22. Entrega.
Acabo de quitarle la vida a un ser humano. Una persona que no dudaría en matar a Matt o a cualquiera de nosotros sin ningún remordimiento, sin embargo no soy capaz de pensar en qué me he convertido. Ni sé cómo se llamaba.
-Keira, ¿estás bien?
Veo preocupación en la mirada de Matt. Me retira un mechón de pelo que tengo suelto y lo coloca detrás de mí oreja esperando que le diga algo.
Trago saliva e intento ser lo más sincera posible.
-Lo estaré... eso creo.
Me fijo en que estamos fuera del despacho, vamos andando por el pasillo. Cómo salí de él, no me di ni cuenta.
Jack está con nosotros, nos mira y aprieta sus puños, en un momento cierra y abre los ojos, se gira, mira hacia otro lado.
-¿Dónde está Shane y Ness?
- Shane se la llevó a la cueva para curar sus heridas. Esa chica es una cabezota, no quería marcharse, mi primo no le dio muchas opciones.
-Estamos aquí por el libro, dejad la charla para cuando salgamos vivos de aquí -la voz dura de Jack me duele, yo nunca quise hacerle daño.
Caminamos un rato más entre pasillos y puertas, todas me parecen iguales.
Un soldado hace aparición y Jack le lanza su daga antes incluso de que pueda gritar, hablar o reaccionar.
Al llegar hasta él se agacha y la retira del cráneo del chico.
-Es aquí.
No sé qué tiene de especial esta puerta frente al resto.
Matt me indica que me aparte de la entrada. Intenta abrirla pero está cerrada.
Dispara contra la cerradura una serie de balazos y después con todo su peso arremete contra ella. Ésta se abre.
-Pasad parece que no hay nadie.
Es un despacho normal, no parece gran cosa. Miro las estanterías, Jack revisa el escritorio.
- Kei, no lo pondría a la vista.
Es cierto.
Como si de una epifanía se tratara, voy directa al escritorio que revisa Jack, me colocó de rodillas y retiro los tres cajones que hay y miro al fondo en el hueco.
Estiro mi brazo lo máximo para llegar.
-¡Tengo algo!
El libro....
Lo acaricio con la palma de mi mano mientras pienso en lo difícil que ha sido dar con él.
Es de bastantes páginas y pesa un poco, su tapa es de cuero negro, en relieve tiene el ojo de Ra. Cosa de lo más absurda.
Con intención de abrirlo y ver qué tan importante es su contenido meto un dedo entre las páginas.
-No -me dice Jack tocando mi muñeca para que no lo abra.
Al darse cuenta de su contacto con mi piel la retira y lleva su mirada al suelo.
-No lo abras, es peligroso que sepas su contenido.
Me levanto del suelo donde estoy agachada con Jack, el escritorio nos daba un refugio de lo más privado.
-¿Ya lo tienes?
-Sí.
-Pues larguémonos de este infierno, tenemos una cita con Radu.
Matt parece ansioso de salir al encuentro con Radu. Yo por mi parte sólo quiero olvidarme de todo esto, aunque sea por un par de horas.
Salimos del complejo con un par de cadáveres más a nuestras espaldas. Jack da el aviso de retirada a los pocos chicos que quedan en pie. Meto el libro dentro de mi cazadora de cuero y subo la cremallera.
Busco la moto de Kei y menos mal que sigue en el sitio donde la dejé.
-¿No quieres que te lleve en la mía?
-No gracias, prefiero conducir.
-Radu nos estará esperando. Será mejor que nos pongamos en marcha.
-Os sigo -Jack aparece montado en su moto.
-No -dice Matt. - Si nos ve llegar contigo pensará que es una emboscada.
Tiene razón.
-Jack, Matt tiene razón. Será mejor que vayamos solos.
Baja de la moto con bastante enfado, se acerca a mí y me dice al oído.
-No me fio de ningún Johnson y tú tampoco deberías.
