinato de los Greengrass hacia el hombre, entonces decidió enviar una carta para concertar una interrogación aprobada por tanto el departamento de aurores como por Dumbledore mismo como el sospechoso, carta que quedó registrada en la libreta en la que Amelia siempre anotaba todo lo que hacía en el trabajo y fue entregada como evidencia, luego habló de como tres días antes de ése interrogatorio fue interceptada dentro mismo del Ministerio antes de ir a casa tras una larga jornada de trabajo.
Habló sobre una habitación apenas iluminada hecha de piedra, habló del frío que sintió durante mucho tiempo, había sido torturada en ése lugar. Habían roto su varita y la habían dejado en la fría habitación oscura, donde solo podía gritar o esperar sentada que el momento de su muerte llegara.
Pero Amelia no era otra cosa sino una guerrera, había luchado todo lo que pudo, intentó usar la astucia, la inteligencia e incluso la fuerza física para salir, solo para recibir unas esposas que inhibían su magia y pociones que nublaban su mente mientras la despojaban de su dignidad como bruja, como ser humano.
Nadie en el tribunal la había interrumpido, observaron silencio como las lágrimas caían sobre el pétreo rostro de Amelia mientras les decía todo lo que vivió, todas las veces en la que maldiciones y hechizos de tortura impactaron contra su cuerpo.
—Le gustaba regodearse— murmuró tras un breve silencio —Deliraba con cosas sobre como Voldemort había regresado y que él era el único que podría derrotarlo ya que su arma se había desviado— su mirada ahora se encontró con la de Harry y el chico trató de sonreír pero salió más como una mueca.
—Hablaba sobre como Harry Potter se volvió contra él y seguía los pasos de su padrino— la mandibula del muchacho se apretó pero más allá de éso no hubo cambios en su rostro —Hablaba de una poción que lo traería de regreso a su lado, hablaba sobre como todo volvería a ser como antes, estaba loco—
El tenso silencio envolvió las mazmorras con pesadez, los miembros del tribunal se miraban unos a otros antes de desviar su atención a Dumbledore quien permanecía obstinadamente estoico en la silla del acusado, sin embargo, bajo la horrible túnica que traía, sus manos ocultas temblaban con temor por lo que parecía avecinarse.
—No sé cuanto tiempo había pasado, no tenía un sentido real del tiempo, pero en algún momento empezó a murmurar acerca de lo demasiado fuerte que era Harry, y Voldemort a su vez— la mirada de Amelia se detuvo en Harry por un momento antes de pasar al viejo come caramelos — Si quería ''salvarnos'' de ambos debía obtener poder, pues el suyo mermó considerablemente, o tal vez no y solo Harry era absurdamente más poderoso, entonces pensó en muchas formas de obtener poder, pociones de rejuvenecimiento, de fuerza, de ingenio, hasta que me vio como un material más de pociones— hubo otra pausa y Amelia se abrazó un poco a sí misma —Me quitó la ropa y examinó todo mi cuerpo en busca de cualquier defecto, examinó mi magia y comenzó a murmurar sobre runas y un collar, cuando él se iba nuevamente trataba de ver qué era lo que realmente hacía, no podía alejarme más que unos dos metros de la cama en la que me encontraba, nunca había visto cómo se fabricaba un collar rúnico hasta que vi aquellos libros que apestaban a magia oscura en su escritorio, poco tiempo después comenzó a escribir las primeras runas en mi cuello, las talló con una daga de plata mientras me tenía atada a la cama, lo último que recuerdo fue que me desmayé por el dolor, sabía que debían pasar al menos tres días antes de la siguiente cadena de runas pero antes de éso los profesores y Lord Potter aparecieron—
Hubo otro silencio ensordecedor en la sala del Tribunal y durante unos minutos nadie dijo nada, a pesar todo, no hubo nadie que hiciera alguna pregunta para profundizar su declaración, Amelia se veía profundamente afectada y varios de los Lores dentro del Wizangamot podían sentir empatía por ello, a nadie le gustaba perder su propia voluntad y no tener poder por su propio cuerpo, por lo que solo agradecieron a la mujer por sus palabras y la dejaron volver a su asiento, Harry la ayudó a sentarse en uno de los bancos y el subdirector Snape al lado de él ofreció una poción calmante que ella tomó y agradeció, el siguiente a pasar a declarar fue Dumbledore, ésta vez como acusado nuevamente.
