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26 Campamento.

-Buenos días.

-Bu... buenos días Jack.

Su mirada se dirige a mi boca, yo sigo estática, cautivada por su aroma.

Retira una de sus manos de mi espalda para acariciarme con el pulgar la mejilla.

-Keira...

Cierro los ojos ante su contacto. Me da tranquilidad pero... ¿puedo confiar en él?

Al abrirlos su mirada ha cambiado. De ser tierna ha pasado a una de deseo.

-Mejor me levanto. No soy muy racional teniéndote tan cerca.

¡¿Qué?! ¿Y por qué será que me siento rechazada ahora mismo?

El hechizo del momento se rompió. Me incorporo.

-¿Preparada para el día que te espera?

- Sí, eso creo. ¿Vas a ser muy duro conmigo?

Jack se ríe por lo bajo. Pequeñas arrugas se le forman entorno a los ojos. Se nota que no lo hace a menudo.

-Sólo lo necesario. Será mejor que nos vayamos vistiendo, tenemos que salir en breve.

Se levanta de la cama, ahora que es de día puedo ver mejor su espalda definida y ese torso que está para... Oh cielos, cómo están mis hormonas.

-Jack.

Se da la vuelta para mirarme justo antes de abrir la puerta.

-Dime.

-Gracias. Por pasar la noche conmigo.

-¿No más pesadillas?

-No -lo cierto es que dormí muy bien.

-Me alegro -sonríe de medio lado- te esperaré abajo.

Asiento y sale al pasillo cerrando la puerta a su paso.

Lo primero que hago nada más levantarme es comprobar que el libro sigue en el sitio que lo dejé anoche, bajo el colchón.

Y lo escondo en otro lugar. Uno que sea difícil de encontrar.

Una vez vestida voy a la zona donde tienen algo de comer. Pero nada más ver la comida se me quita el hambre de golpe.

-Esto es asqueroso...-digo mientras remuevo una especie de argamasa compacta de avena.

-¡Keira!

Me doy la vuelta y Jack me lanza una manzana. Casi se me cae de las manos.

-Buenos reflejos.

-¿Es mi primera lección? ¿Coger manzanas al vuelo?

-No. Ése es tu desayuno. Sé que no te gusta la comida que hay por aquí... y bueno, te traje una manzana.

Miro la manzana que tengo entre mis manos. El tiempo que llevo aquí es la primera fruta que veo.

-Gracias.

Le doy un mordisco. ¡Oh Dios, qué dulce y sabrosa! Muerdo y mastico mientras hago ruidos de placer sin poder evitarlo.

-Si ésta es la reacción que tienes, prometo traerte una cada mañana.

Con un trozo en la boca y sin poder decir nada noto cómo me voy poniendo roja poco a poco.

Jack da unos pasos quedándose frente a mí y me dice al oído:

-¿Te he dicho alguna vez lo guapa que estás cuando te sonrojas?

-¿Interrumpo algo?

Me separo de Jack de golpe. Shane entra y coge un bol con avena.

-¡Eh, no es justo! Ness está convaleciente y le tengo que llevar esto y ella tiene una manzana.

Miro mi manzana, bueno lo que queda de ella, me siento culpable.

-No es asunto tuyo. Por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte aquí? Eres un Johnson y no me fío de ti.

-Sí, mi apellido es ése, pero ni se te ocurra compararme con nadie de esa familia. Me quedaré hasta que Ness diga lo contrario.

¿Es cosa mía o Shane está interesado en Ness?

-Ella no manda aquí yo sí.

El ambiente se tensa, mejor digo algo....

-¿Queréis dejar de discutir como niños? Shane, ¿cómo está Ness?

Intento cambiar el tema.

-Mejor. Es una cabezota, quería levantarse, pero le insistí en que no lo haga hasta mañana al menos.

Jack está enfadado y no sé si es por la interrupción o porque Shane le saca de quicio.

-Le haré una visita cuando volvamos -miro a Jack - ¿Nos vamos?