Echo mi cabeza hacia atrás, no me gusta cómo habla de Matt.
-Nos veremos en la cueva cuando terminemos con la entrega.
-No me da buena espina Keira -me da un beso en la sien, noto cómo me pasa un cuchillo que esconde entre mi espalda y la ropa. Se monta en su moto, no sin antes darle un mensaje a Matt.
-Se acabó la tregua, Johnson.
La sonrisa que le lanza Matt es perturbadora.
-Tomo nota.
El viaje en moto me ayudó a despejar la mente, incluso puedo admitir que me ha gustado sentir el viento contra mi cara, el manejar a mi antojo, la velocidad y el rugir del motor entre mis muslos.
La cabaña donde estuve la última vez con Leo y Radu no queda muy lejos. Al llegar me fijo que Radu está en el porche esperando por nosotros, fumando un apestoso cigarro.
Leo sale por un lateral apuntando con el rifle en alto.
-Baja el arma Leo, no es necesario.
-¿Traes el libro? -Radu no espera se le ve ansioso.
Doy un paso al frente.
-Sí.
Abro mi chaqueta, meto la mano, Leo hace un gesto con el rifle para que la saque, quizá se piense que llevo una pistola.
-Ya lo hago yo...
-Matt, ven - Matt se aleja de mí dejándome sola con Leo, bueno, está a cinco metros, pero es distancia suficiente como para no sentirme cómoda.
El tacto de Leo en mi piel me da náuseas. Aprieto los dientes, tarda más de lo necesario y aprovecha para tocarme el pecho.
No lo aguanto más cerca de mí. Le escupo en la cara.
-¡Eres una zorra! -me da una bofetada haciendo que mi cara se dé la vuelta.
Llevo la mano a mi mejilla la cual en este momento arde.
-Leo, déjala...
-No me digas que ya caíste, hermanito.
-Los dos dejad las charlas para otro momento. Leo, trae de una jodida vez el puto libro.
Leo se aparta de mí y me quedo sola enfrente de los tres. ¿Por qué Matt está a su lado?
Radu lo observa, lo acaricia, pero no lo abre. Es como si le tuviera respeto. Ahora caigo, el libro no es suyo, es de Vladimir. Ni él se atreve a saber su contenido.
-¿Lo abrió? - le pregunta Radu a Matt.
-No.
-Has logrado un buen trabajo -le dice a Matt, mientras da leves caricias a la cubierta del libro -. Ahora termínalo y acaba con ella.
No puede ser cierto lo que escucho.
-Nos puede ser útil Radu...
-No me hagas reír, deja de pensar con tu polla y termina lo que empezaste. Sólo te pedí que la sedujeras para que nos llevara hasta el libro. Ahora hazlo o no te entregaré el distrito centro.
-Matt ¿de qué está hablando?
El corazón me va a fallar, estoy convencida. Esto no me puede estar sucediendo, no... no puede... Matt... no lo hará... él me ama... Yo lo amo.
Matt saca un arma y me apunta con ella.
-Lo siento mucho, muñeca. El plan no era hacia ti, debía ser Kei.
Me ha utilizado. Una rabia primitiva se apodera de mi ser.
-No vuelvas a llamarme muñeca en tu vida, cabronazo.
Llevo mi mano a la espalda. Si me va a matar no me iré sin luchar. Rozo el mango de la daga.
-Lo lamento mucho. Pero sólo son negocios.
¡Negocios! ¡Yo. No. Soy. Un. Negocio!
Sin remordimiento alguno lazo el cuchillo, acertando de lleno.
-¡Ah!- Radu se agarra sus partes.
Leo levanta el rifle. Sé lo que me espera y no tengo miedo. Sólo odio.
Escucho un grito de lucha de lo más característico. Jack está aquí y con él llega mi única esperanza de salir viva.
-¡Keira, corre!
-No me iré sin ti, Jack.
-Vete. No quiero que veas cómo acaba esto.
Mierda.
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