—Se solicitó Veritaserum para éste juicio, sin embargo, si el acusado se niega no podremos utilizarlo— un murmullo de desaprobación se alzó —¿Desea que se utilice poción de la verdad para su declaración, Señor Dumbledore?— preguntó el fiscal, sentado en la incómoda silla y rodeado de cadenas, Dumbledore con rostro inexpresivo negó con la cabeza.
—No, no lo deseo— varios personas apretaron los labios, pero era imposible obligarlo a que tome la poción.
—Muy bien, pasemos a las preguntas, fiscal Scrimgeour, éstos son los documentos, proceda por favor— Cornelius habló con un rostro inusualmente serio y dio paso al Auror Mayor quien comenzó con el interrogatorio.
—Señor Dumbledore— comenzó —¿Fue usted quien envío a un elfo doméstico a las instalaciones del Ministerio para que se llevara a Madame Bones al Castillo de Hogwarts?— el viejo de mierda le dio una sonrisa condescendiente.
—La señora Bones afirmó que estaba bajo los efectos de pociones, no podría realmente cre...—
—No le preguntamos éso, Dumbledore, limítese a contestar a la pregunta que se le realizó con un sí o con un no— fue la rapida interrupción de Lord Nott.
—Además, según los registros, Amelia Bones declaró estar bajo efectos de pociones solo después de varios días de su cautiverio, no antes— ésta vez fue Lord Fawley quien hablo y la sonrisita de come mierda de Dumbledore desapareció, sus labios se apretaron y permaneció en silencio.
—¿Responderá la pregunta?— presionó el fiscal.
—No— fue la resuelta respuesta y varios miembros del Wizengamot alzaron una ceja de incredulidad.
—¿No responderá la pregunta o no fue usted quien secuestró a Amelia Susan Bones?— volvió a preguntar Rufus.
—No fui yo—
—Señor Dumbledore, tenemos una gran catidad de evidencia que apunta a usted como autor de varios crímenes, tenemos tanto testigos vivos como muertos de lo sucedido, usted fue aprendido dirigiéndose al lugar del crimen donde no solo estaba la víctima de sus perversiones. Sino que también varios objetos personales suyos que lo ubicaban en el lugar de los hechos— el rostro de Albus seguía inexpresivo pero la palidez mortal que presentaba parecía delatar su sentir, como si recién ahora pudiera dimensionar que ésta vez no había una salida para él —Y ahora está aquí, aprovechándose del sistema de justicia mintiendo en su declaración oficial, usted debe estar admitiendo sus crímenes o defendiendo su caso, Señor Dumbledore, no está haciendo nada de éso— Rufus se veía profundamente indignado del hecho de que el viejo ni siquiera haya intentado defenderse, pretendiendo utilizar solo su máscara de abuelo con ése tonito de ''yo lo sé mejor que tú, hazme caso''.
Ni siquiera había contratado un abogado, pensando que no necesitaría uno y que solo podría salirse con la suya. ¡La audacia!
Más de uno estaba indignado y personalmente atacado por la falta de seriedad del hombre ante acusaciones lejos de ser menores.
Desde su lugar en las gradas, Harry Potter apenas podía contener la satisfacción de ver a Dumbledore y su pequeño castillo de naipes comenzar a desmoronarse, poco a poco, su máscara iba resquebrajándose y cuando cruzaron miradas Harry ni siquiera dudó en regalarle uns sonrisa depredadora, Dumbledore abrió un poco más los ojos antes de que la determinación se apoderada de sus rasgos, Harry se irguió y pasó una mano por las rodillas de Severus llamando su atención.