-Sí, será lo mejor.

-Hasta luego Shane -digo mientras voy tras Jack.

-¡Que lo paséis bien! -Se han enterado hasta los de Santa Mónica.

Salgo y veo que Jack ya está subido a su moto.

-¿Te llevo o llevas la otra?

-Me llevo la pequeña. Tengo que acostumbrarme.

Jack levanta una ceja. Me río con su gesto.

-¿Pequeña?

-Me dijisteis que se llamaba así.

-Sí. Kei la llamaba así. Decía que era de la única que se fiaba.

Intento descifrar qué esconde su mente, pero nada. Ni un solo tic que me diga qué piensa ahora.

–Keira, ¿nos vamos o te me quedas mirando todo lo que queda de día?

-Ah... voy.

El viento azota mi rostro con fuerza. Persigo a Jack durante lo que parece una eternidad. Seguro que me dolerá el culo cuando me levante.

Me hace un gesto con la cabeza y nos metemos en una zona difícil de manejar.

-Esconde la moto, seguiremos a pie.

Le obedezco, nada más bajar llevo mi mano a la zona afectada.

-¿Necesitas ayuda?

-Ja.ja, muy gracioso.

Estamos en una zona con vegetación abundante, una especie de bosque.

-¿A dónde me llevas? Estamos muy lejos de Westlake.

-Es donde entrenamos a los novatos cuando quieren unirse al grupo.

-¿Tengo que pasar pruebas o algo por el estilo?

El paso de Jack es acelerado, casi no logro poder andar y hablar a la vez.

-Querías que te entrenará, ¿no?

-Sí -como siga así me quedaré sin aire pronto.

-Ya llegamos.

Una pequeña cabaña está a la derecha. Unos sacos de arena cuelgan de la rama de un árbol.

-Estaremos aquí el tiempo que haga falta hasta que hayas aprendido lo suficiente.

-Espera. ¿Cómo que estaremos aquí? ¿No volvemos a la cueva?

-No.

Por lo menos guardé el libro en un buen sitio. Oh espera, Jack y yo solos en mitad de un bosque...

-Si has cambiado de opinión podemos volver, tú decides.

¡Será...! Si se piensa que me voy a echar atrás es que no me conoce.

-¿Por dónde empezamos?

Jack sonríe ante mi frase como si estuviera orgulloso. Y eso hace que me suba el ánimo.

-Entremos y te lo contaré.

La cabaña es pequeña pero acogedora. Mucho más que la cueva.

Dos dormitorios y una sala con cocina muy, muy, pero que muy rústica. Tanto que me da la sensación de estar en el lejano oeste. Una bomba de agua me lo confirma.

-¿Y el aseo?

Digo mirando las paredes a mi alrededor y descubriendo que no hay más puertas que las de los cuartos.

-No hay.

–¡¿Qué?! ¿Cómo voy a...? Bueno ya sabes a lo que me refiero -digo avergonzándome yo solita.

-Fuera hay un bosque. Y no muy lejos una laguna para bañarse.

Me siento en una silla y suspiro indignada. Esto no es lo que me esperaba.

-Keira.

-¿Qué?

Jack coge una silla y se sienta a mi lado. Se pone serio...muy serio. Oh, el profe llegó.

-Si quieres realmente saber defenderte empezaremos por lo básico. Puntería, equilibrio y agilidad. ¿Tienes nociones de lucha?

-¿Dar una patada en las pelotas se considera lucha?

Veo cómo reprime una carcajada y yo intento no reírme de él.

-No...

-Pues entonces no.

-De acuerdo. El cuarto de la derecha es el tuyo. Dentro tienes ropa para cambiarte, empezaremos en una hora.

Me levanto de mi "comodísima" silla, doy cuatro pasos contados hasta la puerta de madera, en cuanto giro la manija... me dice Jack:

-Lo más seguro es que tengamos una guerra en breve. No quiero que salgas herida.

-Ya me han herido –le contesto con tristeza.


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