—Ésto está por ponerse interesante— le susurró al pocionista, mientras que Dumbledore puso su mejor cara de abuelo preocupado.
—Señores, me temo que todo ésto es un muy horrible mal entendido— su voz sonaba sacarina y sus ojos brillaban, pero de alguna manera, más de uno lo comparó con la Sub Secretaria del Ministro —Amelia siempre fue una mujer muy dedicada a su trabajo, al punto incluso de descuidarse a sí misma, el departamento de aurores ciertamente puede ser un lugar de trabajo muy estresante para cualquier mujer, el cansancio pudo hacer de las suyas en su frágil cuerpo— la gran mayoría de las mujeres dentro del Tribunal se enderezaron como resortes y le lanzaron sus peores miradas a Dumbledore por incluso insinuar que Amelia Bones tenía de alguna manera un cuerpo frágil o dar a entender de que no era capaz de mantener un trabajo dentro del departamento auror.
—Es verdad que acordé reunirme con ella rn carácter oficial para un interrogatorio, que ella desapareciera unos días antes fue una muy mala coincidencia— continuó, ignorando los rostros con el ceño fruncido de la gran mayoría —Además, sé que en el Ministerio no hay protección contra los elfos domésticos y en Hogwarts tampoco, cualquiera pudo haber secuestrado a la pobre Amelia en uno de sus peores momentos y llevarla al colegio, esos libros pudieron ser convocados y mi letra pudo ser falsificada así como mi propia persona, estoy seguro de que todos aquí conocen la poción multijugos, imitar a alguien es muy fácil— el viejo hombre les dio una sonrisita cansada con sus ojos brillando como locos por hacer tan buena defensa.
—Está siendo tan absurdamente condescendiente— murmuró por lo bajo Harry para Severus y Amelia, quienes estaban sentados a cada lado suyo y ambos adultos asintiendo apenas.
—Las runas de de sangre y el collar rúnico... bueno, ciertamente no creerías que como un señor de la luz podría hacer tal despliegue de magia oscura— continuó el viejo, sin embargo, el mago de ley que defendía a Amelia, hasta ahora silencioso levantó una de sus manos, su varita apuntando al cielo, un suave Lumos parpadeando en la punta.
—¿Desea agregar algo, Mago de Ley Yaxley?— mencionó Rufus interrumpiendo lo que obviamente Dumbledore pensaba era una defensa genial, pero sonaba más a mierda condescendiente de ésas dichas con tanta dulzura falsa que hasta te dejaban con los dientes podridos a pesar de su falsedad.
—Sí, según su declaración anterior, el Señor Dumbledore afirmó ser un señor de la luz, pero siendo Lord Potter amigo de la nación gobblin, solicitó documentos importantes que solo le serían entregados a él— dejó que la noticia de relación cercana con los gobblins se asentara antes de continuar —Durante ésta mañana, ya suponiendo que el acusado de alguna manera utilizaría ésos títulos a su beneficio, pedimos; tanto Madame Bones como Lord Potter y yo una copia del pergamino que revela a los últimos diez señores de la luz y la oscuridad— Amelia asintió, respaldando lo que su defensor decía y Harry miró divertido el rostro pálido del Dumbledore —En ellos nunca aparece el Señor Dumbledore, ni siquiera posee la marca de Merlín; que fue el primer señor de la luz, además, durante aproximadamente el último siglo y medio, los candidatos a señor de la luz han ido desapareciendo de maneras misteriosas antes de tomar su manto— un pesado silencio se instaló —Si mira entre sus documentos lo verá, hecho en papel de la verdad y con el membrete oficial de Gringotts—
El fiscal rápidamente comenzó a buscar dicho documentos hasta que lo encontró luego de casi dos minutos de buscar entre tanto papeleo, lo leyó con rapidez abriendo más y más los ojos a medida que avanzaba en la lectura, realizó una copia que volvió a enviar a cada miembro del tribunal y miró de nuevo al mago de ley Yaxley.
—Éso significa, que Dumbledore mintió... otra vez— dijo contundentemente, ésta vez ni siquiera se molestó en usar la cortesía y el respeto llamándolo señor de nuevo —Él puede ser bastante capaz de usar magia oscura si lo desea y tengo entendido también que el departamento de aurores realizó un examen a la sangre de las runas hechas, ¿Me supongo que la sangre utilizada fue del creador de dicha runa, no? Y que dicha runa sangrienta, que es, de hecho, una magia oscura ilegal, también está entre los cargos contra Dumbledore— el mencionado se removió incómodo en la silla, listo para salir a defenderse, pero Rufus se adelantó.
—De hecho, según las pruebas hechas, la sangre utilizada en las runas es del acusado— su mirada indiferente se centró en viejo sentado en medio del tribunal.
—Miembros de éste noble tribunal, por favor les pido que tengan a consideración que ésta no es la primera vez que el Señor Dumbledore miente durante éste juicio antes de dar su veredicto— el mago de Ley Yaxley se dirigió ésta vez al Wizengamot, viendo con regocijo como varios de ellos asentían a su comentario, Yaxley reprimió una sonrisa cuando la viuda Longbotton pidió permiso para hablar y le fue concedido.
—Señor Dumbledore, creo que usted no está entendiendo el peligroso predicamento en el que se encuentra, y no solo intenta mentir en éste tribunal, sino que hay suficiente evidencia condenatoria contra usted, así que si no dirá al menos algo verdadero para defenderse, le sugiero que no hable y nos deje mediar sobre el veredicto, éste juicio ya se alargó lo suficiente y no ha dicho absolutamente nada para ayudarse a sí mismo— el sonido de las plumas rasgando el pergamino era lo único que podía oírse en la sala. Los periodistas que a los que le fueron permitidos el acceso escribían con furia en sus pequeñas libretas, era una suerte qur Skeeter no fuera una de ellas, pero Harry podía ver en los ojos del viejo Dumbledore como todo parecía desmoronarse ante él.
—¿Tiene algo que decir en su defensa, Señor Dumbledore?— preguntó Rufus Scrimgeour, el acusado apretó los labios, el viejo pensó que tal vez hubiese sido mejor tener a un mago de Ley a su disposición, sin embargo, era orgulloso, por lo que no se permitió amedrentar, y con la barbilla levantada miro al fiscal con desafío.
—Soy inocente— declaró —Inocente hasta que se demuestre lo contrario, todas las pruebas que han mostrado aquí al tribunal no han sido más que circunstanciales, se pudieron haber puesto para incriminarme— Rufus frunció el ceño.
—Y sin embargo se niega a ser interrogado bajo la poción de la verdad, no puede culparnos por leer las evidencias y acusarlo, usted no está siendo completamente sincero y ya de descubrió su flagrante mentira hace solo unos minutos—
—No puede obligarme a tomar la poción de la verdad— dijo con fuerza Dumbledore, su ceño fruncido y su rostro pálido.
—Y usted no puede decirnos cómo interpretar las evidencias en su contra, usted es el acusado, tenemos testigos, una cantidad absurda de ellos así como evidencia incrimitaroria, si no está dispuesto a someterse al veritaserum, no está en posición de exigirnos nada— Replicó el fiscal.
—Pues yo exijo que se haga justicia para mí— dijo con todo el descaro que pudo reunir, aunque bajo ésa capa de confianza sin fundamentos estaba realmente nervioso.
—¿Está usted tratando de insinuar algo, Señor Dumbledore?— Rufus entrecerró en su dirección.
—Solo pidiendo que el tribunal no se deje influenciar por factores externos como la opinión pública o personajes importantes a la hora de tomar decisiones— se podría haber escuchado el sonido de un alfiler cayendo si hubiera sucedido. Los rostros de varios sino de la mayoría del Wizengamot se veía indignado, Dumbledore reprimió una mueca, aquello tal vez podría haberse dicho de mejor manera, sin embargo estaba hecho, no fue la mejor decisión y odiaba el hecho de que aparentemente no podía decir absolutamente nada de lo que pasó la noche anterior, el solo pensamientos de delatar las acciones de Harry Potter y Tom Riddle en su contra dentro de las celdas de detención le provocaba un profundo dolor de cabeza, no podía arriesgarse a morir ahora por ello, por que estaba seguro de que cuando llegase el momento de trasladarlo sería rescatado por sus seguidores y puesto en un casa segura en la espera de que los ineptos del Ministerio se dieran cuenta de que habían tomado la peor decisión que podían. Él era su salvador, viendo que el maldito niño Potter se había puesto del lado de su odiado tío, era su deber acabar con ellos y recoger las recompensas.
—Aurores, acompañen al Señor Dumbledore a una celda de detención mientras deliberamos— al menos cuatro aurores aparecieron, siguiendo las órdenes dadas por el Ministro Fudge, llevando a Dumbledore a una de las celdas más cercanas a la sala donde se llevaba a cabo el juicio.
Durante todo el camino, pensó en lo que le esperaría durante las siguientes semanas, sería considerado un fugitivo de la ley y crucificado por la prensa para el disfrute de las masas, se mantendría oculto, incapaz de defenderse pero una vez que la guerra toque en sus puertas; una vez qur mueran sus familiares, sus amigos, sus conocidos, cuando ataquen el Ministerio mismo, allí sus gritos desesperados irían hacia el, en busca de ayuda, y él, siempre generoso los ayudaría.
Harry Potter podría haber ganado ésta batalla para Voldemort, pero él ganaría la guerra.
Sus ojos abrieron enormemente una vez que el veredicto fue dicho. No, simplemente no podrían haberle hecho éso a su salvador ¡Era él quien los salvaría!
¿Cómo se atrevían? ¡¿Cómo se atrevían éstos simples humanos, éstos corderos a condenarlo?!
Del puro shock de ser condenado al beso del dementor, dejó que las esposas que inhiben su magia fueran puestas de nuevo en él, cuatro días, le habían dado cuatro días en azkaban antes de que fuera ejecutado con el beso. Se sintió arrastrar por los pasillos hasta llegar a la conexión flú que utilizaban para los condenados a la prisión, y solo cuando faltaban unos metros para llegar notó que nadie se había acercado para ayudarlo, con ojos desquiciados miró en todas las direcciones, Doge y Diggle no estaban por ningún lado, Alastor tampoco estaba a la vista, intentó crear un escándalo, dio empujones fuertes hacia los aurores para ralentizar su caminata a la chimenea, lanzó gritos y trató de golpearlos con sus manos esposadas, y de hecho, logró conseguir algo de tiempo, pero de nada sirvió.
Ninguno de sus seguidores estaba allí, ninguno de ellos vino a rescatarlo.
Había sido abandonado.
Dio un último vistazo al lugar donde se encontraba, y allí, en medio del lugar, rodeado de sus seguidores estaba un sonriente Tom Riddle, su rostro apenas había envejecido y seguía igual de hermoso que en su juventud, a su lado estaba Harry, su rostro lleno de satisfacción y al lado de el adolescente estaba Severus, con una mueca que apenas ocultaba su sonrisa. Todos ellos allí, sin que nadie los mirara más de dos veces, escondidos a plena vista, se regodeaban de su desgracia.
Un último grito desgarrador fue lo que escucharon antes que Dumbledore fuera absorbido por las llamas verdes.
La guerra dio comienzo a su etapa final.
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